46| Until the last of my days
Chapter forty-six;
Until the last of my days
— No puedo creerlo — Dijo Nancy con un tono decaído — Es como si estuviera destinado a pasar......
Junto a ella y Andi se encontraban su hermano, Mike, Once, Will, Argyle y Jonathan, este último manejando el automóvil de pizza en dirección a la cabaña en el bosque de Hopper.
En el camino se dedicaron a conversar respecto a todo lo sucedido. Realmente ninguno podía creerlo. Parecía de película. Para Ian enterarse de que Ce había recuperados sus poderes era una linda noticia, sin embargo, saber el cómo no lo era. Brenner había vuelto a tratarla como rata de laboratorio para recuperar los poderes de Once, claro que para su beneficio, Andi no se tragaba el cuento de que era para ayudarla a sacar su máximo potencial. Ese hombre no podía hacer nada que no tuviera una parte de beneficio propio. Sin embargo, el hombre finalmente se encontraba muerto. Esta vez si lo estaba.
Como había dicho Nancy, creía que todo estaba destinado a pasar. Ya no eran coincidencias, pues más de tres veces se vuelve un patrón. El hecho de que Chrissy estuviera en casa de Eddie al morir, que fueran Andi y Max los elegidos, que de alguna manera los demás pudieran saber que algo sucedía en Hawkins......pero había algo más.
Nancy Wheeler miraba con disimulación a su mejor amigo sentado a su lado. Su mirada era pensativa, confusa y con una pizca de miedo. Su mente no dejaba de preguntarse, ¿por qué cinco si sólo necesitaba cuatro? ¿Por qué Vecna maldijo a Ian sabiendo que solo necesitaba cuatro personas, y sabiendo que entre ambos la elegida sería Max? Tenía miedo. No habían logrado acabar con Vecna, la situación no llegó a su final.....Muchas cosas podían pasar.
Al llegar a la cabaña de Hopper, todos se bajaron del auto y se encaminaron a ella. Desde afuera ya se podía observar el hueco en el techo provocado por el desuellamente el año pasado. Pero nada le hizo dar un escalofrío como volver a ingresar a esa casa.
Estaba sucia, rota, vacía, silenciosa, oscura, y sobretodo, desolada. Los pocos rayos de sol que ingresaban eran a través de la abertura del techo. Las únicas cosas que decoraban allí eran las cajas llenas de viejas cosas y las telas de arañas en todos lados.
— Esto es un desastre total — Dijo Mike caminando por el lugar.
— Bueno, eso es un problema — Coincidió Jonathan señalando el techo roto.
— Sé que hay que esconder a una Superchica — Interrumpió Argyle —Pero esto no es exactamente la Fortaleza de la Soledad. Es más como la Fortaleza de la Suciedad.
— Vamos, chicos, en serio. La habitación de Mike ha estado peor — Contradijo Nancy, queriendo ver el lado positivo. Abrió un cajón y colocó una caja en la mesada — Y, voilà, productos de limpieza.
Las tareas fueron divididas. La Wheeler junto a Jonathan arreglarían las ventanas, los demás limpiarían la parte interna, y Argyle, Argyle estaba por algún lado haciendo de las suyas.
Andi barría el suelo con un viejo y sucio escobillón, más que limpiar parecía que ensuciaba más, pero realmente no le prestaba tanta atención. Su cabeza se encontraba ocupada en cosas que eran más importantes para él. Por un lado Max, por otro Eddie, por otro Vecna, por otro Hawkins....Por otro él mismo.
El dolor en su cabeza era un taladro agujereando desde izquierda a derecha, arriba a abajo, y del frente al revés. No había mencionado el tema para no preocupar ni molestar a nadie, no lo creía importante, un dolor de cabeza podría tenerlo cualquiera. Además no había medicamento que pudiera tomar allí. Así que quejarse sería una pérdida de tiempo.
Sus manos apretaban con fuerza el palo de madera, algunas astillas clavándose en las palmas, pero sintiendo que de alguna manera eso le permitía pensar en otro dolor que el de su cabeza. Sentía como sentimientos negativos golpeaban su pecho sin razón y voluntad alguna. Feos recuerdos haciéndose paso en su memoria sin sentido alguno, como flashes.
