Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ᴅᴏs [Pᴀʀᴛᴇ 2]
Gulf, cierra los ojos, y siente como Mew, se abre pasó en su interior mientras le muerde los labios. El menor, se asegura de que su novio se acostumbre, y cuando este empuja suavemente; arrancándole un sonido ronco, sabe que puede continuar.
Lo sujeta firmemente de las caderas, entrando y saliendo con calma. Cuando el bajito, empieza a empujar con fuerza, aumenta la velocidad de sus embestidas; asegurándose de encontrar el punto dulce, que llevara a su novio, a la cima de la lujuria.
──¡Ah! ──la voz de Gulf, se torna ronca cuando Mew, acierta en su próstata y un rayo recorre cada centímetro de su cuerpo──. Si, dios... Justo ahí.
La visión de Mew, es preciosa; la falda sobre su trasero, está levantada lo suficiente para que pueda ver como penetra a su lindo novio, y este, se lame los labios. Mew, inclina su pecho contra la espalda del mayor.
──Pero que colegiala tan sucia ──rodea con diestra, su miembro erecto y goteando. Gulf, alcanza a contener entre sus dientes, un gemido──. Gulf, Gulf... ──canta, con malicia y dificultad, subiendo y bajando──. Que travieso, gatito.
El mayor, mueve de un lado a otro la cabeza, la echa hacía atrás y sonríe con los ojitos cerrados, a su novio, quien se encarga de llenarlo de placer.
──Me pones tan mal, cuando me hablas sucio.
──Le da un suave beso en los labios── tan dulce ──baja por su mandíbula y deposita otro──. Tan perverso ──sube con la mano izquierda la camiseta de Gulf, y aprisiona entre sus labios, el botón marrón claro; lamiendo su pezón izquierdo sin quitarle los ojos de encima ──. Me vuelves loco.
Gulf, no le temía a nada, y hacia del sexo una experiencia magnífica. Agregar de vez en cuando, algo nuevo a sus encuentros. Follar en la misma habitación que sus compañeros de grupo mientras dormían y hacer el mínimo ruido posible, hacerse algunos favores rápidos detrás del escenario o los vestidores.
Nadie apostaba a qué debajo de esas caras bonitas, de esos ojitos de cachorro o esas sonrisas infantiles, se escondían dos chicos con deseos tan carnales, uno por el otro, y a la vez un amor inmenso que los unió desde el principio.
Mew, apostaba que posiblemente nadie, podía imaginar que a su dulce Gulf, quien había trabajado duro por ese cuerpo que lo volvía loco, le gustaba terminar de rodillas y cubierto de su semen. Y esa escena, no tenía precio: Gulf, con la falda cubierta de su orgasmo mientras que Mew, apreciaba aquella imagen tan jodidamente caliente.
Nadie podría imaginar que era mucho más perverso de lo que creían.
Y joder, como le encantaba.
──Conserva la falda... ──súplica, Mew, con el mayor en brazos, llevándolo a la ducha para pasar ahí otro rato juntos──. Por favor, dile al manager que la perdiste.
──Gulf, se ríe, con la mejilla pegada al hombro del menor── y el perverso soy yo.
Y colorin colorado esta historia se ha acabado.
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