9| Brothers
Chapter nine;
Brothers
El frío de los hielos relajaba el ardor de su mejilla derecha, mientras esperaba sentado en la estación policial junto a sus amigos. Ambos se habían quedado junto a él, y Nancy tuvo el buen gesto de traerle hielo y sostenerlo con cuidado contra su rostro.
Vaya que Harrington le había dado un buen puñetazo. Sin embargo, estaba seguro que ni se comparaba con cómo le había dejado el rostro a él.
— Fue una buena pelea — Dijo Jonathan en voz baja.
Ian subió las comisuras de sus labios y Nancy le miró incrédula.
— ¿Una "buena pelea"? Casi le rompe la cara — Contradijo molesta.
— Sí, esa fue la mejor parte — Afirmó Ian con una sonrisa de satisfacción y se giró para ver a Nancy — ¿Por qué te preocupas? El infeliz escribió esa mierda en la cartelera, te trató de prostituta ¿Y lo defiendes? Si le partí la cara fue porque se lo merecía.
— Sólo me cuesta aceptar que....Siempre tuviste razón. Tal vez si es un completo imbécil — Aceptó.
Ian llevó su dedo índice a su oreja y acercó esta a Nancy — Lo siento, ¿qué? No te escuché. ¿Podrías repetirlo? — Fingió demencia.
— Que no se te suba a la cabeza.
La conversación fue interrumpida ante la llegada de Jim y Joyce.
— ¿Ian? Cielos, ¿qué pasó? — Preguntó preocupada.
— Estoy bien — Dijo restando importancia.
— Señora.... — Intentó hablar el oficial.
— ¿Por qué está esposado?
— El chico agredió a un oficial de policía — Explicó de manera calmada.
— Quíteselas — Exigió la mujer.
— Me temo que no puedo
— ¡Quíteselas! — Exclamó molesta.
— Ya la oíste. Quítaselas — Ordenó Hopper.
— Jefe, sé que estamos todos muy sensibles, pero hay algo que debe ver — Habló el oficial que Ian había agredido.
Le hizo una seña a su compañero y superior, y los tres salieron de la estación policial.
— ¿Pueden explicarme qué sucedió? — Preguntó Joyce hacia los tres, pero ninguno respondió — Ian, ¿por qué agrediste a un oficial?
— Fue un accidente — Excusó y ella le miró con una ceja alzada — No quería pegarle al hombre. A Harrington si.
— ¿Quién es Harrington?.....¿Te metiste en una pelea? — Cuestionó al darse cuenta de sus nudillos rojos y el pómulo hinchado — Ian, no puedes meterte en peleas, es peligroso. Ni tu, ni Jonathan.
La campana de la puerta resonó en el lugar y los policías volvieron a ingresar, junto con la caja que era cargada por Hopper. Este la dejó en la mesa frente a ellos.
— ¿Y eso? — Preguntó Joyce confundida mientras miraba su contenido.
— ¿Por qué no les preguntas a tu chico? Estaba en su auto — Dijo Jim mirando a Andi.
— ¿Por qué revisaron mi auto? No pueden hacer eso — Habló un molesto Andi.
— ¿Esa es la pregunta que deberías hacer? Quiero verte en mi oficina — Ordenó el mayor.
— No vas a creerme — Negó de inmediato.
— ¿Qué tal si me das una oportunidad? — Le sacó las esposas y se dio la vuelta.
Ian se levantó, siendo seguido por los otros dos y Joyce, y todos juntos entraron a la oficina del jefe. Los tres se sentaron juntos en el sofá y se quedaron callados sin saber que decir. Hopper los miró y alzó los brazos como diciendo "¿Y?", esperando una explicación.
— El monstruo — Inició Ian y los adultos le prestaron atención — La criatura que Joyce vio en las paredes, yo también la he visto. Y Nancy. Logramos captarlo en una fotografía y estuvimos.....investigándolo. Sabemos que viene de otra.....dimensión — Esto último lo dijo inseguro de que los mayores lo tomaran de loco — Creemos que ahí es donde está Will.
— ¿Y para qué el equipamiento de caza fantasmas? — Preguntó Hopper.
— Nosotros queríamos....cazarlo.
Ante lo declarado, Joyce miró a los dos adolescentes como si se encontraran dementes.
— Creemos que le atrae la sangre. Como a un tiburón — Siguió Nancy.
