41| The first vision

Forty-one;
the first vision













































































































— ¿Puedo quedarme en el auto? Esto será absolutamente horrendo — Oyó la voz de Robin.

Luego de una larga noche, nuevamente en la casa de Nancy, se quedaron despiertos hasta tarde pensando en diferentes teorías o ideas, que se les ocurrían respecto a Vecna o la casa de Victor Creel.

Ahora mismo, se encontraban todos en el auto, ya en un nuevo día, para ir a visitar a Eddie. Compraron comida para llevarle y hablaban respecto a como le comunicarían a Eddie todo lo sucedido, sin que sonara tan mal.

En el asiento de piloto iba Nancy junto a Robin a su lado. En los asientos traseros estaban Max, Lucas y Andi, y detrás de estos Steve con Dustin. Estos últimos comiendo de un paquete de papas.

— Estará bien — Aseguró Nancy, no muy segura.

— Es que no puedo soportar que la mirada triste de Eddie empeore otra vez. En serio, ya no puedo.

— Al menos puede beber para sentirse mejor — Le respondió Steve a su amiga, con la boca llena, y alzando las latas de cervezas.

— Mi mamá hace eso — Dijo Max en cierta forma de chiste, pero sin expresión en su rostro.

— ¿Por qué no practicamos? — Propuso Buckley — "Hola, Eddie. Primero, buenas noticias: te trajimos algo de comida chatarra y las cervezas que pediste. Otra cosa: encontramos a Vecna. Pero la mala noticia es que está en otra dimensión alterna, oscura y aterradora, y el portal está cerrado, así que no podemos llegar a él. Como está fuera de nuestro alcance, estás perdido. Y no, no, claro que ya estabas perdido, pero ahora estás doble y triplemente perdido".

— Espera, espera — Se interpuso Lucas — No tenemos que ponerlo así.

Nancy asintió — Estamos un paso más cerca de Vecna. Eso hay que decir. Es lo que importa.

— ¿Ves, Robin? Ver el lado positivo hace la diferencia — Defendió Steve y ésta respondió con un sarcástico "ajá".

— Oh, mierda.

Ante la maldición de Wheeler, todos se incorporaron hacia delante para ver que era lo que sucedía. Mientras más se acercaban, más podían observar mejor el plano del lugar. Se encontraba lleno de gente, reporteros y policías. Eso no podía ser nada bueno.

La chica estacionó el automóvil y todos se bajaron rápidamente de este — Vengan, por aquí.

Todos hicieron caso y fueron por detrás de una ambulancia, manteniéndose escondidos, e hicieron silencio para poder oír lo que reportaban. Se trataba de otro asesinato de la escuela de Hawkins, su nombre era Patrick McKinney, y si mal no estaba, era amigo de Jason. Había sido encontrado en el lago y su estado era exactamente el mismo que el de Chrissy.

Además, identificamos a un posible sospechoso: Eddie Munson. Si saben algo, no duden informarnos.

— Mierda..... — Insultó Andi preocupado al escuchar el nombre de su amigo. Las cosas iban de mal en peor.

— Esto no es bueno, no es nada bueno — Dijo Steve como si leyera su mente.

Después de eso, nadie más dijo nada. Se quedaron en el mismo estado que minutos atrás y escucharon al oficial hablar frente a la cámara hasta que este terminó. Al mismo tiempo, la voz del falso sospechoso habló por el walkie talkie.

Dustin, ¿me escuchas? ¿Andi? ¿Wheeler?

El adolescente rápidamente lo sacó de su mochila, estiró al antena y contestó mientras se alejaban para que nadie lograra escucharlos.

— Eddie, no es cierto. ¿Estás bien?

No, amigo. Estoy lejos de estar bien — Respondió irritado.

Andi se puso al lado del menor y le sacó el aparato, provocando una queja de este que ignoró por completo.

— Eddie, ¿dónde estás?

El rockero, desde el bosque, se quedó unos segundos procesando al escuchar la voz del pelirrojo después de varios días sin hacerlo. Lo que lo relajo un poco, aunque solo un 1%, pero algo servía. Significaba que aún estaba pendiente de él y lo ayudaba.

