†➊†

•†•†•†•†•†•†•†•

вєgιииιиg

•†•†•†•†•†•†•†•†•†•†•†•†•

La guerra entre el Cielo y el Infierno había acabado.

Ángeles y demomios lograron establecer un acuerdo de paz, el cual había dado paso al permiso de los demonios de acceder al Cielo, y a los ángeles a acceder al Infierno.

-¿Con quién tiene mi ahora bendecido ser, el placer de hablar?-decía MinJae, un demonio cargado de lujuria y de magnífico aspecto, a una joven ángel, de cuerpo espectacular y bello rostro.

-Mi nombre es EunJi-sonrió la muchacha-¿Y el suyo?

-Mi nombre es MinJae-tomó la mano de la chica y depositó un beso sobre ella-, y me gustaría mucho que me trataras de "tú", ya que presiento que este puede ser el inicio de una bella amistad, o quién sabe si algo más que eso.

†♠†♠†♠†♠†♠†♠†♠

-¡Felicidades, SunMi!-la felicitaba MinSeok, un viejo ángel guerrero, compañero de SunMi, una joven guerrera demonio, cuyo pensamiento y actitud no tenía mucho, o nada, que ver con el medio en el que había crecido.

-Gracias, señor-hizo una reverencia, haciendo sonar su negra armadura de hierro.

-He tenido el privilegio de conocerte, y reconozco tus logros. De hecho, afirmo que eres la mejor guerrera de entre los tres mundos; los humanos son fuertes, los ángeles también, pero una demonio como tú es más fuerte que nada. Jamás he visto tanta fuerza.

SunMi sonrió. Había logrado mayores logros de los que se proponía desde un inicio, y le agradaba recibir halagos.

-Gracias, señor.

-No-negó con la cabeza y tomó una de las manos de SunMi-. Las gracias dámelas cuando mi regalo, en señal de agradecimiento, de frutos.

La chica frunció el ceño.

-Tengo entendido que en el Infierno besarse es un pecado, por lo que supongo que el amor no existe por allá-habló mientras caminaba con SunMi a su lado-. O al menos no todos los demonios son capaces de sentir amor. Porque estoy enterado de que Cupido ha curado unas cuántas almas, y las ha llevado al mundo humano para que vivan su amor con tranquilidad.

-Disculpe, señor. Pero no entiendo a qué quiere llegar con ésta conversación-habló confusa, frunciendo el ceño.

-¿Te gustaría tener hijos?-fue directo y detuvo su andar inmediatamente que la pregunta salió de sus labios.

SunMi sonrió ladina y suspiró.

-En el Infierno eso es algo imposible. Quiero engendrar a mis hijos con amor. Pero nadie piensa igual que yo-bajó la cabeza.

-No te puedo dar un amor, pero si puedo hacer que tengas hijos-sonrió al ver la cara de asombro de SunMi.

-¿C-Cómo...?

-Gracias al poder que me ha concedido el todopoderoso, puedo ayudarte con eso. Es sólo un simple ritual, y estoy seguro de que tendrás bien merecido tu regalo.

†♠†♠†♠†♠†♠†♠†♠

El tiempo pasaba rápidamente como si fuera agua que corre por el río.

SunMi quedó embarazada gracias a MinSeok, y su extraño, pero efectivo ritual, y no podía estar más contenta.

Por otro lado, EunJi había cedido ante MinJae, lo que le había provocado un embarazo, la huída de MinJae, y su destierro.

¿A dónde la desterraron?

Al Infierno.

¿Por qué?

Por llevar un demonio en su vientre.

-¿¡Por qué lo hiciste, EunJi!?-le reclamaba el señor Jeon.

-¡Porque lo amaba!-respondió envuelta en llanto.

-¡Nunca debí permitir que te cortejara!¡Mira el resultado!¡Embarazada, con un demonio dentro!-volvió a decir el señor Jeon.

El resto de la familia simplemente no hablaba. Estaban de acuerdo con el señor Jeon.

-Escuhen bien lo que les diré-señaló con su dedo índice a los integrantes de su familia. Estaba furiosa-¡Este niño que no quieren aceptar, nacerá y será parte de ésta familia, les guste o no!¡Es un demonio!¿¡Y qué!?¡Es mi hijo y no dejaré que lo maltraten y menosprecien!

