002.ʙʀᴇᴢᴏ ᴍᴏʀᴀᴅᴏ
╔╦══• •✠•❀ - ❀•✠ • •══╦╗
ʙʀᴇᴢᴏ ᴍᴏʀᴀᴅᴏ
╚╩══• •✠•❀ - ❀•✠ • •══╩╝
━━━24 de Diciembre
A LA MAÑANA SIGUIENTE me llevé otra sorpresa.
Nico apareció en mi puerta.
Tenía la ropa toda arrugada y sucia, los ojos rojos de tanto llorar y me abrazó con tanta fuerza que casi me deja sin aire.
Lo envié a darse un baño mientras trataba de ver cómo conseguirle ropa limpia. Mi mamá le preparó el desayuno y cuando acabó se quedó completamente dormido en el sillón.
—Pobre, chico —dijo mamá parada al lado mío mientras lo veíamos.
—Estaba preocupada por él, me alegra que esté a salvo aquí.
—¿Avisarás al campamento?
Pensé en hacerlo, pero luego recordé el plan de Percy.
Si era hijo de Hades era una buena idea mantenerlo oculto para protegerlo. Y si era como Percy había dicho sobre que Nico estaba furioso con él por lo de Bianca, no sé si sería buena idea que ambos se vieran en este momento.
—No, creo que estará a salvo lejos de la atención —respondí tomando una manta para cubrirlo—. Dejémoslo dormir, ya hablaré con él cuando despierte.
Nico no se despertó hasta un poco después del mediodía. Mientras con mi familia nos dedicamos a decorar la casa para Nochebuena.
Miró todo con una mezcla entre asombro e incomodidad.
—Lamento haber venido justo hoy —dijo con voz baja cuando le dije que se pusiera el abrigo porque saldríamos.
—No me molesta, al contrario, estaba muy preocupada por tí —respondí abriendo la puerta que daba al pasillo y mirando hacia el apartamento de Percy para asegurarme que saliéramos sin ser vistos—. Me alegra que vinieras a mi, pero ¿cómo supiste donde vivía?
—Yo...no lo sé...solo lo sentí.
Bajamos las escaleras en silencio, intenté tomar su mano y se tensó, así que le di espacio. Nico ya no era el mismo niño que se colgaba de mi brazo en la escuela y buscaba mi atención y tacto en un pedido desesperado de cariño. Aún estaba pasando por el duelo de su hermana y descubrir quién es un mundo peligroso como el de los semidioses.
Todo es nuevo para él ahora que no sabe en quién puede confiar.
«Dejaré que él decida cuánto espacio quiere y qué límites me deja pasar» pensé dejando caer la mano.
—¿Lo sentiste?
Asintió.
—Fue como si algo me fuera indicando el camino —respondió acomodando la enorme chaqueta de aviador que encontré entre las cajas viejas de mi abuelo—. Me aseguré de que nadie me siguiera a tu casa, me quedé en las sombras y...—se apresuró a decir mirándome con culpa.
—Ey está bien. No te preocupes por eso —dije tratando de calmarlo—. ¿Qué quisiste decir con "me quedé en las sombras"?
Nico bajó la mirada, nervioso y guardó las manos en los bolsillos.
—¿A dónde vamos? —preguntó cambiando de tema. Claramente no querrá hablar de ello. Me dolió un poco porque hace unas semanas atrás, me habría contado todo sin dudar y ahora, confiaba en mí lo suficiente para pedirme ayuda, pero no para contarme por lo que estaba pasando.
—A un lugar que prometimos ir juntos cuando saliéramos de Westover Hall —dije tratando que mi voz no delatara lo mal que me había sentado aquello.
Nico me miró y por fin pude ver un poco de brillo en sus ojos que me recordaron al niño que era hace unos días atrás.
—¿De verdad?
—Ajá. A mi mamá la llamaron del trabajo y tuvo que ir por una emergencia y mi abuelo tiene una partida de poker navideña con sus amigos del asilo que queda a tres calles, así que solo somos tu y yo cazando nuestro almuerzo.
