𝖮𝖮6 › 𝗏𝗂𝖺𝗃𝖾

¿Yo? Claro que sabía cual era mi función aquí y sabia que estar viendo ensayar a Kim no era una de esas, el mismo me había pedido que me quedara cuando me dije que teníamos que hablar. Claro, me tocó a mi tener que decirle que íbamos juntos a Canadá por decisión de su queridisimo jefe.

Esto iba a ser otra pelea con Kim. Me estaba cansando de ellas. Todos los días juntos, teniendo peleas iba a ser más que tedioso. Antes solo las teníamos cuando nos veiamos y yo siempre trataba de evitarlo en el restaurante. ¡Ahora tenia que acompañarlo a un viaje a Canadá y convivir en un espacio junto a el!

Fruncí mi ceño concentrada en los pasos de baile que daba, si yo hiciera eso probablemente terminaría enredandome con mis propios pies y caería. Bailar no estaba entre las cosas que sabia ni que me gustaban hacer, una de las diferencias de mi hermano y yo.

El cabello se le pegaba a la frente debido a los sudores de todo el esfuerzo que estaba haciendo y el calor. Mirando mi reloj calcule que llevaba un aproximado de treinta minutos allí cuando podía estar saliendo de la empresa.

Kim SeokJin podía ser demasiado odioso cuando quería.

Sentí la música apagarse y alzo la mirada. No debí hacerlo, Kim se veía de otra galaxia. Yo no tenia que pensar en ello, así que solo me levante del suelo en donde había estado sentada esperando. Tomo la toalla que estaba encima de sus cosas y se secó el sudor, pasandola por su rostro, su cuello y por último secando sus brazos. Tomó un abrigo y se lo puso. ¿Que mierdas con el calor que hay usa un abrigo? Tomó un poco de agua del pomo que estaba junto a la toalla y lo guardó todo en su mochila.

—Tenemos que hablar —le dije, si quería hacer como que no estuviera ahí iba a estar muy equivocado.

—Hagamoslo afuera. Quiero comer algo, me siento agotado y hambriento.

Sin dejarme decir algo más salio de la habitación. Bufé y tomé mis cosas corriendo para llegar a su lado. Él era capaz de tomar el elevador e irse y dejándome aquí arriba.

Resoplé. Decírselo iba a ser más difícil de lo que imaginé y más si siempre me esta evitando.

—Es importante.

—Habla.

Todavía seguimos allá dentro. Odiaba el echo de que ni siquiera me estaba mirando y yo rompiendo mi cuello para poder verle a los ojos. Bajé mi mirada.

—Tengo un viaje que hacer contigo a Canadá —solté la sopa.

Las fracciones de su rostro no cambiaron, solo se puso un poco más tenso pero luego dijo—: Ya lo sabía, pero gracias por haberme recordado y darme la información tan mal deseada.

Las puertas del ascensor se abrieron y ambos salimos.

—Iremos a comer.

Mis intentos de irme a casa han fallado. Caminé hasta su auto, pero en el momento en que estoy llegando veo que él se monta en el asiento del copiloto. Oh no, otra estúpida pelea en camino.

—¿Por qué no te sientas en el asiento del piloto? —pregunté, haciendo la interrogando deseando que se siente en donde debería estar.

—Porque vas a manejar tú. Me siento cansado. ¿Por qué no te apresuras? Moriré aquí.

—No se conducir, Kim.

Ni siquiera he tenido auto en mi vida.

—¿Me estás tomando el pelo? —resopló antes de quitarse el cinturón de seguridad y pasarse al asiento del conductor—. Entra y aprende a conducir.

—Te odio —le deje saber, entrando en su auto y colocandome el cinturón de seguridad.

—¿Qué dijiste?

—Que si aprenderé, odioso.

—Más te vale, niña tonta.

Hice caso omiso a sus intentos de hacerme perder la paciencia y terminar discutiendo y en cambio recosté mi cabeza en la ventanilla del auto mirando todo el trayecto. No había tanto tráfico hoy. Yo debería estar en el autobús y no aquí.

Había silencio total en todo el camino y quise dormir. Estaba sintiéndome agotada, y no podía contar las horas ya para llegar a casa.

—¿A qué hora es el vuelo mañana? —preguntó, rompiendo el silencio.

—A las ocho.

—Entiendo.

—Young-nim dice que eres muy perezoso 0ara despertarte así que te voy a llamar a las seis de la mañana para que tengas todo listo a las ocho. Tu número me lo pasó él antes de que preguntes.

—Entiendo. ¿Tienes que estar en la empresa?

—No, tengo que ir a buscarte a tu casa junto con tu manager.

