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Era domingo, Jungkook y Eunji se encontraban en el Minimarket que estaba a unos minutos de su casa. Había planificado hacer una pequeña pijamada, por lo que decidieron comprar algunos snaks, golosinas, pop corn y gaseosa.

─¡Papá! ¿Podemos comprar galletas de chocolate?─Eunji sostuvo en sus manos un par de paquetes de las mismas. El azabache pareció pensarlo. Levaban muchas golosinas ya, y no quería que su hija se llenara de estas o sino no dormiría y mañana debía asistir a clases.

─Lo siento, Ji. Pero si comes más de lo debido vas a desvelarte ¿Otro día, sí?─La niña formó un puchero pero asintió. Dejando ambos paquetes en su sitio.

Si bien Eunji era una niña como cualquier otra, a la que le gustaban los dulces o jugar hasta que anocheciese. Siempre tuvo una casa clara y era que nunca debía desobedecer a su padre. Jungkook jamás le había levantado la mano o gritado siquiera pero ella tenía muy en cuenta que ayudaba más si acataba todo lo que él dijese.

Jungkook condujo el carrito de compras hasta el cajero, que afortunadamente estaba vacío, por lo que no tendría que hacer cola. La atención fue rápida, así que en menos de lo que se esperaban ya se encontraban fuera del local en busca de un taxi.

Pero de pronto, y como era de esperarse, comenzó a llover; y fuertes ventiscas comenzaban a golpearlos. El azabache de inmediato se quitó su abrigo para dárselo a su hija. Como buen padre que era no iba a permitirse que ella estornudase siquiera por un descuido suyo.

─No, vas a resfriarte.─ Aseguró Ji, negándose a dejar que su padre se mojara por su culpa.─ Estoy bien, casi ni se sienten las gotas. Esperemos un poco más.

─Nada de eso.─ Cubrió a su hija desde la cabeza con el abrigo azul oscuro. Mientras esperaban algún taxi vacío. O algún autobús que se dignase a pasar por allí.

En esa época del año las lluvias eran intensas al anochecer. Y Jungkook se maldecía por aún no comprar algún paraguas para ambos. Sabía que tenía que hacerlo pero no tenía tiempo o se olvidaba de comprar uno cuando tenía la oportunidad. Si bien tenía uno en casa, aquel era de tela y se mojaba tan rápido que toda el agua acumulada caía como un baldazo de agua fría.

─Creo que ambos necesitarán esto más que yo.─ Se escuchó tras ellos. Aquella hermosa voz grave y tranquilizadora.

─Buenas tardes señor Taehyung.─ Saludó Eunji con una reverencia.─¿Qué le trae por acá?

─Pasaba para comprar algunas cosas y saliendo me topé con ustedes.─ Respondió sonriente. Y en un acto rápido les ofreció su paraguas rojo con el rostro de elmo.─Sé que es algo pintoresco pero los cubrirá de la lluvia.

─No, no hace falta.─ Intervino el azabache, rechazando la propuesta. Observó que Taehyung llevaba una camisa blanca delgada. Él se mojaría más rápido que ellos. En definitiva no aceptaría.─ Estamos bien, un taxi vendrá pronto.

─No lo creo...─Canturreo.─ Por la lluvia, ocurrió un accidente en la pista central. Quizá se demoren media hora, y la tienda acaba de cerrar. Yo vivo a unas cuadras, así que llegaré rápido.─ En un intento más, les ofreció el paraguas y Jungkook volvió a rechazarlo. Pero Eunji fue más rápida y lo tomó con seguridad.

─Papá, no seas testarudo y acepta la ayuda del señor Taehyung. Vas a resfriarte si te mojas.─ Regañó, colocándose de puntitas para poder cubrir a su padre con el objeto.

─¿Tan viejo me veo? ¡Apenas voy a cumplir veinticinco!─Puchereo, fingiendo estar ofendido por lo de "señor". La niña se disculpó de inmediato, alegando que no era su intención insinuar aquello.─ No hay problema. Y pueden devolverme el paraguas cuando quieran, no hay prisa.─ Se despidió con una reverencia.─¡Hasta pronto!

