• XII •
Título: Galletas estropeadas.
Personajes: Hayato Gokudera, Krista Günther (Oc), Toji Fushiguro, Nico Robin, Ray Fushiguro.
Shipp: Hayato x Krista. Toji x Robin.
Advertencia: Tal vez leve OOC de algún personaje.
Tipo de escrito: Drabble.
Cantidad de palabras: 587.
Hayato y Krista habían aceptado cuidar al pequeño Ray mientras sus padres salían por un rato. Si bien el chico no estaba muy feliz con la idea, no podía negarle algo así a su novia, sobre todo porque sabía lo mucho que ella adoraba a ese engendro que tenía como hermanito.
Cuando llegaron, Ray no perdió la oportunidad de aferrarse a la chica y pedirle que jugara con él. Krista no se negó y pronto ambos estaban en la sala divirtiéndose con las figuras de Paw Patrol del pequeño, siendo observados por Hayato.
El cenizo sonreía cada cierto instante al notar como ellos reían entre sus juegos, logrando pensar incluso en un futuro aún más lejano, en donde no podía evitar pensar que ella sería una madre amorosa con sus hijos.
Al percatarse de aquello, no pudo evitar sonrojarse, alejándose por unos minutos de la sala. Por más de que hacía ya unos años que eran pareja, no deseaba que Krista lo viera así.
—Kris, quiero comer galletas —dijo de pronto Ray—. ¿Me las preparas?
—Por supuesto, tú serás mi ayudante —contestó suavemente mientras lo cargaba en brazos.
—¿A dónde van? —indagó Hayato al verlos salir de la sala.
—Haremos galletas —expresó Ray sacándole la lengua al chico, mientras el cenizo fruncía el ceño.
—Ray... —llamó la fémina a modo de advertencia.
—¿Qué? Todavía no lo perdono por llevarte de la casa —declaró el niño aferrándose a ella.
Krista negó ligeramente mientras sonreía, viendo a su novio que se encogió de hombros, sin darle tanta importancia al mini berrinche del pequeño. Intuía que aquellas ideas no eran propias de él, sino de su suegro, Toji.
Sacudió la cabeza un par de veces antes de seguirlos. Ella no perdió tiempo en comenzar a preparar la masa, recibiendo la ayuda de Ray quien le pasaba los ingredientes y de su novio, que le cargaba las medidas exactas al pequeño.
Ya cuando las galletas estuvieron en el horno, la chica colocó el tiempo y temperatura de cocción para luego lavar todos los utensilios sucios.
La impaciencia del pequeño Ray trajo sus consecuencias más pronto que tarde, pues en un descuido de la pareja, el niño aumento la temperatura con el fin de apresurar la cocción.
—¿Qué es ese...? —la pregunta de Hayato quedó a medias cuando se volteó hacia el horno, notando el humo negro dentro del mismo—. ¡Las galletas!
No perdió tiempo en extraer las galletas totalmente quemadas, logrando que el humo se extendiera por la casa.
—Pero, tú viste que les coloqué la temperatura correcta... —expresó con desconcierto Krista.
—¿Qué es ese olor? —preguntó de pronto Ray, ingresando a la cocina.
—Se quemaron las galletas —dijo Krista viéndolo.
—¿¡Qué?! ¿No hay galletas? —chilló el niño.
—No, no hay —reafirmó Hayato.
Ray sin más comenzó a llorar, corriendo a abrazar las piernas de Krista, la cual sin perder tiempo lo cargó en sus brazos para consolarlo.
—Ya, no llores. Te haré más.
—Lo siento... —inició entre sollozos—. Yo les puse más temperatura porque quería que estén listas más rápido —se abrazó más a ella—. No quería que pasara esto... Yo las estropeé...
—Así que fue tu culpa, enano —recriminó Hayato.
El pequeño lloró más fuerte, logrando que Krista desaprobara el comentario de su novio, viéndolo seriamente. Pasaron unos minutos hasta que el niño se calmó, ayudó de nuevo a su hermana y vio las nuevas galletas ingresar al horno.
En esta ocasión, Hayato lo vigilaba para que ya no hiciera de las suyas y pudiera tener sus benditas galletas.
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