Andi....En la Roca Calavera. ¿Sabes dónde está?

— Sí, está cerca de Cornawallks y Garret — Afirmó.

— Sí, sí, yo sé. Sé dónde está — Aseguró Steve yendo hacia el vehículo.

— Resiste, ya vamos — Avisó Andi. Vio a todos ir al auto, así que frenó un poco el paso, quedándose atrás — ¿Eddie?

¿Si?

— Se cuidadoso. No te quiero muerto aún-— Bromeó queriendo tranquilizarlo.

No te preocupes. No te necesito de mi Príncipe Azul — Rio por lo bajo con una pequeña sonrisa.

— Uno nunca sabe — Contradijo y la conversación finalizó allí.

Ahora tenían una sola misión. Encontrar a Eddie.













[.....]













Su mirada se encontraba hacia abajo, pegada a sus pies caminando por encima de las hojas naranjas y cafés del otoño, las cuales crujian al ponerles un pie encima. Se encontraba callado, pensando en mil cosas y a la vez en nada. Sus pies jugando o pateando vagamente las hojas debajo de los mismos, con desgaste.

Mucha más adelante se encontraban Dustin y Steve peleando, cuál día a día, por el camino a seguir hasta la Roca Calavera. A un par de metros detrás de ellos, Maxine y Lucas hablando muy metidos en su mundo. Le seguía él, estando solitario, y a le lejanía detrás suyo Nancy con Robin. La rubia mostrándose charlatana igual que siempre, mientras la otra asentía sin muchas palabras.

Un suspiro se escapó entre sus labios, uno largo y pesado. Los dedos de su misma mano comenzando a jugar entre sí sin saber que hacer.

Comenzó a sentir, repentinamente, un líquido caliente caer por encima de su labio y pronto se dio cuenta que se trataba de su nariz sangrando. Llevó rápidamente su mano allí y limpió la sangre, soltando una maldición, y deseando que se detuviera para que nadie lograra verlo.

A los segundos, sintió la presencia de alguien a su lado, que fue avisada por el crujir de las secas hojas. Alzó su mirada y Nancy se encontraba ahí regalándole una pequeña sonrisa, aunque al instante apartó la mirada, sin querer que viera la sangre.

— ¿Cómo estás? — Preguntó tomando su mano, la que por suerte no tenía sangre, y entrelazó sus dedos.

— ¿Cómo se puede e star en una situación cómo esta? — Dijo más para él mismo que para ella, y luego se encogió de hombros — Bien.....supongo — Le regaló una sonrisa que fue claramente sin emoción.

Nance suspiró pensando que decir — Sí, no es fácil para nadie........¿Cómo está todo? Es decir, con Steve.

— Bien, ¿por qué?

Levantó ambas cejas — ¿Sólo "bien"?

— ¿Por qué la pregunta? — Dijo sin entender.

— Bueno, Steve me ha contado que te has separado de él cuando......ya sabes, empezaste con las pesadillas — Contó decaída.

Andi tardó en responder a lo dicho y solo se dispuso a balancear sus manos juntas, mientras pensaba.

— No quería ser una carga. Él es tan perfecto en todos los sentidos y yo...... solo no pude arruinar eso con mis problemas — Confesó sincero.

Ella asintió, apretando sus labios — Lo siento, por cierto. Por no haberme dado cuenta y por habernos separado tanto. Pasamos de ser mejores amigos a vernos casi nunca.

— Hey — Detuvo Andi y puso ambas manos en sus hombros — Tu siempre serás mi mejor amiga, pase lo que pase. Al igual que Jonn, ¿sí?

Los ojos de la chica se iluminaron y asintió para ella misma, aceptándolo — Te quiero tanto, Andi.

Le sonrió tiernamente antes de acercarse y abrazarlo por encima de sus hombros, por lo que tuvo que ponerse de puntitas. Ian devolvió el abrazo pasando sus brazos por su cintura y la apretujo contra él, inclinándose un poco. Inhaló con profundidad, permitiéndose disfrutar de la muestra de cariño de aquella persona tan importante y significante en su vida.