Jonathan sacó la foto del bolso, el cual habían sacado del auto, y se la pasó a su madre. Esta la observó por unos segundos y se la pasó a Hopper mientras suspiraba.
— ¿Dicen que le atrae la sangre? — Preguntó mientras la veía.
— No sabemos — Dudó Jonathan.
— Es solo una teoría.
Joyce se levantó de su asiento y señaló a su hijo — Tenemos que hablar — Dijo antes de salir de la oficina. Jonn se levantó del sofá y siguió a su madre, dejando a los otros tres solos en la oficina.
— ¿Nos darías un segundo? — Le dijo Hopper a Nancy. Esta asintió y miró a su amigo, para levantarse e irse de ahí.
— Sabes que no puedo estar siempre protegiendo tu trasero, niño — Andi sabía que se refería a la pelea.
— Lo sé. Pero se lo merecía. No podía quedarme de brazos cruzados — Respondió y bufó.
— No dudo de eso, nunca lo haces. Sabes que te aprecio, pero, por favor, deja de venir a la comisaría. No vienes exactamente por decisión propia, y eso no precisamente me ayuda — Pidió divertido.
— Es que quiero ser policía. Y me gustaría saber como funciona un arresto para ya estar preparado — Mintió y él le miró incrédulo.
— Todo el mundo sabe que quieres ser boxeador, Ian — Contradijo y el chico bufó sonriendo — Ahora lo importante.... — Fingió seriedad y carraspeó — ¿Ganaste?
— Por supuesto. Con quien piensas que estás hablando — Dijo con aires de superioridad y chocó los cinco con el mayor.
El hombre iba a volver a hablar, pero unos gritos provenientes de una mujer los interrumpió a ambos — Iré a ver que sucede — Avisó antes de salir a paso apresurado.
Ian se colocó se pie y abrió la puerta para salir del cuarto, logrando ver a Joyce y Jonathan, quienes se separaban de un abrazo. Cuando la mujer se asomó por detrás de su hijo y lo vio, se acercó a éste.
— No te salvarás de esta solo porque tenemos temas más importantes con los que lidiar — Regañó mientras lo señalaba. Sin embargo, no duró mucho porque lo terminó abrazando — No me vuelvas a asustar así — Pidió acariciando su espalda.
— No lo haré, lo prometo. Lo siento — Se disculpó y se separaron al mismo momento que Nancy volvía del baño.
— Así que.....¿cuál es el plan ahora? — Preguntó el Byers.
— Encontrar a Wheeler — Respondió Hopper llegando a ellos.
— ¿Mi hermano? ¿Por qué mi hermano? — Dijo Nancy sin entender.
— Creo que está escondiendo a una niña. Una niña que puede hacer cosas increíbles y que podría ayudarnos. Pero necesito saber si la está escondiendo y de ser así, saber dónde está.
— ¿Es mal momento para decir que tal vez, ipoteticamente, es sólo en teoría, yo....conocí a esa niña? — Preguntó Ian agudizando la voz cada vez más.
Hopper le miró serio y luego fingió una risa — Y me dices esto, ¿ahora?
— ¿Me hubieras creído? No me pareció un gran problema. Es una buena niña — Excusó sin saber que decir.
— Espera, ¿qué? ¿Por qué no me dijiste nada? — Se interpuso Jonathan pero fue ignorado por ambos.
— ¿Ella está con su hermano? ¿Con sus amigos? — Ian supo bien que se refería al grupo de su hermano.
— Sí — Afirmó.
— Estamos perdiendo tiempo. Vamos — Ordenó y se dio la vuelta para comenzar a alejarse.
Todos siguieron al hombre, el cuál había azotado la puerta al salir, y se dirigieron al auto del pelirrojo. Este se frenó y tocó sus bolsillos del jean sin poder sentir sus llaves.
— No tengo las llaves — Informó y siguió caminando.
— ¿Quién dijo que manejarías? — Habló Hopper, mientras le mostraba las llaves y se subía al piloto.
Joyce se subió al asiento de copiloto y los otros se sentaron atrás. Jim encendió el vehículo y aceleró a toda velocidad, haciendo que los adolescentes se fueran hacia atrás por la fuerza.
— ¿A dónde vamos? — Habló Nancy.
— A tu casa. Es el mejor lugar donde podemos buscar — Informó el policía, quien estaba concentrado mirando la carretera.
