†➊➋†
•†•†•†•†•†•†•†•
ωεℓ૮σɱε ƭσ ɦµɱαɳ'ร ωσ૨ℓ∂.
เɳ૮µɓµร αɳ∂ รµ૮૮µɓµร ɱเรรเσɳ
•†•†•†•†•†•†•†•†•†•†•†•†•
-¡Bien hecho, chicos!-celebró YoonGi, haciendo una seña para que las tropas cesaran con su entrenamiento.
Desde hacía poco más de una semana, YoonGi había tomado el control sobre los entrenamientos del Ejército Negro y, absolutamente, todas sus tropas.
¿Quién mejor para entrenarlos, que el propio creador de sus más cercanos enemigos?
-No me decepciona, señorita líder-elogió YoonGi, acercándose a YangMi-. Y su mano derecha tampoco se queda atrás-comentó, esta vez volteando su rostro hacia JungKook, ya que ambos se encontraban uno al lado del otro.
El resto de las tropas se quedaron asombrados.
Tenían delante de sus ojos al mismísimo Lucifer, y que este elogiara a alguien...
Eso era toda una novedad.
Algunos, la gran mayoría, por supuesto, sintieron envidia de inmediato.
¡Todos querían ser elogiados por Lucifer!
-Gracias, señor-revenciaron al unísono, mirándose con complicidad.
-Bien, chicos, ya pueden retirarse-asintió YoonGi-. Pero antes, recuerden que hoy comienzan las misiones de los íncubos y súcubos, así que espero verlos a todos allí.
Y sin más que una rápida mirada a JungKook y YangMi, dio media vuelta y se fue.
†♠†♠†♠†♠†♠†♠†♠
-Antes de que comiencen a adentrarse en los portales que los llevarán con los humanos, hemos de advertirles algo-comenzó a hablar uno de los generales, encargados de los entrenamientos previos de los íncubos y súcubos-. Para aquellos que no han tenido la oportunidad siquiera de viajar al mundo humano, deben saber que, a pesar de tener ciertas similitudes al nuestro, es un mundo diferente, y los humanos son una mezcla entre ángeles y demonios, así que vayan preparándose mentalmente para eso.
-Otra cosa que deben saber, es que su objetivo principal es complacer sexualmente al humano-dijo una teniente-. Tienen la opción de escoger entre ser elegidos una vez por varias personas, o varias veces por la misma persona, esto según les convenga.
-Aclarado esto, haremos dos filas, mujeres y hombres a cada lado-ordena YoonGi.
Aquellas primeras horas fueron casi eternas, pues eran muchos los demonios que deseaban convertirse en súcubos o íncubos, y eso les llevaba tiempo a los generales y tenientes que los estaban seleccionando por categorías: Los que preferían tener sexo una vez con diferentes humanos, y aquellos que eran todo lo contrario.
Dichos grupos fueron denominados por categorías uno y dos, respectivamente.
JungKook se posó a un lado de YangMi, en lo que esperaban que llegara su turno.
-¿En cuál te vas a alistar?-le pregunta YangMi.
-En la categoría uno. No me gusta la idea de que una humana sea mi dueña-arrugó su nariz.
YangMi soltó una risilla y asintió.
-Estamos iguales-sonrió asintiendo.
-Park YangMi y Jeon JungKook-YoonGi los llamó, y los susodichos voltearon a verlo-. Vengan con sus tropas para hacerles yo mismo las inscripciones.
YangMi les dirigió una rápida mirada a sus filas, y con sólo dar un paso, sus hombres la siguieron.
-Comencemos con usted, señorita líder-dijo YoonGi risueño-¿En qué grupo desea estar?
-Grupo uno-acota, devolviéndole la sonrisa a YoonGi.
-¿Y usted, Jeon?-hace lo mismo para con JungKook.
-También me gustaría estar en la categoría uno-asiente.
-¡Uy!¿Y eso a qué se debe?-dice con diversión.
