017.ᴊᴀᴄɪɴᴛᴏ ᴀᴍᴀʀɪʟʟᴏ

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ᴊᴀᴄɪɴᴛᴏ ᴀᴍᴀʀɪʟʟᴏ

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━━━23 de Mayo

LA VIDA AMOROSA DE UNA ADOLESCENTE enamorada no correspondida a veces puede ser una verdadera mierda.

—Creo que deberías invitarlo al cine —murmuré haciendo mi tarea. Agradecí estar con la vista hacia abajo para que no se me notaran las lágrimas.

—No sé...

Annabeth me había pedido una videollamada y ya llevábamos dos horas hablando, nos gustaba hacer nuestras tareas juntas mientras hablábamos. Lo hacíamos al menos una vez al mes.

Y todo estaba perfecto, hasta que tocó un tema que aún me molestaba.

—¿Sigues enamorada de Percy?

Tragué saliva sintiendo un nudo en mi garganta. Habíamos estado bromeando sobre que tenía la certeza de que Silena finalmente se estaba enamorando de Beckendorf, que seguro ella lo iba a dejar de rodillas y que el pobre no sabría ni qué lo golpeó cuando la capitana de Afrodita decidiera avanzar hacia él; cuando de repente me preguntó eso.

—Y-Yo...

—No tienes que responder eso, lamento haber preguntado —dijo con tono avergonzado.

—No, es...realmente no importa.

—Sí importa, no debería haber...

—Annabeth, en serio —respondí—, no me molesta. Ya no.

—¿No?

—No —dije en seco. Me mordí el labio antes de preguntar—. ¿A tí te gusta?

—¡No, claro que no!

La miré enarcando una ceja.

—Ajá.

—En serio.

—Seguro.

—Darlene, no.

—No necesitas fingir conmigo —dije rodando los ojos—. He sentido lo confundida que te sientes al lado de él, o cómo te pones celosa cuando me acercaba demasiado.

Ella me miró sorprendida.

—N-No...no es así.

—Annabeth, está bien —agregué—. No tiene nada de malo que te guste, es decir, es Percy. ¿A quién no le gustaría?

—¡No me gusta Percy!

—Quizá no, quizá sí. Me parece que aún no estás segura, pero vas en camino a ello, y no sabes cómo lidiar con lo que te pasa con Percy y lo que aún sientes por Luke.

No me hacía falta estar cerca suyo para saber que se había enojado. La mirada furiosa en sus ojos era una clara señal de "me gustaría tenerte al lado para apuñalarte".

Me encogí de hombros.

—Aguantate, tú empezaste —espeté.

Ella abrió los ojos asombrada y un destello sabiondo pasó por sus ojos.

—¡Si te sigue gustando! —soltó—. ¡Y te enojó que preguntara!

—Para ser una hija de Atenea, te falta inteligencia emocional.

Annabeth se mordió el labio y luego murmuró—. No me gusta Percy.

—Y a mí me sigue gustando, pero yo no le gusto.

—¿Cómo lo sabes? —cuestionó frunciendo el ceño—. Ustedes son tan cercanos, Percy te sobreprotege, y está pendiente de tí todo el tiempo. Se entienden con la mirada y a veces te presta sus chaquetas y te abraza mucho, y...

—Para —espeté—. Entiendo lo que dices, yo también lo sentía así, pero Percy...él solo me ve como su hermanita.

Annabeth me miró fijamente, buscando la mentira en mis palabras.

—No esperarás que me crea eso, ¿o sí? —cuestionó irritada—. No son solo "hermanos", él se preocupa mucho por tí, él...

—Cuando Luke estaba en el campamento estabas perdidamente enamorada de él —dije interrumpiéndola, sabía que seguir sacando el tema del hijo de Hermes era cruel y solo serviría para enojarla más, pero si iba a seguir con un tema que para mi era incómodo, pues entonces también hablaríamos de un tema que para ella era incómodo—. Y Luke te veía como su hermanita pequeña.

—Dalene, para —siseó furiosa.

—Bueno, yo estoy perdidamente enamorada de Percy y él me ve como su hermanita —seguí—. Es casi lo mismo, por más que eso queríamos, ellos no nos ven así.

»Percy sabe que me gusta, lo besé —declaré y Annabeth se sorprendió—, y solo sirvió para exponer mis sentimientos que no son correspondidos.

—Darlene...

—Pero al menos tienes esperanza —agregué en voz baja.

—¿De qué demonios estás hablando?

—Si estás confundida de si te gusta o no, al menos deberías intentar averiguarlo.

