•°★「 Ꮯa̤̮℘ḭtʊʆꪮ 4 」★°•

[Narrador/a POV]

Los días pasaron, y aunque Purple intentaba mantenerse firme en su decisión, su corazón parecía no darle tregua.

Green seguía siendo el mismo de siempre con él. Lo buscaba para pasar tiempo juntos, lo ayudaba cuando lo necesitaba, y lo trataba con esa calidez natural que hacía que Purple sintiera que todo estaba bien.

Pero eso solo lo hacía enamorarse más.

Cada vez que Green sonreía, cada vez que le lanzaba un cumplido casual, cada vez que lo tomaba del brazo para arrastrarlo a una nueva aventura... Purple sentía que su pecho se llenaba de algo cálido y punzante a la vez.

"¿Siempre ha sido así?"

Se preguntaba si siempre lo había visto con esos ojos o si simplemente ahora todo se sentía más intenso.

Una tarde, mientras estaban sentados en la casa, Green notó que Purple estaba demasiado callado.

-Hey, ¿estás bien? -preguntó, inclinándose un poco hacia él.

Purple salió de su ensimismamiento y lo miró, sintiendo su corazón dar un vuelco al encontrarse con esos ojos brillantes y llenos de preocupación.

-Sí, solo estaba... pensando.

Green lo miró con curiosidad.

-¿En qué?

Purple dudó por un momento, pero luego forzó una sonrisa.

-En cosas.

Green rió suavemente y le dio un leve golpe en el hombro.

-Bueno, no pienses demasiado, ¿sí? Lo que sea, estoy aquí.

Purple sintió que su pecho se apretaba.

"No lo hagas más difícil..."

Sonrió, aunque en su mente ya tenía claro que debía darse prisa.

Porque cuanto más tiempo pasaba, más fuerte latía su amor por Green... y más miedo tenía de lo que podría pasar si nunca se lo decía.

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Los días seguían pasando, y Purple, decidido a no seguir guardando sus sentimientos en silencio, empezó a dejarle pequeñas indirectas a Green. No quería lanzarse de golpe-quería ver si Green captaba la idea, si tal vez había una posibilidad, si tal vez... Green sentía lo mismo.

La primera vez que intentó algo fue cuando estaban en la casa, en la cocina. Green estaba ayudando a preparar algo de comer junto con Red, y Purple se acercó, apoyándose en la mesa con una sonrisa.

-Green, ¿alguna vez alguien te ha dicho que luces bien con el delantal?

Green parpadeó y luego soltó una carcajada.

-¿Eh? No, no realmente -se miró a sí mismo y luego alzó una ceja con diversión-. ¿Acaso estás diciendo que debería usarlo más seguido?

Purple rió suavemente, sintiendo un pequeño cosquilleo de nervios.

-Solo digo que te queda bien.

Green le lanzó una mirada curiosa, pero no le dio mayor importancia y siguió cocinando. Red, por otro lado, miró a Purple con un gesto sospechoso, como si estuviera dándose cuenta de algo.

El siguiente intento fue en el jardín.

Green estaba sentado bajo el árbol, relajado como siempre, mientras Purple se acomodaba a su lado.

-Green, si pudieras ir a cualquier lugar del mundo, ¿a dónde irías?

Green pensó por un momento y luego se encogió de hombros.

-No sé... creo que en realidad no me importa el lugar. Lo que importa es con quién vas, ¿no?

Purple sintió un escalofrío recorrerle la espalda.

-Sí... supongo que tienes razón.

Quiso preguntar algo más, pero en ese momento, Blue salió al jardín y llamó a Green para que le ayudara con algo. Green se levantó sin dudar y se fue con él. Purple se quedó en el césped, con la mirada fija en el suelo, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza.

"Aún no es el momento..."

Pero pronto lo sería.

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Era una tarde tranquila, y Purple estaba en su habitación, terminando con dedicación el pequeño regalo para Green. Había estado pensando en esto por días, queriendo hacer algo especial, algo que representara lo que sentía sin decirlo directamente.

Finalmente, lo tenía en sus manos: dos pulseras tejidas, una de color verde y otra de color morado. Las había hecho él mismo, con paciencia y cuidado. La idea era simple pero significativa: cada uno tendría la del color del otro, como un lazo entre ellos, ya fuera como amigos... o tal vez como algo más.

