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Hoy día era la fecha especial de todo niño. El cumpleaños sorpresa. En donde se frecuentaba la familia y los amigos cercanos para festejar ese día.

El pequeño Taehyung estaba más que feliz por todos los regalos recibidos, hoy día cumplía nueve años. El jardín grande era un total revuelo, correteando y persiguiendo unos a los otros los niños. Desde lo más lejitos, un niño de ojos curiosos presenciaba el divertido panorama, admiraba como los demás niños de su edad disfrutaban de esos juegos, desde su perspectiva debe ser divertido estar ahí. De repente en sus comisuras se elevaron inesperadamente porque se percató de la presencia de Kim Taehyung. El aura angelical de él se percibía desde aquí.

En su corazón del menor se regocijaba al verlo tan cerca está vez al niño de al lado de su casa. Siempre quiso jugar con éste, hablar sobre cualquier ocurrencia y hasta compartir juguetes, sin embargo, era difícil acercarse, los niños le catalogaban a Hoseok como un bicho raro, incluso lo llamaban aburrido, además de que su personalidad introvertida no le ayudaba mucho socializar; por estos motivos los niños de su residencia ni se asomaban a él. Era excluido a todo, provocando una mala infancia y siendo alejado por aquel niño que inexplicablemente alegraba su corazón.

Durante los meses y preguntando a su hermana constantemente en cómo se sentía, supo cuál era el significado de todo. Le gustaba mucho a Taehyung y su corazón lo declaro de esa forma. Hubo varios intentos de acercarse a Taehyung, pero su personalidad tímida era una barrera enorme. 

Y en esta ocasión tan grande, tiene la dicha oportunidad de entablar una conversación con el menor, dejando sus nervios atrás. Jugaba con sus mangas pues sus manos sudaban y temblaban buscando la forma adecuada de iniciar con todo. Y sin duda quien lo respalda era su propio regalo de HoSeok.

El pequeño Hoseok tenía un regalo especial para Taehyung, definitivamente no se resistiría ante ello. Todo niño de su edad desea y anhelaba. Un punto a favor de él con la excusa de acercarse. 

Llevaba una lonchera pequeña y dentro de ella está una paleta de multicolores. Nadie sabe cuanto se habría esforzado HoSeok en reunir el dinero para dar un obsequio a Taehyung. Se armó de valentía en caminar lento y medio torpe. En una mesita chiquita se encontraba solito Taehyung, se dio un efímero descanso para luego retomar a lo que estaba haciendo. Era ahora o nunca.

―H-hola ―se escuchó la voz trémula del pequeño Hoseok, su cuerpo empezó a sentir una vibra extraña o algún tipo de advertencia desconocida. El castañito volteó y fijo su mirada al otro niño. Taehyung tenía entendido que ese niño es raro y excluido por los demás, a simple vista podría apreciar su ridícula vestimenta muy formal. El niño que tenía frente suyo no podía mirarle los ojos como si lo estuviera esquivándolo. 

― ¿Qué quieres, Jung? ―hizo una mueca manifestando desprecio. No quería que ningún amigo suyo le viera ser cercano a él. 

―Y-yo...ve-eenia a... ―dejo un lado la loncherita en la mesa y su posición es cabizbaja.

―¿Eres tonto o qué? No te entendí de lo que hablaste ―le regaño Taehyung al mayor.

 Prácticamente se ponía como niño caprichoso al no soportar las cosas.

―He comprado esto para ti. ―Gesticulo sus palabras empleadas para evitar no decepcionarlo al menos y también no dar una mala impresión. Su corazón latía a mil, pues llegó el comienzo de entrar en pánico, acto seguido, sacó de su lonchera con manos temblorosas aquel dulce de paleta.

Hoseok con un rubor carmesí en sus mejillas acerco la paleta para que Taehyung lo recibiera con gusto, sin embargo, las cosas no fueron así. La expresión del niño era todo un poema, miraba de pies a cabeza, no podía creer lo que ese niño raro le hubiera regalado algo. 

