11| Everything is over

Chapter eleven;
Everything is over

























































Un dormido Ian gruñó por lo bajo y pasó una de sus manos por su rostro con sus ojos aún cerrados.

El repetitivo pitido de una máquina era lo único que podía escuchar junto a su calmada respiración. Su pecho subía y bajaba con tranquilidad.

Luego de que horas atrás cerrara los ojos y cayera inconsciente, sus amigos se asustaron muchísimo pensando cosas horribles, incluso Steve se había preocupado al pensar que él chico podría llegar a morir.

Entre los dos hombres lo habían cargado en la parte trasera del auto y fueron a máxima velocidad hasta el hospital, mientras Nancy cuidaba del chico e intentaba detener el sangrado. En todo el camino, Nancy no pudo parar de llorar. No quería que Ian la dejara, tenía miedo de que él se fuera y la dejara sola. Siempre lo iba a necesitar.

Barb se había marchado. No podía dejar que Andi también.

Jonathan se encontraba en la misma situación que la chica. Mientras manejaba apretaba con fuerza el volante y parpadeaba rápidamente cuando su vista se volvía borrosa por culpa de las lágrimas.

Le partía el corazón pensar en su mejor amigo muerto. Y definitivamente moriría si él lo hacía.

Sentía el mismo dolor y terror que Vicktor sintió por Will.

Harrington sólo se estuvo agarrando con fuerza por la velocidad del vehículo y un par de veces se dio la vuelta para poder observar el cuerpo sangrado del chico. No lo conocía de nada, pero no le deseaba la muerte.

Así que al llegar hospital, con desespero, gritaron por auxilio y varios doctores lo colocaron en una camilla para llevárselo, mientras intentaban estabilizarlo. Si Vicktor ya se sentía lo suficientemente mal ante la desaparición de su amiga Once, no se puso nada mejor cuando se encontró con esa escena. Pues él ya se encontraba con sus amigos en el hospital y los demás, incluso ya sabía que habían recuperado a Will. Los últimos en llegar habían sido ellos.

El niño se asustó y sus ojos se llenaron de lágrimas. Había intentado correr hacia él mientras lo llamaba por su nombre, pero los doctores solo alejaron su cuerpo y él fue sostenido por Jonathan. Cuando las puertas del ascensor se cerraron y su hermano desapareció de su vista, solo pudo optar por abrazar al Byers mayor y desahogarse, mientras el otro correspondía la acción.

Y aquí se encuentra, aunque Ian no lo sabía.

Cuando por fin abrió sus ojos, los achinó un poco por la fuerte luz y parpadeó un par de veces para poder ver bien. Se pudo dar cuenta de que estaba en el hospital, aquel pitido que se repetía era la máquina que cronometraba los latidos de su corazón. Recién ahí pudo recordar los sucesos.

A pesar de todo solo pudo pensar en Will y Vicktor. Era lo único que le importaba en ese instante.

Intentó sentarse un poco en la cama, soltando un gemido de dolor, y justo en aquel momento ingresó una doctora.

— No, no. Tienes que descansar — Negó amable y lo volvió a acostar — Me alegra ver que despertaste. Sólo has estado dormido dos horas, creía que tal vez despertarías mañana. Eres un niño muy fuerte.

— Gracias — Agradeció sin saber que responder

— Soy Melissa. Seré tu doctora y quien te cuidará el tiempo que estés aquí — Se presentó.

La mujer, recordando porque venía, se acercó al chico y sacó una aguja la cual inyecto en la bolsa de suero.

— ¿Qué es eso?

— Es un sedante, te ayudará a dormir más — Explicó.

— No, no me quiero dormir. Tengo que ver a mi familia — Se intentó sentar, pero se mareo y la mujer volvió a acostarlo.

— No puedes, ¿si? Tu familia vendrá a verte dentro de un rato. Has perdido bastante sangre con esa herida, cariño — Negó la mujer.

Terminó con lo suyo y cargo un pequeño vaso de plástico con agua para dejárselo un costado.

— Si hay algo que necesitas solo toca ese botón, ¿de acuerdo? — Ian asintió en respuesta.

A penas la mujer se dio la vuelta y se marchó de la habitación, tomó un poco del agua y sacó la aguja inyectada en su brazo izquierdo, lo que provocó que apretase sus labios y se maldiciera a si mismo por no haberlo hecho con más delicadeza.

Al sentarse en la cama, tuvo que llevarse una mano al abdomen y otra a la cabeza para intentar detener el mareo. Se sacó la frasada de encima y con delicadeza colocó sus pies en el frío suelo. Se paró por completo y se tuvo que sostener al tambalearse un poco.

Miró a su alrededor buscando su ropa y al divisarla en una silla se acercó para tomarla e ingresó al baño del cuarto. Con lentitud y dolor se quitó la bata por encima de la cabeza y la tiró al suelo. Con algo de miedo subió su vista al espejo frente a él y su rostro se volvió uno de disgusto e inseguridad al observar la gran herida.