Purple miró su trabajo y sonrió con orgullo, aunque su corazón latía fuerte por los nervios.

"Espero que le guste..."

Al día siguiente, esperó el momento perfecto para dársela. Lo encontró en el jardín, como siempre, acostado bajo el árbol, con las manos tras la cabeza y los ojos cerrados. Parecía tan tranquilo que a Purple casi le dio pena interrumpirlo, pero tomó aire y se acercó.

-Hey, Green -llamó con una sonrisa.

Green abrió un ojo y sonrió al verlo.

-Hey, Purple. ¿Qué pasa?

Purple se sentó a su lado y sacó las pulseras de su bolsillo, mostrándoselas.

-Quería darte esto.

Green se incorporó un poco y miró las pulseras con curiosidad.

-Oh, ¿las hiciste tú?

-Sí -Purple asintió, sintiéndose algo nervioso-. La verde es para mí, y la morada es para ti. Pensé que sería lindo compartir algo así... ya sabes, como símbolo de nuestra amistad.

Green sonrió ampliamente y tomó la pulsera morada, analizándola con interés.

-Esto es genial, Purple. Me gusta mucho.

Purple sintió alivio al ver su reacción y ayudó a Green a ponérsela. Cuando terminó, Green miró su muñeca con una sonrisa satisfecha y luego levantó la vista hacia Purple.

-Gracias, de verdad. Ahora sí vamos a hacer que todos sepan que somos mejores amigos, ¿eh?

Purple rió suavemente, aunque por dentro su corazón se encogió un poco.

-Sí... mejores amigos.

Se puso su propia pulsera verde y miró la de Green con cariño. Tal vez aún no era el momento de decirle la verdad... pero al menos ahora tenía algo que los unía de una manera especial.

---

Los días pasaron, y Purple no podía dejar de mirar la pulsera en la muñeca de Green cada vez que estaban juntos. Era un recordatorio constante de lo que sentía, de cómo su amor crecía con cada pequeño gesto de Green.

Green, sin saberlo, seguía siendo el mismo de siempre: cálido, cercano, protector. Si Purple tenía un mal día, Green lo notaba al instante y lo distraía con bromas o lo arrastraba a alguna aventura espontánea. Si Purple necesitaba espacio, Green simplemente se sentaba a su lado en silencio, sin preguntas, sin presiones. Y si Purple reía, Green también lo hacía, con esa sonrisa suya que a Purple le parecía la más brillante del mundo.

Pero había algo que Purple no podía ignorar. Cada vez que Green hablaba con Blue, cada vez que lo miraba con esa expresión dulce y nostálgica... algo dentro de Purple se retorcía. No quería admitirlo, pero lo sentía. Había algo entre ellos, algo que existía antes de que él entrara en sus vidas.

"No importa," se decía a sí mismo. "Yo tengo tiempo. Poco a poco, Green se dará cuenta de lo que siento... y tal vez, solo tal vez, me vea de la misma manera."

Decidió empezar a dejar pequeñas indirectas, nada demasiado obvio, solo lo suficiente para ver si Green reaccionaba de alguna manera.

-Oye, Green, ¿alguna vez has pensado en salir con alguien? -preguntó un día mientras caminaban juntos por el bosque de cerezos.

Green se rió, metiendo las manos en sus bolsillos.

-¿A qué viene esa pregunta?

Purple se encogió de hombros, fingiendo desinterés.

-Solo curiosidad.

Green miró al cielo por un momento, pensativo.

-Supongo que sí, pero nunca me ha gustado apurar esas cosas. Prefiero que todo fluya... y si alguien especial llega, pues genial.

Purple asintió lentamente.

-¿Y si esa persona ya está cerca de ti?

Green sonrió.

-Entonces, tarde o temprano lo sabré.

Purple sintió su corazón latir con fuerza. No era una respuesta clara, pero tampoco era un "no".

-Bueno... espero que lo notes a tiempo -murmuró con una pequeña sonrisa, antes de seguir caminando.

Green lo miró con curiosidad, pero no dijo nada más.

Y así, Purple continuó con sus pequeñas señales: toques más largos de lo normal, miradas que se prolongaban un poco más, palabras que podían tener doble significado. Pero Green seguía actuando como siempre, sin darle ninguna señal de que había entendido lo que Purple intentaba decirle.

