Capítulo 8.
|No siempre el primer amor es el que deja su marca|
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Ese día le daría la carta a Setoguchi-chan; había tratado de escribir todos mis sentimientos tal y como ella lo había hecho. Llegué nervioso y más temprano de lo común para esperarla; no quería que me siguiera esquivando. Aunque estuve pasar de desapercibido por algunas chicas de primero que se decían ser mis fans y... ¡ya llegó! Lo bueno era que estaba sola, al fin.
—¡Setoguchi-chan! —Le llamé, logrando acaparar su atención, mirándome sorprendida antes de que se acercara a mí.
—¿Qué se le ofrece, senpai? —Me preguntó, desviando la mirada. No sabía si era yo, pero su voz se oía distante. ¿Por qué? ¿Qué había hecho mal?
—Este..., e-eh..., ¿po-podría esperarme en la salida en los ca-casilleros? —¡Ya estaba! Se lo dije; se la quería dar en ese momento, pero mi timidez logró vencerme..., de nuevo. No era bueno socializando, mucho menos con temas del amor que me involucraran.
—Senpai, tengo el club de atletismo, no creo que... —la interrumpí.
—¡Por favor! N-no le quitaré mucho tiempo, ¿sí? —Le supliqué.
«Sentía que quería llorar, pero no me quería mostrar débil...». Ella me miró sorprendida, suponía que era porque nunca le había pedido algo así. Vi que sonrió levemente y sus ojos brillaban, ante eso, mi corazón empezó a latir más fuerte de lo que ya lo hacía. «¿Siempre había sido tan linda? ¿Cómo es que no me di cuenta antes?»
—Es-está bien, senpai, l-lo veo allá —murmuró con un adorable sonrojo.
Sentí que ella lograría oír mi pulso acelerado. Yo siempre consideré a Setoguchi-chan como una chica tierna, pero esa vez la veía de diferente forma, la sensación era distinta. Ante la contestación de la ojivioleta, me limité a asentir con la cabeza. Ella ya se iba, pero tenía una duda que resolver, así que la tomé de su antebrazo, evitando que se fuera.
—¿E-eh? ¿Qu-qué sucede, senpai? —Preguntó en susurro, con timidez.
—¿M-me ha estado evitando? Es decir, ya no fue al lugar donde nos juntamos. Además, cuando pasaba cerca de mí, pareciera que no existiera para usted —instintivamente, me aferré a mi agarre, como queriendo que no me dejara.
—Eso... se lo diré en los casilleros —susurró; parecía que quería llorar y sentí un nudo en la garganta al verla así—, solo ya termine con esto, por favor... —su voz casi era inaudible. Se soltó de mi mano y corrió lejos de mí.
Yo solo me quedé estático. ¿A qué se refería? No la entendía. Oí el timbre y tuve que dejar eso de lado para ir a mi salón. «¿A qué se refería Setoguchi-chan?»
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La hora llegó. Estaba en los casilleros, esperándola para que todo eso ya terminara de una buena vez, todos esos conflictos, todas esas ilusiones y desiluciones; para bien o mal, ya todo acabaría. Aún recordaba cómo la conocí. Quién diría que me terminaría gustando, vaya jugada de mi corazón y el destino.
Casi todos mis conocidos ya tenían su pareja..., bueno, estaban logrando avanzar con la persona que les gustaba. Yo nunca creí que me fueran a dar una gran desilución con mi Enomoto-san, pero el primer amor era genial y todo eso ya que ibas conociendo cosas de ti que ni tú sabías, veías el mundo diferente, no sabías realmente qué era el gustar y lo ibas descubriendo poco a poco.
¿Pero quién dijo que el primero era el último? ¿Que no te podrías volver a enamorar? Aceptaba que me ilusioné mucho con Enomoto-san, pero... sabía que Setoguchi-chan era un caso diferente. Le gustaba desde la secundaria; le atraía mi forma de ser, no mi aspecto..., no como a otras chicas que les "gustaba" por mi físico.
—Setoguchi-chan... —murmuré con una tonta sonrisa pintada en mi rostro.
Realmente eso era lo que me sorprendía: no creía llegarle a gustar a alguien con mi verdadera personalidad y aspecto, pero Setoguchi-chan me demostró que no se debía juzgar a un libro por su portada. «Ella estuvo luchando porque me fijara en ella desde secundaria».
Todos queríamos que nos amaran, eso era verdad, pero el amor llegaba con la persona menos esperada. Era hora de que le demostrara a Setoguchi-chan que sus intentos no habían sido en vano, que logró que me fijara en ella y no solo como una simple amiga. «A logrado cautivarme por su forma de ser». Admiraba de ella el que no se rindió y siguió en la guerra. Muchas personas se rendían al ver que la persona que les gustaba no les correspondían y, a pesar de ello, Setoguchi-chan siguió...
—Ko-Koyuki-senpai, ¿qué necesita de mí? —Oí su linda voz.
«No hay duda alguna..., te quiero».
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-Lindassj1
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