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Los cabellos color miel de la joven se encontraban esparcidos por toda su almohada.
Sos lindos y grises ojos se ocultaban bajo sus párpados.
Había caído en un profundo sueño.
-¿No era qué no nos volveríamos a ver, señorita?-llama su atención, posando su mano sobre el hombro de la chica.
YangMi giró sobre sus talones y sonrió al ver al chico.
-Creo que...estaba equivocada-admitió-. Pero no porque nos hayamos encontrado de nuevo, significa que me llevarás a la cama-le lanzó una mirada orgullosa.
JungKook rió, y negó con la cabeza.
-Al menos me dirás tu nombre ¿no? Digo...ya que compartiremos estancia y campo de batalla...-intentó convencerla.
-~¡YangMiii!~-canturreaba JungKook, fuera de la habitación de la chica.
-¿Qué quieres, Jeon?-molesta, la chica abrió la puerta.
-¿Así recibes al demonio que te dará la mejor experiencia sexual de tu vida?-finge estar ofendido.
-¡No jodas, Jeon!-se queja por lo bajo, no queriendo despertar al resto de sus compañeros ya dormidos-¿Apenas primer día y ya me estás fastidiando mi jodida y maldita existencia?-reclama entre dientes-¿Qué no tienes sueño? Nos acostamos tarde anoche y nos levantamos temprano.
JungKook sonrió pícaro.
-Ese "nos acostamos tarde y nos levantamos temprano" suena muy bien ¿sabes?-le guiña un ojo y la chica gruñe.
-Si no quieres que te mate ahora mismo, enciérrate en tu habitación, y déjame en paz, por el resto de los días que estemos aquí-ordenó empujando a JungKook fuera de la puerta de su cuarto, pasándolo por el pasillo lleno de habitaciones, hasta detenerse en la suya.
-¿Sabes? Cuando meneje mis poderes, veré la forma de verte sin tener que ir a tu habitación...o quizás si lo haga-se encogió de hombros-. Soy un demonio a la antigua.
YangMi sólo bufó, se dio media vuelta, pero antes de irse, sintió un ardor en su glúteo derecho, precedido de un sonido similar al de una palmada.
JungKook le había pegado una nalgada.
-¡Imbécil!-escupió con furia, proporcionando una bofetada sobre la mejilla izquierda del muchacho, quien soltó una risilla.
-¿Sabes? De pequeña siempre tuve un sueño...-confesó. Se sentía dispuesta a abrirse ante JungKook, y al parecer, él estaba dispuesto a escucharla-. Mi madre no tiene nada que ver con este Infierno...mucho menos mi hermano que ni siquiera sabe lo que es una vagina aún-soltó una minúscula risita, al igual que el chico cuya cabeza aún estaba refugiada en su pecho-. Por eso mi sueño es sacarlos de aquí...Y por eso estoy en el Ejército...Para que, por mis honores, me concedan ese deseo...
-Yo también deseo lo mismo...-confesó él-. Deseo llevar a mi hermana y mi madre al lugar al que pertenecen: El Cielo....También deseé llevarme a mi tío, pero...
-Va a reencarnar en la Tierra-afirmó segura-. No lo conocí tan bien como tú, pero puedo decirte que era merecedor de reencarnar en un lugar mejor...
JungKook alzó un poco la cabeza para ver a la chica. Sus miradas coincidieron, y él se arrastró hasta que sus rostros quedaron a la misma altura.
-Yo también entré al Ejército para cumplir mi deseo...-dijo él-. A pesar que en realidad me guste todo esto-señala a su alrededor.
-Entonces te propongo que cumplamos de una vez nuestros sueños-dice, acariciando la mejilla del chico-. Nuestros logros son suficientes para lograr nuestro cometido.
JungKook sonrió y asintió.
-Mañana mismo vamos a pedir una cita con el señor de las llamas-se burla YangMi.
-No te burles de Lucifer. Capaz que te oiga y no nos quiera ayudar-regañó risueño.
-Vale, me callo-aceptó encogiéndose de hombros.
Se quedaron viéndose el uno al otro por largo rato hasta que el chico habló.
-¿Puedo quedarme a dormir contigo?
La chica asintió.
-¿Puedo abrazarte?
Y a pesar de que la pregunta la habiera tomado por sorpresa, YangMi volvió a asentir.
JungKook se recostó en su pecho nuevamente, y se aferró a su cintura como si fuera un niño en busca de cariño.
A ambos les resultaba extraño encontrarse en una situación como esa.
Pero ninguno tuvo el valor de moverse.
