4》Reflexiones

Una chica de 17 corría rápidamente alrededor de una cancha de arena roja, desde ya dos horas seguía con la misma acción, sudaba exageramente pero no se detenía. De sus ojos perlas cristalizadas se derramaba por sus mejillas, sus puños estaban blancos; vistiendo una sudadera negra con bordes rojos, un pantalón deportivo que llegaban hasta sus rodillas y zapatos deportivos de la misma tonalidad que la sudadera. En una de sus muñecas se veía una cadena de metal con la mitad de un corazón. La otra mitad la tenía esa persona que fue muy especial para ella.

Al recordar aquello sus caninos se mostraban visibles se estaba inquietando ante tal ausencia.

En sus oídos estaban puestos unos audífonos de color blanco, escuchando a un volumen considerable la canción Steoreopony-Stand By Me, parecía estar recordando cada momento que estaba con su ex-novia, como la conoció paseando con Luisón/su madre, aunque cualquier que no era del pueblo la confundirá como la mascota de la peli morada. También aquellas veces que le arrancaba sonrisas con sus tonterías de rebeldías en una de esas también afectada por ella se llegó a hacer un cambio radical. Un tatuaje, su primer tatuaje detras de aquella melena morada. Sin duda alguna una de las mejores decisiones escribir *Kiss me* justo en el cuello casi nuca y espalda, un lugar que era el punto más perceptible. Aunque para ese entonces las cosas tan rebeldes las llevaban a no despegarse de las manías calientes que ambas disfrutaban entre sí. De tan perdida estaba en sus pensamiento no vio que había un charco de agua, resbaló cayendo en toda su expresión al suelo, raspandose la frente, codos y rodillas con la arena roja.

Aunque lo que no se esperaba era que su padre la viera caer así, porque habían sido los brazos de él quien la socorrieron ante la caída tan ridícula.

—¡Panambi! Joder, ¿como no viste semejanza charco princesa? —dijo Shinsou mientras la tomaba con cierta dificultad, pero tan solo habían quedado sentados, el más que nada se había quedado tieso.

Panambi empezó a sollozar al estar entre los brazos de su padres, tal vez ardieran los raspones pero lo que sentía la soledad no era comparado con nada, ambos de melenas moradas se quedaron allí abrazos recibiendo la calidez del anochecer. Después de unas horas tan solo se resignar on a recostarse en aquella cancha como tontos observando el cielo estrellado y despejado.

—¿Papá?

—¿Si?

—¿Cómo...cómo pudiste soportar la lejanía con mamá la primera vez después de ese día?

Hitoshi Shinsou tan solo cerró los ojos, recordando aquel suceso de años como si fuera el ayer. Suspirando, recordando a su esposa lejos de él, lo hacía sentir impotente y desamparado. El aquel entonces su novia.

—Ah, ese día...tal vez en un primer momento me sentía enfadado e impotente, Aizawa-sensei no me permitió quedarme a ver como tu madre se recuperaba, separarme de ella fue la decisión más dura pero primero estaban las obligaciones debía cumplir con el Instituto, adaptarme y recuperar todas las clases perdidas en esos meses, después de todo también era uno de mis sueños más grandes volverme un héroe.

Panambi al escuchar las palabras de su padre, tan solo se acurruca mejor para verlo.

—Entonces, te dolía pero decidiste mejorar... Para cuando ella volviera.

—Así mismo, aunque no contaba a que volviera conmigo. La condición que había aceptado en aquel entonces había sido que mejorara mi rendimiento en Yuei, para después de tres meses ir junto a... tu madre, para ya nunca dejarla.

Panambi al escuchar las palabras de su padre, la adoración y amor detonaba por cada poro en él. Quizás lo estaba forzando en recordarla, pero ambos a pesar de callarse en su dolor no deseaban que por tal pena y luto dejaran de nombrarla. Parecía como si no la quisieran viva en el día a día sin ser nombrada.

—¿Papi?

—Ya dime princesa, suelta esas lágrimas que retienes por orgullo, estoy aquí para apoyarte. Y bueno, tu madre también lo está, así que dime.

—¿Ha estado... Correcto desear la felicidad de Ela, por encima de la mía? La noto más tranquila allá, pero... Esta soledad la detesto.

Al escuchar aquellas palabras, Shinsou suspira con una ligera sonrisa de costado. Su pequeña tenía gran corazón igual a su amada, aunque igual de testaruda que ambos sin duda. ¿Cuantas veces su Aoi Inu se había sacrificado por los dos, solo por pensar en un mejor futuro? Muchas, incluso perder la vida por él.

—Si la vez feliz es porque conseguiste lo que querías. Adivino, si ella es feliz también tu, ¿pero la realidad es otra no?

Panambi al sentir la pregunta irónica de su padre la hizo gruñir de frustración.

—¡No! Estoy feliz, pero... P-pero no me gusta sentir su ausencia, abrazarla, ver sus sonrisas.... ¡Odio el amor!

Gruñe la joven de 17 frustrada sentándose con las manos incrustadas en la arena roja.

Pero la risa fémina en el ambiente los había estremecido a ambos, Hitoshi tan solo había sentido ganas de estornudar al sentir un toque burlon en la punta de su nariz.

—Al principio el amor es difícil, y más si se trata del primero,mi pequeña princesa. ¿No es así, Aoi Inu? —murmuró su padre entre un estornudo.

—¿Eh?

Panambi entre el ceño fruncido y el enojo se voltea a mirar quedándose estática al ver la silueta espectral y opaca de su madre, quien acariciaba el cabello de su padre quien sólo disfrutaba de las caricias con los ojos cerrados, evitando soltar lágrimas.

—Tu padre tiene razón, mi pequeña mariposa, tan solo tienes que tener paciencia. Ela ha sido tu primer amor, no te puedes cerrar por una amargura.

—Pero... Mamá...

Tartamudea pero es silenciada por una tenue caricia del viento, ya siendo acariciada por su difunta madre en aquella otoñal época, quedándose con las palabras en la boca.

—A lo largo de tu vida tendrás más situaciones parecidas, tu padre lo hizo, yo por estupidez pero no te puedes frustrar por simple tontería. Haz hecho bien en cuidarla, ahora ponte bien, se feliz por ella también, se que ella lo quiere así. Porque de otra manera... ¿Dónde estaría mi niña sonriente? ¿Dónde está mi hija, mi mariposa brillante?

Las lágrimas fueron acompañadas de un sonrojo y sonrisa, solo su madre la hacía sentir así, corrección sus padres. Por qué está conexión de los tres aunque uno faltase físicamente, siempre existiría, porque el amor no se rompe ni con la muerte, siempre se puede hacer excepciones.

—Gracias mamá... Papá, por sus consejos y por amarme tanto. Los quiero mucho

Una vez dicho, se arrojo a su padre para abrazarlos, y así el fresco también abrazándolo entre hojas otoñales para luego quedarse solos nuevamente. Pero tan solo eso necesitaban para seguir viviendo sus días.

El amor de madre y esposa.
Los consejos de un padre serio pero al mismo tiempo irónico.

Y la reflexión de tus acciones, para solo así a veces encontrar la paz en medio de tanta pesadez.










[¬]
Hola, espero que hayan disfrutado de este pequeño one-shot. Me puse sentimental ;-;
Nos leemos pronto.

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