El agua no tardó en mojarle cuando se dispuso a caminar hacia donde suponían que sería el camino a su casa.

Eunji sonreía más que contenta, había obtenido un paraguas para su padre. Todo estaba bien, su papá no se enfermaría, no le gustaba verlo de esa forma.

Y Jungkook, el simplemente se dedicó a ver la silueta desaparecer hasta que se convirtiese en un pequeño punto en el camino.

─¿¡Taehyung que te pasó!? ¡Dios santo! ¡Estás temblando de frío!─Exclamó Yerim, yendo de inmediato hacia su hermano y examinarlo.─¿Y tú paraguas? Dios, vas a pescar un refriado. No puedes caminar por la lluvia así como así.

─Tranquila, estoy bien. Apenas y me mojé, vine tan rápido como pude.─ Se excusó. La castaña no muy segura se dejó convencer, aun preocupada.

─De acuerdo, te creo. Ve a cambiarte, prepararé café caliente para que entres en calor.─ Demandó, dándole un pequeño empujón hacia las escaleras, para que se dirigiese a su cuarto.

─Eres muy mandona.─ Se burló.─ No va a sucederme nada. Además ¡Compré macarrones! Los protegí muy bien, así que están intactos.

─Si tú lo dices.─ Se encaminó hacia la cocina luego de que su hermano desapareciese.

Taehyung era su único hermano y el único familiar con el que contaba. Nunca conocieron a su padre, y bueno, la señora de Kim no era alguien con mucho instinto maternal, era fría y distante con ellos, sin mencionar que traía pretendientes a su casa de vez en cuando.

Por ello decidieron buscar un apartamento para ambos. Habían encontrado un lugar pequeño que se amoblaba perfectamente para ambos y eso estaba bien.

Pero cada mes su madre venía a visitarlos, no para preguntar cómo estaban sino para pedirles dinero, obviamente ella se negaba. Sin embargo, Taehyung era un caso distinto. No había nada que le negase a su madre, podría pedirle que se saque un órgano para dárselo a un amante suyo y él lo haría.

Había algo que los diferenciaba a ambos. Y eso era la extrema sumisión de Tae, él era demasiado bueno como para decir no. Podría estar muriéndose de hambre y él le daría su única comida a un mendigo. Además, ponía muy por sobre él a los demás.

En cambio Yerim, al ser la mayor había madurado más rápido. Siempre veía por ella y por los suyos, no era malvada o egoísta. Solo que antes de ver por un desconocido tendría que preocuparse por ella misma.

─¡Ya estoy listo! ¿Te ayudo a servir?─Apareció Taehyung con una sonrisa y un suéter de ositos.

─Si, ¿Podrías poner los platos?

─¡Enseguida!

Así lo hizo, y cenaron durante un buen rato. Degustando los macarrones que había traído Taehyung. Y él café que había preparado Yerim, claro que el de Tae llevaba azúcar porque de no ser así no lo tomaría.

─¿Por qué estás tan feliz? Digo, es algo demasiado común en ti. Pero hoy es diferente.

─¿Yo? Pues... ¿Sabes?─Comenzó a jugar con el aza de su taza.─ Ayer conocí a alguien y hoy me volví a encontrar con esa persona. Es muy lindo y educado.

─¿Te gusta?─Inquirió, a lo que su hermano negó avergonzado.

─¿Qué? No... Solo me parece alguien agradable. Es como si su presencia cambiara mi estado de ánimo.

─Eso es gustar, mi querido hermano. ¿Qué más? Cuéntame como es y donde se conocieron.

─Lo vi ayer en la tienda de la abuela. Tardé en atender, venía apresurado con algunas cosas y casi caigo ¡Pero él me ayudó! Y ni siquiera se molestó por la tardanza. Dijo que primero era mi seguridad ¿No es eso lindo?─Preguntó con ilusión destellando en sus ojos.

─Y dices que no te gusta, eh.

─Él tiene una hija,Yerim.─ Suspiró.─ Lo cual creo que es aún más lindo. Aunque ella seguro se parece más a su madre, lo único en común que vi con él serían sus ojos y su cabello.