Lo que Purple no sabía... era que alguien más sí lo había notado.

Blue lo observaba en silencio, con una expresión que mezclaba confusión y preocupación.

Porque si había algo que Blue conocía bien... era el corazón de Green.

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El día había llegado.

Purple había planeado todo con cuidado, asegurándose de que cada detalle fuera perfecto. Eligió el atardecer porque sabía que a Green le encantaban los colores del cielo cuando el sol se escondía. Llevó a Green al bosque de cerezos, el mismo lugar donde siempre compartían momentos tranquilos. El aire olía a flores y el viento soplaba suavemente, jugando con sus cabellos.

El corazón de Purple latía con fuerza. Era ahora o nunca.

Green estaba sentado bajo un árbol, con la cabeza apoyada en el tronco, disfrutando del paisaje sin saber lo que estaba por venir. Purple se armó de valor y se sentó a su lado, sosteniendo con fuerza la pulsera verde en su muñeca.

-Green... -comenzó, sintiendo cómo su garganta se cerraba un poco.

-¿Mmm? -Green giró el rostro, mirándolo con curiosidad.

Purple tomó aire.

-Hay algo que llevo tiempo queriendo decirte... Algo que ha estado en mi corazón desde hace mucho.

Green parpadeó, ahora completamente atento.

Purple tragó saliva y sonrió con dulzura.

-Eres la persona más increíble que he conocido. Me haces reír cuando más lo necesito, me das fuerzas cuando siento que no las tengo, y cada momento contigo se siente especial... -bajó la mirada un segundo, antes de volver a encontrar los ojos de Green-. Sé que somos amigos, y que tal vez esto pueda cambiar las cosas, pero... te amo, Green. No como un amigo, sino de verdad. Con todo mi corazón.

El silencio cayó sobre ellos como un manto pesado.

Green no respondió de inmediato. Su expresión cambió de sorpresa a algo más... triste.

Purple sintió un escalofrío recorrer su espalda.

-Purple... -Green bajó la mirada, como si estuviera buscando las palabras adecuadas. Pero cuando volvió a levantar el rostro, sus ojos estaban llenos de culpa-. Lo siento...

El mundo de Purple pareció detenerse.

-¿Q-qué...?

Green suspiró, pasándose una mano por el cabello.

-Eres una persona increíble, de verdad. Valoro cada momento que pasamos juntos y... no quiero que esto cambie. Pero... no puedo corresponderte de la misma manera.

El aire se sintió más frío de repente.

Purple sintió un nudo en la garganta.

-¿Por qué...?

Green apartó la mirada, como si le doliera decirlo en voz alta.

-Porque mi corazón... ya le pertenece a alguien más.

Purple sintió que todo su cuerpo se tensaba. No necesitaba preguntar quién era. Lo había sabido, aunque había querido ignorarlo.

-¿Blue? -su voz sonó más débil de lo que esperaba.

Green asintió, y eso fue lo que más dolió. No había dudas en su respuesta.

Purple sintió sus ojos arder, pero se obligó a sonreír.

-Ya veo...

Green extendió una mano, como si quisiera asegurarse de que Purple no se alejase demasiado.

-No quiero perderte como amigo, Purple. Eres demasiado importante para mí.

Purple soltó una pequeña risa, aunque sonó rota.

-No te preocupes... no voy a ninguna parte.

Pero mientras decía esas palabras, su corazón se hacía pedazos.

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Purple sintió que todo el aire abandonaba sus pulmones, pero mantuvo la sonrisa, aunque su corazón pesaba como una piedra en su pecho. Green lo miró con preocupación, inseguro de si debía seguir hablando o no.

-Purple... -murmuró Green con suavidad, jugando con sus dedos, evitando mirarlo directamente-. No quería que esto pasara así...

Purple tragó saliva y se obligó a hablar.

-Solo dime... ¿Por qué Blue?

Green suspiró, apoyando la espalda en el tronco del árbol y mirando al cielo, como si ahí pudiera encontrar las palabras adecuadas.

