1| Where's Will?
Chapter one;
¿Where's Will?
Ian se despertó sobresaltado y algo desorientado ante el repentino llamado del teléfono.
Anoche no había logrado ver ni la mitad de la película que había elegido en la televisión, que cayó rendido en el sofá. Ni siquiera recordaba el momento en el que había cerrado sus párpados.
Sentía sus ojos cerrarse inconscientemente ante el cansancio, y las lagañas que no le dejaban abrirlos bien. Un bostezo terminó escapándose de su boca y se estiró contra el cómodo sofá, haciéndo algunos sonidos de satisfacción al escuchar su cuerpo crujir en diferentes sectores.
Miró hacia ambos lados confundido, al estar recién despierto, y al ubicarse y recordar que estaba en la sala, logró despabilarse tan solo un poco. Se levantó del sofá y se dirigió a la cocina, donde se encontraba el teléfono sonando sin detenerse.
— ¿Hola? — Preguntó adormilado y apoyó su frente en la pared a la vez que cerraba sus ojos.
— ¿Ian? Hola, cariño. Por casualidad, ¿Will se ha quedado a dormir en tu casa? — La voz de Joyce fue la que se escuchó a través del aparato.
Ian se separó con lentitud de la pared ante el preocupado, y con cierto desespero, tono que había utilizado la mujer.
Ian amaba muchísimo a Joyce. Tanto él como Vicktor la veían como una madre.
Desde que sus padres ya no estaban, fue ella quién siempre había cuidado de ellos, de hecho, se había vuelto la tutora de ambos. Y Joyce los ama tanto como hijos propios, que ante lo sucedido hace tres años, les había ofrecido a los hermanos vivir en su hogar, lo cuál no sonaba mala idea ya que Ian era mejor amigo de Jonathan y Vicktor de Will.
Sin embargo, el mayor había agradecido y rechazado la oferta. Primero, para no molestar a Joyce, a pesar de que ésta le había dicho que no eran molestia alguna. Y segundo, porque consideraba que sería mejor si ambos Andirzon tenían su propio espacio.
— No. Will no ha pasado la noche aquí, Joyce. Tal vez esté con Mike — Respondió frunciendo el ceño.
— No. Ya he llamado a Karen, tampoco está allí. ¿Sabes qué? Tal vez sólo se fue más temprano a la escuela.
— Si, supongo que podría ser. Te llamaré si lo veo, ¿está bien? — Propuso.
— Muchas gracias, cariño. Suerte a ambos en la escuela.
— Gracias. Suerte en el trabajo — Y sin más que decir, la llamada llegó a su fin, dejándolo pensativo.
Le preocupaba Will. No sabía que había pasado, pero el tono que había utilizado Joyce no le tranquilizaba mucho. Le preocupaba que algo malo le hubiera pasado a Will. Era como un hermanito para él y, sin duda alguna, no se merecía el mal del mundo, pues es una de las personas más dulces y buenas que conoce.
Intentó no pensar nada malo, tal vez sólo se había quedado a dormir en la casa de alguno de los otros chicos o tal vez, como dijo la Byers, se había ido temprano a la escuela.
Sin quemarse demasiado el cerebro en el tema, se dirigió a la escalera y la subió para ir a la habitación de su hermano. Al entrar lo pudo ver destapado y desparramado en la cama tal cual una posición exorcista. No sabía como era que podía dormir de aquella manera y que al despertar no le doliera el cuerpo. Siempre le decía que si seguía así, llegaría los treinta con más problemas de columna que un anciano. Claro que no le hacía caso.
— Mocoso — Movió un poco su hombro en un intento de despertar, cosa que no funcionó — Hey, Vicktor. Vamos. Se te hará tarde para la escuela.
Suspiró incrédulo al ver como el chico seguía babeando en un sueño profundo sin responder o mostrar señales de vida. Era un chico que siempre tenía el sueño pesado. Era envidiable, a veces desearía poder dormir con esa facilidad a cualquier hora del día.
Sonrió divertido ante sus pensamientos y, en un rápido movimiento, lo tomó de ambos tobillos y lo levantó, dejándolo de cabeza. La repentina acción hizo que el menor se despertara asustado y gritara desesperado.
Ian, al entrenar casi toda su vida, tenía su cuerpo muy desarrollado. Poseía fuertes abdominales marcados en su torso, una espalda musculosa y unos notables fuertes brazos. Lo que le otorgaba mucha fuerza para hacer cosas como aquellas. De igual forma, al ser Vick tan solo un niño, su cuerpo era liviano y pequeño. Lo que le hacía más fácil cargarlo.
— ¡Bajame, esteroide andante! — Gritó asustado.
Ian no se inmutó ante lo dicho, solamente se dedicó a verlo con una sonrisa divertida y un poco de burla oculta.