Al separarse, siguieron caminando a la par.

— ¿Tú y Steve han estado acercándose más estos últimos días? — Preguntó Andi, aunque fue más un afirmación. No lo hizo en un tono despectivo o celoso, simplemente en un tono neutro, queriendo saber lo que en verdad sucedía.

Comenzaba a hacerle mal, no saber que sucedía entre ellos o con Steve. No sabía si eran cosas de su cabeza o no. Y, aunque fuera verdad, no se enojaría con ninguno de los dos por volver a enamorarse. No culpaba a Steve. Es decir, él sólo era......Andi. Y Nancy es......Nance. Siempre fue y podría ser la primera.

Ella balbuceó un poco pensando que decir exactamente — Es decir, es difícil no hacerlo si estamos todos juntos. Intentamos salvar a Max, Eddie, a ti, y terminar con todo esto.

Ian tragó, no muy conforme con la respuesta. Buscaba algo más.

— ¿Estás segura que solo es eso? — Cuestionó de nuevo algo decaído, sin dirigirle la mirada.

— Andi, Steve es.....solo somos amigos. Siempre lo fuimos, claro que no siempre, pero entiendes a que me refiero.

El pelirrojo frenó sus pasos y alzó la mirada de la tierra, para verla a sus ojos cafés — Nance......si algo pasara entre ustedes, ¿me lo dirías?

La nombrada se quedó algo descolocada ante la pregunta — ¿Si algo pasara entre nosotros? Ian, sabes que nada pasa entre Steve y yo. Es cosa del pasado — Se acercó a él y lo tomó con delicadeza por sus mejillas — Steve te ama a ti. Diría que incluso ni se compara cuando estuvo conmigo, y es porque tu.....eres tu, Andi. Le das amor que nadie más pudo darle en serio. Todo el amor que......no ha recibido en toda su niñez.

Fue cuando Ian recordó el trato de los padres de Steve hacía él. Los había conocido, claro que con el nombre de "amigo", y nunca se mostraron buenos de todas las veces que fue, bueno, de las pocas veces que estuvieron, pues nunca solían estar en la casa por viajes de trabajo. Por suerte no hubo ninguna pelea subida de tono en su presencia, pero Steve le dijo que si solía suceder seguido. Y lo pudo comprender perfectamente, pues él había vivido algo parecido.

— Olvídalo. Son tontos pensamientos — Restó importancia y tomó un poco de distancia.

— Oye, espera. Eso es.....¿sangre? — Preguntó preocupada al darse cuenta.

Intentó volver a acercarse al chico, pero este se lo impidió dando un paso hacia atrás.

— ¿Qué? No — Negó haciéndose el tonto, pero Nancy no le creyó nada.

— Andi, esto no es una broma. Sabes que.....

Antes de que Nancy pudiera volver a hablar, dispuesta a saber qué sucedía, escucharon voces hablando, y una tercera, que era la que se encontraban buscando. Volvieron a caminar, esta vez con el paso más acelerado, y al pasar un par de arbustos se encontraron con Eddie de pie frente a Steve y Dustin. Estos tres se dieron la vuelta hacia el dúo, Robin llegando detrás suyo, y la mirada del rockero conectó con la del pelirrojo. Este primero no dudó en acercarse y envolverlo en un fuerte abrazo que fue correspondido momentáneamente.

— Te necesitaba — Susurró Eddie.

— Estoy aquí — Le dio una caricia a su largo cabello antes de tomar distancia — Sabemos que Patrick murió. Eddie, necesitamos que nos cuentes qué sucedió.

El nombrado caminaba lentamente de un lugar a otro cabizbajo, en su mano mantenía una cantimplora, y fue luego de unos segundos que se puso de cuclillas.

