Capítulo 5

Giyuu observó la convicción de los dos hermanos. La demonio protegía al caído, aún cuando debía estar hambrienta y agotada. Eso le recordó a su ___________, la chica de la ardiente mirada roja, de cierta forma se parecían. Nezuco, o así la llamo el chico, luchaba contra sus instintos por amor. ¿Qué la hacia diferente de su mujer? Tal vez el hecho de que ella era media humana y quien estaba justo frente a él si estaba completa, aún así, él podía ver amabilidad en esos ojos.

¿Darle una oportunidad? Si no lo hubiera hecho meses atrás ahora no tendría un hogar al que regresar. Tal vez era muy arriesgado pero el quería confiar en ellos.

Así que guardo su espada y noqueo a la demonio con sus manos para ponerle un pedazo de bambú en la boca. Estaba cometiendo otra locura, pero el mundo ya era un lugar bastante oscuro, no sería por su culpa que otra familia se separara.

El Tomioka respiro el aroma, había extrañado su casa.

Se trataba de una cabaña un tanto pequeña, tan sólo unos metros más grande que la de Urokodaki, y bastante parecida en lo que representa la arquitectura. Se encontraba ubicada en medio del bosque, los árboles la cubrían perfectamente y justo detrás había un pequeño jardín con rosas.

Aquello había sido un regalo del patrón hacía ya seis meses. Durante todo ese tiempo _______ tuvo que esconderse, sin embargo esta vez no estaba sola.

—Estoy en casa. —Abrió la puerta para encontrar a la chica picando unas cosas mientras tarareba una canción.

—Ah, bienvenido. —Se giró para darle una cálida sonrisa —Esta vez regresaste antes.

Él sólo asintió, depósito su espada en el piso y camino en su dirección para abrazarla de la cintura.

—Por dios Giyuu así no puedo terminar la cena. —Le dijo mientras aguantaba una risilla, había depositado su mentón en el hombro derecho de la chica.

—Ninguno de los dos necesita comer. —Le restó importancia.

—Claro que si, necesitas recuperar fuerzas. —Refunfuño.

Giyuu soltó una risa por lo bajo, aquello antes era una misión imposible, hacer sonreír a Tomioka, nadie lo había logrado. Pero ________ tenía el misterioso poder de hacerlo cada vez que quería.

—Ya déjame en paz, o... —Se giró con una sonrisa pícara para tomar una parte de su kimono y abrirla un poco —Hoy no tendrás postre.

El castaño llevo ambas manos sobre su cabeza simulando rendición, dio unos pasos hacia atrás y se sentó en el suelo.

La castaña sonrió victoriosa y siguió en lo suyo, cantando mientras preparaba un exquisito manjar para el pilar.

Así estuvieron un rato, el la observaba, de pronto la chica comenzó a mover las caderas y bailar levemente, esto definitivamente lo enterneció, le encantaban estos momentos de paz.

—Por cierto Giyuu, nunca me has dicho cuando es tu cumpleaños. —Puso lo que había cortado dentro de la olla para ponerla al fuego —No me digas que ya pasó.

Se sentó justo al frente de el a esperar la comida y una respuesta.

—Mi cumpleaños no es algo para celebrar. —La arrastró de la cintura hacia él.

—¿Cómo que no? Es el día en que naciste —Ella depósito ambas manos en su cuello —Es el mejor de todos los días para mí.

Giyuu mantuvo su expresión seria y ella su sonrisa, sin decirlo estaban teniendo uno de esos duelos, donde al final siempre ganaba ella.

—El ocho de febrero. —Contestó resignado.

—Aún queda mucho —Chasqueo los dientes —Pensé que sería antes.

—¿Por qué la fijación con mi cumpleaños? —Alzó una ceja.

—Es que te tengo un regalo y pensé que sería más romántico dartelo por esa fecha. — Le guiñó un ojo.

—¿Un regalo? Pero si nunca sales de aquí.

—No te apresures, pronto sabrás que es. —Se levantó para atender el fuego y lo dejó con la curiosidad.


