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Un año después...

-¿Me acompañas, SoYeon?-pregunta JungKook.

Era su día libre, mas, tenía un trabajo pendiente por hacer. Un trabajo pendiente desde los ocho años.

-Sabes que no es obligatorio que vayas. Soy el primero que no quiere exponerte-aclara al ver los ojos temerosos de su hermana.

SoYeon suspira entrecortadamente y JungKook entendió que todo el peso de la culpa (si es que llegaba a sentir alguna) caería sobre él. No estaba dispuesto a dejar que su hermana se culpara por algo de lo que, luego, se arrepentiría haber hecho.

-No te preocupes. Recuerda que el peso de nuestros problemas siempre caerá sobre mí-sonrié, sentándose junto a su hermana en la cama.

-Pero eso no es justo, Kookie-murmura la chica, mirándolo con ojos llorosos. Sabía que, aunque ella no fuera, su hermano iría y cobraría venganza por su madre, ella, y él mismo.

-Sí, Yeonie-murmura acariciando el cabello de la menor-. Por mi culpa mamá fue desterrada, y tú naciste en el lugar incorrecto...un lugar donde ni tu, ni ella, pueden cumplir sus sueños...y el mío es hacer el suyo realidad, y no me voy a rendir hasta cumplirlo-sentenció, caminando hasta la puerta-. No me esperes despierta. Llegaré tarde-fue lo último que dijo antes de salir de la casa, donde TaeHyung lo esperaba.

-¿Estás seguro de lo que harás?-pregunta el mayor al pelinegro, cuya aura desprendía furia y ganas de asesinar a alguien.

Aunque...ese era su propósito.

-Jamás estuve tan seguro de algo-asintió comenzando a caminar.

-¡Espera!¡Que no vas solo!-reclamó TaeHyung.

-Si vas a ayudar, puedes venir. Si vas a protestar puedes volver a casa-sentenció el pelinegro, lanzando una mirada fulminante a su tío.

-A mi no me mires así, jovencito. Guarda tu ira para cuando mates a ese desgraciado-replicó TaeHyung, colocándose a un lado de JungKook.

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A pesar de su ira y molestia, JungKook cerró con cuidado la puerta de su habitación para no despertar a su hermana, y comenzó a desvestirse.

Primero quitó su pantalón rasgado y lo lanzó sobre el butacón. Después lanzó su negra camisa, y se despojó de sus tenis, lanzándose finalmente a la cama, sin siquiera cubrise.

-Nada salió bien ¿verdad?-murmura su hermana, abriendo los ojos y viéndolo, manteniéndose acostada.

JungKook bufa y entierra su rostro en la almohada, siendo un par de segundos después, que se dignara a hablar.

-Mañana-habló por fin-. Mañana nos enfrentaremos en el cuartel.

-¿Frente a todos en el Ejército?-su hermano asiente ante su pregunta, a pesar de estar extrañado por su tranquila reacción.

-Mi posición como guerrero me permite hacer lo que se me de la regalada gana dentro del Ejército...Claro, con el permiso de mi superior.

-Esa tal YangMi. Ella es la líder ¿no?

JungKook vuelve a asentir.

-¿Puedo dormir contigo esta noche?-pregunta SoYeon y JungKook ríe asistiendo, echándose a un lado de su cama, dándole espacio a su hermana para que se acostara.

SoYeon cubrió su cuerpo con la sábana de su hermano, y no pudo evitar arrugar la nariz, provocando las carcajadas de JungKook.

-Eres un asqueroso-rió ella también-. Ésta sábana huele a sudor. Ni siquiera lavas la ropa de cama.

-Ahora te aguantas-besa la frente contraria, pegando el cuerpo envuleto de su hermana al suyo, pasando uno de sus brazos sobre la cintura contraria.

-Te quiero mucho, hermanito-dice SoYeon, acurrucándose más en el pecho de su hermano.

-Yo también te quiero mucho, Yeonie-dice, manteniendo su mirada fija en su armadura.

Una preciosa armadura de cuero negro, muy similar al estilo que usaban los antiguos romanos. Dejaba al descubierto los brazos, las piernas eran cubiertas por un pantalón y los pies por botas. Cabe destacar, todo esto era de cuero negro. Como agrego, estaban unas cuantas cadenas de plata, que colgaban, y el cinturón donde estaba la funda de la espada, el cual era también de plata. Luego, como punto final, estaba la espada; aquella grande espada plateada, cuyo mango poseía un rubí incrustado.