— Bueno..... — Dijo pensando en los sucesos que había vivido — Ayer en la noche, Jason y su estúpido equipo de secuaces llegaron y comenzaron a revisar todo. Intenté comunicarme, pero, tengo que aclarar específicamente, que nadie respondió. Gracias por eso — Sonrió sarcástico — Como sea, me subí al bote y remé para alejarme, pero lograron verme. Se metieron al agua y nadaron hacia mi queriendo atraparme, pero aquel tal "Patrick" se hundió en el agua y luego de unos segundos salió y se levantó en el aire, tal cual con Chrissy. Me caía al agua y no vi nada, pero no lo necesité para saber qué sucedió. Y cuando llegué a la orilla, traté de llamarlos, pero......mi radio quedó arruinado, empapado, así que hice lo único que hago últimamente, huir.

Andi había aprovechado que en toda la explicación la atención estaba centrada en Eddie, para limpiarse mejor la sangre de su nariz y la de su mano.

— ¿Sabes a qué hora ocurrió el ataque? — Le preguntó Nancy.

— Sí, no.....Sé exactamente a qué hora fue — Se sacó el reloj de su muñeca y se lo pasó a la chica — Mi radio no fue lo único a lo que le cayó agua.

— Nueve veintisiete.

— Cuando las linternas murieron — Se dio cuenta Robin.

— ¿Qué significa....... — Cuestionó Steve sin llegar a comprender del todo.

Después de la cantidad de cosas que habían pasado año tras año, Andi se preguntaba si Steve realmente sabía dónde estaba parado. O si quiera, recordaba algo. Pues parecía no hacerlo al nunca entender nada.

— Que ese pico de energía fue Vecna atacando a Patrick — Explicó el pelirrojo y Nancy devolvió el reloj a su dueño.

— Bueno, nos acercamos. Ya sabemos cómo ataca.

— Y desde dónde ataca — Completó Lucas a Robin.

Max asintió — Ahora tenemos que ir a su guarida en el Otro Lado y atravesarle el corazón con una estaca.

— ¿Una estaca? ¿Acaso es.....un vampiro?

— Era una metáfora — Aclaró la pelirroja a la confusión de Steve.

— Una bala funcionaría, ¿no? — Propuso esta vez Eddie.

— Hay que contarle la cabeza.

— Sí. Coincido con Lucas — Respondió Andi a lo último dicho.

— Sí, estoy de acuerdo con todo, pero no podemos hacer nada hasta pasar al Otro Lado — Nancy suspiró dejando caer sus hombros.

La pelirroja negó con la cabeza — Once tiene que recuperar sus poderes.

— Antes todo era mucho más sencillo — Concordó Harrington — Nuestra amiga tenía superpoderes......

Eddie lo interrumpió antes de que siguiera — Superpoderes, sí, ya lo mencionaron. Oigan, Henderson no está maldito, ¿o sí?

Todos se dieron la vuelta para ver al nombrado, encontrándose a este caminando de una punta a otra repetidamente.

— ¿Maldito? No, no, está bien. ¿Demente? Por completo — Le respondió Steve.

— ¡Bum! — Gritó Dustin repentinamente, interrumpiendo a Steve, y todos le miraron extrañados — Bada......bada......bum. Yo tenía razón. La Roca Calavera está al norte.

— ¿En serio? ¿Es en serio? — Respondió Steve molesto y sarcástico — ¡Aquí está la Roca Calavera! Entonces, estás total y completamente equivocado, ¿entiendes?

— Sí y no — Dijo el otro, sacándolo de quicio — La brújula funcionaba bien cuando salimos, estaba bien cuando subimos al auto, pero empezó a cambiar cuando nos íbamos al este. Ahora está muy mal. Cuando traté de guiarnos, yo no me equivoqué. Fue la brújula.

Andi arrugó su entrecejo, uniendo los cables en su cabeza. Aún podía recordar las palabras de Mike y Vicktor explicándole, hacía tres años atrás, como funcionaban los portales respecto a las brújulas y su efecto en ellas.

— Aunque uses equipo defectuoso, ¡estás mal!