—Dari...

—Invítalo a salir.

—No, no haré eso —murmuró mirándome con pena.

—Hazlo, por favor. No te retengas solo por no lastimarme, ya sé que mis deseos son en vano.

—Eres mi amiga, no lo haré —espetó.

—Lo harás, porque tanto tú como él merecen saber si lo que podrían tener tiene futuro, y creo que sería realmente hermoso. Tú si tienes una posibilidad.

—No haré algo que te lastimaría, Dari.

—No te preocupes por eso, solo es un dolor momentáneo —respondí—. Llegará el día en que deje de doler, porque mi destino está ligado a alguien más, Afrodita me lo dijo.

—No deberías confiar en ella, sabes que solo hace las cosas por su entretenimiento.

—Ya lo sé, pero así será. Así que no esperes por mí, averigua si ustedes podrían tener su felices por siempre juntos.

—Eres un cliché de cuentos de hadas parlante —murmuró divertida.

Sonreí intentando aguantar el puchero por el llanto que amenazaba con escaparse de mis labios.

—Creo que deberías invitarlo al cine —murmuré haciendo mi tarea. Agradecí estar con la vista hacia abajo para que no se me notaran las lágrimas.

Y así fue como terminé metida en alentar el romance entre mi mejor amiga y el chico que me gusta.

Esta es mi elección, no sirve para todos; pero yo no puedo evitar el querer hacer feliz a una potencial pareja, incluso a costa de mi propia felicidad.

Al final, ella me dijo que lo pensaría, aún con dudas; pero yo sabía que solo era cuestión de tiempo para que lo admitiera. 

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━━━25 de Mayo

Dos días después Percy y yo fuimos a Starbucks.

—¿Qué te pasa? —me preguntó mientras entrábamos al local.

—Nada.

—¿Hice algo que te enojó?

—No.

—Entonces, ¿qué te pasa?

—Nada.

—No es cierto, estás de pésimo humor desde que salimos del apartamento, ¿qué ocurre?

—Nada.

El interior del Starbucks estaba lleno de personas que charlaban y se deleitaban con sus bebidas calientes.Sentí la mirada de Percy sobre mí, bastante preocupado mientras hacíamos la fila para pedir nuestras bebidas. El silencio entre ambos era incómodo y tenso.

—Darlene, sé que algo te molesta. Te conozco lo suficiente como para darme cuenta; por favor, dime qué pasa —insistió mirándome a los ojos.

Evité su mirada, centrando mi atención en el menú suspendido en la pared. Luchaba por mantener la distancia emocional necesaria para no terminar contándole la verdad. Uno, porque no iba a arruinarle a Annabeth la posible cita que iba a intentar tener con él, y dos, porque en el fondo, aunque quería que ellos fueran felices, estaba enojada.

¿Por qué de todos los chicos que le podían gustar, tenía que ser el mismo que le gustaba a Annabeth? ¿Por qué Percy no podía ser para mí? ¿Por qué tenía que simplemente mirar a otro lado y dejar que fueran felices, cuando yo me moría de ganas de ser su final feliz?

—En serio, no es nada importante, Percy. Solo me levanté de mal humor, no te preocupes —respondí tratando de darle una sonrisa tranquila. Él frunció el ceño y apretó los labios, dejando en claro que no estaba nada satisfecho con mi respuesta. Noté que estaba por decirme algo, probablemente insistiría hasta que le contara, así que me adelante—. Se ve un poco lleno, por qué no buscas un lugar para sentarnos, mientras yo pediré nuestra orden.

Percy asintió con resignación y escaneó el lugar en busca de una mesa vacía. Finalmente, avistó una en un rincón apartado y se dirigió hacia ella.

No me hacía falta preguntarle qué quería porque ya lo sabía.

Esperé unos minutos en la fila hasta que por fin llegué al mostrador, para entonces ya no había casi nadie en aquella zona.

Con una pequeña sonrisa me acerqué a que me atendieran. El chico barista, con su uniforme impecable y una mirada amable, me recibió con un gesto de bienvenida.

—¡Hola! ¿En qué puedo ayudarte hoy? —preguntó el barista con entusiasmo.

—Hola, me gustaría pedir un Blue Lagoon Frappuccino y un Barbie Dream Frappuccino, por favor —respondí.

—¿A nombre de quién?

—El Blue Lagoon para Sesos de Alga y el Barbie Dream para Darlene.

El chico soltó una carcajada y asintió, comenzó a preparar las bebidas mientras yo esperaba mirando hacia la calle.

