44| It's over.......
Chapter forty-four;
It's over.......
Silencio........
Silencio........
Silencio........
Era todo lo que podía escuchar, o más bien todo aquello que no podía.
No sabía que sentir, porque no sabía que pensar. No sabía que hacer, porque muchos menos sabía qué sucedería.
¿Sería este el final de "algo"?
No le gustaba ser negativo, nunca lo fue. ¿Qué era diferente? Bueno, ¿qué no era diferente?......Esos sentimientos, esos sentimientos eran diferentes. Le hacían ver la situación desde una perspectiva de la que nunca antes había visto algo. No había usado esa perspectiva en la batalla de Starcourt. No la había usado en los túneles de los demo-dogos. Y no la había usado cuando todo comenzó. Algo había cambiado. Eso quería ser una señal, ¿no?
No era el único, sabía que no lo era. Cada uno de ellos podía ver en el rostro de cada uno la expresión del mismo presentimiento oculto. Porque.....nada sería igual. Esto no sería igual. Habían pasado por muchas situaciones iguales y de riesgo. Muchos estuvieron en situaciones de vida o muerte, tal vez una o más veces. Pero se sentían fueran de lugar, como si esta vez no estuvieran tan seguros de lo que tenían que hacer para salir de esto. Era mokita. Nadie quería hablarlo pero todos lo sabían o pensaban.
Estar de nuevo en el Otro Lado era un golpe a la realidad. Era un decir, esto realmente está pasando. Esto realmente va a pasar. Y esto realmente esperaban a que saliera como lo planearon. Todo era tan oscuro, tan negro y azul, que combinaba perfecto con el frío.
— Chicos, escuchen — Habló Steve mientras se volteaba hacia Dustin y Eddie, quienes irían por su lado — Si el plan empieza a salir aunque sea un poco mal, abortan la misión, ¿sí? Distraigan a los murciélagos. Nosotros nos encargamos de Vecna. No se hagan los héroes ni nada — Pidió preocupado — Solo son.....
— La carnada — Completó Dustin — Tranquilo. Tú puedes ser el héroe.
— Exacto — Coincidió Eddie — Además, míranos. No somos héroes.
Ellos asintieron a la vez y Steve solo se mantuvo callado por unos segundos. Luego de entender, se dio la vuelta hacia su grupo listos para seguir su camino.
— Oye, Andi — Llamó Edward.
El nombrado se detuvo y se dio la vuelta para verlo a los ojos. Estos expresaban tantas cosas a la vez hacia su persona, que no pudo interpretar ninguna en realidad.
Eddie calló dudoso antes de hablar, y aunque parecía que quería decir algo de suma importancia, solo volvió a cerrar su boca.
— Nada, solo.....háganlo pagar — Se arrepintió a último segundo.
Asintió — Cuídense, ¿sí? — Recibió una afirmación por parte de ambos.
Fue la señal, más bien la despedida, por lo que se dieron la vuelta y retomaron su caminata. Ya no había vuelta atrás, ya no había arrepentimientos, y ya no podría haber culpas de lo que sucediera. Todos habían tomado la desición se hacer esto.
Pensó en su hermano. En Vicktor. Si esto salía mal, ¿qué pasaría con su hermano? ¿O qué le diría? Era imposible que algo estuviera pasando fuera de la ciudad, pues era la maldición de Hawkins, al menos eso creía. ¿Como le comunicaría las cosas si algo malo llegaba a suceder? Comenzaba a hartarse de sus pensamiento y de su cabeza. No quería pensar cosas malas, no quería. Pero su mente no podía dejar de hacerlo. Quería que alguien lo golpease para que dejara atrás toda emoción negativa.
— No quiero asustar a nadie, pero juro que ya vimos este árbol — Habló Robin preocupada mientras apuntaba con la linterna.
— Eso es imposible — Negó Nancy.
— Sería terrible, ¿no? Que Vecna destruyera el mundo porque nos perdimos en el bosque.