— ¿Estás despierto? No te veo lo suficientemente despierto — Dijo antes de acomodarlo en sus brazos, a modo "princesa", para lanzarlo al colchón.
— ¡Demente! — Gritó luego de caer en la cama y le lanzó un almohadón al mayor, el cuál atrapó con agilidad.
— La próxima vez, levantate al primer llamado, mocoso. O programa una alarma. Así no sufrirás más mañanas como esta — Se burló y dejó caer la almohada en el suelo — Vamos. Prepárate para la escuela y luego baja a desayunar.
Se dio la vuelta para salir de la habitación, sin embargo, escuchó como su hermano murmuraba algo y se movía buscando algo. Al darse la vuelta, pudo atajar rápidamente el golpe de un almohadón y, reaccionando al segundo, se la devolvió con fuerza haciendo que le pegase en la cara y se fuera hacia atrás por inercia.
— Es una batalla que no ganarás, Vick. Mueve tu trasero del colchón — Ordenó, sin ser agresivo.
Finalmente, salió del cuarto cerrando la puerta detrás suyo y se dirigió a su cuarto a cambiarse. Se puso lo primero que vio, pues realmente no era de arreglarse muchas para días comunes, y bajó a la primera planta de la casa para ir a la cocina.
Preparó un par de tostadas, para comer junto a mantequilla de maní, y le sirvió un poco de jugo de naranja a su hermano mientras que para él hizo un café. Se sentó en el desayunador y se dispuso a tomar de la cafeína, cuando escuchó los pasos apresurados de su hermano bajar las escaleras.
— ¿Por qué tan apresurado? — Preguntó curioso.
— Se me hará tarde. Se supone que me tengo que encontrar en el camino con Dustin — Explicó rápido mientras mordía una de las tostadas y se tomaba rápido el jugo, provocando que cayera un poco por su barbilla.
— ¿No quieres que te lleve conmigo en el auto? — Propuso como si fuera la opción más fácil.
— ¡No, gracias! — Exclamó saliendo de la casa por la puerta principal.
Ian se levantó rápidamente y tomó de la silla la mochila de su hermano, la cuál habían preparado ayer luego de la cena.
— ¡Vicktor, la mochila! — Gritó desde la puerta y se la tiró. El chico la atrapó y se subió a su bicicleta.
— ¡Nos vemos a la tarde! — Se despidió y se alejó pedaleando con rapidez.
— Yyyy.... se fue a la escuela con la remera al revés — Dijo para él mismo.
Negó con la cabeza con incredulidad, pero sin tomarle importancia sabiendo como era su hermano menor, y volvió a ingresar a la casa.
Tomó asiento otra vez y se dispuso a disfrutar de su desayuno hasta que la hora de entrada a clases comenzó a acercarse. Lavó todo lo que usó, tomó su mochila y las llaves del auto para salir de la casa, cerrando la puerta.
Arrojó la mochila en el asiento de copiloto y comenzó a conducir camino a la escuela. Con cuidado, abrió la guantera del auto, mientras manejaba, y buscó entre los cassettes, hasta encontrar uno escrito en él "Queen" con plumón negro.
Lo colocó y la primera canción en comenzar a reproducirse fue Killer Queen, lo que hizo que sonriera subiendo el volumen y comenzara a murmurar la letra de la canción, mientras sus dedos daban pequeños golpes en el volante del vehículo, siguiendo el ritmo de la canción.
La mayoría de los cassettes que tenía, de todos los cantantes o bandas que amaba, se los había regalado Jonn. No sabía como era que su amigo siempre los conseguía, pero era de los mejores regalos que podía hacerle, pues el amaba escuchar música, en especial en sus entrenamientos. Era un gran fanático de la música, tiene un gusto muy variado y abierto. No sabía que haría si no existiera.
Al ingresar al estacionamiento de su destino, aparcó en el mismo lugar que siempre y se confundió al no ver el auto de su amigo. Sin tomarle tanta importancia, se bajó del vehículo.
Miró a su alrededor, intentando encontrar a su amigo a primera vista, y, aunque no lo encontró a él, pudo ver a lo lejos a Nancy junto a Barb ingresando a la escuela. Aceleró su paso y se colocó en medio de ambas, pasando sus brazos por los hombros de las dos.
— ¿De qué hablan mis mujeres favoritas? — Preguntó ingresando a la conversación.
— Que metiche de tu parte, Andi — Dijo Nancy divertida.
— Sobre mister Steve "perfecto" Harrington — Respondió una burlona Barb.
— Mmm. Rey "cabello" Harrington — Suspiró incrédulo — Sigo sin poder creer que salgas con un imbécil como él. Es decir, mírate, eres demasiado para él.
— Lo siento, Nance. Pero coincido con Ian — Coincidió Barb.