─Oh no, no te puede gustar un hombre casado y mucho menos con una hija. Creo que sería mejor si tomases distancia, ya sabes para evitar que otros sentimientos florezcan en ti.

─No va a suceder nada, solo lo admiro. O algo así.

─Solo no te metas en problemas, pero sobretodo. No te ilusiones con alguien que ya tiene a alguien más en su corazón, podría lastimarte.

─Está bien, aunque creo que exageras.

Jungkook había salido temprano de su casa. Alegando el hecho de que quería ir a devolver el paraguas rojo de elmo a su respectivo dueño, quien sabe cuándo tendría tiempo de hacerlo. Por lo que había aprovechado esa misma mañana para hacerlo.

Se dirigió hacia la tienda que, se veía algo más reluciente y colorida que de costumbre. Había pequeñas flores decorando la puerta y una graciosa flor hecha de micro-poroso.

─Buenos días ¿Se encuentra alguien aquí?─Ingresó, observando todo a su alrededor con curiosidad.

─¡Enseguida!─Se escucharon rápido pasos provenir algún lugar lejano. Hasta que apareció el susodicho con algunas semillas en la mano.─¿Si? Qué se le ofre...─Su sonrisa cayó quedándose mudo al instante ¿Era posible que estuviese él allí?─hola, es decir ¡Bienvenido! ¿En qué le puedo ayudar?

─Vine a devolverte esto, muchas gracias por lo de ayer. Nos salvaste, espero que estés bien.─ Entregó el paraguas rojo, pero el contrario aún seguía en un estado de shook, del que parecía estar muy a gusto como para salir.─ Bueno, yo me tengo que retirar. Debo irme al trabajo, que tengas un buen día.─ Se despidió con una de esas sonrisas.

Como aquella que Taehyung pudo apreciar aquella vez que se conocieron. Era tan tranquilizadora y cálida, todo en él emanaba un sentimiento que lo hacía sentir seguro y feliz. Deseaba tanto quitar aquellas sensaciones de sí mismo pero al mismo tiempo se aferraba a ellas.

─Hasta pronto.─ Suspiró, una vez que lo perdió de vista. Recargándose en la vitrina con los ojos fijos en la puerta.─ Espero nos podamos ver pronto.

Una mueca triste se formó en su rostro. Había escuchado las palabras de su hermana y aquello lo estaba matando.

Su propósito no era empezar a enamorarse de alguien que era imposible, mucho menos romper una familia ¿Pero que más podía hacer? Dentro de sí había esa pequeña chispa que se encendía cada vez que lo veía o recordaba, y por más pequeña que fuera, lograba mover su interior de manera incontrolable.

Admitía que sentía atracción y curiosidad por él. Quería conocerlo y que él también lo hiciese, quizás pasar algo de tiempo juntos. Conocer a su pequeña hija que era tan adorable y linda.

Pero.

¿y si de verdad terminaba enamorándose? Él se odiaría demasiado. No podía permitirse aquello.

Ambas partes en él le decían cosas distintas y por primera vez en su vida no sabía cuál era la mejor decisión. Tampoco quería sobre pensar las cosas ni mucho menos subestimarlas. Estaba tan confundido y asustado.

Su teléfono comenzó a timbrar alumbrando el nombre de Minjae en él. Quiso ignorarlo pero no podía.

Taehyung siempre cedía. Suspiró como preparándose para lo que viniese y dijo.

─¿Sí?

─Tae, gracias por contestar ¿Nos podemos ver hoy? Sabes, ayer compré unos boletos para una obra teatral. Quisiera que vinieras conmigo.─ Se escuchaba tan animado que terriblemente no sabía cómo negarse. ¿Por qué era tan difícil decirle no?

Oh, quizá porque Minjae lo apoyaba siempre y lo trataba con la mayor dulzura y delicadeza del mundo ¿Cómo poder negarse? Él era tan bueno y atento que no quería desilusionarlo.