Mi mente estaba inmersa en mis problemas y sentimientos encontrados. Estaba enojada por la situación, dolida por no poder expresar lo que realmente sentía y preocupada por el bienestar de mis amigos. El ruido de la batidora y el aroma del café llenaban el ambiente, pero mi atención estaba en otro lugar.

Finalmente, el chico colocó las bebidas terminadas frente a mí. Levanté la mirada y me sorprendí al ver su sonrisa radiante mientras deslizaba las bebidas por el mostrador hacia mí.

—Aquí tienes, un Blue Lagoon Frappuccino y un Barbie Dream Frappuccino —dijo con amabilidad—. Espero que las disfrutes.

Observé las vibrantes tonalidades de azul y rosa de las bebidas, se veían bien bonitos.

—Estos frappuccinos se ven increíbles —comenté.

El chico sonrió y asintió.

—Bueno, hay un poco de magia y amor en cada bebida que preparamos aquí —respondió con un tono juguetón.

«Claro, magia y amor» pensé divertida.

—Que tengas un buen día —agregó.

Agradecí con un leve asentimiento y tomé los vasos con cuidado. Justo cuando iba a girarme para buscar a Percy, el chico barista añadió:

—¿Te gustaría salir algún día?

Quedé perpleja. No esperaba esa invitación en absoluto, especialmente en un momento en el que mis emociones estaban tan confusas. Miré al chico, sus ojos reflejaban sinceridad y curiosidad.

Tenía el cabello negro teñido con reflejos azules, ojos verdes vibrantes y una sonrisa tranquila. Debía tener unos diecisiete años.

—Ehm, en realidad... —balbuceé, sin saber cómo responder.

No creía que fuera una buena idea, sería una pésima idea. Habían al menos veinte razones por las que debería decir que no.

Y aún así, era una propuesta tentadora. Nunca había tenido una cita, y necesitaba poder desconectarme por completo de la locura del mundo de los semidioses, y el barista se veía amable.

—Claro —respondí sin pensarlo mucho más.

El chico sonrió ampliamente y anotó su número de teléfono en un papel. Lo tomé y lo guardé en mi bolsillo, sintiendo un atisbo de emoción en medio de mi confusión interna.

Con las bebidas en una mano y una mezcla de emociones en mi corazón, me dirigí hacia la mesa en la que Percy esperaba. Mi mirada se encontró con la suya, y aunque aún existía tensión entre nosotros.

—Mira, un frapuccino azul —dije entregándole el vaso.

—¡Genial! —exclamó tomándolo y dándole un sorbo—. ¡Está buenísimo!

Me reí, bebiendo el mío.

Era una explosión de dulzura y diversión. Una combinación de sabores de algodón de azúcar, fresa y vainilla se mezclaba en cada sorbo, transportándome a un mundo lleno de imaginación y fantasía. El colorido aspecto de la bebida solo amplificaba la experiencia, haciéndome sentir como si estuviera sumergida en un sueño de Barbie.

—Darlene...

—Percy, basta —espeté dejando el vaso en la mesa—. En serio, estoy bien, estoy perfecta. Es más, estoy tan bien que tendré una cita.

No sé por qué se lo conté. No tenía intención de contárselo

La expresión de Percy cambió repentinamente mientras me miraba con una mezcla de asombro y preocupación. Su sorpresa era evidente en sus ojos, mientras que su preocupación se mostraba en el leve fruncimiento de su ceño. Pude sentir cómo mi corazón se aceleraba mientras intentaba buscar las palabras adecuadas para remediar la situación.

—¿Una cita? —preguntó, su voz ligeramente entrecortada.

Tragué saliva, sintiendo una oleada de nervios invadirme. No estaba preparada para tener esta conversación, y mucho menos para enfrentar las consecuencias de mis palabras impulsivas. Busqué desesperadamente una excusa, una manera de retractarme de lo que había dicho, pero las palabras parecían haberse quedado atrapadas en mi garganta.

—Bueno, quiero decir... no era en serio —murmuré, desviando la mirada hacia el vaso de mi frappuccino. Las vibrantes tonalidades de rosa bailaban frente a mis ojos, pero mi mente estaba turbada por la incertidumbre.

Percy se quedó en silencio por un momento, procesando mis palabras. Pude notar cómo su expresión de asombro se transformaba en una mezcla de alivio y confusión. Se acercó un poco más, buscando encontrarse con mi mirada.

—Darlene, si quieres tener una cita, está bien —dijo suavemente—. No tiene nada de malo.