— No estamos perdidos — Intentó calmar Andi pero ella rió nerviosa.
— Robin, ¡las enredaderas! Mente colmena. ¿Recuerdas? — Exclamó la de rulos al verla alejarse corriendo.
La chica no respondió, así que Nancy dejó salir una maldición antes de salir atrás de ella para no dejarla sola. Intentaron decirle que no tenía importancia, pero se alejó de ellos dejándolos solos.
— No te preocupes. Está estresada. Ya sabes, asustada — Relajó Steve.
— Sí. Lo sé. Es solo que.....
— ¿Es muy torpe?
Dejó salir una risa nasal — Sí. Ya sabes como es ella — Asintió y después suspiró — La entiendo. Estoy estresado también. Estresado, asustado, preocupado. Todo en uno.
— Lo sé — Confirmó y Andi se giró a verlo — Puedo darme cuenta, Andi. Te conozco, eres mi novio.
— Sí...... -— Se calló unos segundos y decidió cambiar el tema para sentirse mejor. Sonrió — Novio — Repitió — Quién lo habría pensado.
Steve rió — Sabes, me costó mucho aceptar de que en realidad me gustabas.
Andi abrió los ojos sorprendido — Es decir, a mi también pero tenía mis razones. ¿A ti por qué? — Preguntó divertido.
— ¡Eres un chico! Creo que es suficiente justificación — Respondió sonriente — Nunca antes me había gustado un chico. Y fue.....Dios, tan confuso. Sabes, este sentimiento de confusión indescriptible. El hecho de que antes te odiaba y de que eras un chico no me dejaba dormir en paz. Me la pasaba preguntando, ¿por qué pienso tanto en él? ¿Qué es lo que tiene él? — Contó. Nunca antes, al menos que recordara, le había contado cómo se había enamorado de él — Dustin fue de mucha ayuda. La pequeña mierda es muy sabía no solo en cosas de ciencia. Cuando finalmente lo acepté, aunque sabía que eras...gay, no creía que hubiera tal posibilidad para mi, ¿sabes? Es decir, era un idiota. Siempre lo fui. Y que tu me dijeras aquella noche que me amabas y que estabas enamorado de mi......¿Quieres saber por qué tardé tanto en contestar? — Andi asintió sin dudar — Porque....no podía creer que tuvieras sentimientos por mi. Que yo provocara algo en ti, Andi. Porque tú eres tan tú y yo soy......un idiota. Y no creía que pudieras enamorarte de mi.
Andi se enterneció ante eso — Si te hace sentir mejor.....o peor, tampoco podía creer que estuviera enamorado de ti. No podía aceptar que en realidad habías cambiado. Pero......es lo mejor que pudo pasarme — Lo miró sin dejar de caminar y se quedó pensando — Sí, lo es — Confirmó.
— La buena noticia es que si me golpean fuerte la cabeza, puedo cambiar.
— ¿Lo dices porque te rompí la cara hace tres años?
Rió divertido y negó con la cabeza de inmediato — No, no. No lo decía por eso......Creo que le debo las gracias a otra persona. Me dio un golpe en la cabeza que hizo que cambiara, y estoy agradecido de eso, de no ser así nunca me hubiera enamorado de ti ni tu de mi — Contó — Es extraño, pensé que ese golpe me mataría y nunca más podría amar a alguien, pero la realidad fue, que llegó alguien especial a ayudarme a sanar el golpe.
Ian se mantuvo en silencio sin responder a la declaración por un escaso tiempo. Su mente volviendo al recuerdo de la imagen mental de su mejor amiga.
— No te culpo — Habló finalmente — Quién no se enamoraría de Nancy. Es......especial. Te hace sentir especial.
Steve frunció el ceño — ¿Cómo....cómo lo sabes?
Andi hizo una pequeña sonrisa nostálgica — Porque estuve enamorado de ella también — Admitió.
La expresión de Steve fue inexplicable. Una combinación de confusión, sorpresa e incomprensión. Su boca se entre abrió un poco y su ceño se mantuvo hundido.
