❁ ⸙͎۪۫ Capítulo 1

—Llegamos.

Anunció el hombre, estacionando su automóvil frente al gran caserón de dos plantas, ventanas empolvadas por el tiempo que llevaban sin tener una limpieza adecuada. El umbral de la entrada se encontraba invadido de enredaderas y raíces. El jardín frontal no era muy diferente al estado de la casa, sucio, con el césped crecido y hojas secas esparcidas por todo el lugar, probablemente provenientes del árbol a unos cuantos metros de la casa, lo que no entendía era como demonios las hojas caían en el caserón a tal distancia.

Las bancas de cemento se encontraban bien conservadas— o eso pensó al no verlas sin un trozo menos— pero con algo de musgo y una que otra enredadera a los costados, bueno, al menos no les faltaban un pedazo.

Volteó la mirada al roble ubicado a unos metros y logró divisar algunas ardillas jugueteando en los árboles mientras que pajarillos volaban espantados al sentir el mover una rama, él odiaba a las ardillas, criaturas con aspecto tierno pero si te les acercas un poco entierran sus dientes en tu piel hasta llegar a lo más profundo de tu ser.

—Dios, este lugar es horrible.— Escuchó decir a su hermano menor.

—Nunca creí estar completamente de acuerdo en algo contigo.— suspiró— Pero tienes toda la jodida razón— Admitió, ambos jóvenes dirigieron su mirada hasta su padre, quien, portaba en su rostro una enorme sonrisa cargada de satisfacción y golpeaba el capó del automóvil para despertar a su esposo que había estado durmiendo el viaje.

—Oye, gracias papá, nos sacaste de la ciudad donde teníamos una linda casa para traernos a este lugar remoto en medio de la nada, a una casa donde seguramente viven un millón de arañas— ironizó el castaño bajando sus gafas de sol y chistando en reproche.

«Espera, ¡¿Arañas?!»

—Vamos, no es tan malo— intervino Yukhei, acercándose a sus hijos, pasando sus brazos sobre los hombros de sus hijos— el lugar es perfecto, el precio de la casa fue cómodo, solamente hay que limpiar y arreglar algunas cosas que puedan estar rotas— reconoció, tratando de hacer a sus hijos entrar en razón— iré a despertar a mi querido esposo— finalizó alejándose de ambos hermano, yendo en dirección al auto para poder despertar a su esposo.

Renjun sabía a leguas que esa era la peor idea que pudiera habérsele ocurrido a su padre, o al menos eso suponía gracias a la literatura y royos cinematográficos, dónde logró comprender que mudarse o ya sea visitar una casa en medio de la nada con abundante vegetación dónde no podría ser escuchardos o correr a un lugar cercano era sinónimo de peligro, fácilmente un asesino serial podría entrar a matarlos a todos. En definitiva era una pésima idea.

¿Y qué tal si se incendiaba la casa a altas horas de la noche? Mierda, siquiera había vecinos cerca, ellos morirían achicharronados por el fuego al rojo vivo, ellos dormían como piedras, ¿Las piedras duermen?. Y no despertarían por nada del mundo y nadie se daría cuenta de sus muertes sino hasta dos décadas más tardes, gracias a viajeros dando un paseo. ¡¿Pero quién mierda daría un paseo en este lugar?!.

«Bien, Renjun, basta de pensamientos exagerados»

—¡Wong Yukhei, ¿Me puedes explicar que hacemos en este lugar?!— Ambos jóvenes escucharon el fuerte grito de su padre entrando en pánico— ¡¿Gastate el dinero de nuestros ahorros en esta pocilga?!.

—Chittaphon, no te alteres, amor, puede que se vea mal ahora pero cuando terminemos la limpieza y hagamos algunas reparaciones lucirá genial, es una casa enorme, el terreno es inmenso, la casa está amueblada y el lugar es sumamente tranquilo — se apresuró a resaltar, al parecer solamente su padre le veía futuro a esa pocilga.

—¿Qué acaso no has visto películas de terror?— murmulló Chittaphon con nerviosismo.

«Cierto, papá, yo también pienso lo mismo»

—¿Sabes? Nunca te consideré como alguien inteligente, si no lo has pensado bien vas a gastar más dinero mensualmente en gasolina que en comida durante todo el año— puntualizó Renjun, quizá un poco exagerado pero tomando en cuenta las dos horas de viaje desde su marido hogar hasta la pocilga sería un gran gasto.

Ambos trabajos de sus progenitores se ubicaban justamente en el centro de la cuidad de Seúl mientras que ellos se encontraban situados en el centro de la nada y aproximadamente a dos horas de la cuidad.