— Esta niña, ¿qué puede hacer exactamente? — Volvió a preguntar la chica.
— No sabemos con precisión — Respondió Joyce.
— Las pulgas me dijeron que tiene "poderes", al menos así lo dijeron ellos. No la he visto, pero ellos están seguros de que hace cosas con la mente — El pelirrojo explicó lo que sabía.
— ¿"Pulgas"? — Cuestionó confundido Hopper.
— Mike, Dustin, Lucas y Vicktor — Especificó.
Mientras más se acercaron a la residencia Wheeler, se podían observar con claridad montones de autos estacionados al rededor de esta, junto con un montón de personas confiscando, o llevándose, cosas de la casa.
Hopper tomó otro camino y terminó estacionando lejos de la casa, lo suficiente para que no los vean, pero si para que ellos pudieran ver. Los cinco se bajaron del auto y se quedaron viendo la situación, Hopper usando unos binoculares.
Ian le miró extrañado. No recordaba tener eso
— Tengo que ir a mi casa — Pidió Nancy.
— No, no puedes — Negó Jim sin dejar de hacer lo suyo.
— ¡Ahí están mi mamá y mi papá!
— No les pasará nada — Aseguró.
Nancy no prestó atención a las palabras del hombre y comenzó a alejarse de ellos.
— ¡Oye! ¡Oye! — Dijo deteniéndola del brazo.
— Suélteme — Dijo molesta e intentó zafarse.
— Escúchame. Lo que menos necesitamos es que ellos sepan que estás metida en esto.
— Mike está ahí.....
— No lo encontraron. Al menos, todavía no — Negó antes de señalar el helicóptero que andaba rondando.
Hopper trajo a Nancy hacia el automóvil mientras esta preguntaba cosas incrédula, y todos volvieron a subirse.
— Debemos encontrarlos antes que ellos. ¿Se te ocurre adónde puede haber ido? — Preguntó luego de darse la vuelta para poder verlos.
— No.
— Necesito que pienses — Insistió.
— No sé. Últimamente no hablamos mucho — Contó frustrada.
— ¿Hay algún lugar del que tus padres no sepan adonde puede haber ido? — Habló esta vez Joyce.
— No sé.
— Yo sí. Bueno, al menos si sé como averiguarlo — Dijo Ian y salió del auto.
Rodeó este, con la mirada confusa de todos encima de él, y abrió la puerta de Joyce para poder sacar el walkie talkie de la guantera.
— ¿Qué es eso? — Preguntó Hopper.
— Una forma de saber dónde está Mike.
Estiró la antena del aparato y rezó porque las baterías de este funcionaran.
— Mike, soy yo, Ian. Necesito que contestes, se trata de una emergencia. ¿Estás ahí? Cambio.
El silencio se había hecho presente en el lugar hacia un par de minutos. Todos se encontraban atentos a las palabras del chico, esperando a que aquel niño decidiera contestar. Sin embargo, no era así.
— Michael, repito, es una emergencia. Necesitamos que contestes ahora mismo. ¿Me copias?
Andi suspiró al no recibir la ansiada respuesta que todos esperaban.
Hopper se estiró en su dirección y le sacó el aparato — Oye, niño, habla el jefe. Si estás ahí, responde. Sabemos que estás en problemas, y de la niña. Y podemos protegerte y ayudarte, pero tienes que responder ¿Estás ahí? ¿Me recibes? Cambio.
Al seguir en la misma situación, resopló y dejó de intentar— ¿Alguien tiene otra idea? — Los demás se quedaron callados.
— Sí, lo copio. Soy Mike. Aquí estoy. Aquí estamos — Respondió el chico y todos se permitieron sonreír.
— Necesitamos saber dónde se encuentran.
— En la vieja estación ¿Sabe dónde es? Cambio.
Jim miró a todos confundidos — Yo sí. No es exactamente una estación, pero si, logro ubicarme — Informó al mayor y este asintió.
— Vamos hacia allá. Cambio y fuera — Dejó el aparato en su lugar y volvió a encender el auto — Súbete.
Ian cerró la puerta de la mujer y dio la vuelta, sin embargo, no se subió atrás, sino que se apoyó en la ventana del piloto.
— Es mi turno — El adulto suspiró frustrado y salió, dejando que Ian fuera el conductor.
