XI
Holiwis
Les dejo otro relleno, porque pienso que deben conocer un poco la vida de nuestro amado Choco en esta historia y de como conoció a Milk. ^^
Descuiden ya estoy preparando el siguiente capítulo. Está vez estoy pensando en lo grande.... Okno.
Disfruten del capítulo, hasta la próxima. ^^
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Dark Choco no ha tenido una vida tan tranquila, desde muy joven tuvo que entrenar, su padre era su mentor y en muchas ocasiones sus encuentros eran muy crueles.
El afecto amoroso jamás llegó y Dark Choco huía a los brazos de su madre. El principe estaba feliz de tener una madre tan bondadosa y llena de vida. En cambio, su padre no era así, ya que fue estricto, exigente y muy decidido en sus palabras.
La emperatriz sabía lo que pasaba y a pesar de eso, tomo ventaja de aquello, Dark Choco.
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Un noche en dónde la familia estaba cenando, joven príncipe hablo, esto no molesto a ninguno, sin embargo el comentario salió de una manera tan inconciente que incluso el pequeño no logro comprender en que error fue a caer.
Y es que su padre estaba tan furioso que le dió un castigo, el típico salir de casa e hincarse por horas hasta que pudiera reflexionar y no cometer el mismo error.
¿Pero que fue lo que dijo?
Menciono a ese consejero, el leal que la antigua pareja de monarcas había dejado para ayudar a su hijo en el gobierno.
Pero Dark Choco, jamás hizo eso, jamás cometió un error, el solo decía lo que escuchaba de su madre. No fue una noche, en dónde la emperatriz se encontraba acunando a su pequeño, solo para escuchar las pequeñas quejas de su hijo, este le reclamaba, ya que ansiaba tener la admiración de su padre, una sonrisa, un gesto que demostrada que era un orgullo para la familia, en cambio, no había nada. Solo una mirada de desprecio.
Choco siguió sufriendo en los siguientes años, su madre finalmente fue víctima del mismo emperador y eso fue visto por el hijo. Quien de manera molesta defendió el cuerpo de su madre, puesto el gobernante estaba ansioso por despedazarlo.
— Alejate Dark Choco, esa mujer no merece renacer de nuevo.
— No voy a permitirlo.
Choco era un adolescente y está vez era más fuerte que en su infancia, pero no fue rival, del emperador que movió su pesada espada, Choco noto aquello, bloqueando el ataque con una espada común. El emperador solo se limito a ver la valentía de ese niño, alejo la espada y dando un salto hacia atrás logro emanar una energía. Energía que fácilmente destruiría los cuerpos.
No importaba mucho, total le eran un estorbo. Un par de miradas estaban viendo, la sonrisa y emociones en su vista hacían digustar de lo que veían.
El principe no se contuvo y tras aquel ataque lo bloqueo, a pesar que había sido poderoso dejándolo mal herido.
— No, no voy a dejar que destruyas el cuerpo de mi madre. Se merece algo mejor.
Las palabras de este fueron serías, sin bajar la guardia, pero cuando más intentaba atacar le resultaban difícil, él era un gobernante con alta capacidad en conocimientos, sería una cruel burla si el principe le ganará.
Los encuentros no cesaron, el principe ya estaba cansando, solo para ver cómo es alejado del cuerpo de su madre.
— Eres de sorprender. Voy a entrenarte como se debe, hijo.
Al mencionar lo último sintió un escalofríos, solo para ver cómo el moreno mayor, miraba el cuerpo por última vez.
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Años más tarde, Choco se encontraba entrenando, está vez estaba solo, su semblante serio movía su espada de manera suave y ágil, se había ganado el respeto del gobernante, pero para él, esas palabras no importaban.
Ya que el había perdido todo respeto o moral de ese monarca, quien tiempo después se enteró que ese consejero solo abusaba de su autoridad y tomaba ventaja, teniendo aventuras con el monarca.
Un día, el principe camino hasta una zona, el lugar estaba adornado y es que estaba un pequeño templo de rezo, en dónde tenía escrito el nombre de la madre de Choco.
Se hinco, dejo las flores a pie de aquel monumento, colocó incienso, junto sus manos y cerro sus ojos.
— Madre, la extraño tanto. .
Dijo en un susurro, ese sitio era un lugar "secreto" nadie iba ahi a menos que fuera orden de él, sabía que cerca de ahí había un pueblo, pero lo desconocía abruptamente.
Su rezo fue interumpido, tras escuchar la voz, de aquel hombre. Esto preocupo a Choco quien de manera rápida se puso de pie y miro con enojo al sujeto que tenía enfrente. Dark Cacao.
— Es increíble como este lugar se ha mantenido, supongo que debió ser obra tuya ¿No?
