Después de pasar un largo tiempo en el baño.

Jun Kyu por fin decidió salir y tratar de socializar.

Camino por un montón de chicos, y chocando con cierta persona, cayendo ambos al piso.

—¡¿Maldito idiota eres ciego o que?!

—L...lo lamento mucho, no era mi intensión....

Al salir Ye Ji escucho todo el alboroto y rápidamente fue a ver qué ocurría.

Tal vez era Hyun Suk y sus caprichos.

—¿Quien te crees que eres para llegar y burlarte de mi?

—Hyun Suk ya basta— llegó y se interpuso entre ambos. —No es para tanto, deja de exagerar.

Ye Ji miró al pelinegro que se encontraba con una expresión de susto.

—Vamos— le indicó al más alto. —No le hagas caso.

—¿Te vas a ir con ese idiota?

—Prefiero mil veces a este idiota que a ti.

Jun Kyu no supo que decir más que dejarse guiar por la chica desconocida.

———

Subieron hacia la azotea, donde la música sonaba leve y nadie los interrumpiría.

—¿P..por qué hiciste eso?

—Conozco a Hyun Suk, si no te sacaba de ahí, probablemente ahora tendrías la cara llena de sangre y moretones.

—Gracias— se quedó cayado unos segundos.

—Ye Ji— respondió.

—Gracias Ye Ji, yo soy Jun Kyu.

—Lindo nombre.

—Gracias— susurró.

—¿Y dime que hace un chico como tú, en una fiesta así?

—Mi amigo insistió. Mi madre es algo delicada y me prohíbe demasiadas cosas.

—Ya lo imagino.

—Por eso mi amigo insistió en que saliera de casa y conociera este lado ¿salvaje? de la vida.

—Que lindo tu amigo.

—Al final me abandonó para irse a besuquear con su novia.

—¿Tú no tienes novia?— negó.

—Supongo que aquel tipo.

—Oh no— lo interrumpió. —Hyun Suk y yo nunca seremos nada.

—Él se ve muy enamorado.

—Él siempre ha vivido con la ilusión de que acepte ser su novia, pero la verdad es que no es la clase de chico con la que querría estar.

—Entiendo.

Ambos se sentían extraños.

A pesar de no conocerse, ya sentían una extraña sensación agradable entre ambos.

—¿Y cuál sería tu chico ideal?

—No lo sé, no soy exigente, solo quiero que me respete y me amen de la misma forma que yo a él.

—Eso es muy lindo.

—Tal vez— rió. —¿Y para ti que chica sería la ideal?

—Alguien que demuestre valentía pero a la vez demuestre debilidad. Que junto a ella pueda descubrir el verdadero significado de vivir.

—Vaya, muy poético— sonrió.

Ambos se sonrieron y se quedaron así unos segundos, desviando las miradas rápidamente.