16| "A normal day"

Chapter sixteen;
"A normal day"




















































Un pacífico silencio reinaba la habitación de la casa. La oscuridad le acompañaba, la única luz que había era la de unos pequeños rayos de sol que se colaban por la cortina azul de la ventana, haciendo que el color de esta se reflejara en el cuarto dándole una relajante vibra del océano.

El único sonido que se escuchaba era el de las suaves respiraciones de aquellos dos adolescentes que dormían con paz, como si sus compañías fueran sedante para el otro.

El canto de los pájaros afuera de su casa parecían intentar despertarlo, pero no hacían más que dormirlo. El ambiente estaba tan perfecto que no iba a despertarse, no quería hacerlo.

Hacía tanto no dormía así de bien y profundamente.

Sus párpados se abrieron lentamente y parpadeando varias veces ante el rayo de sol que caía en su rostro. El calor que enmendaba era una acaricia para su piel, en la cuál resaltaban las pecas, pero no para sus celestes ojos.

Se levantó un poco apoyándose en su antebrazo y pasó su mano por su boca para secar el pequeño chorro de saliva que tenía en sus labios.

Bostezó y observó, tanto como sintió, el cálido ambiente que poseía su cuarto. Su vista terminó a su lado izquierdo, mejor dicho en la espalda a su izquierda.

Ayer le había puesto la remera, no sabía en qué momento se la sacó, tal vez le hizo calor.

Mordió de manera suave, sin darse cuenta, su labio inferior, y estiró su mano para tocar con la yema de los dedos la espalda de Steve. Su piel se encontraba tan cálida al igual que la de él.

Observándolo, comenzó a mover sus dedos con suavidad, como si de una caricia se tratara, y con ellos inició un trazo imaginario entre lunar y lunar como si buscara una forma que armar.

Se sentía tan suave. Tanto que disfrutaba de hacer ese trazo imaginario. De alguna extraña y curiosa forma le atraían los lunares de su espalda.

Apartó su mano rápidamente cuando Steve emitió unos bajos gruñidos y cambió de posición en la cama quedando boca arriba.

Se permitió observarlo.

Su cabello, del que tanto se burlaba, siempre le había parecido lindo, aunque nunca admitiría eso. Su blanquecina piel manchada de esos pequeños lunares que él tiene le encantaban, son como las pecas que él tiene. También le gustaban sus pestañas, eran tan largas y curvadas que hacían resaltar aquellos ojos de borrego que él tenía y que en ese momento no podía observar por sus cerrados párpados. Y sus labios. Esos labios. Tan rosados labios que se observaban tan suaves.

Negó con la cabeza ante sus pensamientos y se giró para mirar al frente y suspirar pensando que hacer.

Tenían escuela hoy y en definitiva no poseía ganas de ir, aunque tenía que hacerlo.

Se levantó de la cama sin hacer ruido y levantó una remera del suelo para colocarsela, luego unas zapatillas. Fue al baño y se lavó el rostro, los dientes y peinó su pelo. Salió de la habitación y se acercó a la habitación de Vick la cuál tenía la puerta abierta. Nadie estaba en el cuarto. Sin darle mucha importancia, bajó las escaleras y se dirigió hacia la cocina donde se escuchaban unas voces que conocía muy bien.

Al entrar pudo ver a Will apoyado contra la mesada mientras Vicktor hacia tostadas con mermelada.

— Buen día, Andi — Saludó Will al notarlo.

El nombrado le sonrió de labios cerrados y le revolvió el cabello al pasar a su lado.

— ¿Cómo estuvo anoche? — Preguntó Ian mientras se hacía un café.

— Bien. Seguimos tu consejo y conseguimos un montón de dulces. Nos comimos la mayoría anoche — Respondió Will.

— ¿Tú la pasaste bien anoche? — Habló esta vez Vicktor.

— Sí, me divertí — Afirmó.

— Se nota — Dijo con doble intención e Ian se quedó algo confundido — Supongo que dormiste aún mejor.

— Es decir, sí, supongo — Respondió sin saber que decir.

Vicktor murmuró algo más pero fue inaudible para Ian por lo que sólo lo ignoró y tomó un sorbo de su café ya hecho, mientras se apoyaba contra la mesada.

— Tenemos que ir a la escuela — Avisó Vicktor mientras tomaba su mochila.

Will copió sus acciones y ambos se acercaron a la puerta.

— ¡Con cuidado! — Exclamó para que los escucharan.

— ¡Adiós, Andi! —  Se despidió el Byers y el par se marchó. 

Negó con la cabeza para sí mismo y se dio la vuelta para apoyar sus antebrazos en la mesada con la taza entre sus manos, la cuál miraba pensativo.

Escuchó un quejido al frente suyo y subió la mirada para poder observar a un adormilado Steve, el cual terminaba de bajar las escaleras y se refregaba un poco sus ojos.

Para Ian se veía exactamente como un niño. La ropa que le había prestado, el pantalón, y la remera ahora ya puesta, le quedaban sueltos y grande al ser más grande físicamente que el Harrington.