-¡Por culpa de ese demonio que llevas dentro serás desterrada!¿¡Eso es lo que quieres!?¿¡Vivir en el Infierno!?-gritó su padre.

-Mi niña, aún estás a tiempo-habló tranquilamente, su madre-. Puedes abortar a ese bebé.

EunJi simplemente sonrió de lado, tomó sus maletas y antes de abrir la puerta, giró a ver a su familia.

-Me voy. No tengo por qué estar donde mi hijo será menospreciado. De verdad que me han decepcionando. Nunca esperé tanta crueldad de su parte.

Y cerró la puerta del que fuera su hogar hasta aquel entonces.

Caminó largos minutos hasta llegar frente al gran portón dorado que daba entrada y salida al Cielo.

-El portal al Infierno ya está activado, señorita-habló un hombre. El encargado de transportar las almas, tanto a la Tierra, como al Cielo y el Infierno.

-Vámonos ya-ordenó y el hombre le ofreció entrar a una carroza color negro, la cual no contaba con caballos. De hecho, parecía más un auto antiguo.

El viaje no era muy largo, pero aún así, el tiempo para EunJi pasaba extremadamente rápido, sobretodo cuando, por fin, hubieron entrado al Infierno, pasando la carroza por las oscuras calles.

-Señorita, lamento su destierro-habló el señor, sonriendo tristemente.

-Cualquier sacrificio es necesario si se trata de un hijo-le devolvió la sonrisa-. Por cierto ¿Conoce usted a Oh MinJae?

-¿Que si lo conozco?-bufó risueño-. Es uno de los peores demonios que hay en el Infierno.

-¿Cree que me podría llevar con él?

El hombre la miró y frunció el ceño.

-Tengo asuntos que resolver con él-respondió a la pregunta no formulada por aquel hombre-. Él se encargará de darme la casa que necesito, ya que no tengo dónde quedarme.

Asintiendo, el chofer detuvo la carroza frente a un burdel.

-Siempre está aquí. Es el dueño del burdel-informó el chofer.

-Le agradecería mucho que se quedara y me esperara. Prometo no demorar mucho.

-No se preocupe, señorita-sonrió-. Estoy completamente a su servicio.

Con pasos decididos, EunJi ingresó en aquel burdel.

El color rojo predominaba, no había casi iluminación, y el olor a cigarros y alcohol era fuerte, sin embargo, la música no era tan audible.

Como era de esperarse, los ojos masculinos no dudaron en posarse sobre ella y su cuerpo.

-¿Qué trae a tan bello ángel por aquí?-preguntó un chico, acercándosele con un trago en la mano.

-Necesito hablar con Oh MinJae ¿Cree que me pueda decir dónde se encuentra?

-¡No es justo!¡MinJae siempre se queda con los peces gordos!-se quejó.

-Si le sirve de consuelo, no vengo a tener sexo-sonrió de medio lado-. Necesito con urgencia hablar con él.

-Bueno...siendo así-sonrió, terminó su trago, y dejó el vaso vacío sobre una de las mesas-, la guiaré con gusto.

Tomándola de la cintura, la dirigió a una oficina oculta entre unos oscuros pasillos.

EunJi no protestó ante el tacto del chico. Decidió no protestar ya que, a fin de cuentas, le estaba haciendo un favor.

-¿Qué hace un ángel en el Infierno?-preguntó mirándola.

-Estoy embarazada de MinJae, y por llevar un demonio dentro, fui desterrada. Vengo a pedirle alojamiento. No pertenezco a este lugar, por lo que no tengo ni idea de cómo sobrevivir aquí.

El chico la escuchó atentamente y sonrió de lado.

-MinJae no va a aceptar al bebé, y dudo que te de alojamiento. Aquí nadie es bueno con nadie.

-¿Y por qué tú sí?-el chico la miró frunciendo el ceño-. Estás siendo amable conmigo. Eso es ser bueno.

-Mi madre me enseñó eso-le respondió sonriente-. Comprendo perfectamente tu situación porque a mi me sucedió algo similar. Mi madre fue criada en el Cielo, a pesar de ser una demonio, y cuando conoció a mi padre, se enamoró y...me tuvo a mí. Mi padre huyó, y ella se dedicó a cuidar de mí tal y como lo habían hecho con ella, aunque la hubiesen desterrado.