— No estamos saliendo. Solo....nos besamos un par de veces — Aclaró con una sonrisa tímida, mientras abría su casillero.
— "Solo....nos besamos un par de veces" — Se burlaron los otros dos al unisonido, mirándose cómplices.
— Nance, en serio, serás tan popular que no podrás creerlo — La pelirroja dio su punto de vista.
— No, para nada — Negó de inmediato.
— Más te vale que sigas siendo mi amiga — Reincriminó — Si te haces amiga de Tommy. H o de Carol......
— Por dios, que espanto. Por favor, ni siquiera estés pensando en hacerlo — Dijo asqueado Ian.
— ¡Qué horror! Les digo que fue una sola vez....Dos veces — Aclaró ante la mirada incrédula de sus amigos.
La chica frunció el entrecejo mirando su casillero y sacó una nota de él entre sus finos y delicados dedos.
— ¿Qué decías? — Preguntó irónica la de lentes.
— Vaya. Si que sabe ser romántico — Ironizó Ian al ver que la carta tan solo decía "te espero en el baño".
Nancy le miró divertida y volvió su vista a la nota escrita.
— Ve. Es obvio que quieres ir — Permitió una resignada Barb.
— ¿No les molesta si....
— No te preocupes, Nance — Negó Ian ante su insinuación — Ve.
La Wheeler miró una última vez a sus amigos asintiendo y se fue con apuro de ahí, manteniendo su sonrisa.
— ¿Harrington? ¿En serio? — Le preguntó el pelirrojo a la otra, alzando ambas cejas.
Este, aunque fingiera que se le hacía graciosa la situación, Barb y Nancy estaban conscientes del odio y reencor que le tiene el chico a Steve. Lo cierto es que le caía mal por ser un completo imbécil, — hasta la actualidad siendo la evidencia en carne y hueso de eso — lo cual Barb pensaba de manera igual. Sin embargo, le había agarrado aún más odio al saber que estaba intentando algo con su amiga. No quería que le fuera hacer daño a Nancy, pues el chico es un completo mujeriego. No dejaría pasársela si así llegara a ser.
Su odio hacia él había comenzando cierto momento de su vida de su niñez, y fue el mismo Steven quien provocó que así fuera. Además que desde aquel momento siempre fue de mal en peor por las burlas y maltrato que siempre recibió de parte de su grupo de amigos. No sólo de ellos.....de toda la escuela. Los idiotas parecían no tener nada mejor que hacer que burlarse y discriminarlo por su sexualidad. Lo hacían siempre que podía y, si bien nunca se quedaba callado, era agotador que lo hicieran todo el tiempo. Muchas veces llegaron a intentar golpearlo diferentes grupos, claro que al ser fuerte siempre pudo defenderse, así que cuando se dieron cuenta de ello comenzaron a ir a por él en grupo. Muchas veces llegó a casa con el rostro lleno de golpes, sangre y hasta a veces cortaduras, pero intentaba restarle importancia para no poner mal a Vicktor.
No era abiertamente gay porque quisiera, fue por un tema del pasado que sabía que jamás podría olvidar.
— Lo sé, pero es Nance. Hay que apoyarla — Le sonrió.
Ian le devolvió la sonrisa, despreocupándose, y la abrazó por los hombros para que ambos se dirigieran a su primera clase.
[....]
Ian tocó tres veces la puerta y esperó a que alguien atendiera.
Luego de un aburrido y normal día de clases, pudo confirmar de que Jonn no había asistido ese día a la escuela. Así que, al terminar el horario escolar, fue a su casa para saber de él.
Cuando la puerta se abrió pudo ver a Jonathan con expresión algo abrumada — Hey, Andi — Saludó sin muchos animos y lo dejó ingresar. Ian correspondió el saludo y le dio un corto abrazo.
— Hola, Jonn. Estaba preocupado, así que decidí pasar. No sé si llegué en un mal momento — Comentó al verle la mala cara.
— No te preocupes. En realidad, creo que nos vendría bien tu ayuda — Justo en aquel momento, la madre del chico ingresó a la sala.
— El idiota de Lonn......Oh, Ian. Hola, cariño — Lo abrazó al verlo y el chico correspondió.
— Lo siento llegar así. Estaba preocupado por Will. La llamada me dejó algo angustiado y Jonn no había ido a clases, lo que no hizo que me relajara — Explicó.
Andi frunció el ceño al ver como madre e hijo lo miraban como si no supieran como decirle algo. Sus miradas compartían el mismo brillo y sentimiento de preocupación que le hacía poner los pelos de punta al no saber qué sucedía.
— Creemos que Will está desaparecido — Informó Jonathan, luego de unos segundos en silencio, e Ian le miró incrédulo.
— ¿Desaparecido? Eso es imposible, ¿verdad? Es decir, es un pueblo pequeño.