No podía creerlo. Tenía que ir con los niños.
[....]
— ¿Te encuentras bien? ¿Nada te ha pasado? ¿No estás lastimado? — Preguntó Andi abrazando con fuerza a su hermano.
Luego de que Hopper le permitiera conducir, este no dejó que ninguno fuera con él a la vieja estación a buscar a los niños, pues decía que podía ser peligroso.
Así que obligó al chico a conducir a la residencia Byers, donde todos se quedaron esperando, y, luego de darle la dirección, se fue por si solo.
Habían llegado hace tan solo unos pocos minutos y no pudo evitar no apartarse del lado de su hermano. Si hubiera sabido que un motón de mala gente lo estaba buscando, y a los demás, no hubiera dudado un segundo en quedarse con él.
Así que aquí estaban.
— Si. No. Y no — Respondió a las preguntas y se separó del abrazo. El niño se sorprendió al ver el moreton en la mejilla de su hermano — Creo que yo debería de preguntarte a ti si estás bien.
— ¿Esto? No es nada — Hizo un movimiento con la mano restándole importancia.
— Hay tantas cosas que tengo que contarte — Dijo ilusionado.
— ¿Ah, si?
— Sí. Pero primero tenemos que contarle algo a todos. Ven — Tomó de la mano del mayor y lo llevó a la sala, donde se encontraban los demás.
— En este ejemplo, nosotros somos los acróbatas. Will y Bárbara y el monstruo son esta pulga. Este es el Otro Lado, donde se esconde Will. Según el Sr. Clarke, solo se llega por un desgarro de tiempo y espacio — Explicó Mike con un dibujo.
— Un portal — Especificó Dustin.
— En el laboratorio Hawkins.
— Con nuestras brújulas.
Las últimas tres declaraciones provocaron confusión en todos.
— El portal tiene un campo electromagnético muy fuerte que afecta el sentido de la aguja de la brújula — Aclaró el de rulos.
— ¿El portal está bajo tierra? — Cuestionó Hopper.
— Sí — Confirmó Once, dirigiendo toda la atención a ella.
— ¿Junto a un gran tanque de agua?
— Sí.
— ¿Cómo sabe todo eso? — Dijo Vicktor.
— Lo vio — Aseguró Mike.
— ¿Hay alguna manera de que contactes con Will? ¿De que puedas hablarle en....
— El Otro Lado — Completó la niña por Joyce y asintió en respuesta.
— ¿Y mi amiga Bárbara? ¿También puedes encontrarla? — La voz de Nancy sonó insegura y recibió una afirmación ante la duda.
— Vengan — Pidió Michael colocándose de pie y todos los siguieron — Necesita fotos.
Ian miró a Jonathan y le indicó con la mirada que buscara lo pedido, cosa que así hizo. Fueron hasta la mesa de la cocina y Once fue la única en tomar asiento. Los otros simplemente se quedaron de pie alrededor de la mesa.
Cuando Jonn llegó con las fotos, de Bárbara y Will, las dejó frente a la niña y esta colocó sus manos a los lados, mientras cerraba sus ojos.
Un profundo y serio silencio envolvió el ambiente entre ellos. Ninguno se atrevió a decir nada, mientras miraban a Once intentando encontrarlos.
La luz arriba de ellos parpadeó un par de veces y la pequeña volvió a abrir sus párpados — Lo siento.
— ¿Qué? ¿Qué ocurre? ¿Qué pasó? — Dijo Joyce con miedo.
— No los encuentro — Negó con la voz quebrada.
Andi suspiró y compartió una mirada de preocupación con Nancy. Ambas expresaban el mismo miedo de perder a Barb.
— Ven — Dijo Ian hacia Ce y le acercó su mano — Tienes que despejarte.
La chica tomó su mano y la guió a través del pasillo. Las voces de los demás se hicieron presente en la cocina, mientras debatían de diferentes cosas, pero estas se fueron perdiendo a medida que se alejaron.
Se frenó frente a una puerta y abrió esta, revelando el baño. Le hizo una seña con la cabeza para que ingresara y ella lo hizo a la vez que observaba todo con detenimiento.
El Andirzon ingresó al baño, sin cerrar la puerta, y abrió un poco la canilla de agua fría para mojarse la mano. Acercó esta al rostro de Ce y comenzó a limpiar la suciedad de su piel con delicadeza. Ella sólo se veía al espejo pensativa, mientras dejaba que él la limpiara.