Estaban comodos así.
YoungMi despertó agitada, con su mano sobre su pecho, justo en el lugar donde le dolía.
Miró el reloj a un lado de su cama, y suspiró al saber que faltaba poco para que sonara la alarma, por lo que decidió levantarse.
Ninguno de sus tíos, ni sus primos habían aparecido desde hacía ya dos años.
Eso la tenía preocupada en demasía, y el dolor en su pecho, y aquellos recuerdos extraños, sólo le daban más preocupaciones porque no había nadie que le pudiera dar respuestas a todas las preguntas que se formulaban en su mente respecto al tema.
No muy lejos, JeongGuk estaba en las mismas condiciones, sólo que él seguía dormido, teniendo gratos sueños.
~JungKook~
Aquel gemido llevaba su nombre, y su dueña se encontraba justo del otro lado de la puerta por la que JungKook pasaba.
Se tomó el atrevimiento de entrar a la habitación, teniendo el cuidado de no hacer sonar la puerta.
Instantáneamente mordió su labio inferior.
YangMi se encontraba desnuda sobre la cama, tocándose mientras pensaba en él y gemía su nombre.
Con el deseo corriéndole por las venas, Kook se situó entre las abiertas piernas de la chica, y no pudo evitar sonreír.
Previendo que la chica despertase, sustituyó la mano ajena por la propia.
La chica alzó complacida las caderas, mas, cuando se percató del aliento y la mano ajenas en su intimidad, abrió sus ojos e intentó alejarse.
Por supuesto, JungKook no lo permitió, y aprisionó con sus brazos el cuerpo de YangMi.
-¿Qué haces aquí?-pregunta YangMi, intentando safarse del agarre del chico, quien subió su rostro hasta que quedara a la altura del de la chica.
-No sabes cuánto he deseado verte así-murmuró en su oído, y pudo sentir como el cuerpo de YangMi se tensaba bajo el suyo.
-¿Y eso?-preguntó, señalando los pantalones, mirando a JungKook.
-Los vas necesitar-murmuró antes de alejar la silla de YangMi del escritorio, con ella sentada.
-¿Que haces?-vuelve a preguntar, viendo como JungKook se apoyaba en ambos posabrazos, acorralándola.
El chico pasó su lengua por sus labios, saboreando con anticipación a su presa, y YangMi no pudo evitar excitarse ante tal espectáculo.
-Te dije que me vengaría, preciosa-susurra en su oído, sonriendo con malicia.
JungKook se agachó frente a las piernas de YangMi, y las abrió con rapidez.
La chica intentó escaparse, pero la presión ejercida por el muchacho en sus muslos, la detuvo.
-No te muevas, nena. Te dije que me vengaría, así que ahora acepta tu castigo-sonrió burlesco.
La chica tragó duro, y se tensó, viendo como Kook sacaba sus garras, y desgarraba, sin llegar a lastimarla, sus pantalones, dejándola simplemente en ropa interior.
Pero tampoco tardaron las pequeñas bragas de encaje en ser desgarradas, y sus piernas en ser colocadas sobre los hombros del muchacho.
-No tienes idea de cómo vas a disfrutar tu castigo, linda-murmura JungKook, con los ojos clavados en la intimidad descubierta de YangMi.
Sin darle tiempo siquiera para quejarse, hundió su cabeza entre las piernas de la chica.
-¡Ah!
-¿Qué pas...?
Su pregunta quedó en el aire cuando los brazos de JungKook la envolvieron, y luego de haber cerrado la puerta, se echó a llorar en su hombro.
-Ven, vamos a la cama-dice, alejándose un poco del cuerpo contrario-. Estaba a punto de acostarme. Puedes venir conmigo.
JungKook aceptó, y, sin soltar a la chica, se lanzó junto a ella a la cama.
Con cuidado de no separarse de JungKook, YangMi los envolvió bajo las sábanas, y se quedó mirando fijamente al de cabellos oscuros, quien la miraba desde un principio a ella.
El labio inferior del chico comenzó a temblar, y YangMi pegó su cabeza a su pecho.
-Llora todo lo que quieras, JungKook...Aquí estoy para ti. Esperando a que quieras desahogarte...o simplemente sirviéndote de consuelo...
-¡Agh!-gruñó, al sentir nuevamente aquella fuerte punzada en su pecho.
Se levantó con cuidado de la cama, intentando regular su respiración.
Desde que él y YoungMi hubieron comenzado a tener más que simples encuentros casuales, pasando de una simple amistad a una amistad con derechos, los sueños extraños se hacían más frecuentes.
