5》Kouhai-chan

  Una joven de cabellos enrulados de color morado se encontraba suspirando mirando a la distancia recostada en una rama de un manzanero en el receso. No era tan juguetona la mayoría de las veces, días como este se quedaba sola para pensar en lo que hizo o haría en el día a día. Por alguna razón sentía su corazón más dolido que de costumbre. Actualmente al poseer 17 años debía estar pensando en que dedicarse para su futuro, era buena en literatura castellana, solía escribir sus pensamiento e historias locas en una pequeña agenda pero no creía que eso pudiera ser un buen futuro para ella.

Sus compañeros pensaban en ser médicos, carpinteros, modistas entre otros rubros de trabajos pero ella se sentía libre entre sus dibujos y escrituras más no se sentía tan segura de conseguirlo porque el quirk de su padre empezaba a hacerse más fuerte en ella, junto con las pequeñas habilidades de cachorro que poseía.

La hora del receso al menos por los primeros días duraban una hora y media ya que nadie se encontraba con las pilas suficientes para durar mucho tiempo dando clases, más aún cuando se volvía de las vacaciones. Ese febrero comenzaba siendo normal ya estando ella en tercer año por culminar el colegio. Aunque antes de escaparse a su rincón pacifico había escuchado que una japonesa se había inscripto, era de carácter fuerte y explosiva, decían que se parecía a su familia por la rareza que poseía.

Sería mentira que negara en que no había despertado el interés en ella, pero era muy temprano para ir a molestar a los nuevos, además habían rumores que pronto habría una actividad extracurricular para los de tercer año y tenía relación con los de segundo año por lo que debía alejarse bien del lío antes de que comenzara.

Iba a seguir con sus pensamientos pero sintió como alguien se recostada bruscamente contra el tronco del manzanero, por lo que sujetó con delicadeza su cabello que parecía querer mantener en secreto aquella figura bruta pero se llevó la sorpresa de mirar a una chica de cabellera rubia ceniza, sería una broma decir que le parecía a su tío Bakatsuki, pero no podía ser, ellos vivían en Japón, Hosü muy lejos de allí.

—Tks... Que fastidio, ese viejo me mintió, lo mataré cuando lo vea.

Al escuchar su voz medianamente ronca, quizás enojada o incomoda de la contraria, hizo una pequeña jugarreta posicionándose de cabeza, mientras que sus piernas la sostenían firmemente del árbol quedando boca abajo asustando en grande a la chica que había caído de espalda al pasto.

—¿¡Ahhh!?

—¿De qué tanto te quejas Kouhai-chan?

—¡¿Shine!? Q-qué te pasa para asustarme así mujer.

La rubia ceniza ahora la veía con aquellos ojos rojizos empezando a creer que era una casualidad que se pareciera a su tío.

—Miedosa~

Allí se encontraba Kurogawa Emiko Bakugo observando con el ceño fruncido a la peli morada enrulada quien parecía estar burlándose de ella, una gran vena en la frente empezaba a formarse.

—¿¡Shinneee!? No te burles joder.

—Ya, ya, tranquila. No lo hago, bueno no mucho —sonríe divertida pero enseguida salta evadiendo rápidamente una explosión cayendo en cuclillas al suelo.

—Tks, eres una maldita con suerte.

—Lo sé, soy como mi padre. Sexy y suertuda, gracias por recordármelo.

Ahora parecía que la rubia estaba con ganas de asesinarla aún más, no sabía quién era y ya la empezaba a ver como una maldita egocéntrica y presumida chica.

—Aja, y quien supuestamente te crees. Solo eres una...

Enseguida la peli morada la dejó atrapada contra el manzanero silenciando sus palabras mediante sus dedos contra el labio de la rubia explosiva.

—Shh, esa no es la manera en que debes tratar a tus mayores. Kouhai-chan. Soy Panambi Pucca Hitoshi, Bakugo-chan.

La rubia se encontraba muy sorprendida, creía que su madre podría estar equivocada aquel día diciendo que se tranquilizara que podría encontrar a alguien conocida. Por lo que avergonzada se sonrojó pero le mordió el dedo a la joven mayor.

—¡Ouch! Salvaje.

—¡Eres tu... la maldita salvaje, sempai!

Siendo así como la joven de cabello morado empezó a carcajearse divertida, después de mucho tiempo empezaba a sentirse viva de nuevo. No entendía el porqué pero está chica le agradaba.

—Nos llevaremos bien, Kouhai-chan.

—Eso es lo que tu quieres creer, aléjate de mi maldita o morirás a la próxima.

—Vale, vale ~

Tararea divertida, mientras se empieza a alejar de la rubia, dejándola confundida a la menor.

—¿Porque me haces caso?

—No te hago caso, me voy porque ya terminó el receso. Y si no quieres llevar sanción el primer día de clases, te recomiendo que me sigas Kouhai-chan.

Dice Panambi en un tono burlesco logrando que en un día la rubia sufra otro susto, como tuviera un mal comienzo en el colegio su madre la ahogaba.

—¡E-espera Sempai!

—Jajajajajaja eres tierna, Kouhai-chan.

—¡Llévame maldita sea mi vida corre peligro, joder!

Siendo así como una vez más una linda aventura se había formado en aquel lunes de febrero, dos nuevas chicas se habían conocido y para bien o mal un destino ya estaba escrito tras aquella pequeña amistad.

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