-No es fácil de explicar -admitió-. Siempre pensé que Blue y yo éramos solo amigos. De esos amigos que se entienden sin necesidad de decir nada. Desde que nos conocimos, simplemente... encajamos. Hacíamos bromas tontas, nos cuidábamos en silencio. Pero con el tiempo, algo cambió.

Purple escuchaba en silencio, sintiendo que cada palabra de Green era como un golpe al pecho.

-No fue de la nada, no fue un momento mágico en el que de repente me di cuenta -continuó Green-. Fue cuando Blue empezó a distanciarse de mí. Cuando Rust entró en su vida y yo quedé en un segundo plano. Me di cuenta de que lo extrañaba más de lo que debería. De que cada vez que veía a Blue sonreír con alguien más, algo dentro de mí se retorcía.

Purple apretó los puños sobre sus rodillas, pero no interrumpió.

-Me tomó tiempo entenderlo, y cuando lo hice, ya era tarde. Blue ya estaba con Rust, y yo... yo solo esperé. Esperé porque pensé que no tenía derecho a decirle lo que sentía, que si él era feliz con Rust, entonces yo tenía que estar bien con eso -Green dejó escapar una risa amarga-. Pero no fui fuerte. Me dolía verlo con alguien más, pero aún así quise quedarme a su lado.

Purple sintió un ardor en la garganta.

-¿Y ahora?

Green giró el rostro hacia él, con los ojos brillando de una mezcla de sentimientos.

-Ahora... sé que todavía lo amo.

Purple bajó la mirada.

-Entonces... nunca tuve una oportunidad, ¿verdad?

Green negó con tristeza.

-No de la manera en la que te mereces.

Un silencio pesado se instaló entre ellos.

Purple quería odiarlo, quería gritarle, quería decirle que todo eso era injusto. Pero, en el fondo, sabía que los sentimientos no se eligen. Green no podía obligarse a amarlo de la misma manera en que él lo hacía.

Así que, en lugar de eso, se obligó a sonreír.

-Al menos ahora sé la verdad.

Green lo miró con culpa.

-¿Podremos seguir siendo amigos?

Purple sintió un dolor punzante en el pecho, pero asintió.

-Claro... siempre.

Pero mientras decía esas palabras, algo dentro de él se rompía en mil pedazos.

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Purple intentó sostener la sonrisa, aunque sus labios temblaban un poco. Se pasó una mano por el cabello y miró hacia el cielo, como si el azul del horizonte pudiera darle algo de consuelo.

-Al menos... Blue ya no está con Rust -murmuró.

Green lo miró con sorpresa, como si esa idea nunca se le hubiera cruzado por la mente.

-Eso significa que tienes una oportunidad.

Green parpadeó varias veces, como si estuviera procesando esas palabras.

-No lo sé... no creo que Blue me vea de esa forma -dijo, rascándose la nuca con incertidumbre.

Purple soltó una pequeña risa, sin alegría.

-Green, ¿realmente no te has dado cuenta?

Green lo miró confundido.

-¿Darme cuenta de qué?

Purple suspiró y cruzó los brazos, observándolo con cierta nostalgia.

-He notado cómo Blue te mira. Últimamente, sus ojos tienen esa... esa chispa. Esos mismos ojos con los que yo te miraba.

Green se quedó en silencio.

Purple continuó, con un tono más suave.

-Cuando hablas, Blue te escucha con tanta atención... Cuando te ríes, él sonríe también, como si no pudiera evitarlo. Y cuando estás con alguien más, sus ojos te buscan en la habitación.

Green tragó saliva, su mente revolviéndose con esos pensamientos. Nunca lo había notado, o quizás, nunca quiso notarlo.

-¿Crees que... Blue realmente...?

Purple asintió lentamente.

-No te estoy diciendo que corras tras él de inmediato, pero... si aún lo amas, y si hay una posibilidad de que él también sienta lo mismo... ¿No crees que vale la pena intentarlo?

Green se quedó en silencio, mordiéndose el labio. Purple sintió un nudo en la garganta, pero forzó otra sonrisa.

-Solo prométeme algo.

Green lo miró.

-Si alguna vez tienes la oportunidad, no la desperdicies. No cometas el mismo error que yo.

Green sintió su pecho apretarse ante esas palabras. Sin saber qué más decir, se acercó y le dio un suave abrazo.

Purple cerró los ojos por un momento, permitiéndose disfrutar de ese último abrazo antes de soltarlo.

