29| Not again
Chapter twenty-nine;
No again
El sueño lo estaba matando, no había dormido en toda la noche, o día, no tenía idea de qué hora sería.
Se había quedado despierto todo el tiempo en que Dustin y Erica dormían, junto a Robin y Steve, para intentar encontrar una forma de abrir la puerta o hacer que el ascensor volviera a subir. Cosa que no lograron.
A culpa de eso, ahora se encontraba muerto. Bostesaba cada dos segundos y hace aproximadamente unos diez minutos que estaba intentando descansar aunque sea tan solo un poquito.
Se encontraba sentado encima de una caja y su cabeza apoyada en la mesa llena de cajas con su brazo como almohada. Sin embargo, incluso estando ahí encerrados, sentía mucho ruido, y a él le gusta descansar en total silencio.
Podía escuchar a Dustin y Steve en el techo del ascensor hablando y discutiendo, a parte de que hasta hace segundos el niño no paraba de repetir una y otra vez el mismo pedido de auxilio a través del walkie talkie. Luego estaba Robin, que buscaba entre las cajas como si quisiera encontrar algo, y Erica, ella era la peor de todas. No la odiaba, pero realmente no la soportaba del todo.
Desde que se quedaron allí encerrados no había hecho más que quejarse, dar órdenes y discutirles a todos, en especial a los más grandes. Ahora mismo se encontraba "jugando" y golpeando los extraños cilindros, haciendo que estos emitan un sonido metálico que le estaba torturando la cabeza desde que había comenzado.
— ¡Hey! ¡Hey! ¡Cuidado! No sabemos qué es eso — La interrumpió Robin sacándole el objeto de las manos.
— Exacto. Podría ser útil.
— ¿Útil en qué sentido? — Dijo sarcástica.
— Sobreviviremos mucho tiempo sin comer, pero si el cuerpo humano no recibe agua, se muere.
— No quiero decepcionarte, pero esto no es agua — Recordó mostrando el líquido verde.
— No, pero es un líquido — Restó importancia — Y si me toca beber esa porquería o morir de sed, la bebo.
Fue lo último que escuchó y el cuarto se quedó en silencio por unos minutos. Andi frunció su ceño confundido ante la falta de voces y abrió sus ojos para ver a Robin pegaba a la puerta.
— ¿Qué sucede? — Le cuestionó sin entender.
La chica lo miró y se alejó de la puerta para ir hasta él.
— Creo que viene alguien.
Ian se colocó de pie y ayudó a su amiga y a la niña a subir rápidamente al techo del ascensor para después subir ellos.
— Tenemos compañía — Le informó la rubia a los otros dos.
El pelirrojo cerró la escotilla y los cinco se agacharon pegados a esta para ver lo que pasaba por dentro.
Fue finalmente luego de unos segundos, cuando dos hombres entraron y comenzaron a sacar las cajas para llevárselas.
Estuvieron un rato ahí, de vez en cuando hablando en ruso, cosa que ninguno entendía.
— Dame eso — Erica le pasó el frasco a Steve.
Este bajó rápidamente de donde estaban cuando se comenzó a escuchar el sonido de la puerta cerrándose y logró frenarla con el cilindro de metal.
Los demás bajaron también y Steve los ayudó a cruzar al otro lado. Primero fue Erica, luego Dustin seguido de Robin, Andi y al final Steve, quien pudo llegar de suerte.
Cuando la puerta se cerró completamente, el líquido desconocido se dispersó por el suelo y este mismo se desintegró.
— ¿Sigues con ganas de beberlo? — Se burló la adolescente de Erica.
— Por todos los cielos.
Todos se dieron la vuelta al escucharlo a Dustin y vieron un infinito pasillo que en definitiva sería su perdición.
— Bueno, espero que estén en forma. Me refiero a ti, comilón — Le dijo Steve al de rulos antes de comenzar a caminar y los demás lo siguieron.
— ¿Por qué a mí? — Preguntó Dustin en un susurro.
Andi sonrió un poco ante eso. Steve no lo hacía de malo, pero Dustin parecía tomárselo en serio.
