—Uno... Dos... Tres... ahí voy— grito el mayor.

Se dio la vuelta y comenzó a dar pasos lentos sobre el piso, evitando hacer cualquier ruido.

De repente escucho una risita que provenía de la habitación principal.

Sonrió y fue directo a ese lugar.

—¡Oppa!— refunfuñó. —Eso es trampa.

—No, tú te reíste, es tu culpa— la menor negó. —Está bien, tú ganaste, yo hice trampa— hizo un puchero.

—¿Oppa por qué eres así?— se puso de puntillas y estiró su mano para acariciar sus cabellos. —No es necesario que admitas tu derrota cuando sabes que fuiste el ganador.

—Entonces...

—Me gusta ver el puchero en tus labios— Chan Hee se sonrojo y rápidamente cubrió su cara con sus manos.

—Chuu no me digas esas cosas.

—Pero es la verdad— volvió a sonreír. —Ahora me toca a mí buscarte, así que ve a esconderte.

Apachurro una de sus mejillas y salió corriendo de la sala.

A Chan Hee le gustaba pasar tiempo con ella.

Siempre provocaba un rubor en sus mejillas sin necesidad de esforzarse.