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-¡Buenos días!-exclamó JungKook, una vez hubo bajado las escaleras y llegado a la sala, donde la mayor parte de la familia estaba reunida.
-¡Buenos días!-respondieron NamJoon, YoonGi, HoSeok, TaeHyung y JiMin, quienes estaban jugando Parchís sobre la mesita de centro.
JungKook continuó su camino a la cocina, ya que su novia, madre, hermana y suegra, estaban allí.
Desde que JungKook y YangMi recibieron aquella visita sorpresa, la habían estado recibiendo nuevamente durante mucho más tiempo.
Ya habían pasado meses desde aquello, pero la familia gustaba de reunirse para compartir juntos.
Y eso incluía a SeokJin, YoonGi y HoSeok, quienes, mientras JungKook y YangMi ocupaban la casa Jeon, ellos ocupaban la casa Park.
¡Los chicos necesitaban su privacidad!
Y sí, ese trío de locos, como los seguía llamando SoYeon, ya eran considerados miembros oficiales de la familia.
-¿Qué cuchichean tanto?-preguntó el azabache una vez hubo entrado en la cocina-¿Acaso YoonGi ya se le confesó a mi madre?
-¡Jeon JungKook!-exclamó la susodicha-¡Déjate de babosadas!
-¡Yah!¡No me regañes!¡Si tu sonrojo lo dice todo!-se burló, acercándose a su novia para robarle un corto beso y regalarle una sonrisa.
-Bueno, bueno, un control, por favor-pidió SunMi-. Vamos a terminar de hacer el desayuno ¿sí?
-¿Dónde está el loco de Jin?-pregunta SoYeon a JungKook, ignorando por completo las palabras de su madre.
-Hace un par de minutos nos peleamos por entrar al baño, porque el quería verse al espejo, y yo necesitaba bañarme-soltó una risilla-. Así que ahora debe estar allí...y molesto conmigo por haber entrado primero.
-Ridículo-murmuró SeokJin, quien recién se adentraba en la cocina, pasando por un lado de JungKook, yendo hacia el refrigerador-¿No podías esperar a que terminara de admirar mi belleza?
-¡Pero si tardé menos de diez minutos, e inmediatamente que salí, entraste! Y me he vestido con calma, he tendido la cama y he bajado ¡Y tú aún seguías en el baño!¿Cómo querías que esperara si te demorabas una eternidad?-rió.
-¡Dejen de gritar, por favor!-gruñó TaeHyung-¡Uno aquí intenta concentrarse!
-¡Cállate, TaeHyung!-le gritó SeokJin-¡Que estás jugando Parchís, no ajedrez!
La mañana hubiese seguido así de bien, desayunando entre risas y alegría, de no ser por los ruidos que se escucharon en el jardín delantero de la casa.
JungKook, YangMi, YoonGi, HoSeok, SeokJin y SunMi, salieron a revisar lo que ocurría.
-¡Cuidado!-exclamó YoonGi, deshaciendo con el poder de las llamas de su mano, aquel ser amenazaba con atacar a SeokJin.
-Vampiros-murmuraron JungKook y YangMi.
-¡Joder!¡No se han aparecido en poco más de un año, y vienen a jodernos la existencia ahora!-se queja YoonGi.
-Este no es momento de protesta-dijo SunMi-¡Vamos!¡Hay que ir al cuartel!¡Si ya uno ha venido, deben haber más!
Corriendo entraron a la casa, dispuestos a colocarse sus armaduras, en el caso de JungKook y YangMi, y a despedirse con rapidez del resto.
-Oigan...-los llamó YangMi-. Quiero que sepan que...si nos llegara a pasar algo-tragó saliva-, por favor, sigan adelante-rogó-. NamJoon, tú has de casarte con mi madre-lo señaló-, ustedes, JiMin y SoYeon, seguirán estudiando y siendo buenos-ahora señaló a los mencionados.
-Y tú, YoonGi-dijo JungKook-, no vas a limitarte a solo cortejar a mi madre, si de verdad se quieren, no duden en dar el siguiente paso-pidió JungKook y el susodicho asintió.
-Simplemente queremos que sigan con sus vidas-repitió YangMi-. Y mientras la batalla esté en pie, deben quedarse aquí y protegerse.
