ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ ꜱᴇɪꜱ: ɴᴏᴛɪᴄɪᴀꜱ.

"Aquel hombre misterioso y desconocido para los ojos de la mayoría de las personas, no era sólo lo que nos contaban aquellos niños afortunados del boleto dorado, al contrario, era mucho más que todo eso.

Y, a pesar de que mi relación con él sea inexistente, se me hace tan injusto qué todo lo que hablen de él sea tan negativo y destructivo. Ya que él creo las mejores golosinas del mundo, trayendo lo imposible e inimaginable hacía nosotros.

Estoy segura de que todos hemos sido fieles consumidores de él y sus creaciones, y, ahora bien, ¿lo dejaremos a un lado así de un momento a otro?

Tengo que aclarar que este hombre me hace recordar a mi padre, pero no con un trágico recuerdo, sino con los bellos y dulces momentos qué tengo de él.

El chocolatero trajo la dulzura a mi vida de nuevo y ahora soy fan número uno de Willy Wonka, y estoy dispuesta a luchar para qué esas malas acusaciones sean olvidadas.

No conozco en sí al hombre, pero con sólo probar una magnífica barra del chocolate de Willy Wonka, sé qué el hombre no es lo que dicen..."

Wonka dejo de leer aquella nota que había publicado Malorie. Él no sabía que pensar ante esa acción. Al principio se sorprendió cuándo la vio, e incluso pensó que era un juego, pero no. De verdad Malorie quería limpiar su reputación y era algo que agradecía desde el fondo de su corazón aquel extravagante hombre.

Las envidias siempre habían sido presentes en su vida, y ahora que alguien no se estaba expresando con envidia de él, lo hacía pensar que esa castaña era especial. Pero justo cuando pensó en eso, decidió despejar de su mente y pensar en lo que siempre hace; su fábrica y sus oompa loompas, ellos eran los únicos que hacían que él quisiera seguir viviendo. Y aún el chocolatero se sentía desesperanzado al no haber conseguido un heredero para mantener el legado Wonka de pie. Eso lo hizo suspirar mientras recordaba con melancolía el pasado; al principio el chocolatero temía dejar entrar a gente a su fábrica, pues bien, podían hacer daño a los oompa loompas, y claro que lo hicieron, pues en las noticias a cada rato salen los niños hablando de ello. Estaba todo perdido, y él seguía envejeciendo sin un heredero.

El hombre sacó un trozo de papel que tenía en su bolsillo del pantalón y lo leyó atentamente; los oompa loompas le habían ayudado a encontrar las localizaciones en donde trabajaba Charlie y el domicilio de Malorie. Sus pequeños amigos le habían aconsejado ir por su heredero y aceptar las condiciones de él o, en su defecto, buscar a Malorie, conocerla... y quizá, crear un heredero.

Wonka de inmediato hizo una cara de asco, pues bien, como ya era claro, él nunca había tenido contacto físico y menos uno tan íntimo. Es más, a Wonka ese tipo de contacto le daba asco. Pese a que reconocía que Malorie era muy guapa y encantadora, y mejor aún, sabía gracias a sus amigos que ella tampoco tenía padres, lo hacían sentir más apegado a ella, pero simplemente él no se imaginaba abrazarla por cuenta propia ni siquiera pegar sus labios a los de ellas como siempre había visto en la vida real. Era imposible. Por ende, sin importar la catástrofe que era su vida, Wonka uso su elevador y se dirigió en busca de Charlie Bucket para recuperar a su heredero, pues bien, él estaba dispuesto a sacrificar sus principios de la familia antes de experimentar un amor de pareja.

El trayecto fue tan corto que no le dio la oportunidad de Wonka de pensar en cómo podía acercarse a Charlie, por ende, cuando llegó a dónde el niño limpiaba zapatos y notó que no tenía ni un cliente. Decidió tomar un periódico y camino hacia el niño con el papel tapando su rostro. Se sentó y tragó duro saliva mientras el niño comenzó a limpiar de los zapatos del hombre.

Charlie no era un niño tonto; reconocía quien era la persona que estaba detrás de todo, pero decidió fingir ignorancia hasta que Willy habló con duda fingiendo una voz. Hablándole sobre un tal Wanda que ya no hacía bien sus chocolates... y así surgió la manera en la cual, Willy se rencontró con su padre y Charlie se convirtió en su heredero.