El emperador dió unos cuantos pasos, solo para escuchar a Choco que estaba enojando, con la presencia de ese emperador.
— No des ningun paso más.
Ordenó, Choco demostró la espada que hace unos años el monarca le había otorgado el portador de la espada Strawberry jam. No iba a permitir que siguiera destruyendo las memorias de su madre, no iba a seguir permitiendo otra falta de respeto a ella o a él, ya no.
— Quiero que te vayas, no tienes ningún derecho de estar aquí.
— Este es mi reino, son mis tierras y por ende, debo y puedo estar aquí.
El monarca estaba a escasos centímetros de la punta de aquella espada, no temía a la muerte, en cambio el hijo, estaba enojado y a base de eso un poco te temblor había tomado. Haciendo que el monarca demostrará una sonrisa de burla.
— ¿En serio? Estás temblando. De seguro debe de ser miedo.
Choco apretó la dentadura estaba enojado. Y de manera rápida y precisa lanzo el primer ataque, para Cacao, fue algo simple de burlar, cosa que a Choco le tomaba coraje y energía, aún era complicado usar la espada que su padre le otorgó.
El monarca se acercó y sujeto de una manera simple la espada.
— Aún no eres fuerte, el coraje que sientes debe de ser capaz para lograr un ataque perfecto. Tal vez si destruyó este memorial, puede ser que liberes coraje.
El monarca alejo al príncipe, ya que termino por empujarlo de una manera tan simple, saco su espada, quien rápidamente se envolvió en energía pupura, estaba listo para destruir dicho monumento.
Y Lo logro.
Había destruido aquello y a base de eso, logro hacer enfurecer demasiado al príncipe quien se lanzo a atacarlo, el monarca noto el gran potencial, bloqueo el ataque con su espada.
— ¡Voy a matarte! ¡Eres un monstruo! ¡No tienes sentimientos por nadie!
Choco estaba perdido en la irá, lo que quedaba de su madre habia sido destruido por completo. Los ataques del principe era realmente fuertes, pero torpes, cosa que Cacao noto y sintió vergüenza y como si se tratara de un castigo lo reprendio de la misma manera. Atacandolo.
El principe bloqueo los ataques, pero eran capaces de hacerlo bajar la guardia, cuando menos se daba cuenta ya de encontraba en el suelo, intentando ponerse de pie. El monarca siguió sus ataques, ataques que el mismo príncipe ya no pudo continuar bloqueando.
— Eres una decepción para la familia real, Dark Choco. Así como tu madre, no merecen tener una vida plena. Te dejaré morir en la nada, posiblemente te salves y sino, los lobos te comerán.
El principe mal herido, alcanzó a ver su padre, viendo con dolor como esa figura paterna lo dejaba a su suerte, por mucho tiempo se esforzó por querer tener unas buenas palabras de ese hombre, pero no, jamás las recibió, ni siquiera afecto, había sentido que no era amado, creyó que era por ser ilegítimo, pero tampoco, lentamente la figura paterna dejo de existir en Choco, solo para verlo como un enemigo.
Cómo pudo, se levantó y dándole la espalda a la nación camino sin rumbo fijo, buscando ser salvado por quién sea, suplico a los dragones oreo una ayuda, que alguien se apiadará de él. Pero no tardó, cuando cayó la noche y las ventiscas hacia más difícil seguir el camino, cayó al suelo. Miro hacia enfrente, estaba una villa, juraba que si se arrastraba hasta ella llegaría y alguien a menos lo vería, las heridas seguían pero no eran más que dolor.
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Estaba aturdido, la tibieza del lugar era agradable, podía sentir como su cuerpo se curaba, como algo estaba realmente bien, se sintió cómodo.
Su visión fue recobrando, encontrándose con un albino, quien le dedicó una suave y encantadora sonrisa, a su lado una chica con adornos de colores en el cabello. Quien le dedicó igual, una bella sonrisa.
— Que bueno que has despertado, nos tenías preocupados.
La chica hablo, mientras dejaba un poco de agua tibia. Puesto la colocaría en la frente del joven recién despierto.
— ¿Dónde estoy? ¿Quienes son ustedes? ¿Y mis cosas? ¿Por qué no... ?
Llevo su mano a su rostro, sintiendo una venda sobre el ojo izquierdo, quiso quitarla, de no ser por el albino, quien le negó con la cabeza.
— Déjalo, aún no sana.
Choco estaba por reclamar de no ser que el mismo chico hablo.
— Soy Milk y ella Parfait. Nosotros te encontramos a las afueras del pueblo hace dos días.
— Temiamos que murieras, estuvistes en una tina de agua tibia. ¿Porque te quedastes en la nieve? Está zona es muy fría.
