⛓ 13 ⛓
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Me dolía todo.
Eso fue lo único en lo que pude pensar durante mucho tiempo.
En el dolor.
Entonces volvió la luz.
Y el ruido.
Y yo quería decirles a todos que se callaran y apagaran las luces, porque la luz y el dolor me dolían.
Y si podía quedarme a oscuras y en silencio, sabía que estaría bien.
Pero a pesar de poder, no podía hablar.
Luego fui consciente de que me estaba moviendo y eso fue peor, porque el movimiento me hacía daño.
Y noté muchas manos que tiraban de mí.
No pararon cuando les pedí que me dejaran en paz.
Entonces el ruido aumentó.
– ¡Minnie! ¡Minnie!
– Presión arterial estable en 120 y 69.
– Pupilas iguales y reactivas.
– Avisa a rápido. Lleva... Demasiado tiempo.
– Posible hemorragia intracraneal...
Y por suerte volvió la oscuridad.
Me desperté de nuevo oyendo una pelea.
Tae Hyung estaba discutiendo.
– Corazón de un puto animal... Ni siquiera sabe...
– No sabe nada...
– Porque no te...
– Me niego...
– Me temo que tengo que pedirles... Molestando a los pacientes...
Y se volvió a hacer la oscuridad.
La siguiente vez que me desperté, conseguí abrir los ojos.
Todo estaba oscuro.
Y no se oía nada salvo un continuo bip, bip, bip.
– ¿Minnie?
Volví los ojos en dirección al sonido.
Suran.
Me humedecí los labios.
¿Por qué los tenía tan secos?
– ¿Doctora Jeon?
– Estás en el hospital, Minnie. ¿Cómo te encuentras?
Fatal.
Me encontraba muy mal.
– Debo de estar muy mal si la jefa de personal está en mi habitación.
– O bien eres una persona muy importante.
Dio un paso a un lado.
Yoongi estaba detrás de ella.
«¡Yoongi!»
– Eh –dije.
Se acercó, me tomó la mano y me pasó el pulgar por los nudillos con
delicadeza.
– Me has asustado.
– Lo siento.
Arrugué la frente intentando hacer memoria.
– ¿Qué ha pasado?
– Un camión embistió tu taxi –respondió él– El maldito conductor se saltó una señal de alto.¹
– Tienes una conmoción cerebral leve, Minnie.
Suran tecleó algo en su portátil.
– Quiero que te quedes aquí ésta noche. Has estado inconsciente más
tiempo del que es habitual en estos casos. Pero no hay hemorragia interna. Y tampoco tienes nada roto. Sólo estarás dolorido unos cuantos días.
Intenté asentir, pero todo me dolía demasiado.
– Antes me ha parecido oír a Tae Hyung.
Suran sonrió.
– Hay una regla nueva en este hospital: Yoongi y Tae Hyung no pueden estar a menos de cinco metros el uno del otro.
– Hemos tenido un pequeño malentendido –explicó él– Está con SeokJin. Han estado hablando con tu padre.
– ¿Puedo...?
– Necesitas descansar –dijo Suran– Iré a decirles a los demás que estás
despierto. ¿Yoongi?
Él asintió.
Cuando Suran se marchó, lo miré y le hice un gesto para que se acercara.
Él se inclinó sobre mí y pude susurrarle al oído:
– Me he perdido la clase de yoga de esta tarde.
Él me apartó el cabello de la frente.
– Creo que esta vez podré pasarlo por alto.
– Y es muy probable que no pueda ir a correr mañana por la mañana.
Yoongi sonrió.
– Es probable.
– Pero la parte positiva –agregué, volviéndome a sentir somnoliento– Es que parece que estoy durmiendo mucho.
– Chist.
Sus largos dedos me acariciaron la frente antes de que se me cerraran los
ojos.
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Estaban susurrando sobre mí.
Seguí con los ojos cerrados para que no supieran que estaba despierto.
– ¿Minnie?
Abrí los ojos.
Tae Hyung.
– ¿No crees que te conozco ya lo suficiente como para saber cuándo estás fingiendo?
Sí que me conocía, sí.
– Hola, TaeTae.
Me estrechó la mano.
– Si me vuelves a asustar así, te arrancaré los dos brazos.
– Pues tendrás que ponerte a la cola –dijo SeokJin desde detrás de él.
– Eh, Jin hyung.
– Gracias a Dios que estás bien. Sinceramente, cuando vi que ese camión se saltaba la señal de alto... Me quedé... No dejaba de pensar...
Se le humedecieron los ojos.
– Yoongi estaba gritando y yo pensaba que estabas muerto.
Las lágrimas resbalaron por sus mejillas.
Incluso Tae Hyung se secó los ojos.
– No te despertabas, Minnie. ¿Por qué no te despertabas?
– Lo siento.
Intenté sentarme, pero desistí.
Sentarse dolía.
– Ahora ya estoy despierto. Y hambriento.
Estaba muerto de hambre.
Tae Hyung me volvió a recostar en la cama.
– No creo que debas levantarte todavía.