Por otra parte, Malorie, tan perdida en lo que sucedía, se mantenía en su hogar tratando de ingerir lo poco que tenía, ya que también como Charlie, su situación económica era muy mala. Ella era muy joven y muchos trabajos no la aceptaban: en ocasiones ella se ofrecía a ser niñera, pero poca gente la tomaba en cuenta. La única razón que ella no viviera como Charlie era gracias a Leonardo y su familia, que la ayudaban a sobrevivir en este terrible mundo.

Claramente, Malorie sabía que la familia de su amigo y su amigo la miraban como algo más y esperaban que pronto ella se "uniera a la familia", pero ella trataba de evitar siempre el tema, ya que ella no se sentía dispuesta para amar a alguien, además, ella sabía que Leonardo merecía a alguien mejor. Por ende, continuando con su día, Malorie no se despejaba de su laptop y no paraba de actualizar su blog para ver los nuevos comentarios que se avecinaban. Pues después de su última publicación, los comentarios y visitas habían aumentado tanto en su última publicación como en las anteriores. Simplemente Malorie no creía que todo esto le estaba pasando, además, el tener el televisor encendido y notar como hasta en la televisión hablaban de su publicación, la hacían chillar de orgullo y llorar de la emoción.

Malorie inconscientemente se pellizcaba el hombro esperando despertar de este sueño, pero no era ni un sueño y eso emocionaba más a la mujer. Fue entonces que en su hogar de repente se abrió la puerta y apareció de ella Leonardo con una hermosa sonrisa en su rostro.

─Me encantaron tus palabras, Malette, ¿qué te inspiró en escribir tan bien del chocolatero? ─preguntó sentándose a un lado de Malorie.

─Tenías razón ─susurró sin más─. Un día seríamos famosos y no era necesario ser chismosos ─mencionó sin mirar a Leonardo.

Leonardo sonrió y abrazo a su amiga sin dudar, mirando ambos la televisión y el blog. Leyendo opiniones y recomendaciones. Fue entonces que después de tanta emoción, el asiático recordó la razón de su visita y se la contó a su amiga sin dudar.

El asiático había venido porqué el querido chocolatero Wonka había invitado a toda la familia Bucket a vivir con él.

Leonardo había visto a Charlie y a Wonka conviviendo un poco junto con la familia Bucket, afuera de la casa de ellos y parecían estar tan felices. Después de eso, el asiático volvió a pasar por ahí y no había rastro de ellos, sólo de gente murmurando de una mudanza.

La cabeza de Malorie no paro de pensar y fue entonces que creo una idea perfecta para cumplir su fantasía.

─Charlie fue el ganador, ¿o me equivocó?

Leonardo la miró sin entender y por lo mismo, Malorie continuo con su idea.

─Había un premio especial, ¿Charlie fue el ganador de esté? ─preguntó de nuevo y Leonardo siguió con su mirada confusa─. Posiblemente el premio sea algo relacionado con la fábrica, podría ser cómo un ayudante o aprendiz de Wonka...

─Y por qué no simplemente vas a preguntar ─aclaró el asiático interrumpiendo las palabras de Malorie levantándose del sillón─. Charlie nos debe una comida, qué nos invite y lo llenas de preguntas para saber qué pasa ─comentó el asiático─. O, también podrías ir a preguntarle directamente a tu querido amigo Willy Wonka.

Malorie se extrañó con ese comentario y no dudo en dárselo a conocer, pero Leonardo otra vez tomó la palabra.

─Y no te hagas, duraste un rato a solas con él ese día, está claro que estuvieron hablando y sea de lo que sea que hablaron; tú eres inolvidable ─dijo Leonardo con una sonrisa pequeña─. Estoy seguro que tú llamaste su atención de alguna manera.

Rápidamente Malorie negó con la cabeza incrédula de las palabras de su amigo y sólo lo abrazó. Ya tenían un plan, y pronto volverían a entrar a la fábrica de chocolates.

Nota: El shipp de Wonka y Malorie se llama "Wilorie"

En lo dulce de la vida, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧

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