Era muy grande y no se veía nada bien. Comenzaba desde abajo de su pezón derecho y cruzaba todo su torso de manera cruzada hasta casi su cadera izquierda. Se veía algo morada, como si estuviera toda moretoneada, y, obviamente, estaba desde principio a final llena de puntos. La peor parte era saber que una gran cicatriz quedaría ahí para siempre. Eso no podía causarle más que inseguridad.

Se colocó su remera y jean junto a sus zapatillas, para lavarse un poco la cara con agua. Se secó y salió del baño.

Suspiró y abrió un poco la puerta del cuarto para asomarse y fijarse que nadie estuviera ahí. Pudo ver a un par de doctores distraídos y algunas que otras personas, así que al no divisar a Melissa, salió y caminó hasta el final del pasillo, donde se encontraba el ascensor.

Quería correr, o si quiera poder caminar rápido, pero no podía. El dolor lo estaba matando y los mareos harían que en cualquier momento terminara de cara en el suelo.

Ingresó al elevador y marcó el número uno. Esperaba a que su familia y amigos se encontraran ahí, sino no sabría a donde más ir. También se cuestionó por Will, tenía la esperanza de que sí lo encontraron.

Cuando las puertas se abrieron, salió y siguió caminando a paso lento. Algunos doctores que pasaban a su lado le miraban algo extrañados, pues, al haber perdido sangre, Ian se veía pálido y cansado. Sin embargo, él solo apartaba la mirada rezando para que no le preguntaran nada.

Pudo diferenciar un par de rostros conocidos a través de las ventanas de un pequeño cuarto de espera. Tomó la perilla y suspiró antes de abrir y dejarse ver. Todas las miradas se dirigieron hacia el sonido de la puerta, encontrándose con un Ian de aspecto algo muerto.

Vicktor se levantó de inmediato mientras lo veía incrédulo, pero cuando reaccionó se acercó a él y lo abrazó con bastante fuerza que provocó un quejido del mayor.

— Estás bien — Susurró incrédulo con su rostro escondido en el torso de Ian.

— Estoy bien. No tienes de que preocuparte — Respondió acariciando su cabello.

Nancy y Hopper se encontraban también paradas observando al par. Aquel trío eran los más preocupados por el chico, pues no los habían dejado ir a verlo mientras dormía.

El pequeño se separó y Nancy aprovechó para acercarse a él y abrazarlo también — Mierda — Insultó en voz baja y ella se apartó con cuidado.

— Lo siento. Cielos, estaba tan preocupada, ¿estás bien?

— Sí. Sí, solo un poco..... — Se tambaleó para atrás y se sostuvo del borde de la puerta — Mareado.

Nancy se asustó un poco por su amigo. Sorprendentemente para Ian, Steve, quien también se encontraba ahí, se colocó de pie y se acercó a él.

— Déjame ayudarte, amigo — Ofreció y tomó el brazo del pecoso para pasarlo sobre su hombro.

Caminó junto a Ian y lo ayudó a sentarse entre Hopper y su asiento, para después hacerlo él. Andi pudo suspirar de relajación y cerró sus ojos apoyando su cabeza en la pared detrás de él.

— Igual de testarudo que tu padre — Habló Jim a su izquierda y se giró a verlo. Este lo veía con una pequeña sonrisa.

— Igual de protector que tú — Contestó del mismo modo y Hopper asintió.

— Estaba preocupado por ti, niño. Me distraigo dos segundos y mira donde quedas — Bromeó.

— No me salvaste el trasero esta vez. No te necesité.

— Esperemos que siga siendo así, pero siempre que pueda estaré ahí. No te desharás de mi tan fácil — Despeinó un poco la cabellera del adolescente.

— No planeaba hacerlo — Respondió con sinceridad.

El silencio apareció y dio por terminada la conversación. Parecía haber un tenso ambiente ya desde hace rato, y al darse cuenta de la presencia de Karen Wheeler y su esposo, fue cuando confirmó de que sí habían encontrado a Will. Sino, ¿por qué otra razón estarían ahí?

No quería pensar mucho, pues un pequeño dolor de cabeza comenzaba a hacer presencia.

Pasó su vista en cada una de las personas que se encontraban ahí junto a él, y sonrió un poco al ver a Dustin y Lucas dormidos juntos, uno encima del otro.

Su vista terminó en el chico sentado a su derecha, fue recién ahí cuando pudo observar su rostro a detalle y se dio cuenta de cómo lo tenía. En la casa Byers, al estar tan concentrado en el demogorgón, no se había dado cuenta de las grandes lastimaduras que Steve tenía.

Con lentitud, e inconscientemente, acercó su mano al rostro del otro, quien se encontraba con la vista al frente, y rozó con delicadeza sus dedos en los golpes.

Steve siseó un poco por el ardor y se giró a verlo algo confundido, encontrándose con un Ian concentrado.

— Wow — Fue lo único que dijo Andi en un murmuro

— ¿Qué? — Preguntó confundido, ocultando su nerviosismo. Pues el toque del pelirrojo lo había descolocado un poco.

— Yo....en serio partí tu cara — Se burló y dejó salir una risa nasal.