Yoongi.
Yoongi había estado allí hacía un rato, ¿verdad?
¿Había sido un sueño?
Entonces Suran apareció por detrás de SeokJin.
– Yoongi ha ido a buscarte algo de comer. Ha dicho que él no le daría ni a Apolo la comida que sirven aquí.
Sí, esa frase parecía típica de él.
Había que seguir la dieta.
– Antes he puesto a prueba a tu novio –me contó Tae Hyung– Ha encajado los golpes como un hombre. Tienes mi bendición.
– ¿Tu bendición para qué? –pregunté.
– Para seguir viéndolo.
Puso los ojos en blanco.
– Gracias –contesté– Pero no sabía que fuera cosa tuya.
Él se encogió de hombros.
Me arreglé las mantas.
Un momento...
– ¿Dónde está mi ropa?
Me llevé la mano al cuello.
– ¿Y dónde está mi...?
– Han tenido que cortarte la ropa –explicó Jin– Ha sido espantoso. Han utilizado unas tijeras enormes.
Me guiñó un ojo.
– Tengo tu collar en el bolso.
– Gracias, Jin hyung.
Me sentía raro sin él; notaba una extraña ligereza en el cuello.
– ¿Se ha despertado ya la Bella Durmiente?
Yoongi entró en la habitación con una bandeja en la mano.
Llevaba traje y corbata.
Dejó la bandeja en la mesa con ruedas que había junto a la cama, me la acercó y levantó la tapa de un cuenco
– Deberías ver lo que llaman «comida» en este sitio. Sirven caldo de pollo de lata.
Señalé la sopa que tenía delante.
El olor era delicioso.
– ¿La has hecho tú?
– No.
Se cruzó de brazos.
– No me han dejado. Pero he dictado los pasos que seguir.
Estaba seguro de que sí.
Miró a los demás.
– ¿Se lo han dicho?
Suran negó con la cabeza.
– No. Se acaba de despertar. Venga, SeokJin, vamos a buscar algo para comer.
Se volvió un momento.
– Tae Hyung, ¿vienes?
Él les hizo un gesto con la mano.
– Bajo en un minuto –les indicó.
Cuando Suran y SeokJin se marcharon, Yoongi desenvolvió una cuchara y la dejó junto al cuenco.
Luego ajustó la cama hasta colocarme en una posición más reclinada.
– Come.
– Maldita sea, Yoongi –dijo Tae Hyung– Él no es un perro.
Yoongi le fulminó con la mirada.
– Ya lo sé.
– ¿Ah, sí?
– Tae Hyung –le advertí.
Él frunció el cejo en dirección a Yoongi y se marchó enfadado de la
habitación.
– Lo siento. Tae Hyung es... –suspiré– Tae Hyung.
– No te disculpes.
Se sentó a los pies de la cama.
– Se preocupa por ti y sólo piensa en lo que más te conviene. No hay nada de malo en eso.
Señaló el cuenco.
– Deberías comer.
Tomé una cucharada.
– Está buena.
Él sonrió.
– Gracias.
Me tomé la mitad de la sopa antes de volver a hablar:
– SeokJin hyung tiene mi collar.
Él me acarició la pierna por encima de la manta.
– Lo sé. Me lo ha dicho. Ya lo recuperaremos luego.
Tomé otra cucharada de sopa.
«Ya lo recuperaremos luego»
Me gustaba cómo sonaba eso.
Más sopa.
Fingiría que estábamos sentados a la mesa de lacocina.
A fin de cuentas, nunca habíamos hablado de los patrones de conducta apropiados para un hospital.
– ¿A qué te referías cuando has preguntado si me lo habían dicho? Decirme ¿qué?
Aún seguía acariciándome la pierna.
– Lo del fin de semana. Mañana, Tae Hyung y los demás se irán a Filadelfia, tal como estaba planeado. Pero como tú no deberías estar sola este fin de semana, te quedarás conmigo.
Pero si me quedaba con él cada fin de semana...
Y entonces me acordé del partido de JungKook.
– Lo siento. Te perderás el partido por mi culpa.
– ¿Sabes cuántas veces he visto jugar a JungKook? –preguntó.
– Pero esto son los play-of's.
– Lo he visto jugar los play-of's tantas veces que no las puedo contar. No me
importa perdérmelo. Podemos verlo por la tele.
Volvió a sonreír.
– Pero siento que te lo pierdas tú.
– ¿Yo? Pero si yo no iba a ir...
– Tú y yo íbamos a tomar mi jet privado para ir a Filadelfia mañana por la noche. Se suponía que íbamos a pasar el fin de semana en la ciudad y ver el partido el domingo.
Dio unos golpecitos sobre la manta.
– Ahora nos tendremos que conformar con el sofá y la comida preparada.
¿Me iba a llevar a Filadelfia en su jet privado?
– No te preocupes –dijo– Si ganan, siempre nos quedará la Super Bowl.
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¹ Referencia a
«“Day of the Death”»
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Atte. ⚜☦ Ðҽʋιℓ Ɱιɳ ☽⋆
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