— Antes de darme cuenta que no me gustaban las chicas, antes de que me gustara un chico por primera vez, estaba enamorado de ella — Explicó ante su silencio — Era mi primer amiga mujer y mi corazón no pudo evitarlo. No te juzgo, luego de tantos años puedo notar que sigue teniendo esa chispa que te hace sentir cosas extraordinarias y de verdad hermosas. Como un huracán que llega a revolver tu estómago. Eso me hacía sentir ella. Así que, repito, no te juzgo — Concluyó pero luego suspiró y bajó la vista decaído al suelo — Tampoco lo hago si sigues sintiendo cosas por Nance — Murmuró casi inaudible.
Steve lo escuchó y frenó de golpe, haciendo que el pelirrojo también lo hiciera. Se acercó al menor sin prisa y tomó su rostro entre ambas manos.
— ¿Recuerdas el sueño que te conté? ¿Recorrer el país en camioneta con mis seis polluelos? — Recordó. Su voz se escuchaba pacífica — Es verdad. Cada palabra. Antes, tres años atrás, nunca en la vida hubiera pensado en formar una familia, siempre pensé que los niños son una pérdida de tiempo y vida. Pero cuando la primera chispa apareció en mi estómago ante tu presencia, mi mente cambió por completo. Me dije a mi mismo, quiero formar una familia con este chico. Quiero pasar mi vida entera con él, viéndolo jugar y reír con nuestras propias pequeñas mierdecillas. Quiero tener pequeños Harringtons pelirrojos corriendo por ahí haciéndome feliz. Y que ellos sean feliz con nosotros. Tratándolos y dándoles la felicidad que nunca tuvimos en nuestras infancias. Porque te amo, Ian, estoy seguro de que siempre lo voy a hacer. Porque cambiaste mi vida. Y te amo por eso. Te amo.
Los ojos del pelirrojo se encontraban brillosos por las lágrimas que amenazaban con salir. Era lo único que hacía últimamente, llorar. Estaba emocionado, nunca antes alguien le había dedicado palabras tan lindas, nadie que no fuera su padre. En su pecho se instaló un sentimiento de paz increíble, nunca antes le había pasado y se sentía extraordinario.
— Te amo, Steve — Correspondió con la voz quebradiza.
Tomó al chico de sus mejillas, al igual que él ya lo hacía, y juntó sus labios con los del mayor. Era un beso lento pero profundo y apasionado. Expresaba todas aquellas cosas que con palabras no son suficientes ser expresadaa. Porque no había palabra, ni un "te amo", que describiera lo que realmente sentían el uno por el otro. ¿Conocen ese sentimiento de cuando sabes que algo está marcado en tu destino? ¿Cuándo te dices a ti mismo "esto estaba destinado a pasar"? Se sentía exactamente igual. Steve estaba escrito en su destino, lo estuvo desde un principio, porque siempre estuvo presente en su vida, sea de un buen o mal modo. Por eso sabía que estaría también hasta el final.
— ¡Chicos! — Gritó repentinamente la voz de Robin y tomaron distancia.
La chica volvía corriendo hacia ellos con Nancy siguiéndola por detrás con una expresión de cansancio y exasperación.
— ¡Buenas noticias! No nos equivocamos de camino — Informó con la respiración agitada y la pareja se miró entre ellos por el momento interrumpido — ¡Vamos! — Insistió ansiosa.
— ¡Está bien! — Respondió Steve siguiéndola. Esta vez, Nancy decidió no correr y se quedó por detrás con su amigo — ¡Más despacio! ¡Robin!
No caminaron demasiado, al parecer les faltaba menos de lo que pensaban, así que al llegar al final del camino, salieron del bosque y a la lejanía pudieron verla. La casa de Victor Creel custodiada de murciélagos. Era exactamente como lo habían imaginado.
— Erica — Habló Steve mirando la luz proveniente de los juegos del frente.
