2| Rainy night
Chapter two;
Rainy night.
— Quiero que te quedes en casa, ¿está bien? — Le pidió Ian a Vicktor.
Luego de que el jefe solicitara un equipo de búsqueda, la cuál comenzaría aquella noche, terminó de ayudar a Jonn y se despidió de ambos Byers para dirigirse a su casa.
Esperaría al horario dicho para dirigirse al bosque junto a las demás personas para ayudar a buscar a Will. No podía quedarse en casa sabiendo que el pequeño podría llegar a estar en Dios sabe donde, con frío y hambre. A parte, Will era su otro hermano pequeño. Estaba demasiado preocupado y temía de que algo malo llegara a pasarle.
Joyce y Jonathan se quedarían en su casa, así lo había pedido Hopper, pues estaba la posibilidad de que Will volviera a su casa y necesitaban que ellos estuvieran ahí de ser así.
Joyce le había dicho que si quería pasar la noche allí pero se negó. Sería de más ayuda buscando y, a parte, si llegaran a encontrar a Will ahí afuera, sería mejor que hubiera alguien a quien conozca.
— ¿Por qué? — Preguntó enojado el niño, cruzándose de brazos.
— Porque Will está desaparecido, Vicktor. No sabemos si algo grave le ha pasado y no quiero que nada llegue a pasarte a ti.
— ¡Nada va a pasarme! Puedo ser de ayuda. Es mi mejor amigo, tengo que ir a buscarlo. Si Will está ahí afuera, asustado o con miedo, no puedo quedarme aquí jugando damas chicas, Ian — Exclamó molesto por la decisión de su hermano. Le parecía injusto.
Vicktor odiaba que su hermano lo tratara de aquella manera muy sobreprotectora, sabía cuidar de sí mismo. Estaba consciente de que lo hacía por su seguridad, pero no lo necesitaba.
— Haremos esto, ¿bien? — Se agachó a su altura y lo tomó de los hombros — Hoy te quedarás en casa, para poder mantenerme tranquilo. Si esta noche no encontramos a Will, te dejaré ayudar. Lo prometo.
— ¿Lo juras? — Preguntó inseguro.
— Lo juro, Vick — Afirmó con seguridad y le dio un pequeño apretón a sus hombros.
El menor asintió no muy convencido e Ian dejó un beso en su cabello antes de volver a levantarse.
— Ve a tomar una ducha. Ha sido un largo día — Cuando el chico comenzó a subir las escaleras, lo llamó, deteniéndolo — ¿Quieres pedir helado de postre?
— ¡Es lo mínimo que podrías hacer al dejarme aquí! — Dijo feliz — ¡Menta granizada! — Exclamó subiendo las escaleras.
— ¿No prefieres comerte la pasta dental? — Le gritó desde abajo.
Cuando se trataba de helado, Ian y Vick no compartían los mismos gustos. El mayor no entendía como le podía gustar un sabor como la menta granizada, es decir, era como tragarte un pote de pasta dental, opinión de la que Vicktor difería.
Y mientras Ian amaba el limón, el niño lo odiaba. Pues aparte de causarle sensibilidad dental por ser tan frío, decía que no tenía sabor a nada. Era igual a comer un pedazo de plástico.
Al terminar de pedir el helado, subió a su habitación y se colocó un abrigo, pues la temperatura de la noche comenzaba a bajar.
Iba a bajar nuevamente, pero la voz de una pequeña mierdecilla que conocía lo bastante bien, se hizo presente en la habitación de su hermano.
— ¿Qué sucede, Michael? — Preguntó luego de tomar el walkie talkie.
— ¡Ian! ¡Es una urgencia! ¿Está Vick ahí? Cambio — Dijo apresurado.
— Se está bañando. ¿Le dejo un mensaje?
— ¡Mierda! Que me hable en cuanto pueda. Cambio y fuera.
— ¡Espera! Espera. Necesito que me pases con tu hermana un segundo — Habló antes de que se desconectara.
— ¿Nancy? — Preguntó confundido.
— No, Holly. Sí, Mike, Nancy — Respondió sarcástico.
— Por dios. Ya veo a quién salió Vicktor — Dijo molesto antes de que todo se quedara en silencio.
Ian esperó unos segundos, ignorando las últimas palabras de Mike, hasta que la voz de su amiga le habló algo extrañada.