Ambos se encontraban desnudos observando las estrellas. Solían subir al tejado a tener su intimidad, les encantaban a ambos, hacerlo bajo la luz de la luna.

_________ tenía su cabeza apoyada en una mano y con la otra peinaba un mechón del largo cabello de su amante. Él por su parte, se encontraba perdido en los ojos rojos de ella. Eran como un laberinto.

Sus pies estaban entrelazados y Giyuu tenía apresado el cuerpo de la castaña entre sus grandes manos. Aquella felicidad era inexplicable, tal vez para otros fuera poca cosa, pero para ellos, que siempre estuvieron solos, el simple hecho de tenerse compañía los hacia felíz.

Se enamoraron aún más con el tiempo, sus personalidades se complementaban tanto, llenaban un inmenso vacío que les había dejado la vida. El carácter tranquilo y sobre protector del Tomioka le encantaba, cada vez que la poseía le decía que era sólo suya, y era así.

Por su parte, la traviesa forma de ser de la semi demonio era como un misterio para él, siempre salía con cosas nuevas, llenaba su gris mundo de colores brillantes.

El tiempo solo fortaleció sus vínculos, juntandolos con más intensidad que antes.

—¿Y cuál era mi sorpresa? —Cuestiona el después de unos minutos de silencio.

—¿Sabes algo? —Soltó su cabello y llevó una mano a su rostro —Nunca he visto el mar.

A esto me refería cuando comentaba de su personalidad, esa parte de ella le encantaba, lo volvía loco, pero le encantaba.

—En ese caso yo te llevaré —La abrazo aún más contra su cuerpo, sus pieles rozaron provocando una oleada de emociones en ellos —Te llevaré a todos los lugares que no has visto, te mostraré el mundo que se te fue negado.

Ella sonrió satisfecha para sentarse sobre su abdomen en un rápido movimiento. La luz de la luna reflejada en su mirada era símplemente perfecta.

—Entonces vayamos los tres juntos. —Soltó dejándolo en shock.

—Espera... ¿Qué? —Los mares que habían en su mirada se abrieron de par en par.

—Feliz cumpleaños adelantado Giyuu. —Tomó una mano del chico para llevarla a su vientre.

Giyuu se levantó de golpe, ella se sentó frente a él, sonriendo, aún estaba procesando aquello.

—Estas diciendo que...

—Se que a veces te cuestionas de tu existencia, y que tienes un serio complejo de inferioridad, siempre estas menospreciandote cariño —Ella acercó su rostro —Cuando eres muy fuerte, amable y valiente, eres el mejor regalo que el destino me dió. Se que hay personas a quienes no pudiste proteger en tu pasado, aunque no me lo hayas contado, lo sé, pero tu no eres dios amor mío, eres un simple humano que se aferra a lo que tiene como todos los demás. —Unió sus frentes —Por eso quiero darte este niño, en compensación a todo lo que has hecho por mi, por todo lo que más enseñado, por todo lo que me has dado, esta es mi forma de agradecerte, aceptalo, protejamos este presente que se nos fue obsequiado... juntos.

Giyuu llevo ambas manos desesperado al cuello de la chica, algunos cabellos quedaron por fuera, otros dentro de estas. La metió entre sus pies y la abrazo con fuerza.

—No te lo he contado por miedo a que decepcionarte, sin embargo tu otra vez fuiste capaz de ver a través de mí. Vayamos los tres juntos a ver el mar.

—Esperaré ese día con ancias. —La chica olió el aroma que el desprendía, le fascinaba.

Eso es, el amor son acertijos que nunca podrás desvelar fácilmente...








Palabras del autor:

PERDÓN, estaba concentrada en mi historia para los Wattys, tarde en actualizar pero ya estoy, con esto llegamos oficialmente al centro del huracán.

Perdonen también si hay faltas, no me dio tiempo a editar.

Recordar que está historia tendrá fuertes saltos en el tiempo, con el objetivo de no hacerla cansisa ni lenta.

Espero que les guste, deja tu voto, comentario y dime que te pareció el capítulo.

Lean comiendo palomitas,

Se despide:

~Sora~

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