—¡Genial! —exclamó tomando mi mano y comenzó a arrastrarme para ir más rápido— ¡Vamos!
━━━━━━━━♪♡♪━━━━━━━━
Ir a McDonalds el día de Noche Buena no es tan buena idea.
Resulta que todo el mundo tiene prisas por terminar las cosas para la noche, y una hamburguesa al paso es la mejor idea para comer algo en el almuerzo, así que tuvimos que esperar casi una hora para que nos atendieran en la caja y no podríamos quedarnos allí porque no había mesas.
Nos fuimos a comer al banco de un parque.
—No puedo creer que pidieras cuatro Cajitas Feliz —dijo Nico mirándome abrir la primera—. Aún menos que después me preguntaras qué era lo que quería comer yo porque eso era solo para tí.
—¡El tamaño de la comida de la Cajita Feliz es minúsculo, una sola Cajita no me llenaría! —me defendí.
—¿Y hacía falta que le hicieras ojitos al cajero para que te aumentara el tamaño de las bebidas y te regalara dos porciones extra de papas? —preguntó frunciendo el ceño.
—Él lo ofreció —dije encogiéndome de hombros.
—Tus dedos soltaron como un polvo rosa y brillante cuando le tocaste la mano —espetó—, y luego algo le pasó a los ojos de ese chico, como si estuviera poseído o yo qué sé, fue cuando empezó a actuar como un baboso y te ofreció todas esas cosas. ¡Estabas usando tus poderes!
Lo miré a medio comer mi hamburguesa.
—¿De verdad?
—¿No te diste cuenta?
—Para ser honesta, Nico, nunca usé mis poderes más allá de las flechas, así que no, no sé qué es lo que puedo hacer sin ellas.
Miré mi mano, notando que mis uñas ahora eran de un color rojo que antes no tenía.
Sabía que los hijos de Afrodita podían cambiar su apariencia igual que ella, pero no pensé que era algo que yo pudiera hacer. Papá no me habla mucho de las cosas divinas que probablemente heredé de él.
Cuando me visita, insiste en hacer cosas de padres e hijas mortales, como ir a algún parque de atracciones o al cine, me lleva a comer e indaga en mi vida privada como si fuera Victor Bukarov, uno de los detectives más famosos del mundo.
Se rió cuando se lo mencioné, y me dijo que ahora entendía por qué le había puesto Viktor en un primer momento.
—Hablando de poderes misteriosos...
Nico rodó los ojos.
—Quieres saber sobre los míos —sentenció.
—Bueno, sabemos que eres un semidiós hace días, pero no sabemos nada de lo que puedes hacer —dije tomando una papita—. Escapaste del campamento, y supongo que no vas a volver.
—Supones bien.
—Pero tienes que entrenar de todas maneras, porque has elegido vivir fuera de un lugar que te mantendría a salvo de los monstruos.
—Lo sé, Dari —dijo frunciendo el ceño—, encontraré la manera de controlar todos mis poderes una vez que descubra de lo que soy capaz, me cuidaré solo. No tienes que seguir cuidando de mí.
Me mordí el labio, insegura de seguir con lo que estaba pensando.
—Pero se lo prometí a Bianca —murmuré.
Nico se tensó y me miró de una manera que casi sentí como si me hubieran arrancado el corazón. Luego bajó la vista, y sus ojos se llenaron de lágrimas.
—¿Ella...sufrió?
—No lo sé —admití—. Fue todo muy rápido, yo...intenté sujetarla pero ella fue demasiado rápida. Debí haberlo hecho yo.
—No vuelvas a decir eso —espetó—. ¿Crees que hubiera sido mejor que fueras tú y no ella? Para mí no habría habido diferencia, perderte sería igual que perder a Bianca.
—Bianca era tu hermana, Nico, yo...
—Y ahora tú eres mi hermana —sentenció tomando mi mano con fuerza—. Si le prometiste a Bianca que me cuidarías, entonces ahora tú eres mi hermana también.
Comimos en silencio, él no quiso seguir hablando del tema, pero me alegró que no me apartara de su vida ni me odiara.