─Claro... ¿A qué hora debo ir?─Respondió, con una voz agradable y suave. Se sentía mal por mentir pero no sabía que más hacer.

─¿Te parece hoy a las siete? Puedo pasar por tu casa e ir. Así evitas gastar y sería más cómodo.

─Está bien, estaré listo.

─Gracias Tae, nos vemos luego ¿Sí? Come bien y abrígate.

─Lo haré, tú también hazlo.─ Y la llamada finalizó, no quería prolongarlo más.

Minjae era lo más cercano a un mejor amigo. O así es como Tae lo veía, pero Minjae tenía un propósito distinto. Y Taehyung no lo habría sabido de no ser por una fiesta en casa de Bangchan, cuando de camino a casa Minjae le había confesado sus sentimientos e intentado besarlo.

"Porqué eres tan hermoso, realmente te amo. Pero nunca logras mirarme siquiera"

Taehyung sintió miedo desde ese momento. No podía verlo con otros ojos pero tampoco quería perjudicar su amistad. Por eso había olvidado todo y hacer como si nada hubiese pasado.

El reloj en forma de manzana marcó las seis. Taehyung acostumbraba salir un poco más tarde pero ahora que había quedado con Minjae tendría que hacer una excepción. De todas formad nadie solía venir a tan esas horas de la noche a comprar un ramo de flores o utilería para jardinería.

Quitó el colorido mandil con el slogan de la tienda, dejándolo a un lado de la vitrina. Debía admitir que estaba tan cansado que le dolía hasta el alma de tanto estar parado y caminando de un lado a otro para evitar que entrasen las abejas por las flores.

Una vez terminó de cerrar con llave la cerradura pudo respirar tranquilo. Admitía que un puesto así era complicado de sobrellevar, no se imaginaba a su abuela repitiendo esa dolorosa y cansada rutina día tras día con sus ya desgastadas piernas.

Y el camino a casa estuvo aun peor.

─Joven no puede pasar por aquí, estamos haciendo mantenimiento a las tuberías.

─¿Uh? ¿Sucedió algo malo?

─La lluvia pasada de alguna manera de infiltró de golpe y casi rompe el tubo que dispensa agua a toda esta calle. Tendrá que irse por otro lado, como verá esto es delicado, un mal paso y todo podría quebrarse.

─Entiendo... espero que se solucione y buenas noches.─ Se despidió del trabajador, lamentablemente ahora tendría que regresarse por donde vino y tomar la otra calle.

Ahora solo le quedaba la ruta larga. Había oído sobre un accidente en la otra calle así que no le quedaba de otra, esta era su única elección y aunque no le gustase mucho la idea

─Llamaré a Minjae para avisarle sobre mi posible tardanza.─ Se dijo así mismo. Sacó el teléfono de su bolsillo deteniéndose cerca un pequeño callejón.─Agh la línea es pésima.

─Quieto ahí.─ Escuchó decir atrás suyo.

Habría querido mantenerse firma y tratar de defenderse más su mente y cuerpo estaban desconectados entre sí. Porque en su cabeza solo pasaba la idea de salir corriendo o gritar. Pero ningún músculo suyo parecía moverse para otra cosa que no fuese respirar.

─Avanza y dame todo lo que tienes.─ Susurró, y pufo sentir algo similar a la punta de una pistola en la parte baja de su espalda.─ Ni te atrevas a gritar, joder. Porque de ser así te mato aquí mismo.

Maldición no podía ni moverse del susto, sus ojos comenzaban a lagrimear y a lo único que podía aferrarse era al collar en forma de trébol que compartía con su hermana.

─No hagas que me desespere, ¡Date prisa!

─Y-yo... por favor no dispare, se lo pido.

─Maldita sea cállate y dame todo lo que tienes.─ Forcejeó con él quitándole el maletín café que tenía colgando y para cuando logró quitárselo lo abrió tratando de buscar dinero que le sirviese.

No había más que 8620.82 mil wones. El tipo comenzaba a cabrearse, ya con el arma apuntando al mismísimo y Taehyung que sollozaba en voz baja para no desesperar al ladrón. Bien podría salir corriendo pero tenía miedo ¿Y si le disparaba por la espalda? ¿Y si luego lo volvía a buscar para matarlo? Estaba tenso y sentía su cuerpo temblar.