— Excepto que no es defectuoso — Contradijo al mayor — Lucas, ¿recuerdas qué afecta a una brújula?

— Un campo electromagnético — Respondió el nombrado de inmediato, recordando.

— Explícate, creo que falté a esa clase — Pidió Buckley con el entrecejo fruncido en señal de confusión.

— En la presencia de un campo electromagnético más fuerte, la aguja apunta hacia ese campo. Entonces, puede que haya un enorme imán por aquí o...... — Explicó Andi al entender, sacando una expresión de satisfacción en Dustin.

— Hay un portal — Completó el de piel negra y el de rulos lo señaló dándole la razón.

— Pero no estamos cerca del laboratorio — Recordó Nancy.

Dustin se dirigió esta vez a ella — ¿Qué tal que, de algún modo, hay otro portal.....del que no sabemos? Tendría que ser más pequeño, menos poderoso.

— Un miniportal — Concluyó Robin.

— ¿Cómo? ¿Por qué? — Cuestionó Steve.

— Ni idea. Solo sé que hay algo que causa esta alteración, y la última vez que vimos algo así, era un portal. Y espero que lo sea, porque así llegaríamos a Vecna y una oportunidad de liberar a Max e Ian de su maldición — A penas terminó de hablar, se dio la vuelta y retomó el paso, alejándose se allí.

— ¿A dónde vas? ¡Oye, oye, oye! — Le habló Harrington, deteniéndolo — Eddie sigue prófugo, no podemos ir a pasear por el bosque.

— Esta capsulita de metal podría ser la clave para salvar a Max, Eddie y Andi. ¿Qué dices tu, Eddie el Desterrado?

Todos se giraron hacia el mayor, esperando por su respuesta. Este rascaba su nuca pensativo y seguía en la misma posición que en un principio.

— Yo digo que me estás pidiendo que te siga a Mordor y, si te soy sincero, creo que es una mala idea. Pero la realidad es que la comarca está en llamas — Dustin hizo pequeños saltitos en su lugar con felicidad a su respuesta, y Eddie se puso de pie — Así que, Mordo será.

El rockero comenzó a caminar en camino de Dustin y todos hicieron lo mismo al verlo, Andi y Steve quedando a la par al final de todos.

— ¿Qué es Mordor? — Escuchó que su pareja se preguntaba a sí mismo.

— Es una referencia al Señor de los Anillos. Vamos — Tomó su mano y las entrelazó para apurar el paso y seguir la caminata junto a los demás.













[.....]













Luego de la larga caminata, tanto así que la noche ya estaba por encima de ellos, lograron llegar al lugar que la brújula índicaba. El Lado de los Amantes. Un bello lago de gran tamaño, que era el mismo donde Patrick había muerto, según lo que Eddie les había contado.

El plan era este, los mayores se subirían al bote y remarían por el lago a donde sea que la brújula los guiara, o donde lograran ver algo que les indique que era el lugar correcto.

— Con cuidado. Oye, te dije con cuidado — Reprendió Steve a Eddie cuando este dejó caer el bote con fuerza sobre el agua.

— Lo siento — Se disculpó este sin tomarle importancia.

Antes de decir algo más, Robin se acercó a ellos — Sí, con permiso — Apoyó sus manos en las cabezas de ambos chicos y se empujó de ellas para poder ingresar.

Eddie le siguió el paso y se subió también, para después ayudar a Nancy a hacerlo con cuidado.

— No soy tu dama, Munson — Se burló Andi al subir cuando Eddie le extendió su mano, la cuál había ignorado, y se sentó junto a Robin.

El pelinegro solo subió ambas manos a la altura del pecho en señal de inocencia. No pudo decir o hacer otra cosa, que Dustin intentó subir junto a ellos también, haciéndose el tonto.

— Hey. Tranquilo, niño. ¿Quieres hundirnos? — Le dijo Eddie mientras lo apartaba -— Es para cuatro personas máximo, ¿sí?

— Es mejor así. Ustedes quédense aquí con Max. Y estén atentos — Aconsejó Nancy al menor.