— ¿Andi?
— Hey, Nance. Lo siento, podría haber llamado pero esto es más eficaz. Quería saber si ayudarás con la búsqueda de Will, así paso a buscarte. Estoy en serio preocupado — Cuestionó mordiendo el interior de su labios inferior.
— Yo....de verdad lo siento. Mamá no nos deja salir ni a Mike ni a mi, dice que es peligroso. Así que....decidí quedarme estudiando para el examen de química — Se excusó con tono de lastima.
Ian pudo escuchar de fondo, luego de lo dicho, una para nada disimulada risa sarcástica, que fue callada al instante por la chica.
— ¿Acaso estás....? — Dijo confundido y luego su mente se aclaró — No me jodas, Nancy.
— ¡Lo siento! No te enojes, es sólo que... — Trató de explicarse.
— Oh. No te preocupes, no hay nada de que preocuparse. Tranquila, yo iré a buscar a mi hermanito desaparecido. Pero puedes quedarte con señor mierda Harrington — Fue lo último que dijo antes de bajar la antena del aparato.
Se levantó de la cama de su hermano y en aquel momento el nombrado ingresó al cuarto con una toalla atada alrededor de sus caderas.
— ¿Qué sucede? — Dijo al escucharlo discutir con alguien.
— Nada. No te preocupes — Le sonrió — Mike te estaba llamando. Decía que era una urgencia — Le lanzó el walkie talkie, el cuál fue atrapado, y se dirigió a la puerta — Es hora. Puedes cocinar algo o si quieres pide comida rápida, pero déjame algo. Tal vez vuelva tarde.
— Esta bien — Fue lo único que respondió.
Ian bajó y se acercó a la mesada de la cocina, donde agarró una mochila vacía, en la que primero guardó dos linterna. Una que usaría y otra de repuesto. Un abrigo de su hermano, pues de ser que encontraran a Will no quería que se muriera de hipotermia. La noche estaba muy fría. Y una botella de agua para él y también por si el niño aparecía.
— ¡Mierda! — Se escuchó desde la planta de arriba, seguido de un ruido.
— ¿Todo se encuentra bien? — Preguntó confundido.
— ¡Sí! Sí. ¡Sólo estoy, eh....llorando! — Se excusó estúpidamente, deseando que su hermano le creyera.
Ian negó la cabeza incrédulo y prefirió no cuestionar a las raras cosas del menor. Tomó las llaves y al estar por abrir la puerta, escuchó como desde afuera provenía un golpe en seco seguido de unos ahogados quejidos en conjunto al sonido de un arbusto.
Abrió la entrada y salió a observar su alrededor confundido. Nada había ahí. Eligió por no darle tanta importancia y se subió al automóvil, conduciendo en la dirección que debía. El camino fue más rápido de lo que pensó, tal vez por el hecho de que estaba muy concentrado en sus pensamiento.
Sólo deseaba poder encontrar a Will aquella noche.
Se bajó del auto, con su mochila colgada y una de las linternas en su mano, y se adentró al bosque, para acercarse a la multitud de gente.
— ¡Will! ¿Will, dónde estás? ¡Will! ¡Es Ian, Will! — Llamó caminando entre los árboles.
Sus gritos de llamados hacia el niño se perdían junto a los de los demás. No se podían diferenciar entre los tantos que había, pero una parte de él esperaba a que Will respondiera a sus llamados.
— ¡William! ¡Will!
Andi se quedó callado al sentir como alguien se posicionó a su lado. Se trataba de Jim.
— Supongo que el niño es importante para ti — Habló sin dejar de buscar.
— Supones bien. Literalmente lo conozco desde que tiene un año, Jim. Por supuesto que es importante para mí.
— ¿Qué hay de Vicktor? ¿Lograste mantenerlo en casa? Cuando hable con él en la escuela parecía muy convencido de no perder ni un segundo por el niño de Joyce.
— Es su mejor amigo, ¿podemos culparlo? No sé que haría si se trata de Jonn..... — Su voz se apagó un poco y se quedaron callados unos segundos.
— Lo encontraremos, niño — Aseguró con confianza.
— Llevo todo el día intentando convencerme de eso — Dijo decaído haciendo una mueca con los labios.