El paso de algo caliente llegando hasta su cabeza, como si la misma fuera a explotarle, hizo presencia, sin saber si su causa era la jaqueca. Pero se hizo paso desde adentro hasta afuera, y para cuando se dio cuenta, sangre salía de sus dos fosas nasales. Mucha sangre.
Dio dos pasos hacia atrás tambaleándose, la escoba fue directo al suelo y retumbó en el silencio de la cabaña, atrayendo la atención de los menores presentes.
— Andi, estás sangrando — Dijo su preocupado su hermano.
Este levantó una mano impidiendo que se acercase — Ya vuelvo — Habló sintiendo la sangre entrar a su boca junto a ese sabor metálico tan característico de ella.
Se retiró de allí antes de que si quiera pudieran preocuparse o ayudarle. Los cuatro se quedaron parados en la sala sin entender mientras Andi se hizo paso hasta el baño de manera apresurada.
Apenas ingresó cerró la puerta y la bloqueó por si alguien intentaba entrar. Abrió la canilla y para su suerte si salió agua. Llevó sus manos hacia ella, sintiendo sus dedos casi congelarse por la temperatura, y con desesperación comenzó a limpiar la sangre su nariz que caía sin cesar. Todavía podía sentir el gusto en su lengua.
Tomó la toalla sucia colgada a un costado y la mojó en el agua para luego llevarla con presión a su nariz. La corriente siguió cayendo, siendo el ruido que se oía junto a su respiración agitada por el susto que llevaba. Susto que ni él sabía por qué llevaba.
Pasaron unos minutos hasta que con lentitud y temeroso fue alejando la toalla de su nariz, pudiendo saber que finalmente esta ya no sangraba, pero la tela estaba completamente roja. Cerró la canilla y sus manos se apoyaron una a cada lado del lavabo, en una de ellas aún sosteniendo la tela sangrienta. Su mirada se mantuvo abajo intentando recuperar el aire a través de la boca.
Sus párpados se cerraron, parecía que su jaqueca había desaparecido repentinamente y se fue sin dejar rastro alguno, como si nunca hubiera estado. Un ruido de electricidad fallada se hizo en sus oídos y, cuando abrió los ojos, la luz se apagó. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo, pero no se fue, se mantuvo allí. Su cabeza comenzó a subir con extrema lentitud hacia delante, el miedo provocando que sus manos apretaran más el lavabo, y para cuando sus ojos se encontraron con el espejo frente a él, lo único que pudo ver en lugar de su reflejo fue a Vecna.
Pudo escuchar y verlo murmurar su nombre con aquella provocadora voz de pavor que poseía. Su mano comenzando a levantarse y la acercarse hacia el vidrio que los separaba, pero cuando quiso hacer lo que parecía atravesar su mano hacia su lado, un grito salió de su garganta y se fue hacia atrás por el susto. Su puño se estrelló contra el espejo, haciendo que este caiga en pedazos al suelo y el ruido estruende en todo el lugar.
Su espalda golpeó asustada contra la puerta, que al estar tan vieja terminó abriéndose, y se alejó caminado en reversa con rapidez. Sus manos apretando en sus oídos y sus ojos manteniéndose cerrados sin querer verlo de nuevo.
— ¡No de nuevo, por favor! — Exclamó asustado antes de que su espalda golpeara contra alguien.
Se dio la vuelta asustado y empujó a quien fuera sin querer que se le acercara — ¡Aléjate de mi! — Gritó a quien pensó que era Vecna.
Sus párpados se abrieron y su boca se abrió en sorpresa, además de respirar agitadamente por la misma. Sus ojos se encontraban rojos por la presión que había ejercido en ellos al cerrarlos, su cabello despeinado y toda la parte de su boca y nariz con sangre seca, al igual que sus dientes. Agregando ahora la sangre fresca en sus nudillos por el golpe dado al espejo.
Así fue como pudo observarlo Hopper, hecho un desastre. Era un desastre. Era en lo que se había convertido.