Se acercó a él y pasó su brazo por los hombros del más bajo.
— Porque es envidioso — Le susurró para que su novio no lo escuchase — Quisera verse como tu.
Dustin sonrió — ¿Sí?
— Sí — Afirmó y él pareció sentirse mejor.
Fue una larga caminata, podría contarlo como el ejercicio de la semana, más sabiendo que todo el tema de los rusos malvados le había consumido la mayor parte de su tiempo por lo que esta última semana no había entrenado ni un solo día.
De hecho, hacer esa "misión" de superespías le había robado tiempo en todos los sentidos, pues ahora que lo pensaba, esa última semana tampoco había pasado tiempo con Vick.
Se sentía un mal hermano por no haberse dado cuenta de eso. ¿Qué pasaba si no salían de ahí y Vicktor nunca sabía lo que sucedió con él? Está bien, tal vez estaba exagerando, pero se preocupaba por su hermanito.
Tal vez Vicktor ni siquiera se había dado cuenta de la falta de su presencia, tal vez se encontraba muy bien con sus amigos o fuera de casa. Se sentía bien de no tener al pesado de su hermano mayor pegado como pegatina al lado, al menos así lo veía Andi.
Estaba creciendo y no quería eso, se comenzaba a alejar de él. Siempre estuvo con sus amigos, se juntaba con ellos la mayoría del tiempo, pero aún así siempre tuvo tiempo para su hermano, pues era su hermano, su persona favorita en todos los universos, pero esta vez el mayor lo sentía diferente.
No quería que dejara en nido.
A veces se odiaba a si mismo, odiaba esa vocecita en su cabeza diciédoles esas cosas sobre su hermanito menor, turturándolo sobre que ya nunca lo necesitaría.
Si tan solo Andi pudiera leer la mente de su hermano se daría cuenta de que realmente era todo lo contrario. Vicktor no quería dejar a su hermano, no veía una vida sin él, por eso no quería que se vaya a la Universidad, por muy mal que suene de su parte. Siempre lo necesitaría y querría a su lado, pues con él la vida es más fácil.
— Hay que reconocer que es una proeza de ingeniería. Es impresionante — Escuchó decir a Dustin y se dio cuenta de que en realidad no había prestado atención a la conversación en toda la caminata.
— ¿Qué? El riesgo de incendio es alto. No hay escalera ni salida, solo un ascensor que va casi al infierno — Contradijo Steve.
— Son comunistas. Si la gente no cobra, no se esmera — Los novios miraron a la niña con el ceño fruncido.
— Seamos justos con Rusia. Dudo que este sea un túnel peatonal. Piénsenlo. Idearon un sistema perfecto de transporte — Habló Robin.
— Todo llega a Starcourt como envío común.
— Se carga en los camiones y nadie se entera.
— ¿Construyeron el centro comercial para transportar el veneno verde? — Cuestionó Steve sin entender.
— No debe ser algo tan aburrido como veneno. Debe ser mucho más valioso, como prometio — Desconcordó el niño.
— ¿Qué diablos es eso?
— Es lo que usó el papá de Victor para hacer biónico y cobernético a Cyborg — Respondió el pelirrojo.
— Son tan nerds que me dan ganas de vomitar — Dijo la Sinclair con desagrado.
— No. No me metas en la misma bolsa. Yo no soy nerd — Contradijo Steve inmediatamente.
— ¿Por qué te alteras, Harrington? ¿Temes quedar mal con una niña de diez años?
— No, solo digo que no sé nada sobre Prometeo.
— Prometio — Corrigió Dustin — Prometeo es un figura mitológica griega, pero en fin. Decía que deben usarlo para construir algo.
— O como combustible de algo.
— Como un arma nuclear — Susurró Andi conectando cables en su cabeza.
— Vamos hacia un arma nuclear. Genial. Sería genial — Dijo Steve sarcásticamente.
— Pero si construyen algo, ¿por qué aquí? En Hawkins. En serio. ¿Justo aquí?
Antes las palabras de Robin fue cuando los pasos de Andi comenzaron a detenerse, pues sus palabras hacían que él creyera más en las teorías que su cabeza creaba.