— Tú quédate aquí — Respondió molesto este, y cuando Nancy hizo una expresión ofendida, él la imitó — Es mi estúpida teoría.

— Hazle caso.

— ¿Quién la puso a cargo? — Le cuestionó a Robin.

Se encogió de hombros — Yo.

— La brújula — Ordenó Wheeler extendiendo su mano.

Dustin hizo puchero y sacudió un poco su cuerpo en modo de berrinche, antes de sacar del bolsillo de su sudadera el objeto pedido y entregárselo.

— Oye, toma esto — Steve le tiró la mochila, que el otro logró atrapar, y empujó el bote para subirse en él.

— ¡Dijiste que cuatro!

— Lo siento — Se disculpó en un susurro.

— ¡Acuestense temprano, niños! — Se burló la rubia, recibiendo el dedo del medio de Henderson — ¡Ya los extraño! — Dijo antes de volver a tomar asiento.

Andi negó con la cabeza para él mismo con diversión, para tomar uno de los remos y hacer mover el bote. Al otro lo usaba Eddie.

El cielo estaba despierto y estrellado, era un hermosa imagen de observar mientras estás en un lago. Claro que, sería aún más lindo si la situación en la que encontraban fuera diferente. El sonido de los grillos junto al movimiento del agua era lo único que lograban oír, ninguno hablaba ni sentía la necesidad de hacerlo, pues tenían una misión y era encontrar el portal.

Eran guiados por Nancy, la cuál poseía el objeto de guía. Andi realmente no escuchaba tanto sus indicaciones, simplemente remaba mientras su conciencia estaba presente en sus pensamientos. Era lo único que hacía últimamente. Pensar.

Su mirada se mantenía en el agua, pero en su cabeza sólo estaba la imagen de Maxine. Aquella niña que tanto quería. La cosa era, que realmente ya no era más una niña, era adolescente, pero no podía aceptarlo. Siempre sería su niña al igual que Once y su hermano. Era por eso que no podía perderla, no se iba a permitir perderla.

A veces se cuestionaba por qué siempre tenía tanto ese apego a las personas que quería, también por qué hasta se sacrificaría por ellas. Se preguntaba de dónde lo habría sacado o copiado. O tal vez era su inconsciente. Salvar a los demás de sus problemas porque nadie lo salvó de los suyos cuando era tan solo un inocente niño. Tal vez porque sentía que los demás eran más importantes que él, o tal vez porque preferiría morir con tal de que aquella persona no lo hiciera. Darle una segunda chance de vida que el mundo quiso arrebatarle, aunque le cueste la suya.

Recordaba haber hablado de eso con Vicktor. No fue una discusión, fue más como una conversación profunda de sentimientos. No solían tener muchas de esas, pues aunque Andi fuera un libro abierto, Vick era una persona a la que le costaba expresar sus sentimientos.

Eres tan egoístaLe había dicho Vicktor con la voz quebradiza y su mirada pegada al suelo al césped, pues se encontraban en el patio de la casa.

¿Por querer proteger a los demás? — Cuestionó confundido en un murmuro.

Porque no te importa, Andi. No te importa perder tu vida por salvar la de alguien más. ¿Cómo crees que me sentiría si te perdiera? ¿Bien? ¿Feliz? ¿Alguna vez si quiera pensaste en eso? Deja de creer que estaríamos mejor con otra persona que contigo, porque en mi caso no sería así. Eres mi maldito hermano, Ian.

Recordaba a la perfección el dolor que expresaban sus ojos, y como ocultaba las lágrimas que querían salir de ellos. Como hacía el esfuerzo de tragar el nudo en su garganta y el dolor vacío en su pecho. Conocía muy bien ese dolor. Capaz era natural en los Andirzon.

Un brusco movimiento por debajo del bote los revolvió con fuerza y sacó a Andi de sus pensamientos, tomándolo por sorpresa. Cuando el bote se calmó, sacó el remo del agua con lentitud y suspiró relajándose del susto.