Si bien ya se habían besado y tenido varios encuentros sexuales, los sueños húmedos de personas que sabía no eran ellos pero sí llevaban sus rostros y nombres muy parecidos, no dejaban de aparecer.
Y a ella también le sucedía. Se lo habían confesado el uno al otro.
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Ya en la Universidad, JeongGuk se encontraba intentando prestar atención a su profesor de filosofía.
Intentaba. Porque una memoria pasaba por su mente, casi cegándolo.
-¿No te han dicho que te te ves jodidamente sexy cuando te bañas?
La voz de YangMi lo hizo abrir los ojos sorprendido.
La chica se encontraba a su costado, desnuda, apoyada en las lozas y mirándolo coqueta mientras se cruzaba de brazos.
-¿Cómo...?
-He venido a darte tu recompensa. Cumplo con mi palabra, Jeon-rió.
El chico tragó saliva duramente, tanto que ella lo notó.
Se miraban directamente a los ojos, mas no hablaban, ni sonreían.
-Promete que lo que voy a hacer se va a quedar entre nosotros-murmura él, acercando sus cuerpos, dejando su frente sobre la de ella.
-¿Tú...también lo sientes?-balbuceó, cerrando sus ojos.
-Hagamos de esto nuestro pequeño secreto-murmuró y la chica asintió.
Y sólo eso bastó para que se lanzaran a atacar los labios el uno del otro.
Devoraban sus labios con pasión, mientras recorrían con sus manos cada parte de sus pieles desnudas: sus brazos, sus espaldas, sus cuellos, sus mejillas...
Luego de varias mordidas y chupones, se detuvieron, agitados.
JungKook quedó con ambas manos sobre las mejillas de YangMi, y las manos de la susodicha quedaron sobre su pecho.
-Joder...-susurró JungKook cuando se hubieron separado ambas bocas debido a la carencia de oxígeno-. Lo único que quiero hacer ahora es comer tu boca a besos y follarte con todos los deseos que he estado guardando desde que te vi-dijo, mientras veía como uno de sus dedos era recibido en la boca de YangMi.
-Entonces ¿Qué esperas, Jeon?-le respondió ella con una coqueta sonrisa, apoyando ambas manos sobre los hombros contrarios.
-¡Maldición! Esta noche va a ser larga, y sin dudas, la mejor que tendremos en nuestras putas vidas.
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YoungMi intentaba resolver las ecuaciones matemáticas que su profesora había puesto en el pizarrón. Mas no sólo el nivel de complejidad de estas le impedía realizarlas, pues su subconsciente estaba siendo invadido por una evocación.
-¿Si te beso, te despiertas?-preguntó juguetona.
El chico sonrió de medio lado, dando su respuesta definitiva.
Y chocaron sus labios de una buena vez.
Un beso.
Dos besos.
Y se quedaron sin aire, separándose y chocando sus frentes.
-¿Despierto?
-Y complacido-sonrió.
~Riing~Riing~
El timbre de salida la sacó de su trance, y con rapidez recogió sus cosas y se dispuso a salir de la Universidad.
-¡YoungMi!
La muchacha giró sobre sus talones, sonriendo al instante de ver a JeongGuk correr hacia ella.
El pelinegro le robó un tierno beso en los labios, y le regaló un rápido abrazo.
-¿Qué tal tu día, preciosa?-pasó su brazo por encima del hombro de YoungMi, y comenzaron a caminar.
-Desperté con esos sueños otra vez, y volvió a pasarme en esta última clase-contó.
-Me sucedió lo mismo-asiente-. Pero ¿sabes? He estado pensando un poco respecto a eso y...¿No te has dado cuenta que los nombres de esos chicos se pronuncian muy parecidos a los nuestros?
YoungMi pareció pensarlo unos momentos.
JungKook y JeongGuk.
YangMi y YoungMi.
Sí, esa teoría tenía sentido.
-Pero...¿Y eso qué tiene que ver?-preguntó.
-Se me había ocurrido pasar por una biblioteca para averiguar sobre ello.
-¡Bien pensado!-sonrió y besó la mejilla contraria.
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Ambos chicos se encontraban en el fondo de la biblioteca a la que habían entrado.
La muchacha se encontraba sentada en el suelo, con cierta cantidad de libros a su alrededor, y uno en su mano.
El muchacho se encontraba de pie, dándole la espalda, buscando entre los estantes.
YoungMi se levantó y caminó tres pasos hasta llegar a JeongGuk y abrazarlo por la espalda.
El pelinegro sonrió y volteó para encarar a la chica.
