4| Stranger things
Chapter four;
Stranger things
— ¡I can't see me lovin' nobody but you. For all my life. When you're with me, baby the skies'll be blue. For all my
life! — Cantó Ian con fuerza manejando su automóvil.
Cuanto deseaba que la canción de The Turtles durara toda la vida. Sentía que hacía desaparecer todos sus problemas. Era una de las razones por las que la estaba escuchando.
Intentaba evitar las voces de su cabeza diciéndole: "¿Qué mierda estás haciendo?". Pues ni él mismo podía creer que Nancy lo haya convencido de ir a la casa de quién más detestaba.
Solo había una razón por la que había decidido ir: Barb. Sabía que tarde o temprano Nancy, sin quererlo, dejaría sola a la pelirroja. Conocía lo suficiente a Steve Harrington, aunque tampoco hacia falta, para saber que tenía cierto encanto tratándose de chicas y de, su ahora enamorada, Nancy. Conocía la posibilidad de que ambos se acostaran, dejando sola a la otra.
Sabía que era uno de los pocos chicos con los que se sentía cómoda. Bueno, el único en realidad. La misma Barb se lo había dicho. Y le había hecho sentir especial, pues le pareció muy lindo de su parte que se sintiera segura a su lado. Así que, pensó que tal vez se sentiría mejor si iba a aquella "fiesta" y la acompañaba.
Al fin y al cabo era su amiga.
No recordaba exactamente cómo o cuándo la había conocido. Supuso que fue gracias a Nancy.
Había conocido a Nancy en cuarto grado de primaria, eran amigos desde aquel momento. Luego de un par de años ella conoció a Barb, así que cree que fue ella quién se la presentó. Se sentía mal por no recordarlo, pero había sido muy natural y concurrente.
Solo estaba consciente de la suerte que los tres tenían de haber coincidido. Esperaba que nada pudiera separarlos.
Frenó el vehículo frente a la casa, de la dirección que Nance le había pasado, y suspiró mirando la entrada. Comenzaba a arrepentirse de su decisión. ¿Sería muy tarde para volver a su casa?
Finalmente, apagó el motor, aparcando el auto, y se bajó para encaminarse a la entrada de la gran casa. Vaya que los Harrington tenían dinero.
— ¿Qué hago aquí? — Se dijo a el mismo antes de tocar la puerta un par de veces y cruzarse de brazos esperando.
Ojalá pudieran haber escuchado su llamado a la puerta, pues desde ahí mismo podía escucharse la fuerte música que se reproducía en el patio trasero.
Al menos tienen buen gusto musical. Pensó al reconocer la canción.
La puerta fue abierta, luego de unos mimutos de espera, y el dueño de la casa era quien estaba ahí.
— Hola, Harrington — Saludó con una falsa sonrisa.
— Hola....amigo — Dijo al no recordar el nombre del "amigo de Nancy".
La única razón por la que había aceptado que el rarito del chico fuera aquella noche, había sido gracias a la insistencia de la Wheeler para que lo dejara ir. Solo lo hizo por ella. No quería que se sintiera incómoda, y si aquel chico era la clave para aquello, lo aceptaría.
El de peinado exagerado — punto de vista de Ian — se hizo a un costado, dejándolo ingresar, y él así lo hizo.
El chico lo guió hasta el patio de su casa en absoluto silencio. Al salir, pudo ver a Carol y Tommy bailando, Barb sentada y Nancy riendo. Esta última se levantó feliz al darse cuenta de su presencia.
— ¡Andi! — Dijo abrázandolo — Me alegra que hayas decidido venir — Susurró solo para él.
— No es mi mejor elección de la semana.
La respuesta hizo que le mirara entre divertida y con reproche, haciendo que levantara sus manos en señal de paz.
— Buenas noches, Molly Ringwald — Saludó Ian a Barb, mientras se acostaba en la reposera a su lado.
La chica le miró divertida — No digas eso. Desearía ser ella — Sonrió.
Se le había hecho algo extraño que Tommy y Carol no hubieran dicho o hecho nada al notar su presencia. Suponía que ya estaban al tanto de que podría llegar a ir, pero esperaba algún tipo de comentario de su parte al haber llegado. Sin embargo, estos simplemente habían seguido jugando y riendo entre ellos dos.
Ian sacó un cigarrillo del bolsillo de su pantalón y lo prendió, llevándolo a su boca y aspirando de él.
Un repentino grito por parte de Carol hizo que fijara su atención en la pareja.
— ¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! — Dijo el chico, amagando de tirarla a la piscina.
— ¡Basta, Tommy! ¡No! — Exclamó asustada y el nombrado la bajo riendo — Eres un desgraciado, Tommy.
— ¿Tendría que estar impresionada? — Escuchó hablar a Nancy a su lado, trayendo su atención en ella.
— ¿No lo logré? — Preguntó el Harrington.
— Eres un cliché, ¿te das cuenta? — Habló divertida ante sus intentos de coqueteo.
— Tú eres un cliché. Con tus calificaciones y tu ensayo de banda.
— No estoy en ninguna banda — Negó con la cabeza riendo.