―Pues yo no voy a recibir tu estúpido regalo, no me gusta. ―Con brusquedad absoluta sacó del agarré del mayor y sin piedad alguna al no importar los sentimientos del otro arrojó con crueldad la paleta de dulce rompiéndose en cámara lenta, en pedazos cayó abajo del césped.

Y desde ahí comenzó el rechazo cuando este intentaba ganarse su corazón, ¿Por qué tanto desprecio? Así como representaba su paleta que compró con mucho esfuerzo, es así tal cual está el estado actual de su corazón; partido en dos. Agonizando por dentro esa pobre angustia que lo reprimía. A su edad de diez añitos se sentía alguien incomprendido y desafortunado. Por más que se esmeraba, nada le puede impresionar a Taehyung.

Y es ahí que la sonrisa de un ángel se borró por arte de magia. HoSeok sintió sus mejillas frío, empezó a sollozar bajito.

―No te quiero ver aquí ―chilló Taehyung, apuntando su dedo para afuera―. No quiero que ninguno sepa que hable contigo. 

―Y-yo...solo ―tartamudeo en medio del llanto.

―No me gusta verte aquí.

―Solo quería regalarte en tu cumpleaños ―dijo bajito Hoseok. Estuvo estupefacto debido al comportamiento del menor. 

―Camina rápido ―El menor empujó a Hoseok. 

Tampoco deseaba actuar grosero contra Taehyung y resistir a que se quedara aquí. Después de ese empujón Hoseok se limito en caminar fuera de lugar, a estas alturas ya nada le importa para nada. Solo es capaz de aguantar todos los insultos y golpes de Taehyung. 

No fue ese único año que le tocó experimentar esta grave falta y el desprecio. Todos los años eran así, regalos significantes hasta pastelitos hechos a mano son los testigos de la gran tristeza que se guardaba.

¿Saben que es lo peor de todo? A pesar sobre todas las cosas, empujones, insultos, miradas con desdén él seguía firme con su corazón. Un idilio roto. Aun guardaba las falsas esperanzas de ser correspondido por el omega, de que esta conexión indescriptible es por algún hecho significativo. Su tonto corazón era mas fuerte que su mente racional, dejándose llevar por los sentimientos. 

Hoseok llega al tal grado de no discernir entre el bien y el mal, rogando un poco de amor. ¿Su vida está destinado a sufrir?

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Hoy día el clima se mantenía gélido como es usualmente, súbitamente en la cabeza de Yoongi se hizo un click al recordar de su mejor amigo de seguro, pensaba que era demasiado tarde porque a estas horas todos salen de sus clases. No tuvo mas remedio que seguir por su propio rumbo, dejo soltar un vaho de su boca, debido al invierno y el frio de su cuerpo. 

 Cuando paso por la parte del campus, camino desprevenidamente que hasta su campo visual se topó con Jimin riéndose con alguien más, el menor recostó su cabeza sobre las piernas de Jungkook. Ambos estaban en su mundo, donde eran ellos dos. No puede negarlo, ellos se ven felices, prácticamente encajan perfectos uno al otro. Su alfa dentro de Yoongi gruño, odiaba la idea de pensar que Jimin su pareja destinada fuera Jungkook. Aquel amargo recuerdo seguía invadiéndolo por completo, por otro lado, su lobo interior estaba herido sobre aquello. En primer lugar, no odiaba en absoluto a Jeon, quizás en el pasado tuvo sus desquites el uno al otro, sin embargo, después de todo no malo, más bien, la madre luna fue quien otorgo ese destino y los designo como pareja. Entonces, ¿Por qué la madre luna tenía que ser específicamente tan cruel con él? Solo quizás, tan solo quizás... envidiaba un poco de Jeon. Por ser tan a él en todo sentido de la palabra y ganarse el amor de Jimin, lo que alguna vez lo considero como el amor de su vida.