-¿Lo harás?
JeongGuk frunció su ceño. No entendía a lo que se refería su chica.
-¿Lo harás tú, o debo hacerlo yo?-volvió a preguntar-. Ya han pasado dos años ¿No crees que ya va siendo hora?
JeongGuk sonrió y acercó sus manos a la cintura de YoungMi.
-¿Qué responderías si te pidiera ser mi novia?
Pero YoungMi no respondió con palabras.
Prefirió besarlo.
-No hay nada de malo en que nos amemos si nadie se entera-le sonrió, acunando con las manos, sus mejillas-. Yo te amo, YangMi, y sé que tú también lo haces-juntó ambas frentes-. Seremos felices, aunque a escondidas, pero sé que disfrutaremos al máximo lo nuestro.
YangMi sólo quedó en silencio.
-YangMi...¿Quieres ser mi novia?
La chica pareció pensárselo un par de segundos, pero luego ubicó una de las manos de JungKook sobre su pecho, logrando hacer que este la mirara asombrado por haber sentido la rapidez con la que su corazón latía, y le respondió finalmente con un pasional beso.
-Sí, JungKook. Sí quiero ser tu novia.
Se separaron con rapidez y se miraron asombrados.
-¿Qué...fue eso?-preguntó JeongGuk.
-Debemos seguir buscando-sentenció YoungMi, pero fue detenida por su, ahora, novio.
-Encima de que no podemos celebrar en paz el inicio de nuestra relación, pretendes dejarme de lado-hace puchero-. Al menos dame un beso ¿no?
YoungMi suelta una risa discreta y besa con pasión aquellos labios de los cuales no tenía pensado cansarse.
-¿Mejor así?-preguntó, una vez se hubieron separado.
-Muucho mejor-le guiñó un ojo.
La de cabellos miel, caminó en reversa, pero sus pies tropezaron con un montón de libros, y casi cae, de no ser por los buenos reflejos de su acompañante.
Sin embargo, cuando ambos recuperaron su posición inicial, rozaron con otra pila de libros, y uno de ellos cayó al suelo, justo frente a sus pies.
En un acto reflejo, JeongGuk y YoungMi se agacharon a recoger el libro.
-¿Demonología?-se cuestionan al unísono.
Y también a la par, deciden abrir el libro.
Pero apenas esto sucede, el libro cae al suelo y una enorme luz blanca los ciega; y de repente, se encuentran dentro de una especie de limbo blanco, donde pequeñas partículas brillante pasaban a su alrededor.
Pero justo cuando se disponían a hablar, dos figuras, que más bien parecían hologramas, aparecieron frente a sus narices.
-¿Dolió mucho?-dijo la chica, pasando delicadamente sus dedos sobre la herida del muchacho.
-Dolió más verte morir en mis brazos-murmuró, acariciando con ternura las mejillas de su amada.
-¿Sabes por qué estamos en un limbo?-miró a su alrededor, para volver a centrarse en los atrayentes ojos de su novio.
-Alguna vez leí que los limbos nos llevan a otros mundos-respondió.
-Pero nosotros ya estamos...muertos-murmuró.
-Tengo la esperanza de que SeokJin nos haya flechado-sonrió esperanzado.
-Si eso realmente es así...¿Prometes buscarme en la otra vida?-rogó-. Yo juro que te buscaré así pasen los años y no te encuentre-lo abrazó con fuerza, siendo correspondida.
-Prometo buscarte, y una vez te encuentre, no te dejaré ir. Y así como la muerte nos separa ahora, que la vida nos una hasta que la muerte vuelva a decidir nuestro destino-juró.
-Te amo, JungKook.
-Yo también te amo, YangMi.
Y cuando los labios de aquellas figuras se unieron, el dolor en los pechos de JeongGuk y YoungMi comenzó a hacerse notar, dando por terminada aquella rara visión.
Los muchachos cayeron de rodillas al suelo, sujetando con fuerza sus pechos, en busca de alivio.
-Ya..Nos conocíamos-murmuró el chico, lo más que su agitada respiración le pudo permitir.
-Pero...
-Creo que ya va siendo hora de que se enteren-la voz de SeokJin interrumpió a la chica.
Pero JeongGuk y YoungMi sólo pudieron mirarlo con asombro ante su repentina llegada luego de dos años sin ser visto.
Al fin tendrían las respuestas que tanto buscaban.
-Ustedes, mis niños-sonrió SeokJin, acercándose a JeongGuk y YoungMi-...están más que destinados.
-Estamos...destinados-murmuró YoungMi.
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