— De acuerdo, fiestera. ¿Por qué no nos muestras cómo se hace? — Le pasó una lata de cerveza.
— Está bien — Tomó la navaja y la lata de cerveza para levantarse de su asiento.
— Hay que hacer un agujerito en.... — Intentó explicar.
— Ya sé — Interrumpió y el chico levantó sus manos en señal de rendición.
— ¡Si, es lista, idiota! — Le dijo su amigo, antes de aplastar una lata con su cabeza.
Nancy cortó la lata y la colocó en su boca, tomando el líquido — ¡Todo! ¡Todo! ¡Todo! ¡Todo! — Comenzó a exclamar el trío de amigos.
La chica hizo una reverencia al terminar y los otros festejaron — ¿Andi? — Insinuó Nancy, mostrando una lata.
— Oh, paso — Negó divertido.
— Vamos, no finjas que no lo haces nunca. Es divertido....Rocky — Se burló divertida, haciendo un chiste interno entre ellos.
Nancy siempre se burlaba de Ian con ello siempre que tenía la oportunidad de hacerlo.
Ella presenció toda su época de gran fanatismo que tuvo de niño por las películas de Rocky, que se trataban de un hombre que pasaba de ser un don nadie a un gran boxeador. Las amaba porque siempre fue su gran sueño en la vida.
— ¿Rocky? — Preguntó Tommy confundido pero riendo.
— Está bien. Acepto — Aceptó con tal de ignorar la pregunta del chico.
Nancy le pasó la cerveza y la navaja. El chico repitió la acción de su amiga y todos comenzaron a exclamar de nuevo, a excepción de Barb. Tragó y dejó caer la lata al suelo.
— Aprende — Se burló de su amiga y esta negó graciosa.
— Barb, ¿quieres probar? — Cuestionó esta vez a su amiga.
— ¿Qué? No. No, no quiero. Gracias — Negó al instante.
— Vamos...
— Nance, no quiero — Dijo algo nerviosa.
— Vamos. Sí. Es divertido, sólo hay que...
— Nance.
— Haz la prueba — Insistió.
La chica se levantó resignada de su asiento y tomó el filo, intentando cortar el plástico.
Ian la observó con algo de inseguridad, pues no parecía saber que era lo que estaba haciendo. Lo pudo confirmar cuando ésta se cortó uno de sus dedos, el cuál sangró al momento. Andi se enderezó preocupado.
— ¿Estás bien? — Le preguntó Nancy acercándose.
— Sí — Afirmó cortante.
— Barb, te sangra — Intentó ayudar, pero la otra no se dejó.
— Estoy bien. ¿Y el baño? — Le habló al dueño de la casa.
— Por el pasillo, después de la cocina, a la izquierda — Indicó y Babr agradeció antes de caminar hacia adentro de la casa.
— ¿Te encuentras bien? ¿Quieres ayuda? — El pelirrojo hizo el amague de levantarae pero esta negó.
— No, estoy bien. No te preocupes, Andi — Despreocupó, antes de ingresar al hogar Harrington.
Carol rió por lo bajo — ¿Y? ¿Qué hace siempre zanahoria para divertirse? — Preguntó con una sonrisa.
Ian dirigió su mirada a ella y sonrió de la misma manera, para levantarse de su asiento, acercándose a ella mientras aspiraba del cigarrillo.
— ¿Conoces el juego de la chica que grita porque le da miedo el agua? — Preguntó colocándose detrás de ella.
— No lo creo — Respondió con una sonrisa burlona.
— Que raro.... — Fingió esta confundido, pero luego sonrió mientras exhalaba el humo — Pensé que eras tú — Dijo antes de levantarla y tirarla a la piscina, provocando que ella gritara.
Los otros presentes, él incluido, rieron con fuerza, antes de que Ian se tirara al agua también en bala de cañón.
— ¡Si! — Gritó divertido Tommy mientras se tiraba. Seguido a ellos, Steve empujó a Nancy al agua y luego se metió por igual.
Ian sonrió disfrutando por un segundo el momento y tomó aire sumergiéndose debajo del agua. Cerró sus ojos y se dejó relajar por la fría temperatura de la piscina y la música de afuera, que se escuchaba a la lejanía.
Se quedó como por un minuto ahí. Sus pulmones comenzando a pedir por aire, sin embargo, se mantuvo en su burbuja.
Andi....
Escuchó a lo lejos una reconocida voz y abrió sus ojos algo asustado.
Andi....
Dio una vuelta, mirando toda la piscina por debajo, pero nadie estaba ahí.
Andi. Ayúdame.
Pareció que alucinó cuando su visión se volvió oscura y por un momento dejó de estar en la casa de Harrington. Fueron rápidos y extraños flashes de imágenes en su cabeza.
¿Andi?
"¿Will?". Se preguntó en su propia cabeza asustado.
¿Andi?....¡Andi!
Salió a la superficie con apuro y tomó una gran bocanada de aire. Cuando se dio cuenta, todos habían salido ya de la piscina y se encontraban sacándose, a excepción de Nancy que lo llamaba.