Le gustaba la imagen frente a él. Y no pudo evitar que una pequeña sonrisa se asomara en su rostro.

— ¿Dulces sueños? — Preguntó Ian.

— Algo así — Respondió Steve con su voz ronca al recién despertar.

— Ten — Le tendió su café — No tomaré más.

— Paso — Negó con nauseas — El sabor a alcohol vuelve a mi cada segundo.

— Entiendo — Dijo y puso la taza para lavara — Ve a cambiarte. Toma lo que quieras.

— ¿No te molesta? — Preguntó inseguro.

Ian negó con la cabeza y Steve volvió a subir las escaleras. En el mientras, aprovechó para lavar la taza en la que había tomado el café y también el plato sucio que dejó Vicktor encima de la mesada.

Cuando Steve bajó nuevamente, con la ropa del pelirrojo puesta, Ian tomó su mochila y salieron de la casa para subirse al automóvil y tomar rumbo a la casa Harrington, así él podría buscar sus pertenencias de la escuela.

— ¿Hablarás con Nancy? — Preguntó Ian mirando la carretera.

Steve suspiró ante la pregunta — No tengo ganas de hablar.

— No puedes simplemente ignorarla y fingir que nada ha pasado — Reprochó.

— Yo sólo.... fingiré que es un día normal como cualquier otro. Será un día normal — Dijo con seguridad.

















[....]
















— Me están jodiendo, ¿verdad? — Preguntó Ian incrédulo mirando al grupo de niños.

Esto en definitiva no lo definiría como "un día normal".

Saltarse la clase de gimnasia, ya que no le gusta el basketball, había sido buena desición hasta que terminó allí. ¿Cómo es que ellos siempre descubrían estas cosas primero?

Le habían dicho que tenían a "Dart", una criatura que Will cree haber visto el año pasado y que es del Otro Lado. Dustin lo había encontrado en la basura de su casa.

Los cinco negaron con la cabeza al mismo tiempo a su pregunta — Nunca bromearíamos con esto — Dijo Michael.

— Hay que llevarlo con Hopper — Opinó Lucas.

— Sí — Concordó Mike.

— No. Si Hopper lo ve, adiós a Dart — Negó Dustin.

— Dustin, puede ser peligroso — Habló esta vez Ian.

— Tal vez sea mejor — Respondió el Wheeler al comentario de su amigo.

— ¿Cómo?

— ¿Cómo? Es el Otro Lado.

— Quizá. Pero aun así, no necesariamente es malo — Se quejó el de rulos.

— ¿Alguien de la Estrella de la Muerte puede ser bueno? — Hizo referencia a Star wars y todos pudieron entenderla.

— Conectamos.

— ¿Sí? ¿Solo porque le gusta el nougat? — Dijo irónico.

— ¡No! ¡Él confía en mí! — Justificó Dustin.

— ¿Confía en ti? — Preguntó un burlón Vicktor.

— Le prometí que lo cuidaría.

— Okey. Esta pelea es ridícula — Detuvo Andi pero se sobresaltaron cuando la caja donde se encontraba Dart comenzó a saltar y hacer extraños ruidos.

Los gritos de la pelirroja, la cuál Ian nunca había visto antes excepto aquel otro día en el estacionamiento, se escuchaban a través de la puerta.

— No — Negó Dustin al ver a Mike sostener una lámpara en dirección a la caja.

— Solo si ataca — Respondió este.

— Ábrela de una vez — Pidió Lucas.

El de rulos se acercó a la mesa y apretó un botón que abrió la caja. De ahí salió la criatura y Andi pudo observarla.

— ¡Demonios!

— ¿Qué sucede? — Cuestionó Andi sin entender.

— Creció — Explicó Vicktor.

Los seis se quedaron viendo a la criatura y esta comenzó a retorcerse un poco en la mesa haciendo unos sonidos. Cuando menos se lo esperaron, dos patas le salieron y los niños se espataron.

— ¡Mierda!

Mike levantó la lámpara e intentó pegarle pero falló y Dart cayó al suelo donde comenzó a correr hacia la puerta. Esta fue abierta inoportunamente por la pelirroja y el animal salió, provocando que todos se alteraran.

El grupo de amigos salió alterado, chocando con la chica, y terminaron todos en el suelo. Andi se apresuró y saltó por encima de ellos para correr a donde se había ido Dart, sin embargo, al doblar al otro pasillo ya había desaparecido.

Rápidamente se volvió hacia los demás — ¡Busquenlo! No puede escapar — Ordenó antes de darse la vuelta y caminar apresurado por la escuela.

Revisó varias aulas sin encontrar nada en ellas. También dos baños, uno de mujer y el otro de hombre, sin embargo tampoco hubo algo, aunque si descubrió que las mujeres son mucho más limpia que los hombres, pues el baño de estos tenía un espantoso olor junto con algunos dibujos y rayones en los cubículos.

Ahora mismo se encontraba en los vestidores de hombres buscando entre los diferentes casilleros.