Permanecimos en silencio por un momento, cada uno perdido en sus pensamientos. La tensión entre nosotros seguía presente, pero ahora estaba teñida de una comprensión mutua. Finalmente, Percy rompió el silencio, su voz llena de suavidad y preocupación.

—Sé que las cosas han sido difíciles para ti últimamente. Si hay algo de lo que quieras hablar, estoy aquí para escucharte.

Levanté la vista hacia él, encontrando sus ojos llenos de compasión.

Sabía que podía contar con él, pero ya tenía demasiado con sus propios problemas como para andar cargándolo con mi drama adolescente.

—No te preocupes, en serio.

Él seguía dudando, pero aparentemente decidió dejar el tema.

—Bueno, ¿y quién es esta cita? —preguntó.

—El barista —respondí sacando el papelito—. Se llama Matt.

—Ah.

—¿Qué?

Había notado la mirada irritada en sus ojos dirigiéndose hacia el mostrador, pero no dijo nada más.

—Nada.

—Percy.

—¿No crees que es un poquito mayor para tí?

—Dejalo, quieres —espeté poniendome de pie y caminando hacia la salida.

Percy me siguió, diciendo cosas como que podía conseguir algo mejor y que el barista tenía cara de psicópata.

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━━━30 de Mayo

Quedé con Matt para ir al cine cinco días después.

Íbamos a encontrarnos en la puerta del centro comercial para ver el hombre araña 3.

Cuando llegué, Matt aún no había llegado, me quedé parada allí esperando que no me dejara plantada porque era lo único que me faltaba.

Pero solo tomó quince minutos cuando apareció por uno de los corredores con una sonrisa nerviosa. Llevaba en sus manos un ramo amarillo que me extendió en cuanto se acercó.

—Gracias —dije sonriendo.

—No sabía qué comprar —admitió—. Nunca había llevado flores a una cita, pero el señor del puesto de flores dijo que eran ideales. Aunque creo que me odia.

—¿Por qué? —pregunté divertida.

—Me miró mal en cuanto me acerqué, me trató como si fuera un delincuente y se quejó todo el tiempo de mi gran falta de respeto...no tengo idea de cuál falta de respeto —dijo riendo.

—Quizá tenía un mal día y se desquitó contigo.

—Quizá —Miró a nuestro alrededor, era un viernes por la tarde y no había mucha gente todavía, así que era agradable—. ¿Quieres palomitas?

—Sep.

Me divertí realmente con Matt, no me hizo sentir incómoda y se sintió como una salida de amigos, más que una cita.

Aunque una no puede decir que todo sale perfecto hasta que llega a casa.

Me di cuenta de eso cuando ibamos saliendo del cine.

—¿Quieres ir a comer algo?

—Seguro.

—¿Pizza o hamburguesas?

—Ambas.

—¿Ambas?

—Ambas.

—Bien —dijo riéndose.

En eso, dos chicos se nos atravesaron en el camino. Casi me da el patatus al verlos.

—Hola —dijeron con una sonrisa perturbadora. Iba a matarlos.

—Hola —respondió Matt con duda.

—¿Qué carajos hacen aquí? —espeté enojada.

—Nada —dijo Michael.

—Venimos a ver una película —agregó Percy—. ¿Hay algún problema?

—Oh, vaya, qué casualidad encontrarnos aquí —dije con sarcasmo, cruzando los brazos sobre el pecho—. Supongo que es solo una coincidencia que estén viendo la misma película que nosotros.

—La verdad, sí —respondió Percy.

—Por favor, Michael no te soporta Percy, ¿en serio quieren que me crea que ahora son tan amigos como para pasar tiempo juntos por voluntad propia?

Percy hizo una mueca ofendida, mientras Michael intentaba mantener una expresión neutra.

—¡No es así! —exclamó Percy—. Somos muy buenos amigos.

—No exageres, Jackson —dijo Michael rodando los ojos.

—¿Son...tus amigos? —me preguntó Matt con duda.

—Sí, desgraciadamente.

La tensión se palpaba en el aire mientras yo miraba fijamente a ambos. Sabía perfectamente que habían venido a interrumpir nuestra cita, pero ellos seguían con su actuación, negando todo. Era frustrante, pero también me divertía verlos intentar disimular.

—Como te dije, solo vinimos a ver una película. No hay nada más detrás de esto, Darlene —afirmó Michael con voz tranquila, aunque sus ojos brillaban con un brillo desafiante.

Fruncí el ceño, no estaba dispuesta a aceptar su respuesta sin más.