El mayor suspiró y lo atrajo hacia él, sin dejar de caminar, envolviendo su brazo en sus hombros — Hey. Soy el jefe de policía, ¿recuerdas? Haré todo lo que pueda — Intentó animarlo.
— No creo que sea suficiente — No era por pensar en negativo, pero así lo sentía. Antes de que alguien dijera algo, una persona se unió a la conversación.
— Es buen alumno — Habló repentinamente el hombre.
Le costó distinguirlo, pero terminó dándose cuenta de que se trataba del profesor Clarke. Un antiguo profesor suyo de cuando tenía la misma edad de Vicktor.
— ¿Qué? — Cuestionó confundido el oficial.
— Will es buen alumno. Estupendo, a decir verdad. Creo que no nos conocemos. Scott Clarke. Maestro de la Escuela Hawkins. Biología — Se presentó.
— El mejor de todos — Opinó Ian, haciéndose notar.
— Hola, Ian ¿Cómo estás? No te había visto ahí — Saludó al notarlo. Recordaba a la perfección al mayor.
— Bien, eso creo.
— Tú solías ser el mejor de mi clase, Ian. Te extraño ahí. Vicktor es muy diferente a ti.
El chico rió — Sí, lo sé. Yo también extraño las clases. Solían ser más fáciles de lo que lo son ahora.
— Siempre me desagradó la ciencia — Interrumpió Hopper.
— Quizá tuviste un mal maestro.
— Si, la Sra. Ratliff era odiosa — Asintió, haciéndole saber que acertó.
— ¿Ratliff? Ya lo creo. Sigue viva, aunque no lo creas.
— Lo creo. Según tengo entendido, las momias no mueren. Sarah, mi hija.... — Ian se concentró en la conversación al escuchar el nombre. Él conocía la historia, pero no sabía porqué estaba desviando la conversación para ese lado — Galaxias, el universo, todo..... Siempre comprendió todo eso. Yo siempre pensé que había suficiente aquí abajo. Nunca necesité mirar hacia otro lado.
— ¿En qué grado está tu hija? Quizá la tenga en mi clase.
— No, ella.....Vive con su mamá, en la ciudad. Gracias por venir, maestro. Lo valoramos mucho — Fue lo último que dijo antes de alejarse de los otros dos.
El silencio los invadió entre ambos a pesar de los gritos y llamados. El profesor Clarke lucía algo confundido por el repentino cambio de humor del hombre.
— Falleció hace un par de años — Contó el pelirrojo sin apartar la mirada del frente.
— ¿Disculpa? — Parpadeó varias veces descolocado.
— Su hija — Específico antes de alejarse él también, para concentrarse en lo que había ido a hacer.
Conocía muy bien la historia de Sarah. Jim se la había contado hacía, si mal no recordaba, dos años atrás. Fue duro, pero, aunque no lo admitiera, al mayor le hizo sentir mejor desahogarse con Andi.
A veces deseaba poder haberla conocido. Sentía que le hubiera agradado aquella niña de la que con tanto amor hablaba Hopper.
[....]
Al frenar al auto, se colocó la capucha de su abrigo y bajó del vehículo, intentando protegerse de la lluvia.
A pesar de querer llegar rápido al interior de la casa, se quedó congelado al ver a su hermano en un intentó de trepar hacia su habitación con la lluvia empapandolo por completo. Este se colgó de la ventana y pasó las piernas para finalmente ingresar.
Cuando vio que logró meterse por la ventana y cerrar la misma, ingresó al hogar y se sacó su calzado y abrigo mojado. Los colgó en sillas separadas para que lograran secarse e ingresó al cuarto de su hermano. Pudo ver su calzado e impermeable tirados en el suelo hechos un charco de agua y a él con una toalla secándose.
Vicktor se dio la vuelta al escuchar la puerta siendo abierta y fingió no estar para nada preocupado.
— ¿Por qué estás empapado, Vick? — Le iba a dar la oportunidad de que le dijera la verdad.
— Tomé una ducha. Ya sabes, disfrutar del agua fresca en un momento estresante — Fingió demencia.
— ¿Y estabas tan cansado como para sacarte la ropa?
Vicktor se miró a sí mismo sin saber que decir. Estaba atrapado — Eeh, si. Por supuesto. Es decir, leí en una revista que se gasta menos jabón. Te bañas a ti mismo junto a tu... ¿ropa? — Suspiró rendido al saber que su hermano no le creería ninguna de sus palabras.