Ian rio entre dientes sin gracia — Estás jugando conmigo — Negó hacia él sin querer volver a caer en el juego de Vecna — Estás jugando conmigo. No voy a caer. ¡Sal de mi mente!
Jim se acercó a él con cuidado — Soy yo, niñ-
— ¡No! ¡Déjame tranquilo! — Suplicó alejándolo.
— ¡Hey! — Pidió el hombre mientras intentaba acercar su cuerpo, pero el otro se negaba y golpeaba el pecho del mayor queriendo mantenerlo lejos — ¡Niño! ¡Niño! ¡Soy yo! — Exclamó finalmente abrazándolo. Andi se rindió ante ellos y se permitió creer fácilmente. Estaba tan cansado de poner resistencia.
— ¿En serio eres tú? — Preguntó en un sollozante susurro.
— Soy yo, niño — Aseguró. No fue recién ahí cuando Andi rodeó al hombre con sus brazos.
— Te extrañé tanto — Se permitió disfrutar del calor paternal que tanto había estado esperando por sentir de nuevo.
— Y yo a ti, Andi — Acarició la espalda del menor con cariño.
— Los cuidé — Aseguró con la voz quebradiza — Los cuidé. Juro que los cuidé. Hice todo lo que pude y aún así no fue suficiente.
— Sé que lo hiciste — Aunque no podía verlo, Jim mantenía una pequeña sonrisa — Eres la persona más valiente que conozco, niño. Pero tú también puedes llorar y ser débil a veces, eso no te vuelve débil para siempre. Tú nunca dejarás de ser valiente.
Andi cerró sus ojos — Te necesité — Su voz se oyó más calmada esta vez. Había dejado de llorar y su respiración ya se mantenía al ritmo correcto.
— Tú no me necesitas, Andi. Solo crees hacerlo — Contradijo — No necesitas a nadie, te llevas al mundo por delante. Es lo que más admiro de ti, pequeño. No lo olvides.
— Gracias.
— ¿Por qué? — Cuestionó sin entender.
— Por volver.
— Bueno..... — Tomó de los hombros del contrario y se distanció con cuidado — Creo que eso tendrás que agradecérselo a alguien más.
Andi hundió el entrecejo y Jim apuntó con su cabeza hacia la puerta principal de la cabaña. Caminó hacia ella, ahora sin rastro alguno de miedo. Salió al porche y observó como todos sus amigos se encontraban a unos pasos de distancia, la diferencia era que esta vez Joyce estaba entre ellos.
Se apresuró a bajar los escalones antes de dirigirse a ella y abrazarla con fuerza, provocando que la mujer dejara salir una risa sorprendida y alegre.
— Hola, mamá — Saludó feliz. Su corazón sintiendo la paz de tener a su madre junto a él.
— Hola, mi amor — Sonrió igual de feliz mientras correspondía el abrazo.
Tomó distancia y sus manos fueron al rostro de Ian — ¿Qué sucedió?
— Oh, ¿esto? — Señaló la sangre e hizo un gesto restando importancia — Nada de que preocuparse.
Joyce hizo una expresión de no creerle pero terminó sonriendo para volver a abrazarlo. Madre e hijo. No había relación más linda que esa. Y aunque su progenitora no lo fue, estaba agradecido de haber encontrado a la suya.
[.....]
— Entonces, cuando apenas había comenzado, apareció ella. Vickie estaba ahí y me miraba a mi. El corazón se me frenó pero no podía quitarle los ojos de encima, tampoco ella. Bueno, por su parte más bien parecía que quisiera salir corrriendo, como si le cayera mal y no me quisiera ahí, eso me hizo cuestionarme si me odiaba — Relataba Robin con velocidad y sin siquiera frenarse a tomar aire, mientras seguía armando los sándwiches de mermelada y mantequilla de maní — Me dije; "tal vez querer ayudar fue una mala idea". O consideré cambiarme de sector. Estar con Steve separando la ropa sería una idea muchísimo mejor. Luego me recordé de que la organización no se me da muy bien. ¿Me estoy desviando del tema? Tomaré eso como un sí. El punto es que se acercó a mí y comenzamos a hablar. Pero no fue como una conversación forzada, ¿sabes? Fue más como una charla de gente que se lleva bien, me gusta creer que nos llevamos bien. Pude sentir mi corazón latiendo tan fuerte que pensé que ella también podía oírlo. ¿Crees que Vickie pudo oírlo? — No dejó que Andi respondiera que siguió hablando — Las palabras comenzaron a fluir y me dijo que su boca muchas veces va más rápido que su cerebro, así que una vez que empieza no puede parar, y a mi me sucede exactamente lo mismo. Y me pregunté; "¿será esta chica el amor de mi vida?" — Al terminar de hablar tomó una bocanada de aire y esperó tan solo cinco segundos a que su amigo respondiera, pero no le dio el tiempo — ¿Podrías responderme algo?