—Renjun y yo vamos ala universidad los Sábados, días en coincidencia ustedes también trabajan y de ninguna manera pienso ir con Renjun es un auto, maneja tan bien como lo hace un niño de siete años y créeme que tengo miedo de morir estrellado contra un árbol— reprochó Chenle, pataleando y cruzándose de brazos a la altura de su pecho.

—Oh, no tengas cuidado con eso, primero moriremos en manos de un asesino psicópata— enfatizó Renjun con antipatía resaltado en su tono de voz.

—¡Papá, dile algo!— volvió a patalear Chenle con frustración y al mismo tiempo con enojo.

—Lucas, juro que estás en abstinencia por un mes completo— declaró Chittaphon.

—Igh, no necesitábamos saber eso.

—Solo entremos.

—No quiero entrar.

—Yo tampoco.

—Ten, diles que entren.

—¡Tampoco quiero entrar!.

—Deberías entrar tu primeramente, digo, para verificar si hay algo malo ahí dentro, si escuchamos gritos entonces sabremos que tendremos que huir y te dejaríamos atrás para nosotros no correr peligro— sugirió el de cabellos bicolor, recibiendo el apoyo de Ten y Chenle.

—Son los peores hijos y esposo que existen en este mundo— declaró el más alto— bien, entraré.

—Entendido, nosotros esperaremos dentro del auto y con el motor encendido por si tenemos que escapar rápidamente— señaló Renjun, Fuiste un buen padre, más que bueno estúpido pero un padre estúpido muy bueno— se despidió, brindándole un abrazo.

—No voy a morir, Renjun.

—Le hablaré a mis futuros hijos sobre lo valiente que fuiste, ¡Tú puedes!— Alentó Chenle.

—No voy a morir, Chenle.

—Gracias por engendrar en mí a dos chicos tan maravillosos, no me quedaré solo, después de tu funeral estoy seguro de que Kun querrá pedirme matrimonio— agregó Chittaphon con cariño, dándole un beso en los labios.

Perplejos los hermanos sopesaron detenidamente... ¿Qué Kun qué?

Siempre supuse que a papá Ten se lo cogía el tío Kun.

Confesó Chenle con una sonrisita, recordado algunas miradas indiscretas por parte de su padre y su tío.

—Y yo pensaba que papá Lucas era el que se cogía al tío Kun.

Reveló Renjun confundido, mientras en su cabeza se reproducían memorias de las veces que les vio coqueteando indirectamente.

—Entonces si papá Lucas se coge al tío Kun y el tío Kun se coge a papá Ten significa que... ¡Oh por dios!—Exclamaron ambos hermanos con los ojos abiertos.

—P-

—¡Creo que deberías entrar a la casa, mi amor!— exclamó entonces Ten con los ojos bien abiertos, cortando las palabras de su hijo mayor.

—¡Claro que sí!— le siguió Yukhei alargando la “a”, comprendiendo inmediatamente que su esposo trataba de desviar a sus hijos del tema.

Lucas se alejó rápidamente, sacó las llaves de sus bolsillos, luchó unos segundos para poder abrir la puerta principal y se adentró a al caserón.

El auto se sumió en total silencio durante díez minutos en los cuales Lucas no salía ni daba señales de vida.

Chenle carraspeó.

—¿Deberíamos asumir que se lo comió un monstruo o algo así, huimos y seguimos nuestra vida en la ciudad como si nada?.

Kun y Renjun voltearon a verlo.

—No no no no, bueno sí.

Hablaron al unísono.

Chittaphon se encogió de hombros y encendió el motor del vehículo, arrancó el auto y condujo durante cinco minutos antes de recibir una llamada.

Renjun contestó el teléfono de su padre sin fijarse en el nombre del contacto.

—¿Quién habla?.

—¿Dónde demonios están?.

—Ah, eres tú, supusimos que alguna especie de monstruo te había comido y estamos de camino a casa.

—Ustedes son de lo peor, claro que nadie me ha comido, regresen inmediatamente, sabía que confiar en ustedes era mala idea.

—¿Quieres que nos disculpemos?.

—Una disculpa no vendría mal.

—Lo sentimos.

El de cabellos bicolor colgó la llamada con desinterés, al levantar la mirada se encontró con otras dos expectantes.

—Papá está vivo— anunció.

—Le quita la diversión a todo.

—Seh.

Chittaphon dio la vuelta para volver nuevamente a la pocilga en la cual su querido esposo había gastado todos los ahorros.

Sería un largo día


Al principio quería a Renjun con el cabello negro como en la era de Go porque vivo en esa supremacía, pero resulta que adoro cómo anda el cabello ahora en Hot sauce.

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