Es hora de hacer historia, querida amiga.

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-¿Qué es lo que pasa?-pregunta YangMi, quien recién llegaba, a uno de los guerreros de los cuáles ella era líder.

-JungKook está enfrentado a otro hombre completamente desconocido-le respondió.

Sí, JungKook ni siquiera se tomó la molestia de pedirle permiso a YangMi.

Pero eso era lo que menos le importaba a ella en aquellos momentos.

Todos estaban callados, viendo como MinJae y JungKook se iban acercando el uno al otro.

-Mira, muchacho-comenzó a hablar MinJae-. No sé quién eres, ni por qué me has retado, pero soy un hombre de palabra, y aquí estoy. No veo la necesidad de ningún combate.

JungKook se cruzó de brazos sobre su armadura de cuero y rió notablemente molesto.

-¿Hombre de palabra?-bufó-. Yo diría que sólo quieres huír-escupió con furia, acercándose aún más a MinJae  Sus ojos se estaban volviendo rojos, lo que le indicaba a YangMi el alto nivel de gravedad del asunto-¿Sabes quiénes son Jeon SoYeon y Jeon JungKook?

MinJae negó con la cabeza, siendo intimidado por el chico frente a sus narices.

-¿Jeon EunJi te suena de algo?

Los ojos de MinJae se abrieron de par en par.

-¿Q-Qué pasó con e-ella?-su nerviosismo era notable.

JungKook soltó una risa sin gracia.

-Mi nombre es Jeon JungKook. Mi hermana es Jeon SoYeon, y Jeon EunJi es nuestra madre-dijo entre dientes, agarrando por la camisa al hombre, soltándole las palabras directamente en el rostro.

-¿T-tú e-res mi...hi...?

Sus palabras quedaron en el aire cuando JungKook lanzó, con la mayor fuerza que sus poderes adquiridos le permitían, a MinJae, logrando que éste se golpeara tan fuerte contra una de las grandes paredes que allí habían, que abrió un hueco en ella.

-¡¿Ahora soy tu hijo?!-gritó con furia-¡No vuelvas a pronunciar esa palabra para referirte a mí en lo que te queda de vida!

Todos los guerreros que se encontraban viendo la pelea se miraron entre sí, asombrados.

-¡JungKook!-gritaron dos mujeres, que se iban acercando de a poco hacia el grupo de guerreros y su líder.

El susodicho miró a su madre y hermana, y con furia, se acercó a MinJae, sacándolo de los escombros de la pared.

-¿Ves a esas dos mujeres?-con una mano sostenía a MinJae por el cuello, mientras éste se retorcía, y con la otra señaló a las dos mujeres que tanto amaba.

-Eun...Ji-susurró MinJae con el poco aliento que tenía.

-Por tu culpa es que están aquí, viviendo una vida de mierda-habló, dejando caer a MinJae de vuelta al suelo, haciendo presión sobre su cuello aún envuelto por su mano.

-Tam...bién...es...tu cul...pa-se burla, intentando reír, mas el que ríe es JungKook.

-Tienes razón-asiente-. Pero la diferencia, es que yo no dejé preñada a ninguna ángel, y mucho menos la abandoné.

A tales alturas de la pelea, el rostro de MinJae se volvía rojo por la falta de aire, a la vez que sus manos intentaban quitar las de JungKook de su cuello.

Sin embargo, JungKook no contaba con que MinJae también poseyera poderes...sus mismos poderes.

El pecho de JungKook fue quemado por la mano de MinJae, provocando que, por acto reflejo, soltara al susodicho.

-¡No!¡JungKook!¡Déjalo!-gritó SoYeon, e intentó ir hasta donde estaba su hermano, siendo seguida por su madre, pero las manos de YangMi las detuvo.

-No es recomendable que vayan. En todo caso, serían ustedes las muertas si se meten en la pelea-dice con seriedad-. Conozco a JungKook, y sé que el único muerto aquí será ese hombre-asiente convencida-. Confíen en JungKook.

Madre e hija se miran y asienten, volviendo a sus antiguas posiciones.

-Tú debes ser YangMi...la líder-murmura SoYeon y YangMi asiente.

En el lapso de tiempo que MinJae utilizaba para respirar, y JungKook para estabilizar el dolor en su pecho, EunJi quedó sorprendida ante la presencia de otra mujer.

-¿Qué es lo que está pasando aquí?¿Por qué tanto alboroto?¿No deberían estar entrenando?