— Andi. ¿Estás bien? — Preguntó preocupada y se agachó de cuclillas al borde de la piscina.
— ¿Qué? — Dijo confundido. Sin embargo, no pareciera decírselo a Nancy, era más para él mismo.
— ¿Qué si estás bien, Andi? — Repitió.
— Si, si. Si, no te preocupes — Dijo rápidamente antes de hacer fuerza con sus brazos impulsándose y salir del agua.
— Ten — Le entregó una toalla y lo guió hasta adentro de la casa, junto a los otros.
— Me muero de frío — Dijo Carol tapándose con la toalla.
— Sé que hay una chimenea en el cuarto de su mamá — Le comentó su novio con dobles intenciones y ambos subieron las escaleras largando pequeñas risitas.
— ¿Bromeas? Ustedes limpian las sábanas — Se quejó Steve — ¿Te sientes bien?
— Sí — Aseguró Nancy.
— ¿Si? Ven, te daré ropa seca — Le dijo a la chica y se apresuró a subir las escaleras.
— "Te daré ropa seca" — Imitó Ian burlón y ella le pegó en el brazo — Auch.
— ¡Nance! Nancy — Llamó Barb, quien apareció mágicamente al lado de ambos — ¿A dónde vas?
— A ningún lado. Arriba. A cambiarme. Me caí en la piscina — Contó con inocencia — Mejor vuelve a casa sola. Pediré que me lleven más tarde.
Andi sólo se mantuvo en silencio. No quería entrometerse en una conversación que no debía.
— Nance.... — Dijo incrédula.
— Barb.... — Imitó con ciertos aires de diversión y despreocupación — Estoy bien.
— Tú no eres así.
— Estoy bien. Vete a casa — Fue lo último que dijo y terminó de subir las escaleras.
Ian se dio la vuelta y miró con algo de pena a Barb. Acarició su hombro con cariño, haciendo que lo mire, y suspiró.
— ¿Quieres que nos vayamos juntos?
La chica asintió decaída con la cabeza — ¿No te quedarás?
— Ni siquiera tenía ganas de venir desde un principio. Espérame aquí, ¿si? Iré a pedirle una remera al imbécil. Me estoy congelando — Avisó y subió las escaleras.
Caminó a través de un extenso pasillo y observó todas las puertas que había a lo largo de él. ¿Cuántas habitaciones tenía esa casa?
Hizo oídos sordos a los gemidos que se escuchaban de la única pareja y revisó varios cuartos, sin encontrar la habitación del chico. Aunque agradecía no haberse encontrado a la pareja teniendo sexo.
Finalmente, abrió una de las puertas y en el cuarto pudo ver a Nancy y Steve en una distancia casi nula, la cuál alargaron inmediatamente al verlo allí.
— Lo siento, Romeo — Steve le regaló una sarcástica sonrisa — Pero Julieta no es la única que tiene frío.
El chico se acercó a su ropero y sacó una remera, para lanzarsela al pecho.
— Gracias, muchachote — Se dio la vuelta para irse pero Nancy lo frenó.
— ¿Te divertiste? — Preguntó esperanzada.
El chico negó con la cabeza y le dirigió una rápida mirada a Harrington para después volver a ella — No en realidad — Fue su respuesta y cerró la puerta.
Bajó de nuevo a la primera planta de la casa y se sacó su remera mojada, la cuál dejó colgada en una silla, y se colocó la otra.
— ¿Barb? — Llamó el chico al no verla por ningún lado.
Buscó con la mirada y caminó un poco, pero nada. Se asomó al patio, para asegurarse, y tampoco estaba ahí. Solo se escuchaba el sonido de los grillos.
— ¡Barb! — Exclamó más fuerte.
Nadie contestó.
Algo inseguro, se fue hacia la entrada del hogar y salió, siendo recibido por la fría noche. Apunto de subirse al vehículo, se detuvo y caminó lentamente por el bosque.
— ¿Barb?....¿Barb, estás ahí? Vamos a casa
Sus pasos seguros de si mismo y su voz se escuchaba de igual manera. Sin embargo, se encontraba un poco asustado y no sabía por qué. Cada paso que daba le hacía recordar las imágenes que había visto en la piscina.
Iba a seguir llamando a su amiga si no hubiera sido por el ruido de una rama que se escuchó por detrás de él. Se dio rápidamente la vuelta, pensando que se trataría de ella, pero se topó con algo. No sabía que era, pero estaba dándole la espalda.
Era alto, muy alto. Y se veía viscoso. Pero no podía ver que era.
"¿Un oso?" Se preguntó a él mismo con miedo.
"Eso no es un maldito oso" Le respondió su conciencia al darse cuenta como este se colocaba de pie, tal como un humano, permitiendole ver el venado muerto en la tierra que esa cosa había devorado.
Asustado, comenzó a caminar hacia atrás hasta llegar a su auto. Sus manos temblaron un poco al intentar insertar las llaves, pero cuando lo logró, se adentró y sin dudar un segundo aceleró a toda velocidad, dejando atrás el lugar.
¿Qué demonios era esa cosa?
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