-No tengo dueño-dijeron al unísono, soltando unas risillas después de eso.
-¿Seguros?-enarcó una ceja.
Ambos chicos se miraron con el ceño fruncido, y volvieron su vista a YoonGi.
-Seguros-volvieron a responder al unísono.
-Bien, entonces pasen al frente de esos portales-el de azulados cabellos, señala los portales azules verdosos, donde ya varios demonios estaban formados, alistados en filas de hombres y mujeres-. Y esperen que les toque su turno de ir al mundo humano.
†♠†♠†♠†♠†♠†♠†♠
El momento había llegado para ambos chicos.
Ya muchos de sus compañeros habían sido llamados, y ahora era su turno.
-Ya pueden irse-les dice YoonGi.
JungKook y YangMi se miran entre sí, deseándose suerte, y entran cada cual con pasos firmes a los portales.
YangMi cierra sus ojos, teniendo la sensación de estar cayendo, hasta que se ve obligada a abrirlos cuando siente sus pies tocar el suelo.
Frente a ella hay, lo que puede identificar como un chico, tal vez menor que ella, que le da la espalda.
Antes de dirigirse a él, se toma unos segundos para analizarse a sí misma.
Sus manos estaban cubiertas de lo que parecían ser tatuajes con un extraño significado, hasta para ella, aunque sabía que de cierta forma, esa era su marca como súcubo.
No portaba más prendas que un simple top y una pequeña falda, ya que estaba descalza.
Y al mirarse en el espejo, quedó completamente asombrada.
Sus ojos eran negros en su totalidad, y sus iris, rojas cual ardiente fuego. De su cabeza salían dos cuernos, bastante similares a los de un carnero, y su cabello estaba desordenado.
Los demonios destinados a complacer sexualmente a los humanos, cambian su forma casi por completo cuando están cerca de lo que llamarían " su presa". Depende de cuántas veces mantenga relaciones sexuales con los humanos, que su forma vuelva a la normalidad. Por su puesto, esta ley sólo aplica mientras el demonio está en territorio humano.
Al verse de esa forma, recordó que no tenía por qué asombrarse tanto, ya que los libros que había estado leyendo acerca de íncubos y súcubos lo planteaban todo. Y enseguida le vino a la mente aquella frase.
Un poco más segura, giró sobre sus talones para encarar al humano, y lo encontró aún de espaldas.
Era de noche, y la Luna iluminaba bastante bien la habitación. Le daba un toque sensual, desde el punto de vista de YangMi.
Dio dos pasos hacia el chico que la había invocado, y este volteó a verla, quedando asombrado de lo que veía.
El chico era apuesto, labios gruesos, nariz chata, ojos grandes, y unas peculiares orejas que era lo que más destacaba de él.
Es lindo, pero no es JungKook.
YangMi suspiró para sus adentros.
Tendría una larga noche.
†♠†♠†♠†♠†♠†♠†♠
Por otro lado estaba JungKook, quien no había querido ni pestañear desde que puso un pie dentro del portal, así que fue testigo de cómo una especie de nube negra con destellos blancos lo bajaba hacia el mundo humano, pero a su vez, sintió como de repente subía, y poco a poco, notó su figura salir del suelo.
Al tener sus pies completamente sobre el suelo, alzó su vista, y sus ojos se toparon con una joven mujer que, evidentemente, aguardaba por él.
No se tomó tanto tiempo en analizarse. Sabía que estaba cambiado.
Supo que estaba sólo en calzones cuando el frío viento proveniente de una ventana chocó con su pecho y muslos.
Le echó una rápida mirada a su reflejo en un espejo que había cercano a él, y quedó aún más convencido de que el cambio era total hasta que hubiera tenido sexo suficiente con varias mujeres humanas. Incluso era consciente de las extrañas marcas en su cuerpo.