Robin sonrió un poco, como si intentara calmar la situación. Los tres se miraron entre ellos, pero Andi siguió su camino sin querer perder tiempo. Los demás le siguieron por detrás y con el tiempo exacto llegaron al juego de nave espacial.
Las luces brillaron — Los tortolitos copiaron — Oyeron la distorcionada voz de Erica — Max pasará a la fase dos: distraer a Vecna.
— Hasta ahora, todo bien — Dijo Robin hacia nadie en específico.
Las primeras dos palabras resonaron en la cabeza de Andi. "Hasta ahora".
— Aún no estamos en la parte difícil — Contradijo Steve.
El pelirrojo dejó al par de amigos atrás y dio cortos pasos hasta acercarse a Nance. Esta mantenía su vista pegada a la casa y la escuchó susurrar.....
— Muerde el anzuelo, hijo de puta.
Apoyó su mano en el hombro de ella y dejó un apretón — Vamos a ganar — Le susurró y ella se volteó a verlo — Vamos a ganarle a ese hijo de puta — Nancy asintió no muy segura.
Los siguientes minutos fueron aburridos pero muy estresantes, esperaban escondidos a que Erica diera la señal para comenzar la fase tres, donde Eddie y Dustin distraerían a los murciélagos y ellos podrían ingresar a la casa. Era una de las partes más importantes del plan, si no podían ingresar no podían derrotar a Vecna.
Pareció infinito, pero finalmente la voz de la preadolescente habló por segunda vez — Bien, está adentro. Iniciemos la fase tres.
— Entró. Pasen a la fase tres — Comunicó Robin a través del walkie talkie sin perder un segundo.
— Copiado. Iniciando la fase tres — Respondió Dustin.
Los cuatro se juntaron y se escondieron agachados en el juego de nave espacial. El momento era clave. Sin darse cuenta, los cuatro retenían sus respiraciones sin ser consciente de ello. Sus nerviosismos eran más grandes.
Cuando la melodía de una guitarra eléctrica se hizo presente a la lejanía, Andi sintió un escalofrío recorriendo lo largo de su columna. La imagen mental de su amigo rockero tocando la guitarra vino a su cabeza, y estaba seguro de que estaba poniendo todo su esfuerzo. Nunca antes había oído a Eddie tocando la guitarra. Esta era la primera vez.
— Hijo de perra — Se dijo impresionado a él mismo.
La voz de Wheeler lo distrajo — Bien, está funcionando. Vamos — Ordenó, cuando los vigilantes se marcharon.
No dudaron en hacer lo pedido, salieron de su escondite y caminaron a paso rápido hacia la casa. Ninguno dejó caer la guardia ni por un solo milisegundo, estaban atento a todo por si algo llegaba a salir mal. Sus cabezas mentalizadas en que si algo quería atacarlos, sus manos tenían que ir hacia sus espaldas para defenderse con las armas.
Le impresionaba el hecho de que sintiera menos nervios que antes de que comenzara todo. Tal vez era porque el pensamiento de "ya estoy aquí, no hay nada más que hacer". Porque así era, no había nada más que hacer que acabar con todo esto. Y estaba dispuesto a hacerlo.
Steve posó su mano en la manija de la puerta y abrió lentamente sin hacer ruido.
— Mierda.....Esto no es bueno — Les dijo al iluminar todas las enredaderas en el suelo.
Sin embargo, a pesar de la queja, fue el primero en ingresar dando varios saltos con precisión. Seguido de él fue Ian y al final las dos mujeres. Intentaron mantener el equilibrio con precisión, una mala pisada podría ser el final para ellos. El final para todos.
Volvió a dar otro paso, no había sido el primero, pero si fue el primero en el que se dio cuenta de lo que estaban haciendo, de lo que en realidad estaba sucediendo. Y se congeló. Su vista se quedó pegada a su pie con el que acababa de dar otro paso. Pudo distinguir a Robin susurrar varias veces su nombre junto con unos casqueos de lengua queriendo llamar su atención, y aunque podía oírla, realmente no lo hacía. Los fuertes y acelerados sonidos de su corazón lo desconcentraban de cualquier otro sonido.