Lo último que quería era que en su enojo y rencor acabara quedándose solo.
Cuando acabamos de comer, volvimos a casa caminando por el parque.
—Vas a quedarte esta noche ¿verdad?
—No lo sé, Dari —dijo sonrojado—. No quiero importunar y...
—Ya lo dijiste antes, ahora eres mi hermanito, y es Noche Buena, no te dejaré que lo pases solo.
Rodó los ojos.
—Cómo sea.
Me reí, porque ahora actuaba todo serio y grande, pero en el fondo seguía siendo el mismo de siempre, al menos conmigo.
Nos acercamos a la zona de los vendedores ambulantes, queriendo disfrutar un poco del día fresco. Por suerte aún no nevaba y hacía un calor agradable pese al frío. Supuse que Apolo andaba de buen humor.
Al pasar por el puesto de un señor mayor, no pude evitar quedarme mirando las bellas flores que había. Me llamó la atención tanta variedad bajo un clima nevado.
—Bonito día, ¿verdad? —me dijo el anciano. Tenía barba blanca y ojos azules, y una sonrisa algo extraña.
—Sí —respondí—. Tiene flores muy bonitas.
—Muchas gracias —dijo—. Veo que disfrutan del día, por fin un poco de calidez entre tanto frío.
—Así es —dije sonriendo—. Al menos el vago sol se dignó a salir.
—Se...—Al hombre le tembló el párpado—. El parque suele ser más poblado, pero supongo que hoy es un día muy ocupado para andar retozando tranquilamente, tienen suerte de su juventud libre de cargas.
Nico y yo asentimos algo contrariados. Juventud sí, libres no.
—¿No debería ir a casa con su familia, señor? —dijo Nico mirando a nuestro alrededor. Las pocas personas que aún habían comenzaban a marcharse—. Pronto anochecerá y de todas maneras no podrá vender nada más.
—No todos tenemos la suerte de tener parientes agradables —respondió con una sonrisa triste—. A veces prefiero evitarlos en fiestas familiares, prefiero la soledad que pasar una cena repleta de gritos, reproches y platos voladores.
Me mordí el labio, dudando si era buena idea invitarlo a cenar con nosotros. El hombre estaba solo, y pronto comenzaría a nevar.
—¿Le gustaría...acompañarnos esta noche?
Nico me miró con horror, y negó disimuladamente.
El hombre sonrió—. No hace falta, niña; aunque agradezco la intención, no deberías ir por ahí invitando a desconocidos a tu casa. Nunca sabes las intenciones que puedan tener —reprendió. Asentí avergonzada.
—Quizá...si más tarde sigue aquí, puedo traerle un poco de la cena y chocolate caliente, al menos.
El hombre rió. Su risa era cálida, contagiosa y agradable, muy musical.
—No te preocupes por mí, disfruta de tu noche familiar; pero te diré algo, por ser Noche Buena, te regalo una de mis flores.
—¿De verdad? —pregunté incrédula.
—Así es —dijo extendiendo la mano hacia ellas. Tomó un ramo de dos o tres flores racemosas, con pétalos acampanados de color morado—. Estos son brezos, no es mucho, pero...
—¡No, por favor, son preciosas! —exclamé tomándolas—. Muchas gracias.
Él sonrió, mirándome fijamente con sus ojos azules. Un escalofrío me recorrió la columna, había algo en su mirada que me resultaba bastante extraño.
—Muchas gracias por el regalo, pero tenemos que irnos. Buenas noches. —Sentenció Nico tomándome de la mano y alejándome de allí.
—¡Adiós! —grité al hombre, que se quedó allí mirándonos de una manera incómoda.
Por sí tienen la duda. Sí, Apolo anduvo de chismoso escuchando a Dari y Nico en su conversación.
Hasta ahora han adivinado los regalos anteriores. Sí, el farolillo significa agradecimiento y la bétonica sorpresa.
¿Adivinaron el brezo morado?
Meme time:
Yo tratando de hacer un fic con Apolo:
El Campamento Mestizo y el Fandom prefiriendo a Michael:
(También queda para Afrodita shippeando ApoDari)
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top