Al igual que YangMi, su cabello estaba despeinado, y de su cabeza salían cuernos como los de los carneros. Incluso sus ojos también eran negros con las iris rojas.
Volteó hacia la mujer y la observó de pies a cabeza.
Era esbelta, de cabellos largos y rojos, ojos achinados, de nariz y labios finos.
Es linda, pero no es YangMi.
Dejó ese pensamiento de lado. Debía cumplir con su deber como íncubo.
De hecho, había sido elección propia convertirse en uno, así que no había cabida para lamentaciones, o quejas.
†♠†♠†♠†♠†♠†♠†♠
De vuelta al Infierno, JungKook fue recibido por YoonGi.
-¿Qué tal te fue, JungKook?-palmeó su hombro.
-Me fue bien-se encogió de hombros-. Las mujeres humanas no están tan mal.
YoonGi soltó una carcajada.
-Bien, entonces vete a descansar, que mañana, además de los entrenamientos, de seguro vuelves a ser mandado en alguna misión para complacer a una bella humana-sube y baja ambas cejas, a lo que JungKook ríe y sale de la habitación, donde ya no quedaba nadie más que YoonGi.
Apenas había dado unos pasos, y miró atentamente sus manos, y se revisó.
Volvía a tener su ropa, y sus manos ya no estaban cubiertas por tatuajes extraños; cosa que lo hizo suspirar aliviado.
Sin embargo, él no necesitaba dormir, ni mucho menos ducharse.
O...bueno, sí, pero sólo se ducharía si YangMi lo hacía con él.
Porque lo que realmente necesitaba era a YangMi.
La humana que lo invocó era muy bonita, y tenía una, por lo que pudo entender JungKook, vasta experiencia sexual. Pero no era YangMi, así que no lo pudo complacer más que ella.
Y fue por eso que decidió ir al cuarto de la chica que ocupaba su mente.
A esa a la que podía besar sin límites, pues, sabiendo las reglas del Infierno, con una humana tampoco podía besarse.
Porque aquel era un secreto sólo entre ellos dos.
-Jeon-saludó YangMi al abrir la puerta-¿Cómo te fue?
-Bien-se encogió de hombros, pasando a la habitación, cerrando la puerta tras de sí-¿Y a tí?
YangMi bufó y se lanzó sobre la cama.
-Me invocó un niñato que probablemente sólo haya tenido sexo tres veces en su vida, contando nuestro encuentro-señaló, hundiendo su cabeza en el colchón-. Y eso me estresa-gruñó.
-La mujer que me invocó era casi una experta-comentó.
El pecho de la de cabellos color miel, se apretó.
-¡Felicidades!¡Ganaste la lotería!-celebró con falsedad, aún manteniendo su cabeza en la almohada.
JungKook soltó una risilla, y se acostó a un lado de ella, acercando sus labios al cuello contrario.
-No estés celosa, preciosa-murmura con voz ronca-. No fue capaz de complacerme como tú lo haces-soltó una risilla, cuyo aliento chocó con el cuello de YangMi, y la hizo erizarse-. No me equivocaba cuando decía que contigo tendría la mejor noche de mi vida...Ya son noches, y, por lo que veo, aún no terminan.
YangMi volteó su rostro para verlo, y sólo fue cuestión de segundos para que estuvieran comiéndose la boca y acomodándose mejor sobre la cama.
¡Ah! Pero unos oscuros orbes, camuflados entre la oscuridad y la azulada luz de la Luna, observaban en silencio y con admiración toda la escena.
Pero ninguno de los amantes se percató de ello.
E hicieron bien en no preocuparse de nada que no fueran ellos en esos momentos, porque la pasión que derrochaban con cada beso, cada toque, reflejaba anhelo y deseo.
Y hubiese sido una verdadera lástima, ver tanta pasión derrochada por una simple mirada, que estaba tan oculta, que ni el más agudo sentido de la vista de entre los tres mundos, hubiese podido encontrarlo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top