Steve le sonrió sarcástico y golpeó, sin ejercer fuerza, el abdomen del Andirzon. El chico se quejó por lo bajo mientras llevaba su mano a esa parte de su cuerpo y ahora fue Steve quien rió en burla.

Ian se reincorporó y acercó su mano al pelo del Harrington para molestarlo, pero este lo sostuvo de la muñeca antes de que pudiera hacer algo.

— Ni siquiera lo pienses — Advirtió serio e Ian levantó sus manos en señal de paz.

— Anotado. No meterse con la melena de Harrington — Fingió escribir en su mano y ambos sonrieron algo divertidos por eso.

Ian nunca pensó que pudiera estar sonriendo por una conversación con Harrington, de hecho no podía si quiera creer que estaba hablando con él y no tenía ganas de pegarle en la cara.

Nancy los miraba desde su asiento con una pequeña sonrisa. No sabía de qué hablaban, pero era un gran avance entre ellos.

Cierto era que Ian siempre había odiado a Steve, lo supo desde el momento uno. Muchas veces intentó convencer a Andi de que él no era tan malo, engreído, mujeriego o básicamente un "pedazo de mierda". También había intentado colaborar por el lado de Steve, aunque este no era tan complicado como su amigo. Pues él lo consideraba un friki, nerd, don nadie o básicamente un "rarito". Y, a pesar de que no era muy de su agrado, nunca había llegado a odiarlo, pues no lo conocía en nada, solo por las cosas que Nancy le decía. Lo que nunca entendió era por qué él pelirrojo si lo odiaba. Era algo que causaba curiosidad en Steve.

Por lo que, para Nancy, la imagen frente a sus ojos no pudo provocarle más que una sonrisa.

Sabía que no pasarían a ser mejores amigos por tan solo hablar una vez, pero era agradable de ver.

La puerta fue abierta y Jonathan se asomó por ahí, sin darse cuenta de la presencia de su amigo. El chico miró a Vicktor y Mike, y asintió con la cabeza.

— Chicos, despertó. Will despertó — Avisó el Wheeler a sus amigos dormidos, mientras que Vick solo había salido corriendo de la sala de espera.

Dustin y Lucas se despertaron algo confundidos y salieron corriendo junto a Mike, sin estar del todos despiertos aún.

Jonathan estaba por cerrar la puerta pero se detuvo al ver a Ian sentado y lo miró incrédulo. Sabía que su amigo se encontraba bien, a pesar de haberse preocupado mucho. Pues a penas le habían dicho que habían detenido el sangrado y ya estaba curado, manteniendo reposo, logró colarse en su habitación y verlo.

La verdad era que, sin bien no esperaba verlo ahí, no le sorprendía de nada. Sabía muy bien como era su mejor amigo.

Ian sonrió inocente y lo saludó moviendo solamente sus dedos. Se levantó de su asiento y se acercó a él, quien no dudó en abrazarlo al tenerlo al frente.

— Estoy feliz de que estés bien. Nos diste un buen susto — Le dijo Jonn.

Ian asintió y se separaron del abrazo — ¿Puedo verlo?

— Ven — Indicó con la mano y el par se fue de ahí, caminando por un pasillo.

— Jonn, ve más lento — Pidió al ver que se quedaba atrás — No puedo caminar rápido.

El chico se frenó y esperó a que él llegara a su lado para seguir e ir al mismo ritmo — Tal vez sea una estúpida pregunta pero, ¿te duele?

— Como la mierda. Y se ve aún peor. Dejará una horrible cicatriz — Suspiró al recordar la imagen de la lastimadura.

— No pienses así. Ve el lado bueno, parecerás más rudo — Intentó hacer sentir mejor — Quién sabe, tal vez logres conquistar a alguien con ella.

Ian rio por lo dicho y negó con la cabeza para él mismo.

Ian pudo escuchar un par de voces y risas, que reconoció a la perfección, y los dos se detuvieron frente a la puerta abierta de una habitación. No pudo evitar sonreír abiertamente al ver a Will riendo junto a sus amigos, quienes no paraban de contarle emocionados cada cosa que habían vivido en su falta de presencia.

No podía ponerle más que feliz ver al pequeño a salvo y en casa.

— A ver pequeños ingratos, quiero abrazar a mi preferido del grupo — Dijo Ian divertido mientras se acercaba.

Los amigos se apartaron divertidos de Will y el pequeño sonrió al verlo — ¡Andi! — Exclamó feliz.

El chico se inclinó y abrazó con fuerza al niño quien le devolvió la acción.

— Te extrañé mucho, pulga — Dijo con cariño y dejó un beso en su cabello, lo que lo hizo reír.

— Y yo — Respondió Will antes de separarse.

— No quiero que vuelvas a viajar a otra dimensión sin mi permiso — Regañó en broma.

— No lo haré — Aseguró divertido.

Por el resto de la noche, fue como si una parte de su alegría hubiera vuelto con Will. La de todos. Sus amigos, sus hermanos mayores, su madre, incluso Nancy que, a pesar de sentirse mal por Barb, le alegraba saber que todo había terminado.

Lastima que no sería así para siempre.

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