Andi, con una sonrisa divertida, se encogió un poco de hombros pensando qué decir.
— ¿Uno nunca sabe? — Dijo sin saber muy bien qué responderle — Robin, eres una mujer maravillosa y Vickie puede ver eso. Si ella es muy tonta para no enamorarse de ti, pierde a una hermosa chica.
La chica asintió pensativa, procesando las palabras de su amigo, y suspiró antes de seguir con lo suyo. Su silencio no perduró mucho y sus palabras tomaron el ritmo de nuevo.
— Creo que debería dar el primer paso. Pero no como ese paso, no ese gran paso, ¿sabes? No quiero arriesgarme a perder algo que ni siquiera a comenzado — Andi aprovechó que Robin se encontraba muy distraída en su propia conversación y de a poco se fue alejando de la chica, haciendo que su voz se haga lejana.
Se sacó sus guantes de plástico y los dejó en la mesa antes de comenzar a buscar por la cancha de basquet de la secundaria.
Luego de lo sucedido en la cabaña de Jim, se quedó allí aproximadamente por dos horas más ayudando hasta que recordó que prometió ir con sus amigos a donar y ayudar a la gente que lo necesitaba por culpa de los portales. Había lavado ña sangre de su cara, había peinado su cabello y vendado sus nudillos de la mano derecha. Joyce se había ofrecido a traerlo porque quería hablar con él y ponerse al tanto de su vida. Hacía mucho que no se veían y estuvo muy preocupada por el menor. Ese pequeño tiempo de calidad con la mujer hizo sentir muy bien al Andirzon.
Al llegar le habían asignado la parte de comida, que para su suerte era el sector donde se encontraba también Robin, lo que no esperaba es que lo bombardeara con miles de palabras. A Dustin lo había cruzado ayudando con la parte de niños, y a Steve, si bien sabía que estaba en el sector de ropa, no lo había visto todavía. También había visto a Wayne, el tío de Eddie, pero ni siquiera pudo acercarse a él. No tenía el coraje.
— Lo siento. De casualidad, ¿no has visto a mi novio por aquí? — Preguntó Andi a espaldas de Steve — Alto, ojos cafés, sonrisa de ángeles, un trasero de morirse.
El mayor se dio la vuelta y lo miró divertido — Es una lastima, no creo saber de quién estás hablando. Pero, si él no está aquí, tal vez podríamos matar el tiempo juntos — Dijo sonriente mientras se acercaba a él, quedando frente a frente.
Ian rió por lo dicho — No soy muy de las propuestas indecentes, joven — Steve colocó una mano en su pecho e intentó acercarse más, pero el pelirrojo se lo impidió — Estamos en público, señor Harrington. ¿Qué va a pensar la gente?
— La gente puede irse al infierno — Respondió calmado y seguro — Y yo me quedaré aquí en la tierra para ti.
— ¿Estarás aquí para mi? — Quiso confirmar a lo dicho y Steve asintió con la mirada sin quitarse de sus ojos — Y yo estaré aquí para ti.
Sin importarle lo que la gente diría, haría o como los mirarían, Steve se acercó a su novio y junto sus labios con los del contrario en un dulce beso. En aquel momento no podría importarle menos lo que dirían de él. Que hablaran. Que hablaran todo lo que quisieran, pero ya no tenía miedo. Estaba feliz de amar a su Andi y nadie le sacaría eso. Se mostraría tal cual es y la gente que se quede será la que en verdad lo quiera, la otra podía irse al diablo. Luego de todo lo que sucedió, y podría llegar a pasar, tuvo mucho miedo de perder a Ian. Así que ya no le importaba nada ni nadie. Lo amaría hasta el último segundo, sea en el lugar más público del mundo o en la esquina de la habitación más oscura y lejana.