— ¿Ian.....? — Llamó en voz baja.
— ¿Mhm? — Le hizo saber que la escuchaba mientras seguía en lo suyo.
— ¿Qué es un "hermano"?
Ian cerró la canilla, secó su mano con la toalla, y con la misma secó un poco el rostro de la niña.
— Biologicamente hablado, un hermano es una persona que tiene, al menos, un mismo progenitor — Respondió, pero luego negó divertido para él mismo sabiendo que tal vez la niña no quería esa respuesta — Pero, no siempre tiene que ser así. Un hermano, o hermana, es alguien a quien consideras tu familia. Es alguien a quien podrías llegar a amar incluso más que a ti mismo, pero no en un modo romántico. Es a quien siempre protegerás y apoyarás pase lo que pase. Vicktor es mi hermano biológico, pero también considero a Jonn y Nance mis hermanos.
La niña se quedó unos segundos pensando y luego asintió comprendiendo.
— ¿Por qué la pregunta?
— Vicktor me dijo que era su hermana. Una que nunca pudo tener — Contó con voz suave — ¿Soy tu hermana? — Preguntó con inseguridad y, por primera vez desde que entraron, se giró a verlo.
El chico sonrió enternecido — Sí. Sí, eres mi hermanita.
Ce levantó un poco las comisuras de sus labios de manera tímida.
— Vamos — Dijo Ian y pasó con cariño su mano por el pelo rapado de ella.
La dejó salir del baño primero y luego le siguió él, cerrando la puerta detrás suyo. Juntos se dirigieron de nuevo hacia la cocina.
— La bañera — Habló Ce, llamando la atención de todos.
— ¿Qué?
— Puedo encontrarlos. En la bañera.
— ¿Qué quieres decir? — Cuestionó Dustin confundido — Te refieres a ¿suspendida en el agua? — Once asintió.
— Eso no es posible, ¿o si? — Habló Mike.
— Bueno, el otro día me entere que existe un mundo paralelo, una niña con poderes y monstruos — Contestó Dustin tomando el teléfono de la casa — Hay una sola persona que podrá decirnos como hacerlo.
El chico marcó un número y se quedó esperando en la línea — ¿Sr. Clarke? Soy Dustin.....Sí. Solo tengo una pregunta científica.....¿Sabe algo sobre los tanques de privación sensorial? Específicamente, ¿sabe cómo armarlos?.......Para divertirnos.....Usted siempre dice que nunca perdamos la curiosidad. Que le abramos todas las puertas ¿Por qué le cierra esta puerta a nuestra curiosidad?
Todos escuchaban atentamente la conversación que Dustin estaba teniendo. Aunque lo único en lo que podía pensar Ian es en lo bueno que era aquel niñato para manipular a la gente.
Henderson hizo una seña de lápiz y papel, y se sentó en la mesa a la vez que le pasaban lo pedido — Ajá.....Ajá ¿Cuánto? Ajá. Sí, de acuerdo. Sí, tendremos cuidado. Seguro. De acuerdo. Nos vemos el lunes, Sr. Clarke. Adiós — Cortó la llamada y miró a Joyce — ¿Aún tienen la piscina inflable donde poníamos las manzanas?
— Creo que si. Sí.
— Bien. Entonces solo falta la sal. Mucha.
— ¿Cuánto es "mucha"? — Preguntó Jim.
El niño se fijó en el cuaderno — Seiscientos ochenta kilos.
— ¿De dónde vamos a sacar tanta sal? — Dijo Nancy incrédula.
— La escuela — Respondió Andi y todos lo miraron — Cocinan todos los días. Estoy seguro que tiene un almacen lleno de sal.
— El niño tiene razón — Coincidió el oficial y se levantó de su asiento — Vamos. No hay tiempo que perder.
[....]
No podía quejarse ante el equipo que le había tocado. Estaba con Lucas y Dustin.
Este último iba arrastrando por el suelo la piscina inflable ya que le resultaba muy pesada. Sabía que él mismo podía alzarla perfectamente, pero le gustaba ver a Dustin haciendo el esfuerzo.
Al llegar a la cacha de basketball, Ian y Lucas abrieron las puertas para que el otro pudiera pasar.
— Esta cosa es pesada — Se quejó el de rulos, mientras seguía en lo suyo.