Se sentía desconocido. No podía reconocerse. Ni su propio cuerpo o mente lo hacían. ¿Desde cuándo se había vuelto un miedoso? Sentía que volvía ser el mismo niño de seis años lleno de miedo. ¿Tenía miedo por él o por los demás? ¿Tenía miedo de irse y dejar a Steve? ¿A sus amigos? ¿A Vicktor?.
Vicktor......por Dios, cuanto lo extrañaba. Quería verlo y saber que estaba bien, que por favor estaba bien. Fue cuando su cabeza hizo click respecto a algo; si le importaba si moría. No sabía si todo el tiempo se estuvo engañando a sí mismo o sí solo el pensamiento había dado un giro diferente, pero no podía morir. No quería dejar a sus seres amados. Así que para cumplir eso tenían que hacer una cosa. Seguir con el plan.
Fue lo que lo hizo suspirar y cerrar sus ojos por unos segundos, tranquilizándose. Recién ahí, prosiguió caminando haciendo suspirar relajados a los demás que se habían preocupado. Ninguno preguntó, pues no había tiempo.
Los pensamientos se esfumaron, los sentimientos también. Sus preocupaciones, miedos, negatividad. Se enfocó en cumplir la misión, que todos sabían cual era. Sus pasos ya se daban de manera automática, buscaban los espacios vacíos por si solos y trasladaban su cuerpo en esa dirección. Fue por eso que cuando sintió un golpe en la espalda, se sorprendió y sobresaltó.
Robin, quien iba por detrás de Ian mientras subían las escaleras, se había tropezado y dio varios pasos hacia adelante sin equilibrio, con la suerte de dar los pasos siempre en espacios libres, hasta que terminó chocando con la espalda del pelirrojo. Este se sobresaltó y se dio la vuelta hacia ella perdiendo la estabilidad también. Robin terminó dejando caer su peso encima del pecho contrario, sin poder estabilizarse, y este al sostenerla queriendo ayudarla, se fue hacia atrás por inercia y terminaron cayendo. Pareció un milagro cuando Andi sostuvo los cuerpos de ambos con su mano apoyada en el suelo, la cuál había caído en un hueco libre entre dos enredaderas. Cuando giró su cabeza hacia su mano y vio esa escena, suspiró fuertemente al igual que Nancy y Steve que se habían quedado como estatuas llenas de terror.
Nancy subió un par de escalones y al contrario Steve bajó un par de ellos para ayudarlos a levantarse con cuidado. Primero se levantó la chica y luego el pelirrojo, quien movió un poco su muñeca adolorida por la cantidad de peso con la que había caído encima. Se preguntaron con miradas si se encontraban bien y prosiguieron caminando hasta el final de las escaleras.
Al ser Wheeler la última, se detuvieron a sacar sus respectivas armas. No dudaron ni un milisegundo en caminar hacia la puerta del ático, estaban tan cerca de que todo saliera bien que rendirse en aquel momento sería una idiotez, pero la suerte jugaba en su contra con un terremoto se hizo presente.
Los tomó desprevenidos por lo que intentaron estar estabilizados lo más que pudieron, mientras Steve sostuvo a Robin, Ian sostuvo con cuidado a Nancy. Para su poca suerte, el temblor no duró más que unos cortos cuatro segundos, pero eso no permitió que hicieran más que quedarse quietos y mirándose preocupados entre ellos.
Robin jadeó asustada mirando hacia el suelo bajo ella, y al dirigir su mirada allí divisaron una enredadera envuelta en su tobillo antes de que la misma la tirara al suelo. La rubia se quejó por el dolor y el susto, y luego la liana la subió y pegó contra la pared. En conjunto, otras lianas la sostuvieron de otras partes del cuerpo.