Ante la confesión del chico, EunJi detuvo su andar y lo miró.

-Bueno, ya que tenemos la misma crianza, te propongo que seamos amigos-le sonrió extendiendo su mano-. Mi nombre es Jeon EunJi, y es un gusto conocerte.

El muchacho sonrió y aceptó la mano de la chica.

-El gusto es mío. Mi nombre es Kim TaeHyung, y encantado acepto ser tu amigo. Aunque desde ya te voy diciendo que mi lado demonio no se queda atrás. Me gustan las mujeres, las fiestas y los tragos, y no pienso dejarlos de lado por ahora.

-No importa siempre y cuando seas mi amigo-se encogió de hombros.

-Bueno, amiga...hemos llegado-habló deteniendo sus pasos delante de una puerta de madera de roble-, y ni se te ocurra pensar que entrarás sola.

Antes de que EunJi pudiera soltar palabra alguna, TaeHyung ya estaba abriendo la puerta, adentrándose junto a ella en la oficina.

MinJae no estaba solo, SunMi estaba de pie frente a su escritorio, de brazos cruzados, mientras él se hayaba sentado en su silla.

Al encontrar sus ojos con los de EunJi, MinJae se levantó con inmediatez de su asiento.

-¿Qué haces aquí?-estaba furioso, y su voz lo delataba.

-Por tu culpa me han desterrado, así que vine a pedirte, aunque sea, un lugar donde quedarme para cuidar de nuestro hijo. Sólo será eso, y juro que desapareceré de tu vida-contestó secamente, cruzándose de brazos.

-¿Qué te hace pensar que haré lo que me dices?-rió-¿Nuestro hijo?¡Ja! Querrás decir TÚ hijo.

-Te recuerdo que yo no lo hice sola-lo enfrentó furiosa y se posicionó frente a él-. Haz algo bueno en tu asquerosa vida y por lo menos acepta la responsabilidad. Sólo te pido un techo. Me contaste que tienes varios, así que sólo pido uno de ellos. En cuanto me lo des, prometo desaparecer de tu vida.

SunMi, quien estaba en la misma situación de la chica, encaró a MinJae con furia.

-Ya son dos techos, MinJae ¡Vamos! No tenemos todo el día.

MinJae se las había arreglado para quitarle la casa a SunMi, sólo por el deseo de tener más propiedades, más poder.

Fue difícil arrebatarle la casa a la Líder del Ejército Negro, pero al final lo consiguió, jugando sucio, y alimentando su ego.

Después de todo, había dejado sin casa a la honorable y valiente Líder del Ejército Negro.

-No te metas, SunMi. Perdiste tu casa por débil-habló MinJae, bufando.

La chica enfureció y le proporcionó un buen golpe en el rostro, dejándolo caerse al suelo, aturdido.

-MinJae-intervino TaeHyung, acercándose a MinJae, apartando a las damas-. Es mejor que les des lo que quieren. Prometen irse de tu vida si lo haces, así todos salimos beneficiados; ellas con sus casas, y tú quedas en paz.

†♠†♠†♠†♠†♠†♠†♠

-Algo es algo ¿no?-hablaba TaeHyung mientras abría la puerta de una enorme casa, y dejaba entrar a las damas.

SunMi no pudo recuperar su hogar, pero MinJae les dio la llave de una de sus más lujosas casas; a ella y a EunJi.

Sí, les tocaba compartir hogar. Aunque no les sería complicado, pues desde que salieron de la oficina de MinJae, se habían vuelto muy cercanas, así como EunJi y TaeHyung desde un inicio.

-Gracias por tu ayuda, TaeHyung-SunMi hizo una reverencia, seguida de EunJi.

-No se preocupen. Siempre estaré para ayudarlas. Sólo prometan que serán fuertes y criarán bien a sus hijos.

-¡Prometido!

El destino está marcado, la vida da muchas vueltas, y el mundo es un pañuelo.

El tiempo diría y rememoraría lo ocurrido en el pasado.

Porque una buena amistad no se olvida de la noche a la mañana...Ni siquiera con el paso de los años.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top