— ¿Por qué saliste? Me desobedeciste — Intentó estar calmado.
— ¿¡Y quedarme aquí haciendo una mierda!? — Preguntó alterado.
— ¡Vocabulario! — Reprochó. Vicktor puso los ojos en blanco por eso — Lo entiendo, Vicktor. Yo tampoco hubiera podido quedarme aquí haciendo nada, es por eso que fui. Pero aquí el adulto soy yo y tú eres el niño, y como adulto tengo que protegerte. ¿Qué hubiera pasado si salías y nunca volvías? ¿Dónde te buscaría? ¿Qué se supone que debería de hacer?
— Lo siento, pero es mi amigo. No quiero que nada malo le pase y no puedes impedir que ayude a buscarlo — Dijo con sus ojos llorosos — Se trata de Will, mi mejor amigo. ¿Qué harías si fuera Jonathan? ¿Te quedarías aquí sentado sin hacer absolutamente nada? Lo quiero, claro que lo quiero. Lo conozco desde que nací. Y me da miedo saber que puede llegar a venir Jim a decirme que está muerto — Expresó con la voz cortada por culpa de su llanto.
Ian se acercó a su hermano y se agachó para abrazarlo con fuerza. Acarició su cabellera pelirroja queriendo relajarlo.
— Lo siento. Perdóname. Tienes razón. No debí impedirte que salieras. Estoy preocupado, sé que no quieres que nada le pase al igual que mi. Pero tengo que mantenerte a salvo. Eres mi hermano — Se disculpó en un bajo tono de voz.
Andi lo alzó entre sus brazos, estilo koala, mientras el otro se aferraba al mayor y lloraba dejándose consolar. Primero apagó la luz y luego hizo un espacio en la cama para acostarse en él, con el pequeño aún abrazándolo con fuerza. Tomó las mantas y los cubrió a ambos, lo que fue un alivio ya que el par se encontraba mojado por el agua fría de la noche.
— ¿Encontraron algo? — Preguntó en un susurro cuando escuchó el llanto cesar.
— No....Al menos....no respecto a Will.
La respuesta lo dejó algo descolocado — ¿A qué te refieres con eso?
— Nosotros... — Levantó su rostro y lo miró — ¿Prometes no enojarte?
— ¿Por qué me enojaría? — Cuestionó riendo por lo bajo.
— Nosotros....encontramosaunachica — Dijo tan rápido que no se le logró entender.
— ¿Qué? — Habló divertido.
— Nosotros.... — Suspiró — Encontramos....una....¿chica? — Confesó miedoso.
— ¿"Encontramos una chica"? Explícate — Pidió sin entender.
— Salimos a buscar a Will al bosque y luego de un rato encontramos a una chica bajo la lluvia. Traía sólo una remera y tenía su cabello rapado. Se veía asustada. Intentamos hablar con ella pero no pareciera gustarle hacerlo — Explicó lo más claro posible.
— ¿A dónde llevaron a esta niña? — Le preguntó después de procesar la información.
— A la casa de Mike — Respondió.
— Bueno. No suena mala idea. Tal vez la señora Wheeler pueda ayudarla.
— Si....ese es el problema. Está escondida en el sótano de Mike — Aclaró fingiendo inocencia.
— ¿Ésta chica que encontraron en el bosque, al cuál fueron sin permiso y que ni siquiera conocen, se encuentra escondida en el sótano de Wheeler?
— Mmm, ¿si? — Afirmó miedoso.
Ian gruñó cerrando sus ojos y acarició el puente de su nariz. El silencio se hizo presente por parte de ambos. El mayor pensando al respecto de la situación y el menor esperando a que el mismo dijera algo.
— ¿Ian?
— ¿Mhgmm? — Hizo un sonido con su garganta para que prosiguiera.
— ¿Te moriste?
El chico negó con la cabeza — Estoy pensando. Lo hablaremos mañana.
— Está bien....¿Ian?
El nombrado abrió sus ojos.
— ¿Dormirías conmigo?
Andi, sin responder, volvió a poner a Vicktor en su pecho y lo abrazó con fuerza para calentar su pequeño cuerpo.
Había sido una larga noche.
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