-Park SunMi-habla EunJi, observando a la susodicha, quien corre a abrazarla.

-¡Oh! EunJi-exclama SunMi, separándose de su amiga.

-Llévalas a mi habitación, má'-murmura YangMi, intentando que nadie más que su madre, EunJi y SoYeon la escucharan.

-Pero JungKook...-intentó hablar EunJi.

-JungKook estará bien. Si las cosas se salen de control, yo, personalmente me encargaré de que regrese a ustedes sano y salvo-la interrumpió YangMi.

SunMi se llevó rápidamente a EunJi y SoYeon, y YangMi volteó a ver la pelea.

-Somos iguales en todo; físico, poderes...-comenzó a enumerar JungKook-¿Sabes en lo único en lo que nos diferenciamos?-MinJae negó, dando pasos hacia atrás, huyendo de JungKook, quien lo acorralaba-. En que tú eres un cobarde, y, además, en breve estarás muerto-sonrió con malicia.

En menos de lo que YangMi esperaba, MinJae y JungKook peleaban un combate cuerpo a cuerpo.

¿El problema?

Hacían uso de sus poderes, por lo que el cuerpo de cada uno estaba lleno de quemaduras, que en el caso de JungKook, no eran tan graves.

Pero MinJae...

-¡Vas a morir, imbécil!-gritó JungKook, intentando empuñar su espada.

MinJae estaba en el suelo, casi inconciente, y JungKook iba a darle fin a su vida, pero sus manos estaban demasiado quemadas como para reunir la fuerza suficiente para empuñar su espada.

-Vamos, Jeon. Tú puedes-murmuró una voz en su espalda, cuya dueña encerró sus manos alrededor de la mano que sostenía la espada y lo ayudó a empuñar la espada.

Con la fuerza extra de los brazos de YangMi, JungKook alzó la espada, y de un solo tajazo, separó de los hombros, la cabeza de MinJae.

La sangre negra corría por el suelo, hasta llegar a rozar incluso, los pies de ambos chicos.

Ambos chicos se quedaron viendo el cuerpo sin vida. YangMi poseía una expresión neutra, más JungKook sonreía contento y orgullos, sin embargo, su emoción no duró mucho, ya que tuvo que soltar la espada, quejándose por el ardor de su piel.

-Ven conmigo-ordenó YangMi, jalándolo por una de las cadenas de su armadura, pasando el brazo del chico por sobre su hombro.

Él no protestó ni rechistó. Sólo la siguió, recibiendo los aplausos de sus compañeros cuando pasaron por un lado de ellos.

La chica lo adentró en su habitación, donde se encontraban las mujeres platicando. SunMi hacía todo lo posible por distraer a SoYeon y EunJi.

-¡JungKook!¡Por Dios!-exclamó EunJi, intentando acercarse a si hijo.

-No se acerque, señora Jeon-habló YangMi, recostando a JungKook en su cama-. Lo que menos necesita ahora es que se contaminen las quemaduras.

-Estamos en el Infierno, YangMi ¿Qué puede haber más contaminado que éste lugar?-habla SunMi.

-Éstas no son quemaduras corrientes-señala a la par que va despojando a JungKook de su armadura, dejando su torso desnudo-. Son quemaduras mágicas, y cualquier mínimo toque de sanación puede contaminarlas-tanto JungKook como las otras tres mujeres la miraron, frunciendo el ceño, a lo cual ella suspiró-. Ustedes son ángeles-señala a EunJi y SoYeon-, y éstas son quemaduras malditas, por lo que sólo con magia negra son capaces de curar ¿me explico?

El resto de los presentes asintió.

-¿Me pueden dejar sólo con él?-pide la muchacha, y antes de que SoYeon y EunJi hablaran, ella se adelantó-. Sé que están preocupadas, pero hay que curarlo de inmediato.

-Vamos, chicas. Dejémoslos solos-anima SunMi-. Y voy a ordenar que limpien el desastre-YangMi asintió ante lo propuesta de su madre.

Las tres mujeres salieron, cerrando la puerta tras ellas, y YangMi terminó de despojar a JungKook del resto de sus prendas, dejándolo sólo en boxers.

-Me extraña que estés tan callado, Jeon-murmura la chica, quitándose ella su armadura y colocándose una blusa normal, obviamente, de espaldas a su compañero.

-Preferí disfrutar de cómo me quitabas la ropa, guapa-intenta guiñarle un ojo, pero una quemada en su mejilla se lo impide, provocando que se quejara.