-Vamos a casa -susurró Purple, y juntos comenzaron a caminar, cada uno con pensamientos distintos pesando en sus corazones.

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Mientras caminaban en silencio, Purple desvió la mirada hacia los cerezos en flor que bordeaban el camino. Sus pétalos caían lentamente, balanceándose con el viento, como si danzaran en un adiós silencioso.

Un dolor sordo le apretó el pecho. Lo ignoró.

Forzó una sonrisa, fingiendo que todo estaba bien. Que no sentía ese nudo en la garganta, que su corazón no se hacía trizas con cada paso.

-Las flores están hermosas hoy -comentó, con un tono tranquilo.

Green asintió, sin notar la tensión en su voz.

-Sí, siempre me han gustado los cerezos. Me recuerdan a la primavera, a los nuevos comienzos.

Purple soltó una pequeña risa. Un nuevo comienzo. Para Green y Blue.

-Sí... nuevos comienzos.

El dolor en su pecho se intensificó, como si algo dentro de él se quebrara aún más. Quería ignorarlo, quería convencerse de que con el tiempo pasaría, que algún día miraría a Green y ya no sentiría nada.

Pero en ese momento, solo podía sentir cómo su amor, el mismo amor que había atesorado en su corazón, se marchitaba como los pétalos que caían lentamente al suelo.

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Al cruzar la puerta de la casa, fueron recibidos por el cálido murmullo de sus amigos. Red estaba tirado en el sofá, hojeando un libro sin mucho interés, mientras Yellow terminaba de acomodar unos platos en la mesa.

-Ya era hora -dijo Red con una media sonrisa-. ¿Qué, se perdieron en el camino?

Purple rió suavemente, pero su corazón aún pesaba en su pecho.

-Algo así.

Blue apareció desde la cocina y su mirada se iluminó al verlos entrar. Pero cuando sus ojos se posaron en Green, hubo un cambio sutil en su expresión. Una chispa de algo más profundo, algo que antes Purple nunca había notado.

-Bienvenidos -dijo Blue con una sonrisa, pero su atención estaba fija en Green.

Green se acercó a él con naturalidad, pero había algo diferente en su forma de hablarle. Su tono era más suave, su mirada más cálida. Cuando Blue le extendió una taza de té que había preparado, Green la tomó con una sonrisa, rozando sus dedos con los de él por un instante.

Purple sintió su corazón detenerse por un segundo.

Ahí estaba. Esa conexión.

Blue y Green, en su propio mundo.

Los demás no parecían notar nada extraño, pero para Purple, era como si el aire en la habitación se volviera más pesado. De pronto, el ruido de la casa se sintió lejano, como si él estuviera de pie en un rincón, observando algo que no le pertenecía.

Forzó una sonrisa y desvió la mirada.

-Voy a mi habitación un rato, estoy algo cansado.

-¿Seguro? -preguntó Yellow-. Íbamos a jugar algo juntos.

-Después me uno -respondió rápidamente Purple antes de subir las escaleras.

Tan pronto cerró la puerta de su habitación, exhaló pesadamente. Su pecho dolía, no solo por la tristeza, sino por algo más.

Algo extraño.

Se llevó una mano al pecho. Su respiración estaba un poco más pesada de lo normal. Tal vez solo era el cansancio, tal vez era la angustia acumulada.

Decidió ignorarlo.

---

La paz que Purple había logrado encontrar en su habitación no duró mucho. Apenas había comenzado a acostarse en su cama, cuando escuchó un suave golpeteo en la puerta.

-¿Purple? -la voz de Blue se asomó por la puerta, seguida de un toque más fuerte.

Purple se incorporó de inmediato, tratando de esconder su incomodidad tras una sonrisa forzada. No esperaba verlos ahora.

-¿Pasa algo? -preguntó, tratando de sonar relajado mientras se frotaba los ojos.

Blue sonrió tímidamente, sosteniendo un plato con algo de comida.

-Te traje un poco de pasta... pensé que te vendría bien. Sabes, porque te vi un poco mal antes.

Purple trató de no mostrar su incomodidad, pero su corazón se aceleró. No sabía qué hacer ni cómo actuar frente a ellos.