—Que jodida broma.

—No es una broma —lo miré seria, para que supiera que de verdad no estaba bromeando.

—Maldito dia, no llega y ya presiento lo mal que va a empezar.

—Lo siento por eso —volví a mi lugar anterior.

Detuvo el auto y me levanté. Se puso un nasobuco junto con unas gafas. Entré con el en la cafetería donde habíamos ido a parar y pidió un almuerzo para el y yo pedí el mio por separado. Pagué lo mió y salí de allí, dejando a Kim allá dentro, dudaba que se quedara a comer allí, casi todas las mesas estaban ocupadas y sus posibilidades de ser reconocidas podían ser de un setenta por ciento.

Salió un poco después de mí y en los momentos actuales estábamos comiendo dentro de su auto.

Casi gemí al probar el Kimbap que había comprado.

—Está delicioso —dije con la boca llena—. Uhm, oye Kim, ¿de verdad tengo que aprender a manejar? Odio eso.

—¿A mi que? Aprende.

Refunfuñé un poco pero seguí comiendo.

—O puede ser que digas eso para que me ofrezca a enseñarte, pero lo siento, soy una persona demasiado ocupada siendo el centro de atención de medio mundo. La fama y sus cosas.

—¿Cómo puede ser posible que ante las cámaras seas un gran hombre y ante mi seas un gran idiota? —resoplé.

—¿Qué?

—¡Termina de comer!

Claro que el no se dejo gritar por mí y empezamos una discusión que terminó cuando deje mi comida encima de su asiento en el auto y salí de allí y caminando, me fui de allí. Pude alcanzar a escuchar como gritó mi nombre completo pero solo me voltee para sacarle mi dedo de en medio y seguir caminando hasta llegar a la parada.

Tuve la suerte de poder tomar un taxi que me dejo hasta mi casa. Mi humor de esa tarde se había acabado y mi ultimo pensamiento antes de dormir esa noche fue todo el odio que profanaba por Kim SeokJin.

No era de menos, realmente lo llamé al otro para que se despertara a las seis de la mañana y le hice alrededor de cinco llamadas perdidas, no me detuve hasta que me cogió el teléfono y le corte lo que me estaba diciendo cuando colgué diciendo en medio de su pelea mañanera—: No vuelvas a dormir y estate listo.

Saqué mis maletas de la habitación y las dejé en la sala. Tomé una ducha y cuando estuve lista cerré mi habitación. A los pocos minutos mi teléfono sonó, eran las siete y media cuando el manager de SeokJin me llamó para decirme que estaba cerca de mi casa.

Si yo no fuera una testaruda y hubiera renunciado no estuviera pasando estos dolores de cabeza y mucho menos viajando con Kim.

Cuando llegamos a su casa golpe la puerta tan fuerte que parecía que la iba a derribar. Me estaba haciendo la idea de que era él y su manager me miraba raro. La abrió cuando estaba vestido completamente y con una maleta en sus manos y sus cabellos mojados. Le dí una mirada de odio y luego dándole la espalda salí de allí a grandes zancadas hasta llegar al auto.

Montó en la parte de atrás y yo junto a su manager que iba manejando.

Entré unos momentos en las redes sociales y me quede viendo algunas publicaciones hasta que llegó el momento que no quería.

Llegar al aeropuerto es exactamente como lo esperaba, ruidoso, desordenado e incómodo, pero a pesar de todo Jin sonrie en todo el trayecto en tanto las cámaras lo captan y saluda con la mano a algunos fans. Camino a su lado, sintiéndome perdida.

Camina más rápido y trato de seguirle el paso.

—¡Te amo! —alguien grita de repente y cuando miro hacia de donde proviene el grito, abro los ojos de más, aquella fan venia corriendo como loca hacia donde Kim y yo estaba a su lado. Iba a chocar conmigo.

Cerré los ojos esperando un impacto que nunca llegó, Kim me había quitado del camino con sus brazos y uno de los guardaespaldas había podido retener a la chica antes de que llegara a mi. Miré hacia arriba encontrándome con los ojos de Kim y rápido me soltó.

Seguimos hasta llegar al avión. Eso no tenía que haber pasado y Kim no tenia que haberme tomado así como así en sus brazos. Iba a estar en todas las noticias, espero que solo hablen del "buen corazón" que tiene y no sobre otro rumores patéticos.

Dejé mi cabeza recostada en el asiento a la espera de dormir en todo el maldito viaje, iban a ser unas horas largas y estaba agotada.

Podia darme cuenta fácilmente de que no iba a ser un viaje tranquilo como otros, Kim SeokJin estaba ahí para arruinarlo todo, como siempre hace.

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