Al final de cuentas, uno puede reescribir su propio destino. Estaba en sus manos en continuar hacia adelante. Esto ya era parte del pasado.

Tal vez en su momento la herida seguía fresca, pero actualmente al parecer ha aprendido a curarse por si solo. 

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Estuvo sentado tomando de su pajilla el jugo de manzana, por un segundo visualizo el comedor recorriendo con sus ojos el lugar, repentinamente sus ojos pudieron reconocer la figura de Taehyung. Por un hecho desconocido siempre podía percibir su aroma desde lejos y de mayor frecuencia... su corazón palpitaba como loco, su alfa interior deseaba, anhelaba y una intensa avidez.

Soltó el aire cargado de sus pulmones, la manifestación de sus ojos era parecidos como las de un cachorrito. Incontrolablemente enamorado es su situación. Su mejor amigo pudo notarlo mediante lo que reflejaba su amigo mirando atentamente. Es la hora de receso y por ende la gran mayoría frecuentaba en el comedor.

―Tu comida se va enfriar si no das un bocado a tiempo ―dijo de la nada Yoongi mientras este volvió a tener atención lo que sucede a su alrededor. 

Permanecía quieto, sin inmutarse a su respuesta.

― ¡Hoseok! ―medio gritó y al rato Hoseok volteó hacia su amigo con expresión de asombro.

―Disculpa ―solo pudo responder eso. Yoongi dio un suspiro, rendido. No importa que pase ahora siempre mantendrá su mente ocupada pensando en ese omega. 

―Solo... por favor dedícate a comer, estamos en la hora de almuerzo. Debo ir temprano a mi curso.

―De acuerdo ―musito. Continuo deleitando su almuerzo. 

―¿Estarás bien? ¿Verdad? ―súbitamente su mano se situó en el otro brindándole confianza.

―Sí, claro ―asintió, dio una efímera sonrisa para no preocuparlo.

―Esta bien, al menos eso me tranquiliza ―un peso encima se quitó de Yoongi.

Ya que algunos compañeros de la preparatoria, sobre todo la banda de Doyun solían molestar a otros quienes les inspiraba "debilidad" facil de intimidarlos interrumpiendo su paz, quien no salía ileso de todo ello era Hoseok, porque hubo ocasiones donde suelen hacerle una mala jugada. Es por ese motivo que cuando estaba con Hoseok a su lado nadie se atrevía de molestarlo, porque de lo contrario Yoongi sin duda alguna se los enfrentaría. 

En cierta parte, Hoseok evadía los problemas, por mas que haga de mediador los demás no le tomaban en serio. 

Al terminar sus almuerzos, cada uno iba por su propio camino, despidiéndose. Hoseok fue deprisa por los pasillos, no se percató que los alumnos habían salido. El camino se hacia más angosto y cada vez las personas se acumulaban.

Un cuerpo fornido impacto contra su figura provocando una caída al suelo y en efecto sus lentes que llevaba puesto se perdió en el piso. Por lo menos pudo reaccionar a tiempo y sus manos fueron su salvación, mientras tanto sus rodillas han sido dañadas. Su vista es nublosa, así que tanteaba con sus manos en busca de sus lentes. Lamentablemente, al rato vio y empezó a gatear en recuperarlo... escucho el grujido de vidrios rompiéndose, posteriormente levantó su vista y quién era el responsable es nada más y nada menos que Yugyeom. Esto no puede estar pasando, iba tan bien el día de hoy y Hoseok no tuvo más remedio que levantarse. Las risas se apoderaron del ambiente, todos han presenciado la escena.

Y el idiota de Yugyeom soltó una sonora carcajada, llena de maldad y burla. El pobre Hoseok se quedó paralizado en su sitio y mudo a la vez, sus palabras no lo ordenaban bien su cabeza. Ganas tenía en reclamarle del porqué piso sus lentes.