-No hagas eso hasta que no te cure-ordena la chica, sentándose sobre el colchón, a un lado de JungKook.

-Gracias por ayudarme a matar a ese desgraciado-dice JungKook, posando su mano sobre la de YangMi-...Y por curarme también.

-Soy tu líder y es mi deber-retira su mano de la de JungKook-. Así como el tuyo también era avisarme, o al menos pedirme permiso para enfrentarte aquí-regañó.

-Lo siento por eso-se encogió de hombros-. Pero necesitaba matar a ese hombre de inmediato.

-Está bien-asintió-. Pero para la próxima, si es que hay, me tienes que preguntar primero-el chico asintió-. Por cierto...¿sabías que nuestras madres se conocen?

JungKook frunció su ceño.

-Bueno...yo tampoco sabía hasta hoy-se encogió de hombros-. Pero ahora necesito que te relajes, cierres tus ojos, y aguantes como el poderoso guerrero que eres ¿bien?

Kook sonrió de lado, asintió y obedeció.

Por su parte, YangMi se concentró en todos los hechizos de magia negra que sabía, y se dispuso a curar las heridas de JungKook.

La primera fue la de la mejilla.

YangMi posó su mano, delicadamente sobre la mejilla del chico y murmuró uno de los tantos conjuros.

JungKook se resistió las ganas de gritar de dolor, y resistió hasta que el dolor desapareció.

Justo en ese momento abrió los ojos, encontrándose con la sonrisa de YangMi.

-Sigue así. Prometo que las demás dolerán menos.

Kook asintió, y con la poca fuerza que le quedaba, sostuvo la mano de YangMi entre la suya.

La chica no se negó. Vio el gesto de JungKook como una señal de que buscaba apoyo, así que se lo permitió.

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-¿Estás bien, amiga?-pregunta SunMi a EunJi.

-Me siento mal porque mi hijo acaba de matar a su propio padre-confiesa-. Pero también estoy feliz porque me siento aliviada. El idiota que arruinó mi vida ya pagó el precio de todos mis años de dolor-dijo entre dientes.

-Ya pueden pasar-avisó YangMi, saliendo de la habitación, nuevamente con su armadura puesta, interrumpiendo la conversación de las otras tres mujeres.

-Gracias, mi niña-EunJi la abraza, siendo seguida por SoYeon.

YangMi sonrió contenta.

JungKook tenía una bonita familia.

-Es mi deber-asiente-. Pero, por favor, si cuando vayan a salir de aquí notan que JungKook las trata con desprecio, no se molesten con él. Ya saben...pueden hasta matarlo por tener relaciones afectivas con su familia...Aunque dudo que se pueda levantar. Esas heridas duelen mucho.

-Entonces tú también debes irte. No puedes correr el riesgo de que te vean con tu madre-habla SoYeon.

-Después le pediremos a JungKook que te explique todo-dice EunJi.

-Y también tenemos que ponernos al día...Han sido muchos años sin vernos-le dice SunMi a su amiga, quien asiente.

YangMi sólo se da media vuelta para volver con sus tropas, quienes, por lo que vio, ya habían limpiado el desastre.

-Comenzaremos sin Jeon-informa-. Está siendo curado-se cruza de brazos-¡Vamos!¡Muevan el culo!

Sin embargo, de su mente no salía aquella escena de JungKook.

¿De verdad ese era su padre?

¿Esa era su familia?

Algo en su mente le decía que ella y JungKook tenían mucho más en común de lo que, tal vez, quisieran.

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De nuevo caía la noche sobre aquel campamento.

JungKook debía hacer reposo absoluto si quería recuperarse por completo, por lo cual, no se había movido de la cama de YangMi.

YangMi se tomaba muy en serio el papel de líder, sobre todo si se trataba de JungKook, el mejor guerrero de sus filas.

Ambos muchachos, en menos de un año habían demostrado extrema fuerza y valor, pasándole por encima a la gran mayoría de los demonios integrados al Ejército.

YangMi, claramente, fue quien más fuerza demostró, convirtiéndose en líder, y JungKook, quien le pisaba los talones, era su guerrero principal.

YangMi nunca dejaba solo a JungKook en el campo de batalla.

Porque sí, habían tenido un aproximado de treinta batallas a lo largo del año que llevaban.

Cada vez habían más demonios en rebelión.