— No lo hice, tuve un contratiempo.
— El contratiempo te dejo mal herido.
Choco bajo la cabeza, no quería hablar del pasado, tomo asiento como pudo, pudiendo ver mejor a los dos, aunque aquello no fue todo.
— Puedes quedarte hasta que te recuperes, será demasiado tiempo, Parfait puede ayudarte si eso quiere.
— No quiero molestarlo.
— No te preocupes, todo saldrá bien, si tienes algún familiar seria mejor.
Para Choco era algo extraño, ya que este dúo no parecía reconocerlo como el sucesor al trono y estaba bien que así fuera, el no tenía ninguna relación con esa familia.
— ¿Cuál es tu nombre, amigo?
El albino preguntó. Para Choco solo le basto decirlo, sin temor sin nada.
— Choco.
— Oh. Buen nombre..
— Gracias, supongo.
Tras aquello y los días siguientes, Choco agradeció a los dragones Oreo, el moreno intentaba ayudar al dúo, parecía que eran una pareja, se veían muy felices juntos, se sentía un tanto incómodo por interrumpir aquello.
Sin embargo las heridas no sanaban aún, su pasado aún estaba presente, así que con cierta pena, le pidió a la mujer un pequeño favor.
La mujer a principio se miro confusa pero no tenía remedio, el joven príncipe ya estaba decidido.
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El principe corto su cabello, aquel que lo ataba a la familia real, incluso, se quitó su "apellido". Dejando claro que para el monarca y él no era nada.
Con los días siguientes, el principe comenzó a entrenar, sus herida dolían menos, estaban sanando, esto fue visto por Milk que de manera rápida quiso tener un duelo, para ver su fuerza, cosa que el moreno no se negó. Durante días los entrenamientos fueron mas tranquilos, tenía compañía y no lo hacía solo como sucedía en el palacio, Milk hacía un excelente compañero. Tanto así que comenzó a sentir algo por él, pero debido a la pocision que el albino tenía no debía involucrarse y una simple noche el principe se marchó.
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Finalmente se presentó, el consejero miro asombrado, el monarca lo miro con indiferencia y antes de que pudiera reclamar Choco simplemente hablo. Sin hacer reverencia sin mostrar respeto.
— Como un títere te usan, mi madre se dió cuenta y tú solo la ignoraste, así que voy a asesinarte, no importa que tengas al ejército de una nación entera, tu cabeza va a caer.
Con esas palabras hizo sorprender al monarca, que de un momento a otro enfureció su rostro, Affogato sintió un escalofríos. Esto fue visto por el monarca, quien sacó su espada y de un movimiento simple logro alejar a ese príncipe, estaba vez lo iba a matar. Le faltaba al respeto al monarca y a su consejero, todo eso se pagaba con la muerte.
— Sino te asesine fue por algo, pero ahora eres un traidor y los traidores deben morir.
Cacao hablo que sequedad, no iba a darle un gusto, mucho menos si fue parte de la familia, comenzó a atacarlo, Choco sabía que no tendría ventaja, pero valdría la pena si seguía combatiendo, que error. Tras recibir un ataque, causando que cayera al suelo, estaba por recibir otro ataque directo puesto su arma había caído demasiado lejos, espero su final, pero no llego.
Abrió sus ojos, encontrándose con un escudo, se dió cuenta de quién se trataba. Milk.
El albino se veía serio, hablo con cierta suavidad al príncipe.
— Vámonos el escudo no soparta un ataque poderoso.
Dice, Choco afirmó, miro su espada y la tomo solo para irse junto a Milk. Pero eso no sería suficiente la orden del emperador rápidamente fue dada y tras aquello soldados fueron a seguirlo, uno de ellos había herido de manera superficial al albino, Choco estaba por defenderlo y llevárselo, pero era tarde estaba rodeado por soldados.
— ¡Vete!
— No, no voy a dejarte.
— Sino lo haces quien me salvará después.
Aquello hizo sorprender al moreno, quien miro al albino, este le dedicó una suave sonrisa, los ojos de este parecían brillar y cuando menos se dió cuenta afirmó, se libero de la multitud de soldados solo para desaparecer de la vista de todos.
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Lejos de ahí, estaba el consejero y el monarca quien miraron la escena.
— Majestad, quiere que ordene a los soldados en la búsqueda del principe.
— No. El va a regresar, encierren a ese hombre, después le daremos un castigo.
Affogato giro hacia el albino, quien había sido sujetado, y llevado a la prisión.
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Choco se moría de coraje, pero debía de soportar pensar en un método, en un plan para destruir La monarca, más bien al titiritero. Que para esos momentos parecía disfrutar de todo lo que el principe y la emperatriz le pertenecía.
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