— Chicos, ¿que fue...... — Giró su cabeza para ver a los demás, pero se llevó una gran sorpresa al ver que estaba solo — ¿Chicos? — Llamó en un tono bajo.

Miró a su alrededor buscando algo pero nada había ahí, estaba solo en el bote y el silencio era sepulcral. El único sonido era el de su respiración. Sus cejas se mantenían hundidas con confusión e inquietud.

Tragó saliva y con cuidado y lentitud se puso de pie — ¿Chicos?

Intentó mirar hacia el lejano bosque, buscando a alguien, pero no había nadie. Max, Lucas y Dustin no se encontraban en su lugar.

— ¿Qué demon.......

No pudo terminar la pregunta que el bote fue empujado de nuevo con fuerza, solo que esta vez si logró tumbarlo y hacer que se cayera al agua. Pudo llegar a tomar aire antes de sumergirse, y cuando el agua fría lo envolvió, no tardó en nadar a la superficie.

Dejó salir el aire al estar afuera y se quedó en su lugar nadando, mientras miraba a todos lados. Su corazón se encontraba agitado y asustado. No entendía nada de lo que estaba pasando.

Sintió algo pasando por debajo de sus pies, por lo que jadeó asustado e intentó ver algo. Sin embargo, antes de poder hacerlo, algo se enredó en toda su pierna derecha y comenzó a tirar de él por abajo del agua. Retuvo el aire e intentó liberarse sin éxito alguno.

Lo que fuera aquella cosa fuera, que se sentía algo así como una liana, lo tironeaba. No era hacia la profundidad, era por el borde de la superficie, pero lo llevaba lejos de donde antes estaba y con una velocidad increíble. Algunas veces lograba sacar su cabeza y tomar un poco de aire, que era antes de que se volviera a hundir con fuerza.

Sentía que se ahogaba o que en cualquier momento tragaría una gran cantidad de agua, no era muy bueno reteniendo el aire. La fuerza con la que era apretada su pierna le hacía sentir que la sangre dejaba de llegar a aquella zona.

Finalmente, sintió como su cuerpo dejó de estar en el agua y fue arrastrado por lo que ahora era suelo. Al instante, fue soltado y se puso inclinado hacia el suelo para comenzar a toser con fuerza. Tomó el aire necesario y se sentó para poder masajear su pierna por el dolor que había quedado en ella. Luego de unos segundos, alzó la mirada y se sorprendió al ver que no se encontraba en el bosque.

Podía reconocer el lugar a la perfección. Lo que era una cárcel en vida no se olvidaba nunca. Era su antigua casa, mucho antes de mudarse a su hogar actual. Cuando Vicktor tan solo era un bebé de dos años.

Con cuidado, intentó levantarse del suelo de su vieja habitación. Se tambaleó un poco por su adormecida pierna y se sostuvo de un mueble. Se sentía irreal, ni siquiera sabía qué sucedía, pero se tomó unos segundos para observar el cuarto.

Incluso después de años, incluso luego de cambiar de hogar, los horribles recuerdos encerrados allí podía sentirlos. Gritos, golpes, llantos, súplicas. No había revivido nunca ese sentimiento de nuevo hasta ese mismo instante.

Un fuerte ruido proveniente de afuera llamó su atención. Había sido brusco y seco, como llegó se fue. Tomó el desgastado picaporte de la puerta y la abrió con lentitud, haciéndose presente el chillido que esta hacía por la oxidación. Salió de ahí y miró a través del largo pasillo.

Suspiró antes de salir completamente y se atrevió a caminar por el pasillo. Las paredes con la misma falta de pintura como recordaba. Todo era como recordaba. El suelo de madera que rechinaba. Y en las paredes los cuadros con fotos familiares colgados.

Se detuvo al llegar al final de este cuando vio una foto de él mismo con su padre. La tomó entre sus manos y acarició el rostro del mayor con su dedo pulgar, sacándole en el proceso un poco de polvo. Estaban en el bosque, su padre abrazaba por los hombros a un bajito Andi de tan solo siete años. La sonrisa en ambos rostros eran enormes y a la vez iguales. Tenía la sonrisa de su padre. Todo de hecho. Sus ojos, cabello, pecas, sonrisa, carisma, actitud, valentía, sus tontas bromas. Siempre fue su ejemplo a seguir y logró serlo. Porque siempre fue el mejor hombre que conoció.