La chica gritó desesperada por ayuda, por lo que reaccionaron de inmediato y con sus armas comenzaron a intentar cortar las enredaderas. Sin embargo, Andi pronto sintió algo amarrándose a toda su pierna y tirando de él, arrastrándolo por el suelo hasta la pared contraria. Otras lianas tomaron sus brazos y lo subieron hasta la pared, dejándolo colgando pegado en ella. Sus piernas, brazos y torso inmóviles.
— ¡Steve! — Gritó asustado.
Los dos libres se habían asustado por lo sucedido, y aunque Nancy se quedó ayudando a Robin y Steve fue a su rescate, pronto las lianas los tomaron a ambos. Primero a Steve y luego Nancy.
Sintió una otra de esas cosas enredarse en su cuello y comenzar a ejercer presión allí. La falta de aire se hizo presente y su único pensamiento fue; mierda, mierda, mierda. La desesperación se encontraba haciendo recorrido desde su cabeza hasta las puntas de sus pies. También se distinguía con perfecta claridad en la voz de su cabeza. Por supuesto que no podía ser tan fácil. Siempre algo tenía que salir mal, las cosas nunca podían salir bien para ellos. Y ahora morirían.
La desesperación crecía cada vez más y más, sentía que se ahogaba pero no tenía manos para liberarse. No podía moverse, solo podía intentar tomar todo el aire que podía y esperar a que tal vez un milagro los salvara. Sus ojos subieron inconscientemente la mirada en busca de ayuda, pero solo pudo observar a sus amigos en la misma situación que él.
Sus celestes ojos hicieron contacto con los cafés de su novio, brillantes ojos cafés a causa de lágrimas de ahogo que amenazaban con salir. Deseó ser él. Que si alguien tuviera que morir que fuera él, pero que por favor dejara a sus amigas y novio en paz. Podía ver la desesperación y el pavor en los ojos del contrario también, casi como un reflejo de él mismo, pues estaba segura de que se veía igual.
Pareció una eternidad, una muerte lenta, asegurada y prematura, pero entonces, cuando sus párpados se cerraron de cansancio, cayó al suelo. Su cuerpo cayó contra la dura madera del suelo y automáticamente comenzó a toser con fuerza y sequedad, dando bocanadas de aire queriendo conseguir el suficiente, aunque parecía que seguía sin llegarle la cantidad de aire necesario. Supo que los demás habían sido liberados también, no era necesario mirar, podía escucharlos toser también.
Pronto, las lianas comenzaron a irse lejos de ellos. Cómo si buscaran......a alguien más.
— No creo que un poder superior. O la intervención divina. Pero eso fue un milagro — Habló Robin agitada una vez que se recuperaron un poco.
Nancy se puso de pie — Entonces no la desperdiciemos — Pidió cargando la escopeta.
Los otros tres copiaron su acción y tomaron sus armas, las cuales habían quedado regadas por el suelo, y se prepararon.
— Fase cuatro — Dio inició Steve.
— A flambear — Completó Andi antes de comenzar a caminar.
Sus pasos siguieron siendo los mismos que en un principio, silenciosos, pero esta vez seguros, precisos y rápidos. Si casi los mataban significaba que Vecna sabía de su presencia allí en la casa, así que ya no había más que esconder. No tuvieron miedo de equivocarse esta vez, por lo que subieron las escaleras sin dudar y entraron al ático con la cabeza en alto. Esta vez, luego de lo sucedido, dispuestos más que nada a matar al hijo de puta.
Fue impresionante tenerlo de frente. Flotaba en el medio el sótano y parecía ser sostenido desde su espalda por muchas lianas. Estaba en el estado en que había supuesto; en trance. Su "rostro" concentrado en lo que hacía, matar a Max, sin embargo, a la vez sabiendo de sus presencias allí. Como si estuviera en todos lados.