— ¿Los rusos sabrán? — Preguntó Dustin a su lado, que se había detenido al igual que Steve.
— De....
— Tal vez.
— ¿Estará relacionado?
— Estoy bastante seguro de que si — Opinó Andi.
—¿Cómo?
— No sé, pero.....
— Es posible — Dijeron los tres al unisonido.
— Lo siento. ¿Algo que quieran compartir con la clase? — Les preguntó la adolescente.
El trío se quedó callado y se miraron sin saber que decir al respecto. No podían contarle tal cosa a ellas, pues no podían meterlas en un grave tema como ese, a parte de que todavía no estaba seguros si estaba relacionado con los sucesos de los años anteriores.
— El walkie talkie.
Todos se agacharon al suelo a escuchar el código ruso que había comenzado a reproducirse desde el aparato.
— Venga de donde venga.....
— Está cerca. Lo que sí sabemos de la señal.....
— Es que llega a la superficie.
— Vamos — Se puso el pelirrojo de pie y cuando los otros igual lo hicieron, corrieron a través del pasillo.
Se dieron cuenta de que cada vez estaban más cerca, no sabían exactamente de qué, si de una salida, un laboratorio, pero escuchaban lejanas voces y vehículos.
Siguieron corriendo, hasta que a lo lejos suyo, donde había aparecido una esquina, dobló un vehículo manejado por dos rusos y se asustaron.
— Por aquí — Les avisó Ian y doblaron por otro lado.
Sin embargo, ahí había otros dos guardias, por lo que se tuvieron que terminar escondiendo en un estrecho hueco que había entre un extraña aparato y la pared.
Lo bueno es que el haber tantos guardias por ahí confirmaba lo que ya sabían. Estaba cerca.
— Despejado. Despejado, vamos — Informó el Harrington y fue primero en salir del escondite, seguido de los otros.
— Eso estuve cerca.
— Demasiado cerca — Coincidió Dustin algo alterado.
— Cálmate. Cálmate. Nadie vio...... — La voz de Steve se fue apagando cuando doblaron en la esquina al final del pasillo.
Los cinco se quedaron paralizados viendo la imagen frente a ellos, aunque no sabían muy bien qué veían.
Para Ian era un perfecto sistema de organización ruso para hacer lo que sea que estuvieran planeando.
Tragó duro al darse cuenta de que tal vez no sería tan fácil salir de ahí como pensaron. Era impresionante ver como si piensas en el recorrido por donde empezaron y donde terminaron, estaba todo hecha al pie de la letra
— Mierda.
Todo se fueron hacia un costado y se escondieron cuando un guardia se dio la vuelta en su dirección. Bueno, a Andi más bien lo habían empujado al estar metido en sus pensamientos.
— Me doblaste el tobillo, idiota — Le dijo molesto a su novio mientras sobaba la parte dicha.
Él le dio una mirada de disculpa.
— La vi. Primer piso, noroeste — Les dijo Erica.
— ¿Y qué?
— Sala de comunaciones — Replicó obvia.
— ¿La viste?
— Correcto. La puerta se abrió un segundo, y vi un montón de luces, máquinas y cosas.
— Podría ser miles de cosas — Llevó la contraria Dustin.
— Le creo — Susurró Robin hacia sus compañeros.
— Bien. Nos movemos rápidos y por lo bajo. ¿Sí? — Indicó Steve y agachado salió de su escondite para irse hacia otro lugar, los otros por igual.
Repitieron la acción varias veces hasta quedar escondidos a pocos metros de la sala que Erica les había dicho. De allí, justo salió un científico dejando la puerta abierta.
— Vamos.
Los cinco se acercaron cuidadosamente e ingresaron a la sala. Sin embargo, todos, a excepción de Steve que cerraba la puerta, se quedaron viendo al ruso frente a ellos.
Andi golpeó la espalda de Steve varias veces para que se diera la vuelta y cuando este así lo hizo se quedó congelado también.
— Cuida tus pisadas — Le habló Robin en ruso al ver como dirigía su mano al arma en su cinturón.