Andi se acercó a él y tomó la piscina enrollada, para levantarla, colocarla sobre su hombro y caminar hasta el medio de la cancha.
Dustin estiró sus brazos y le miró incrédulo — No podrías haber hecho eso hace, no sé, ¿desde que entramos a la escuela?
— Nop — Respondió indiferente y dejó la piscina en el suelo.
Lucas desenredó la soga que la ataba y los tres juntos comenzaron de desdoblarla.
— Vamos. Está al revés — Informó Dustin y la colocaron bien.
— No, así — Contradijo Lucas.
Intentaron abrirla y dejarla ahí, pero esta se caía — Bien.
— ¿Cómo funciona esto? — Preguntó frustrado Henderson.
— Prueba con ese lado — Pidió Lucas y señaló al lado del pelirrojo.
— ¡Demonios! — Se quejó cuando la parte en la que antes estaba se cayó.
— Jálala hacia atrás.
— ¡Eso hago!
— A las tres. Uno, dos, tres — Los dos tiraron hacia atrás y solo terminó en el suelo.
— ¡Mierda!
— ¡Hey! Zopenco uno y zopenco dos — Señaló primero a Dustin y luego a Lucas — ¡Tú! ve de aquel lado ¡Y tú! de aquel otro ¿No se supone que son fanáticos de la física? — Preguntó sarcástico.
Cada uno se fue al lado indicado, mientras el de rulos susurraba para él mismo "¿Por qué soy el zopenco uno?".
— Uno, dos, tres.
Los tres estiraron para atrás el plástico y cuando vieron que este se mantuvo quieto, se separaron con cuidado.
Los hermanos Wheeler llegaron con las mangueras y las conectaron, para comenzar a llenarla mientras regulaban la temperatura del agua para que esta estuviera en el punto justo. Con el paso de los segundos, los otros comenzaron a llegar. Joyce junto a Vick y Once, con unas gafas ya listas, y Jonathan con Hopper, quienes traían un carro lleno de las bolsas de sal.
Cuando la piscina estuvo ya preparada con la sal puesta, Once se colocó sus gafas improvisadas e ingresó al agua con la ayuda de Joyce. Todos se sentaron alrededor, a la vez que ella se dejaba flotar.
Momentáneamente, la luz encima de ellos flaqueó un par de veces hasta apagarse y la espera inició. Pasaban segundos, aunque más bien se sentían como horas, pues un sepulcral silencio reinaba en el lugar y todas las miradas se encontraban fijas en Ce, esperando a que tal vez algo pasara.
— ¿Bárbara? — Preguntó Once, provocando que Ian y Nancy se acercaran más a la piscina.
La respiración de la niña se alteró cada vez más con el paso de los segundos, como si estuviera asustada, y la luz parpadeó varias veces.
— ¿Qué sucede? — Cuestionó Nancy asustada.
— No sé — Respondió su hermano.
— ¿Barb está bien? — Dijo hacia la de poderes.
— Muerta. Muerta — Comenzó a repetir Once y los amigos compartieron una mirada asustada.
Ian jadeó y pasó su mano por su pelo, intentando aguantarse las lágrimas.
— ¡Muerta! ¡Muerta! — Exclamaba asustada.
— Tranquila. Tranquila. Estamos aquí, cariño — Relajó Joyce sosteniendo su mano — Está bien. Yo te cuido. No tengas miedo. Estoy aquí contigo. Estás a salvo, cariño.
Ce relajó su respiración ante las palabras de la mujer, y todo volvió a estar igual que al principio. En pleno silencio y espera.
— Castillo Byers — Leyó y se mantuvo callada unos segundos — ¿Will?
— Dile que iré por él. Que mamá irá por él — Pidió Joyce con la voz temblando.
"Rápido", se escuchó la voz de Will a través del walkie talkie.
— Bien. Dile que se quede donde esta. Iremos por ti. Iremos por ti, cariño.
La pequeña se mantuvo unos segundos más en su posición y se levantó repentinamente de manera asustada.
— Calma — Le dijo la mujer Byers, mientras la abrazaba — Yo te cuido. Tranquila. Yo te cuido, cariño. Estuviste maravillosa.
Está confirmado: Will está vivo.
Sin embargo, los gritos de Once solo se repetían en la cabeza de Ian.
¡Muerta!
Bárbara estaba muerta.
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