―No me di cuenta de tu presencia Hoseok, siempre andas desapercibido por los demás, es porque no me di cuenta de ti ―se mofó sin descaro.

El lobo interior de Hoseok ardía de furia producto del insensato comportamiento del otro alfa, hizo puño en sus manos para contener ese enojo dentro suyo, no obstante, la parte humana de Hoseok se guardaba para sí mismo, reprimiendo su molestia y preservar la paciencia. 

Ignoro las palabras de Yugyeom y arrancó su camino Hoseok yendo con pasos rápidos a su respectiva aula. No aguantaba estar cerca de él, ni mucho en ese ambiente donde protagonizo siendo el ridículo. Pensaba que este día iba a ser tranquilo, hasta por el momento. 

Tenía un severo problema en su visión de lo cual carecía de mirar bien, al exponer tanto y forzar su vista le ardía sus ojos. Quien estropeo eso fue Yugyeom, Quizás, debía de atreverse en enfrentarlo y decirle que pague sus lentes, pero viendo desde otro punto hay una probabilidad de que se burle frente a su cara y no se atreva a pagarle. Esta bien, debía de encontrar lo mas pronto posible unos lentes de repuesto. 

Ya estaba a escasos metros de su salón, no obstante, alguien tiro de su brazo jalándolo para el lado izquierdo, tomándolo de sorpresa. Súbitamente ese olor exquisito fue apoderando de sus fosas nasales. Era Taehyung, su aroma es reconocible a kilómetros, jamás se le cruzo por la mente que viniera hacia él. 

― ¿Hoy día estas ocupado? ―cuestiono con ese típico hablar lento, acompañado de esos ojos leyendo el movimiento de su cuerpo. 

Hoseok está completamente seguro que cualquier cosa que le diga es obvio que le a contestar con un si. Jamás se le negaría. 

―N-noo... ―salió su voz trémula. Esta vez fue sincero, hoy día no estaba ocupado. 

―De acuerdo. Entonces te invito a mi casa hoy día― ¿Acaso estará mintiendo? ¿Lo invito a su casa? Taehyung desde años atrás le prohibió por completo aunque sea asomarse, ya que temía que otra vez se enojara y también evitar los disgustos. De tantos acuchillados de su corazón gradualmente las heridas se estaban curando por estos gestos pequeños―. Por cierto, Jung. ―le regaló una sonrisa, el azabache paso saliva― ¿Me perdonas por mi actitud de antes? ―la voz de Taehyung es melosa y adictiva, sabia usar ese tono a su favor. 

Disimuladamente trataba de coquetearlo, captar toda su atención enfocado a él. 

―Yo... si, te perdono. 

El omega sonrió con satisfacción, por fin lo tendría bajo sus pies, es así siempre... de seducirlo un poco y ser amable con él le volvía loco. Era conocedor de sus tácticas para que cualquier alfa acceda a lo que él quiera. 

―Soy consciente de que he sido un poco cruel contigo ―hablo con voz calmada, avanzo unos dos pasos hacia delante y aproximo su rostro hacia el alfa― y también de que mis palabras te suelen herir. Sabes... he querido llevarme bien contigo últimamente. ―asentía Hoseok, el olor que desprendía Taehyung es completamente embriagador―. Es por eso que hoy día te invito a mi casa, no hay nadie en mi casa así que puedes sentirte cómodo ―en un lapso de tiempo, se distancio―. Hasta la tarde, te dejo tranquilo esta vez. Suerte en tus clases ―sin más que añadir Taehyung dejó a un desorientado Hoseok que seguía estático en su sitio viendo como el contrario se alejaba. Su lobo interior se regocijaba de la emoción por tenerlo cerca y oler su aroma.

Después de todo, el día no ha sido tan malo como el alfa creía, ¿Verdad?

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