-¿Por qué...nos dicen esto?-preguntó EunJi, al borde de las lágrimas.
-Porque los vampiros son muy fuertes-murmuró YangMi.
-Y un instinto nos dice que algo no saldrá bien-completó JungKook
No había tiempo para largas despedidas, así que sólo besaron las frentes de sus seres queridos, y partieron al combate.
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-¡Ordenen las tropas!¡Preparen sus espadas y poderes!¡Los vampiros han llegado!-gritaba uno de los generales.
La batalla había comenzado.
Aquellas bestias de piel color vino y arrugada cual pasa, colmillos casi gigantes, cuerpos deformes, con cuernos puntiagudos y ojos grandes y negros en su totalidad, estaban esparcidas por todas partes en el Infierno.
Con mucho esfuerzo, los demonios del Ejército Negro lograron alejar la batalla a un descampado fuera de la ciudad, donde ningún demonio que no fuera parte de la batalla, pudiera salir herido.
-Los refuerzos del Ejército Blanco vienen de inmediato-informó SunMi, quien se había unido a la pelea.
-Estos bichos van a saber quien es Lucifer de verdad-los ojos de YoonGi se mostraron envueltos en una llama azul, al igual que sus puños.
-¡Vamos!-animó HoSeok, con arco y flechas en mano.
YangMi y JungKook ya se hayaban decapitando varios vampiros, y por ende, sus espadas ya estaban completamente manchadas de sangre.
-¡Cuidado con sus cuernos!¡Atacan con los cuernos!-gritó YangMi, al ver como un vampiro intentaba atacarla, tal cual si fuera un toro.
-¡Se están camuflando entre los soldados!-se oyó el grito de uno de los tanto soldados.
A partir de aquel momento, todos debían tener bien abiertos y atentos sus ojos, pues un vampiro podía der identificado por la oscuridad en sus ojos, al menos si se encontraban en territorio infernal, y había que evitar a toda costa, perder soldados por confundirlos con vampiros.
El Ejército Blanco no tardó en llegar, y con un gran destello de luz proveniente de la mano derecha de HoSeok, el hechizo de los vampiros se había roto, y la pelea podía continuar.
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La batalla casi culminaba.
Los vampiros estaban siendo derrotados.
¡La victoria estaba en manos de los Ejércitos!
Pocos vampiros quedaban en pie, y contra esos batallaban.
YoonGi y YangMi luchaban espalda con espalda, SeokJin ayudaba a recoger los heridos, HoSeok se mantenía lanzando flechas, intentando apoyar a los soldados, y SunMi luchaba apartada, al igual que JungKook.
Las bajas no habían sido tantas. Habían más heridos que muertos, y los vampiros, estaban, literalmente, extintos.
YangMi logró decapitar al bicho que tenía en frente, como ella decía, pero al alzar su vista, vio algo que no le gustó para nada, y no dudó en correr para evitar una tragedia.
JungKook estaba terminando de matar a uno de los vampiros para que de él no quedara nada, sin embargo, otra de esas criaturas se le acercaba, sigilosamente, por la espalda, y él estaba tan concentrado, que ni cuenta se había dado.
-¡No!-gritó YangMi, imponiendo su cuerpo entre el de JungKook y la lanza que lo apuñalaría.
La acción fue inmediata y simultánea.
YangMi logró decapitar de un tajazo la cabeza de quel vampiro, mas este logró clavarle la lanza en su pecho, justo en su pulmón izquierdo, malhiriendo su corazón, por mínimo que fuera el roce de la punta de la lanza con este.
-¡No!¡YangMi!-sollozó JungKook, dándose la vuelta, viéndola caer de rodillas al suelo.
Nadie se había dado cuenta aún, pues estaban bastante centrados en la batalla.
JungKook tomó a su amada en brazos, y ayudó a recostarla en el suelo, manteniendo su cabeza apoyada en su antebrazo.
-Jun...
-¡No me dejes, YangMi!-rogaba, al ver la debilidad en el cuerpo de su novia.
-Me...duele-se quejó casi en un susurro. No tenía fuerza para más.
-Resiste, mi amor, por favor...SeokJin vendrá, ayudará a curarte, y ya verás como viviremos juntos por los milenios que nos resten de vida-intentaba calmarse, consolar a su novia.