Robin dejó su mochila en el suelo, y cada uno sostuvo una botella de vidrio. Andi suspiró y miró a Steve, este hizo lo mismo y chocaron los picos de sus botellas. La chica prendió fuego el pañuelo en la botella de Steve y este la lanzó en contra de Vecna. Fue un tiro perfecto y de película, cayó justo en su pecho y de inmediato se incendió todo su cuerpo al conjunto de sus lianas, las cuales se cortaron y lo dejaron caer mientras gritaba de dolor. Sus cuerpos se fueron un poco hacia atrás por inercia y por el brillo del fuego, pero cuando se colocó de pie, su cuerpo manteniéndose en llamas, sus fríos ojos blancos los miraron fijamente, una mirada llena de odio y venganza. Andi y Robin no perdieron un segundo en prender sus botellas y lanzarlas en sincronización hacia él.
Un pinchazo de esperanza picó en sus pechos, podrían llegar a ganar. Nancy se adelantó a ellos y dio el primer disparó hacia Vecna, provocando que retrocediera. Con cada paso que Vecna daba hacia atrás, permitía a Nancy avanzar y dipararle de nuevo. Con cada disparo, una pizca nueva aparecía. ¿Podía esta vez ser finalmente el final de todo? Pronto, su última disparo dio en su pecho y Vecna terminó traspasando la pared de madera, cayendo afuera de la casa. Con ese último disparo, desearon que fuera la última vez que tuvieran que hacer algo como esto.
El silencio reinó entre los cuatro, congelados. El único sonido era el de sus agitadas y nerviosas respiraciones. Pero fue Andi el primero en reaccionar. No dijo nada, no lo necesitaba ni ellos tampoco, solo salió corriendo. Su corazón latiendo a mil por hora, casi subiéndose a su garganta. Bajó las escaleras lo más rápido que sus pies le permitieron, saltándose algunos escalones y casi que tropezando, pero nada le impidió llegar al porche de la casa.
Sus pies se detuvieron casi como un automóvil derrapando. La respiración saliendo por su boca y su mirada fija en el césped quemado y lleno de sangre frente a él. Pudo distinguir a los demás acercándose a él con la misma velocidad con la que antes corría, y se detuvieron de la misma forma también. Los cuatro observando el lugar donde Vecna había caído, pero sin ningún cuerpo allí. Los cuatro lo supieron, si no lograron matarlo o si no moría pronto, todo seguiría.
Unas campanadas sonaron a través de todo el Otro Lado y con ellas el corazón de Ian Andirzon se detuvo. El grupo fue hacia adentro de la casa y se detuvo frente al reloj.
— Cuatro campanadas — Dijo Robin mirando fijamente el objeto.
— Max — Murmuró Nancy siendo la única en decir en voz alta lo que Ian ni siquiera se atrevía a pensar.
Sus pies temblaron y su cuerpo cayó al suelo, no pudo distinguir si por el repentino terremoto o por su falta de fuerza en el cuerpo. No quería pensar anticipadamente, no quería, pero sus ojos se llenaron de lágrimas y el temblor debajo de él dejó de importarle. Podría haber llegado a perder una de las cosas más importantes de su vida. A su hermanita.
Y confío en que tú me salvarás a mí también. Confío en que saldré sana y salva como ellos, y dentro de varios años esto solo será un horrible y mal susto del momento......Confío en ti.
Las palabras de Maxine se hicieron presente en su cabeza y con ellas un puñal en su corazón. En su cabeza. En su pecho. En su estómago. En sus brazos. Piernas. En cada parte de su cuerpo. Porque por primera vez en su vida, no pudo salvar a una de las personas que ama. Ni tampoco cumplió una de sus promesas.
Max......
Resiste, por favor.
Estoy en camino.
Se acerca el final del Acto Cuatro 😭
Me emociona pero a la vez me pone triste, siento que voy a extrañar escribirla hasta que salga la T5, pero que también me voy a poder tomar un pequeño tiempo de relajo. A parte de que podría concentrarme más en My kind of women.
Por otra parte, la escena de Eddie tocando la guitarra nunca deja de impresionarme ni de darme escalofríos. Es la mejor cosa que puede existir. Aunque también estuve llorando como una pelotuda mientras escribía porque tenía que ver la serie y me partía ver a Eddie y Max.
Les mando besotes. Chauu.
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