-Gracias, Blue. De verdad -dijo, aceptando el plato con una sonrisa-. Solo... no tengo hambre ahora.

Green, que estaba detrás de Blue, observó la escena en silencio. Su mirada se desvió hacia Purple por un momento, y cuando sus ojos se encontraron, algo en su interior hizo que su estómago se retorciera. No era una mirada casual, no era solo la preocupación de un amigo. Había algo más, algo que Purple no podía entender.

Blue no pareció notar la tensión, y se sentó en la cama de Purple sin pedir permiso.

-Solo quería asegurarme de que te sintieras bien, ¿sabes? -dijo Blue, mientras se acomodaba y lo miraba con atención.

Pero Purple, en un intento por desviar la atención de sus propios sentimientos, dijo con voz temblorosa:

-Estoy bien, Blue. De verdad... No te preocupes por mí.

Green caminó hacia la ventana, como si quisiera observar algo fuera de ella, pero en realidad no dejaba de mirar a Purple de reojo. Sintió la necesidad de estar cerca de él, pero algo lo detenía. Algo le decía que no debía intervenir, que no podía hacer nada por aliviar la tensión en el aire.

Purple, al notar la presencia de Green más cercana, decidió decir algo, aunque sus palabras apenas salían.

-Green... -su voz era más baja de lo habitual-. ¿Por qué estás aquí también?

Green miró a Purple por un segundo, como si estuviera buscando algo en sus ojos, algo que le permitiera decir lo que había estado callando por tanto tiempo. Pero no lo hizo. Solo sonrió suavemente y respondió con un tono cálido:

-Solo quería ver cómo estabas.

Pero lo que Purple entendió de esas palabras, lo que resonó en su pecho, fue algo mucho más profundo. Tal vez Green no se daba cuenta de lo que implicaba ese "querer ver cómo estás". Tal vez solo lo decía porque era su amigo. Pero Purple lo sentía diferente.

Entonces, mientras Blue hablaba de algo trivial, Purple se perdió en sus pensamientos. En su pecho, el dolor que había estado ignorando comenzó a intensificarse, y no pudo evitar que la tristeza lo envolviera completamente.

Green no lo veía de la misma forma. Y eso dolía más de lo que había imaginado.

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Purple se quedó quieto, viendo cómo Blue salía de la habitación, dejando la puerta entreabierta. Un silencio pesado llenó el aire, y Purple, con el corazón latiendo con fuerza, observó cómo Green miraba hacia él por última vez antes de volverse hacia la puerta.

Green no dijo nada, pero su mirada lo dijo todo. Era una mirada llena de despedida, un "adiós" silencioso que atravesó el alma de Purple, aunque no fuera literal.

Con un suspiro, Green caminó lentamente hacia la puerta, sus pasos resuenan en el suelo como un eco lejano. La tristeza de Purple se intensificó, su pecho se apretó, y lo único que podía hacer era quedarse allí, en esa habitación que ya no sentía como su refugio.

-Voy con Blue -dijo Green, la voz suave, algo triste, pero también determinada.

Purple asintió sin mirar a Green a los ojos, forzando una sonrisa que ni él mismo creía.

-Está bien... -musitó. No sabía qué más decir. Las palabras se ahogaron en su garganta.

Green dudó un momento antes de salir de la habitación, pero algo lo hizo volverse una última vez. Sus ojos se encontraron con los de Purple, y por un segundo, la conexión que compartían parecía más fuerte que nunca. Pero era una conexión que no podía cruzar esa línea invisible.

Finalmente, Green se despidió con un simple gesto de la mano, sin añadir más palabras. La puerta se cerró detrás de él, y la soledad se apoderó de la habitación.

Purple se quedó allí, en el silencio absoluto, mientras el dolor se instalaba en su pecho. Sabía que era inevitable, que tal vez nunca recibiría lo que esperaba. Pero eso no hacía que el dolor fuera más fácil de soportar.

Se recostó en la cama, mirando al techo, con la sensación de que todo lo que había sentido por Green, todos esos días en los que había soñado con algo más, quedaba desvanecido.

-Tal vez nunca fue para mí... -murmuró, aunque no estaba seguro de qué pensaba.

Solo sabía que algo dentro de él se quebró un poco más con cada paso que Green daba lejos de él.

---

[Continuará...♡]

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