─Dame eso que está en tu cuello ¡Ahora!─Le apuntó con el arma.

─N-no por favor, es... muy preciado para mí. Se lo suplico, por fa-

─¡Que te calles joder! Dame el puto collar si no quieres que dispare. No tengo todo tu jodido tiempo.

Y entre lágrimas se lo quitó, alargando el tiempo para tratar de mantenerlo consigo más tiempo. Se sentía tonto pero de alguna forma era lo único que podía considerar valioso.

─¿Te parece bien estar atormentando a gente que se gana el dinero honradamente, bueno para nada? Un vago sucio y embustero no es digno de siquiera de levantar la cabeza.

─¿Quién putas te crees que eres, eh? ¡¿Acaso buscas morir?! ¡Puedo matarte si así lo quiero! No te metas en lo que no te importa.

─¿Piensas matarme con una pistola sin cargar? A diferencia del chico al que molestas. Yo ya he manejado más armas de lo que puedes imaginarte. Así que devuélvele su dinero o pagarás las consecuencias.

─Hijo de perra, verás cómo voy a acabar contigo y luego rogarás porque deje de golpearte.─ El ladrón de abalanzó sobre Jungkook, tratando de tirarle un puñetazo. Pero el azabache fue más rápido, esquivándole en seguida.

Jungkook lo sujetó de la camiseta, propinándole un par de rodillazos en el estómago hasta tirarlo al suelo y sujetarlo para golpear su rostro.

Taehyung quien veía horrorizado la pelea no podía ni hablar. Sus manos temblaban y no sabía qué hacer. Solo pensaba en llorar y estar en casa a salvo.

Tan ajeno a su alrededor, que no se dio cuenta del momento exacto en el que Jungkook había dejado inconsciente al tipo.

El azabache se arregló la camisa azul claro y se acercó hacia Taehyung, que en shook o no parecía estar en una etapa de crisis o algo similar y Jungkook comprendía. Por lo que con cautela trató de hacerle ver su presencia.

─Hey... ya pasó. Y llamé a la policía para que puedas denunciarlo ¿De acuerdo?─Acarició amistosamente su brazo para que se calmara. Pero en tanto mencionó a la policía, Taehyung se alejó negando con fuerza.

¿Tener que enfrentarle luego? No, de ninguna forma... le tenía miedo ¿Cómo haría para denunciarlo?

─Por favor no. No quiero verlo.─ Se quebró, llorando poco después.

Jungkook asintió comprendiendo la situación. Así que procedió a levantarse para luego recoger las pertenecías del maletín y guardarlas lo más cuidadosamente posible.

Cuando por fin terminó iba a entregárselo a Taehyung pero a los pies de este había un collar con las iniciales de algo escritas en él. Lo levantó sin permitirse examinarlo más.

─¿Todo esto es tuyo, cierto?─El contrario asintió, tomando todo con inmediatez.

Lo siguiente que sucedió fue, un vehículo policial estacionándose y llevándose esposado al delincuente. Mientras Jungkook llevaba a Taehyung al auto de camino a la comisaría. El azabache contó los hechos, alegando que la víctima se encontraba aún en estado de shook como para declarar.

Una vez en la salida y con la denuncia puesta. Ambos estaban observando hacia la calle. Jungkook calmado y Taehyung temeroso ¿Y si... todo se repetía otra vez y Jungkook no estaba para salvarle?

El azabache dio unos pasos por delante suyo, dispuesto a irse a casa a ver a su hija. Hoy le habían dejado salir temprano gracias al poco trabajo que se le había encomendado. No había muchas columnas que escribir, o al menos no muy complejas. Estaba esperando por ver a Eunji en casa y estaba algo agotado a decir verdad.

Hasta que sintió un ligero agarre en la manga del saco gris que llevaba puesto. Tan ligero que un mínimo movimiento podía deshacerlo.

─Podrías... ¿Tú podrías acompañarme a casa?

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