YangMi sonrió débil y tristemente, dejando escapar pequeñas lágrimas que se fueron llevando a su paso la mayor cantidad de sangre y suciedad que pudieron.
-Te...amo, Jung...Kook-tose. Le comenzaba a faltar demasiado el aire.
-¡No!¡No!¡No!¡No te rindas, Park YangMi!-pedía, acariciando la mejilla de su amada, quien sonrió ante el tacto.
Ella juntó la mano que acariciaba su mejilla con la suya, y le dio un leve apretón.
-Di...les...que...los a...mo-volvió a toser.
-¡No!¡Tú misma les dirás!-negó con la cabeza, y los ojos llenos de lágrimas.
-Te a...mo, Koo...
Sus ojos quedaron en blanco, y su mano, que antes sostenía la de su novio, cayó al suelo, junto a la del chico.
-¡No!¡No!¡No!¡YangMi!¡No!-gritaba desesperado.
Pero nadie lo escuchaba. Todos estaban concentrados en la batalla que aún no acababa.
-No me dejes solo...-rogó.
Pero era demasiado tarde.
-No estoy dispuesto a vivir sin ti, YangMi-afirmó, tomando su espada, la cual estaba a unos centímetros de su mano-. Sólo espero tener la suerte de volver a verte en mi próxima vida.
Y sin más palabras, aún sosteniendo la cabeza de su amada con su antebrazo, se clavó su propia espada en el pecho, justo donde YangMi había sido herida.
Aún con ríos de lágrimas corriendo por sus mejillas, agachó su cabeza hasta llegar a besar los labios fríos de su amada novia, importándole muy poco el dolor que pudiese llegar a sentir por la recién puñalada.
La batalla culminó, y todos los soldados, sin excepción de ninguno, tenían plasmadas sonrisas en sus rostros.
Sin embargo, aquella alegría duró muy poco en YoonGi, al ser el primero en percatarse de los dos cuerpos sin vida que yacían a unos metros de él.
HoSeok y SunMi, quienes con anterioridad celebraban junto a él, siguieron la dirección de su mirada, y no tardaron en reaccionar igual que YoonGi.
-¡No!¡Mi hija!¡No!-sollozó SunMi, yendo junto a YoonGi y HoSeok, en dirección a donde estaban ambos chicos.
Los cuerpos estaban tan cerca como sus dueños pudieron haberlos colocado, sus frentes estaban juntas, y sus ojos cerrados, justo como JungKook había dejado que fuera.
Una de las manos del azabache estaba sobre el puño de su propia espada, lo que llevó a sus mayores a la rápida deducción de que su muerte, había sido decisión propia.
SunMi no decía nada, sólo lloraba y acariciaba los rostros de ambos muchachos, mientras soltaba gritos de dolor.
-¡SeokJin!-gritó YoonGi. Él no se tomó el tiempo de contenerse. No le importaba que lo vieran llorar. Los chiquillos que se habían ganado su corazón, estaban muertos frente a sus ojos, y eso le había dolido tanto, como el día en que fue echado del Cielo y perdió a las personas que más quería.
El de rojizos cabellos no tardó en aparecer y ver la escena luego del llamado de YoonGi.
-Por favor...fléchalos-rogó YoonGi, de rodillas ante SeokJin-. Déjalos vivir su amor en la Tierra. Déjalos vivir...aunque sea en la Tierra...pero, por favor...haz algo-sollozó, llevando sus manos a su rostro.
HoSeok posó una de sus manos en el hombro de YoonGi, y la otra en el de SunMi, quien se aferró a la mano amiga con fuerza.
SeokJin, cuya vista comenzaba a nublarse gracias a las lágrimas, hizo un par de símbolos invisibles con sus manos, y su arco y flechas aparecieron.
No dudó en apuntar y disparar al pecho de ambos jóvenes, quienes, pocos segundos después de haber sido flechados, comenzaron a desvanecerse cual partículas en el aire.
Nadie estaba preparado para la muerte del par de veinteañeros.
Esa había sido la mayor pérdida que alguna vez todos ellos pudieron haber tenido.
Y su único consuelo, era que JungKook y YangMi renacerían en la Tierra, y tendrían, tarde o temprano, la oportunidad de volverlos a ver.
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