Ir a la universidad era algo de lo que no podía librarse.

Recibía las miradas de preocupación por parte de los alumnos.

Pues casi todos sabían cómo era Rosé con las chicas.

¿Entonces por qué nadie se lo advirtió?

—Mi Yeon— nuevamente la voz de Woo Young la llamo.

—Lamentó lo de el otro día— susurró. —Se suponía que sería nuestra cita y yo solo...— comenzó a lagrimear.

—No— la abrazó. —No tienes que darme ninguna explicación.

—Perdóname.

—Ven, vamos a un lugar más solo.

La encaminó a un lugar donde casi nadie asistía.

El auditorio.

Se acercó a su rostro y limpio las lágrimas que no dejaban de salir.

—¿Por qué?, ¿por qué el amor tiene que ser así?

—El amor no siempre es así— mencionó. —Hay gente por la cual vale la pena llorar, y hay otra quien no merece ninguna lágrima.

Mi Yeon quedó en silencio y con la mirada baja.

—Hay gente por al cual vale la pena llorar, hay gente que sufre la verte de esta forma.

—No lo creo.

—Mientras tú sufres por ella— suspiró. —Yo sufro por ti.