—Entonces, ¿me estás diciendo que eligieron exactamente la misma función que nosotros, de todas las películas que están en cartelera, el mismo día y a la misma hora?

Percy carraspeó nerviosamente, tratando de buscar una explicación.

—Bueno, ya sabes, nos gustan las películas de superhéroes. Y esta era la mejor opción en el momento.

—¿En serio? —repliqué, alzando una ceja con escepticismo—. Bueno, que la disfruten. Nosotros ya nos vamos y....

—Ya la vimos —soltó Michael.

—Sí, estábamos al fondo, vamos de salida —agregó Percy.

—¿Tienen hambre? Yo tengo hambre, Percy tiene un pozo en vez de estómago, y a Dari le da hambre cada media hora —dijo Michael—. ¿Vamos a comer?

—¡Qué buena idea! —exclamó Percy.

«Es oficial, voy a matarlos».

—No —espeté tomando a Matt del brazo y arrastrándolo lejos de esos dos tontos, pero nos siguieron.

—He...Darlene, si quieres....

—Pero Dari, será divertido —dijo Percy.

—¡Largo!

—Hola.

«El que faltaba».

—¿Apolo? —murmuró Percy incrédulo.

—¿Y tú qué haces aquí? —cuestionó Michael frunciendo el ceño.

Apolo se encogió de hombros.

—Me gusta pasarme de vez en cuando a ver las obras cinematográficas, quiero ver qué tan buen trabajo se hizo en ellas —Luego se giró hacia nosotros dos—. Hola Darlene, y....¿Quién es tu amigo?

Ya me temblaba el párpado.

—Darlene —murmuró Matt—. Si quieres podemos dejarlo para otro día.

—No creo que se pueda —dijo Michael—. En tres semanas volvemos al campamento de verano al que vamos nosotros tres —agregó señalándonos.

—Ah...entiendo.

En ese momento, Apolo decidió compartir su opinión acerca del ramo de flores que Matt me había regalado.

—Ese es el peor regalo que se puede dar en una cita —comentó de repente Apolo mirando mi ramo—. Los jancintos amarillos no son un bonito gesto romantico, son indicadores de envidia.

Matt se puso pálido y me miró nervioso.

—¡Lo siento, no pretendía...!

—No te preocupes, sé que no las elegiste tú —dije calmandolo—. El señor que te las vendió claramente quería fastidiarte.

—También representan los celos —murmuró Michael mirándolas.

La tensión seguía aumentando mientras mis ojos pasaban de Michael a Percy, y finalmente a Apolo, quien se había sumado inesperadamente. Sentía mi paciencia agotarse rápidamente mientras sostenía el brazo de Matt, tratando de alejarnos de aquellos intrusos no deseados.

—Oye, Dari —dijo Matt—, creo que será mejor que me vaya.

—¡¿Qué?! —No podía creer que en serio estos tres tontos hubieran arruinado mi cita.

—Tienes mi número, si quieres quedar otra vez antes de irte a ese campamento, llamame —respondió sonriendo—, me divertí hoy.

—Pero...

—Nos vemos —saludó inclinándose para besarme la mejilla, y luego se alejó.

—Wow, eso sí que es atrevido —comentó Apolo.

—Sí, no te conoce ni hace una semana —agregó Michael.

—Yo sabía que era un psicópata —mencionó Percy.

Solté un grito de frustración y los miré con ira.

—¡Vayanse al infierno, idiotas! —grité apuntandolos con mi ramo.

Me alejé a zancadas de ellos, sin poder creer que en serio se hubieran metido en mi vida privada así.

No me di cuenta que Percy y Michael se dieron un choque de cinco, y Apolo sonrió divertido.

No pensaba actualizar porque esta semana tengo un examen, pero anoche estuve estudiando hasta tarde y me levanté con la idea bien clara de lo que quería hacer este capítulo, así que decidí que ya que había estado estudiando a full toda la semana, podía tomarme la mañana para escribir antes de que la idea se me fuera.

Ahora sí, volviendo al tema del capítulo:

😂A Darlene se le juntó el ganado😂

El barista sí tenia 17 años, no sé del todo como funciona el tema de los trabajos en menores de edad en Estados Unidos, así que me basé en cómo siempre muestran en las peliculas que con 16 pueden trabajar. 

Dari para este entonces, está a dos meses de cumplir 15 años, así que no me pareció tan mal el tema de la diferencia de edad, aun así, Percy lo cuestiona.

Estamos de acuerdo que el vijito que le vendió el ramo a Matt era Apolo disfrazado ¿no?😂

Meme time:

Percy y Dari en este capítulo:

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