— No. Llamé a todas las casas de los amigos de Will. Llamé a la escuela. Fui a la comisaría. No está en ningún lugar — Dijo Joyce desesperada y suspiró mirando a su hijo mayor — Volveré a llamar a tu padre.
La mujer se retiró de la sala y Byers palmeó el hombro de su amigo, guiándolo al sofá.
— Necesito que me ayudes con esto — Le mostró el cartel de desaparición que estaba haciendo para Will.
— Esto no es normal. Will no desaparecería así sin más — Opinó intranquilo pensando en el pequeño. Tomó una fibra azul y comenzó a escribir en el papel lo que debía.
— Lo sé. Es mi culpa. Ayer tomé doble turno en el trabajo y llegué tarde. Tal vez si no lo hubiera hecho.... — Comenzó a culparse el pelimarron.
— No digas eso. Ni siquiera se te ocurra pensarlo — Le interrumpió de inmediato. No permitiría que terminase esa frase. Tampoco que se eche la culpa.
— Estoy preocupado y la policía no quiere ayudar. Hopper dice que tal vez sólo se escapó — Contó Jonathan.
— No. Will no es esa clase de niño — Negó con la cabeza.
Conocía lo suficiente al pequeño para saber que definitivamente no era aquellla clase de chico. Will era diferente. Siempre tan cuidadoso.
— Lo sé. Fue lo que le dijimos — Coincidió.
— ¡Perra! — Se escuchó que gritó Joyce enojada, colgando el teléfono con agresividad.
— Mamá — Reprochó el hijo.
— ¿Qué? — Preguntó impaciente.
— Tienes que mantener la calma — Joyce suspiró estresada y volvió a marcar el número, sin contestarle nada al respecto.
— Dejála. Es comprensible, Jonn.
— Lo sé. Yo también estoy preocupado, pero no estoy rompiendo el teléfono — Dijo algo molesto, pero después de unos segundos se sonrieron un poco divertidos por eso.
Las maldiciones de Joyce se hicieron presentes de nuevo, sin embargo, los adolescentes se concentraron en el sonido del auto que aparcaba afuera de la casa.
— ¿Joyce? — Llamó Ian inseguro.
Esta se acercó a ellos — ¿Qué?
— La policía — Informó el hijo viendo por la ventana.
Los tres salieron y vieron como Jim, junto a otros dos oficiales, bajaba de su camioneta con la bicicleta de Will en su mano. Este ingresó a la vivienda y los otros tres lo siguieron. La mayor estando preocupada al verlo con el objeto de su hijo menor.
— La hayamos en el bosque, cerca de donde se unen Cornwallis y Kerley. Buscamos al niño cerca de la zona, pero no había pista de que esté ahí — Les comunicó, dejando la bicicleta a un costado.
— ¿Sólo estaba ahí tirada?
— Sí. ¿Cal? — Le señaló una parte de la casa a otro oficial, indicándole que buscara por aquel sector de la casa, mientras que él comenzó a caminar hacia la cocina.
— ¿Tenía sangre o....? — Preguntó Joyce queriendo saber algo.
— No....¿Phil? — Le señaló otro pasillo al segundo oficial, mientras él seguía buscando.
— Si encontraron la bicicleta allá, ¿qué hacen aquí? — Cuestionó Jonathan sin entender.
— Tenía llave de la casa, ¿cierto? — Cuestionó a los Byers.
— Sí — Afirmó la mujer.
— Entonces.... tal vez regresó.
— ¿Piensas que no revisé mi propia casa? — Preguntó Joyce alterada.
— No digo eso. ¿Siempre estuvo aquí esto? — Tocó una abolladura en la pared.
— ¿Qué? No sé. Seguramente. Tengo dos hijos varones. Mira este sitio — Alzó los brazos incrédula, señalando toda la casa en si.
— ¿No estás segura? — Abrió la puerta y salió a la parte trasera de la casa cuando escuchó ladrar al perro.
Jonathan miró confundido a su amigo y éste le devolvió la mirada. Ambos sin saber exactamente que buscaba o quería lograr el policía allí.
— ¿Qué crees que esté pensando? — Le preguntó el Byers.
— No lo sé. Puede ser algo demente cuando quiere — Negó sin siquiera pensar en la intenciones de Hopper.
Ambos chicos se asustaron cuando el hombre volvió a ingresar dando un portazo — Pondremos un equipo de búsqueda ahí afuera. Busquen todos los voluntarios que puedan reunir — Fue lo único que dijo antes de salir del hogar Byers y subirse a su camioneta.
Ian miró preocupado a Jonn — Lo encontraremos — Le aseguró queriendo que no se sintiera mal, aunque él mismo ya lo hiciera.
Solo esperaba que de verdad así fuera.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top