El guardia decía o preguntaba cosas que ninguno podía entender, por lo que la chica sólo seguía diciendo el código esperando algún milagro de salvación.
Y, si bien no fue un milagro, escucharon un grito y pudieron ver a Steve tecleando al de uniforme contra la mesa.
Andi se quedó en shock ante eso, pues no esperaba a que realmente Steve fuera a hacer eso ya que nunca había ganado una pelea. Ni siquiera pudo ayudarlo ante la sorpresa. Parecía que estaba exagerando, pero juraba que no era mentira.
El guardia tiró a Steve a otra mesa e intentó pegarle un puñetazo en la cara, pero él se hizo para atrás esquivandolo. Lo tomó del uniforme de Scoops y lo dejó caer de pecho a otra mesa. Steve le pegó un codazo en su estómago, provocando que se alejara y, antes de que pudiera volver a acercarse, tomó un pesado objeto de la mesa con el que golpeó su cabeza.
El guardia cayó contra la mesa y terminó finalmente en el suelo desmayado.
Los tres acompañantes, los dos más grandes y el de rulos, tenían expresiones de sorpresa, incredulidad y orgullo a la vez. Erica miraba con mucha confusión.
— ¡Viejo! ¡Lo lograste! Ganaste una pelea — Dijo un orgulloso Dustin y Steve sonrió un poco dándose cuenta de que así era.
— ¿Qué haces? — Preguntó la niña cuando vio a Dustin acercarse al guardia desmayado.
— Busco la tarjeta para salir.
— ¿Quieres caminar hasta allí?
— Podemos quedarnos un rato, descansar, hacer un pícnic — Dijo sarcástico.
Andi dejó de escuchar la pelea de los menores y con cuidado se acercó a las mesas llenas de botones para apoyarse contra una de estas.
Vio a Steve al frente suyo, pero dándole la espalda ya que veía a los otros dos discutiendo, y tomó de la parte baja de su remera para tirar despacio de esta. El chico se dio vuelta y se acercó a él, dejando que Andi ponga una de sus manos en su cintura.
No se preocupaba realmente por Dustin y Erica, pues si bien Dustin sabía de su relación, los dos estaban muy concentrados en pelearse.
— Estoy orgulloso. Ganaste una pelea — Le dijo y Steve rodó los ojos.
— Te dije que sé pelear, solo necesitaba el momento indicado — El pelirrojo rio por lo bajo y Steve le pegó en el hombro.
— Sabrás pelear el día que me ganes a mi. Que te recuerdo que la única vez que lo hiciste, partí tu cara — Dijo en un fingido tono soberbio y Steve volvió a pegarle en el hombro pero esta vez más fuerte haciendo que se quejara.
— Chicos. Hay algo ahí arriba — Dijo Robin repentinamente cuando bajó las escaleras.
Al verla, Steve y Andi se separaron rápidamente y este último se reincorporó de la mesa.
Los cinco volvieron a subir las escaleras, donde al final de esta había una puerta y a través de su pequeña ventana traspasaban luces azules.
La abrieron y pasaron todos para acercarse a la puerta que ahí había.
La expresión de Andi se convirtió en una de temor. Si era el portal, y lo sabía porque lo había visto antes. Eso era malo, muy malo. Si el portal volvía a abrirse estaban todos en graves problemas. Y eso fue lo que más le asustó.
Volvió a pensar el Vicktor, se preguntó si realmente estaría bien y disfrutando de las vacaciones, no como él.
Tenían que detener a los rusos de que reabran el portal, pero ¿cómo lo harían?
Estaban jodidos.
No tienen idea de la felicidad que siento al saber que Argentina pasó a la final del mundial. Se siente tan lindo en el pecho. Creo fielmente en que este es finalmente nuestro año después de mucho tiempo.
Ayer cuando terminó el partido me fui a festejar. Salté, canté y me abracé tanto con amigos como con desconocidos. Desconocidos que comparten la misma felicidad y el mismo deseo. La misma pasión por un deporte.
Este año si que nos volvimos a ilusionar.
Este año si que es nuestro.
🇦🇷🇦🇷
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