-Así que, prácticamente nacimos juntos-murmura YangMi, y Kook asiente. Le había contado toda su historia desde el principio, incluyendo a MinJae, y había agregado la información que SunMi y EunJi le habían transmitido ese día-. Qué bueno que te ayudé a matar a ese imbécil...¿No se puede revivir? Me gustaría matarlo de nuevo-JungKook soltó una carcajada, negando con la cabeza.

-¿Sabes? Nunca pensé que la mejor guerrera de todos los tiempos, idolatrada por muchos, sea tu madre-confesó.

-Ya ves. Cosas del destino-se encoge de hombros, levantándose de la cama.

-¿A dónde vas?-pregunta JungKook, viendo como YangMi recogía algunas de sus pertenencias en una mochila.

-No quiero incomodarte mientras duermo-contesta, acomodando la almohada bajo la cabeza de Kook-, así que me voy a tu habitación.

-No creo...que debas ir-dice incómodo.

-Estás en mi cama, la estás ocupando y no pienso dormir en un sillón-dijo, finalmente saliendo del cuarto.

JungKook sólo se quedó mirando fijamente a la puerta, hasta que, en menos de tres minutos, YangMi se encontraba de vuelta.

JungKook soltó una rápida carcajada, burlándose de YangMi, quien lo fulminó con la mirada.

-Eres un asqueroso-repitió las mismas palabras de SoYeon-¿Sabes que tenemos lavandería en el cuartel?-se queja-. Calculo que las sábanas llevan todo un año sin ser lavadas, absorbiendo el sudor tuyo, y de cuanta mujer te follas allí.

-¿Celosa, belleza?-arquea una ceja

YangMi niega con la cabeza, y se recuesta a un lado de JungKook.

-Intentaré no incomodarte-fue lo último que dijo antes de cerrar sus ojos.

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Adentrada la medianoche, YangMi despertó acalorada. Estaba durmiendo con ropa, y eso era algo poco común en ella. Sólo dormía así porque estaba compartiendo habitación con JungKook.

Teniendo la precaución de que JungKook durmiera, se levantó y comenzó a quitarse la ropa, quedando solo en ropa interior.

-Ah...no sabes cuánto me alegro de estar aquí ahora-murmura JungKook y la chica bufa.

-Vuelve a dormir, Jeon-dice, volviendo a tumbarse en la cama, dándole la espalda.

-¡Joder!¡Qué buena vista!-dice fijando su vista en el trasero de YangMi-. Como quisiera tocar todo eso ahora-susurra, mas YangMi pudo oírlo.

-No lo puedes tocar. Tienes las manos quemadas-dice mientras se voltea a ver a su acompañante.

-¡Mierda!-masculla-quiero tocar esas tetas-se mordió el labio inferior.

La vista del muchacho estaba posada en los senos de YangMi, los cuales se abultaron debido a su posición.

-Qué suerte tengo-murmura-. Un año detrás de ti, y cuando al menos puedo verte en ropa interior, no puedo ni tocarte-la muchacha rió ante la frustración de JungKook.

Y decidió jugar con él un rato...

Se acercó a JungKook, bajo la atenta mirada de éste, y comenzó a besar su cuello, a la par que su mano acariciaba con cuidado, los muslos desnudos contrarios.

-¡Joder, YangMi!

Con tan sólo el mínimo contacto de los labios de la chica contra su cuello, ya se sentía en el Cielo.

-Tú no me puedes tocar, pero yo a ti, sí

Una mordida en su cuello, y un apretón en su entrepierna fue suficiente para que soltara un gemido.

La mano de YangMi se coló dentro del boxer del chico, y sujetó con delicadeza su falo.

-Yan...YangMi-suspiraba él, ante el masaje de arriba a abajo que la chica le daba a su miembro.

-¿Esto no es lo que querías, JungKook?-susurró sensualmente en su oído, mordiendo el lóbulo de la oreja del susodicho, bajando la boca hasta llegar a su pecho.

-Hubiera preferido que me montaras, pero juro que me siento en el Cielo-confesó, y soltó un gemido cuando la lengua de la chica pasó con suavidad sobre su pezón.

YangMi, con una sonrisa orgullosa, y con una última mordida al cuello del chico, se alejó de él, dejándolo perplejo.

-Nunca me vas a tener en tu cama-murmuró dándole la espalda.

-Vamos, YangMi~-se quejó-. No me dejes así.

Pero YangMi no contestó.

-Me las vas a pagar.

La chica rodó los ojos, restándole importancia al asunto.

Yo también sé jugar, cariño.

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Maratón
Capítulo: 2/2
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