El mundo estaba lleno de gente buena y gente no tan buena, esta vez vamos a centrarnos en estos, aquellos con poca suerte en la vida, llenos de desgracia y desilusión, aquellos que la vida no les sonrió demasiado y, en cambio, se ríen de sus desgracias.

Nightmare era uno de ellos.

Los "Bad Guys" eran su organización criminal, si podía llamarles de esa manera, pero nunca fue alguien que le agradara la idea de ponerle una etiqueta o ni siquiera se molesto en ir al cuartel del estado a declarar el nombre o algo así, simplemente eran catalogados así, aunque parecía algo así como el club de los inadaptados.

Ser un Joku significa excelencia, al menos eso se esperaba para él, fue creado con el propósito de un balance en el mundo, la negatividad, su destino estuvo marcado, claro que nadie sería amable con un ser que "traía mala suerte", que sentido del deber tan egoísta tenía su madre como para traerlo a un mundo donde sería odiado por el mero hecho de existir.

Mientras que Dream era amado... Ese imbécil.

Era claro que el odio crecería en Nightmare, quería vengarse, quería asesinarlo, pero sería reprendido, de por si lo odiaban y no planeaba lanzarse al publico de esa manera, así que se encargaría de hacerlo calmadamente, idear un buen plan, hacer como si no fuese a meterse en problemas cuando, en realidad, a escondidas se reunía con los Bad Guys.

El en las sombras controlaba los bajos mundos, esparciendo el miedo y la desesperanza a su paso. Su frío tacto y oscura magia corrompía todo lo que tocaba, convirtiendo a sus seguidores en despiadados lacayos. Ellos no eran más que seres inadaptados y rechazados, la basura del mundo que Nightmare encontró de utilidad, no eran más que objetos, fichas en el juego que seguían órdenes.

Nightmare ansiaba más. Quería acabar con su odiado hermano Dream, la representación de todo lo positivo que él despreciaba. Dream había conseguido todo lo que Nightmare siempre deseó pero que le fue negado: amor, esperanza, propósito. Ese rencor lo carcomía por dentro, alimentando su sed de venganza.

No es que estuviera bajo de personal, pero siempre es agradable tener el servicio de alguien más útil que esos seres inferiores que cumplían sus mandatos o eran muy liberales y no seguían ordenes, como Error... Aunque aquel día, encontró a alguien diferente, alguien perfecto.

Supo al instante que se trataba de Hate, un ser expulsado y rechazado. Pudo sentir el poder oscuro emanando de su alma retorcida. Trató de encajar en un mundo que no estaba hecho para seres como él, seres como ellos. Muy pocas oportunidades existían y preferían mantenerlos lejos.

Sería fácil de manipular, fácil de usar.

—Pareces perdido, amigo. —Dijo Nightmare con falsa gentileza. —Déjame ayudarte. —

No había buenos deseos en las palabras de Nightmare, solo una oscuridad eterna en su único ojo visible. De cierta forma no mentía, claro que iba a ayudarlo... Ayudarlo a que dejara de sufrir en silencio y finalmente hiciera algo en su patética existencia.

—Únete a mí, puedo darte un nuevo propósito... —Susurró Nightmare al oído de Hate. —Juntos, haremos pagar a este mundo por el dolor que te ha causado... Sé cómo te sientes, la desesperación, el odio... Yo puedo aliviarte, pobre alma desdichada. —Era como si el mismísimo diablo le ofreciera un trato.

Uno muy bueno como para decir que no.

La mirada perdida de Hate se fijó en la mano oscura de Nightmare, sus pupilas blancas no se apartaban de el, dudoso. Pero lo pudo reconocer, no tan diferente al diablo. Un trato con Nightmare era riesgoso, pero no era como si estuviera vendiendo su alma, ¿Cierto? Después de todo, si alguien de verdad entendía y deseaba vengarse del mundo... Era el.

No tardó en tomar su mano. 

El trato estaba hecho.