De un momento a otro se tropezó contra unas barras de metal que se cayeron e hicieron mucho ruido en el silencioso lugar. Sin darle mucha importancia, a pesar de que se había asustado un poco, siguió buscando sin darse cuenta de que el ruido que había provocado había asustado a otra persona allí presente.

Se agachó de cuclillas y comenzó a revisar un bolso deportivo que al parecer alguien se había olvidado.

Se quedó quieto cuando escuchó unos pasos cerca suyos ¿De dónde venía eso? Se levantó sin hacer ruido y comenzó a caminar hacia atrás mientras intentaba escuchar algo. Siguió caminando de espalda junto a los casilleros y de repente sintió como chocaba con algo detrás suyo y se dio la vuelta asustado al mismo tiempo que escuchaba un agudo y fuerte grito.

Ni siquiera pudo reaccionar cuando sintió su mejilla arder ante el golpe que la persona le había dado.

Volvió su vista a la persona adelante suyo mientras sobaba un poco la parte adolorida.

— ¡Oh, por Dios! ¡En serio lo siento! — Dijo la pelirroja frente a él. Si mal no recordaba lo que los chicos le dijeron, su nombre era Max — Es que me asustaste — Justificó alterada y apenada.

— No te preocupes — Disculpó algo descolocado intentando aún poder entender que sucedió — Vaya, tu brazo si que impresiona.

La chica subió un poco las comisuras de sus labios — ¿Encontraste algo?

— No todavía — Respondió mientras se daba la vuelta para irse a otro lado.

La chica le siguió el paso y se puso a su lado.

— ¿Cuál es tu nombre? No quiero ser descortés, es solo que no lo recuerdo — Aclaró antes que todo.

— Ian — Respondió concentrado.

— Entonces.... ¿Por qué te dicen Andi?

— Por mi apellido, Andirzon —Explicó.

La chica asintió entendiendo — Eres hermano de Vicktor, ¿verdad?

— Sip, esa inquieta pulga es mi hermano — Afirmó viéndola por unos segundos — ¿Eres la hermana de Hargrove? Llegaron juntos el primer día.

— No es mi hermano. Es solo mi imbécil hermanastro — Dijo con molestia.

— Me alegra saber que no soy el único que lo detesta — Max se giró a verlo divertida — Creo que su vida se debe basar solo en odiar gays, negros y mujeres "feas".

— Hacerme la vida imposible también — Agregó la pelirroja sarcásticamente en un susurro que fue escuchado por Ian.

— Él no te hace nada, ¿verdad? — Preguntó preocupado.

— No, es decir, él a veces solo grita...... — Dijo cabizbaja.

Ian se detuvo, haciendo que la chica también lo haga, y la tomó por los hombros para inclinarse un poco a su altura.

— Sé la clase de persona que es tu hermano, Max. Y sé que no confiarás en alguien a quien recién conoces, pero esas pequeñas mierdecillas confían en mi para todo — Hizo referencia al grupo de amigos de su hermano — Así que quiero que tu también lo hagas, ¿si? Si quieres ayuda, incluso para una estupidez, no tengas vergüenza de pedirmela. Y en especial si se trata del imbécil de Hargrove.

Maxine asintió — Lo haré. Gracias — Le dio una sonrisa que pareció más una mueca.

Andi se reincorporó y ambos comenzaron a caminar de nuevo.

Desearía que tu fueras mi hermano — Dijo la niña de repente provocando que ambos se miraran y soltaran un par de risas.

— Podrías serlo — Señaló su cabello que era igual de naranja que el suyo.

La chica iba a responder pero comenzaron a escuchar un par de voces desde la lejanía.

Ambos se miraron por unos segundos confundidos y caminaron en la dirección de la que provenían. Se encontraron con Dustin, Mike y Joyce al mismo tiempo que Lucas ingresaba por la puerta.

— ¡El campo de juego! — Exclamó y se dio la vuelta para salir corriendo de allí.

Ian no entendió la situación pero, sin embargo, cuando vio a todos seguir al niño, él hizo lo mismo. Corrieron a través del campo de juego y al centro de este se podía ver a Vicktor junto a Will.

— ¡Lo encontré así! — Dijo el pelirrojo desesperado — ¡Tiene otro episodio!

— ¡Will! ¡Will! Cariño, ¡despierta! ¡Soy mamá! — Llamó Joyce mientras lo tomaba de los hombros — ¡Will! Will, ¡despierta! ¿Me oyes? Will, despierta, por favor.

El niño parecía no escuchar en lo absoluto lo que su madre decía, estaba en un completo trance. Todos se encontraban algo asustados y preocupados por Will, en especial Vicktor y Jocey. Aunque por la cara de Maxine, quien no tenía idea de qué estaba sucediendo, parecía espantada.

— ¡Despierta! ¡Soy mamá! ¡Soy yo! — Dijo desesperada y el niño finalmente abrió los ojos tomando una profunda bocanada de aire. Su mirada parecía aterrada.

La mirada de Ian pasó por unos segundos a su hermano, quién también lo vio. Ambos tenían la misma expresión de preocupación.

Esto en definitiva no es nada normal.

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