Esta vez, un fuerte llanto se escuchó proveniente de la sala. Uno que reconoció y lo asustó. Apresuró el paso en esa dirección, pero al llegar no había nada. Estaba tranquilo pero a al vez tenso. Se estaba por girar para observar a su alrededor, pero al hacerlo, sintió un fuertisimo golpe en su rostro que lo hizo girar de cuerpo completo y terminó en el suelo boca abajo. Un grito se salió de su boca por el dolor. Se había sentido como si le hubieran pegado con un ladrillo de cemento.

Al instante, su labio y nariz comenzaron a sangrar en gran cantidad, y la mitad de su cara latía con tanta fuerza que sentía que se le saldría. Respiró agitadamente y una de sus manos se fue a la sangre. Con miedo, giró un poco su cabeza a la izquierda y al frente suyo en la pared había un espejo. En él pudo observar como, del lado lastimado, se abría en su piel una gran lastimadura que comenzaba a sangrar en una cantidad impresionante.

Detrás suyo, al alzar la vista en el espejo, divisó la imagen de una mujer con una ladrillo en la mano. Dejó de ver por el espejo y se dio la vuelta asustado para ver que su madre ya no estaba allí. Al darse la vuelta nuevamente, en lugar del espejo estaba un reloj de pie. Uno que conocía muy bien.

Se reincorporó asustado, con su rostro sin parar de sangrar, y con miedo, dándose cuenta finalmente de lo que estaba pasando, corrió a la entrada de la casa y salió de ella con apuro, para comenzar a correr. Se dio cuenta, aunque no le prestó atención, que estaba en el bosque en vez del vecindario. Era de noche. Una tormentosa noche.

La primera campana sonó y retumbó en sus oídos sangrados, mareando su cabeza y volviendo borrosa su visión.

— ¡Steve! — Gritó asustado sin dejar la velocidad en sus piernas.

La segunda campana se oyó y su vista estaba en todos lados del profundo bosque. Se frenó repentinamente, de manera que casi se cae, cuando al frente suyo y en la lejanía reconoció una forma que le daba la espalda. Al olfatearlo, el demogorgon se dio la vuelta y abrió su boca para gruñirle antes de comenzar a perseguirlo.

— ¡Steve! — Gritó desesperado mientras corría.

La tercera campana sonó y sintió que, tanto las dos cicatrices de su abdomen y la de su mano, se abrieron y comenzaron a sangrar también. Por esto, llevó su mano sana al torso, mientras dejaba salir quejidos de dolor.

— ¡Steve! ¡Nancy! ¡Steve! — Sus ojos se llenaron de lágrimas de pavor y cuando no pudo más, su cuerpo cayó de rodillas al suelo.

Sin saber si seguía siendo perseguido aún, se arrastró por la tierra hasta un gran árbol, donde se escondió detrás del tronco. Sollozó y cuando se hizo para atrás queriendo apoyar su espalda, no hubo tal tronco. Cayó hacia atrás, pero terminó impactando en agua.

Escuchó la cuarta campanada y abrió los ojos sin importarle la fría temperatura. El agua a su alrededor se teñía de rojo gracias a la sangre que salía de su cuerpo, el cual empezaba a sentirse desgastado. El sueño lo invadía y ya no sabía que hacer.

Tenía miedo de que le estuviera pasando lo mismo que a Max y no pudiera salir de allí. Que Steve y sus amigos vieran su cuerpo flotando, tal como él con Maxine, y que se sintieran mal de no poder hacer nada.

Mierda. Tal vez no quería morir.

Perdón por el retraso gente bella, pero como recompensa les hice un capítulo largo.

¿Qué les pareció? ¿Qué piensan al respecto? Los leo.

🥰

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