Al separarse se mantuvieron juntos. Andi con sus manos en las caderas contrarias, juntando sus cuerpos, y Steve con las manos en el pecho de Andi. Sus miradas sin dejarse ir un solo segundo.
— Gracias — Murmuró el mayor.
Ian no entendió el fin de lo dicho — ¿Por qué?
— Por un día haber decidido amarme......Eres lo mejor que pudo haberme pasado, Andi. En serio lo digo — Y en serio que su mirada lo expresaba — Te amo con todo lo que soy y con lo que algún día ya no seré.
Y lo sintió. Muchas veces lo había sentido, pero ninguna vez tan intensa como esa. Ese sentimiento enorme de paz instalándose en su pecho, abrazándolo. Lo supo en aquel momento. Cada parte de él estaba destinada a Steven Harrington. Alma, cuerpo y mente. Y seguiría siendo así por el resto de sus encarnaciones.
— Yo también te amo. Por favor, nunca lo olvides — Acomodó un mechón de su cabello detrás de su oreja y dejó un beso en su frente que dijo más de mil palabras.
— Ahora.....no quiero llegar a arruinar el momento...... — Dijo Steve agarrando el cuello de la remera del contrario y acariciándola — Pero......¿es ésta remera mía?
Andi bajó la mirada a la prenda puesta e intentó recordar si acaso en algún momento había tomado prestado algo del closet de su pareja, pero no fue así. Normalmente solía ser al revés, pues las prendas de Steve solían quedarle apretadas en su mayoría.
— Pensé que la había perdido, la busqué mucho tiempo y jamás pude encontrarla — Contó el Harrington — Pero ahora puedo recordarlo. Esa noche en mi casa, cuando apenas comenzaba cosas con Nancy, tú me pediste ropa.
Andi alzó las cejas un poco sorprendido por eso. Se había olvidado — Sí..... — Coincidió luego de recordar. Miró esta vez hacia la ropa de Steve y se dio cuenta — Pero, ¿no es esta la mía, la que dejé en la sala antes de irme?
Steve asintió — Quise devolvertela, pero cuando comencé a sentir cosas por ti creía que no me corresponderías, así que me la quedé, para poder sentir que una parte de ti siempre estaría conmigo — Confesó.
— Yo siempre estaré contigo — Aseguró Andi con ternura.
Unas risas llegaron a sus oídos y ambos chicos voltearon sus cabezas hacia el mismo lado. A la lejanía, desde la sección de la comida donde antes se encontraba, pudieron observar a Robin junto a Vickie, ambas riendo y conversando. Cuando Vickie hablaba concentrada en lo que hacía, Robin la escuchaba con atención mientras la miraba con una enamoradiza sonrisa en su rostro. Eso le hizo sonreír.
Su mirada volvió hacia el chico frente a él. Steve Harrington. Su novio. Miraba hacia las dos chicas y en sus labios había una pequeña sonrisa oculta, su mirada llena de orgullo pero a la vez de un reflejo, de alguna forma él se veía en Robin.
Observándolo allí en aquel momento pudo confirmar sin miedo alguno de que lo amaba y quería estar junto a Steve por el resto de sus días..........
Incluso si esos no fueran los suficientes.
Incluso si esos no fueran demasiados.
《 Fin del Acto Cuatro 》
No tienen una idea de la felicidad que me da que terminé la que es mi primera historia en Wattpad, o bueno, al menos estará terminada hasta que salga la T5, pero por el momento es así. Aunque a la vez siento que me va a dar nostalgia no escribir sobre Andi.
Los quiero muchos y espero que hayan disfrutado de la historia, al igual que haber amado a mi lindo Andi. Les agradezco a todos aquellos que han estado desde el principio de la historia y me han estado apoyando incluso cuando apenas tenía visitas 🫶
Nos vemos dentro de un tiempo. Byeee.
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