⚠︎ ℝ𝕦𝕝𝕖𝕤 ⚣︎
Su mirada gélida se paseaba por toda la habitación al mismo tiempo que trataba de aminorar el enfado que a pesar de su esfuerzo más parecía incrementar con el paso de los segundos, dejó escapar un largo suspiro mientras masajeaba el tabique de su nariz escuchando nuevamente como su sobrino Koga tenía una nueva riña con uno de sus alumnos en su dojo.
Jōji ignoraba una de las tantas situaciones a las que ya estaba acostumbrado a presenciar sin embargo, de la nada, todo quedó en total silencio "por fin, dejaron de discutir" pensó para sus adentros el viejo Narushima; alzó la mirada esperanzado solo para apreciar como sin previo aviso Koga le rompía la nariz a su contrario de un codazo.
— ¡Suficiente! — exclamó. Su regaño resonó en el dojo y todos se congelaron en el momento, todos menos uno de los jóvenes — ¡Koga!
El joven nombrado se volteó a mirarle aún sin soltar el gi del chico al que acababa de golpear, el viejo solo se dirigió hasta él tomándole de la muñeca ejerciendo presión hasta que finalmente soltó al joven.
— Cada día me sorprendes más pero no como me gustaría que lo hicieras.
Luego de esas palabras todo el lugar quedó en silencio en el que su sobrino solo le dirigía una mirada colérica al chico con el que había tenido el altercado, Jōji no vió cuando este le dió una patada en la cara al de cabellos blancos, acción que no está permitida.
— Ya no sé cómo castigarte, hijo. Me temo que tengo que suspenderte un par de semanas.
— ¡¿Qué?! ¡Pero si él me-
— Nada de peros. Quiero que todos se vayan — habló para sus estudiantes — Koga, tú te quedas.
Sentenció mirando al menor a quien aún no soltaba, temía que si lo hacía este se le iría a golpes al chico con el que estaba peleando. Todos salieron de allí no sin antes despedirse apropiadamente de su maestro Jōji quedándose este a solas con su sobrino que aún seguía descolocado por ser él el que recibía los regaños al final.
— Basta de esto — advirtió una vez totalmente solos.
— ¿Basta? ¿Yo? ¡Él me provocó! — gritó y de un tirón se zafó del agarre del mayor.
— ¡Ellos no te provocan Koga, tú te formas enemigos imaginarios! ¡Ya crece de una vez y compórtate!
— ¡Ni siquiera te interesa saber qué pasó!
— ¡No, porque siempre todo el mundo hace algo pero tú no haces nada! ¡¿Esperas a que crea eso?!
— ¡¿Y por qué no lo puedes creer?! ¿Porque soy el descarriado de la familia y por eso no puedo tener la razón?
— ¡Nunca dije eso, simplemente sé que esa es tu naturaleza!
— ¡Púdrete!
— ¡No me hables así, no sé en qué momento te tomaste tantas confianzas pero ya deja eso de una vez!
Gritó exasperado el más viejo que, con la impotencia de no saber cómo enderezar a su sobrino, solo atinó a darle una fuerte nalgada que asustó al mismo tiempo que dejó adolorido a Koga.
Jōji, con la mano ardiendo por aquel golpe quizás demasiado fuerte, no sabía qué hacer ahora luego de aquella acción tan impulsiva e impropia de él; por otro lado el menor le miraba sin saber que decir exactamente, había una pequeña gran confusión dentro de sí y solo atinaba a preguntarse por aquello mientras ponía ambas manos en el lugar donde aterrizó el crudo manotazo.
Pasaron largos segundos antes de que alguno de los dos reaccionara, el primero fue Jōji al darse cuenta de lo que había logrado, consiguió que el menor dejara de contradecirlo y pudo llamar su atención; no quería hacerlo de esa forma pero la oportunidad apareció.
— Y... No vuelvas a contestarme de esa manera... ¿Quedó claro?
Habló tan inseguro, en el fondo se sentía mal de haber hecho eso, siempre que entrenaban él era muy rudo pero esta vez no era un entrenamiento además de que el contexto era totalmente diferente. Koga solo asintió igual de nervioso antes de tomar sus cosas e irse sin siquiera cambiarse el gi.
Luego de esa situación los días siguientes fueron un tanto singulares, con Koga comportándose extraño cuando estaba cerca de Jōji, tan nervioso y vacilante.
El viejo Narushima notó esto claramente más no hizo comentarios de ningún tipo y atribuyó dicho comportamiento a que el menor solo lo estaba evitando para no recibir otro llamado de atención tan vergonzoso como el de la última vez.
Los días pasaron y para alivio del Narushima más viejo aquella incomodidad por fin se había disipado al igual que las disputas del menor con sus compañeros, no por completo pero al menos ya no había tanto escándalo en el dojo.
Jōji estaba por demás complacido por el buen comportamiento de su muchacho que no pudo evitar llevarlo a cenar a algún puesto de comida barato, no pensaba gastar demasiado realmente.
Aquella comida tío/sobrino se resumía en ambos contando anécdotas de como empezaron a entrenar, Koga hablándole inconscientemente de Ryuki y Jōji pidiendo sake a más no poder. Debían admitir que fue ciertamente placentera aquella convivencia, nada de discusiones y solo charlas amenas; sin embargo aquella cena llegó a su fin a lo que ambos debían regresar a sus hogares, Jōji a su departamento y Koga con Yamashita.
A esto el más viejo dijo a su sobrino que no sería prudente despertar a Kazuo debido a que ya era considerablemente tarde y mañana tendría que levantarse y salir temprano, Koga no lo negó y decidió aceptar la propuesta de Jōji de dormir en su departamento solo por hoy.
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— ¡Salud! — exclamó poniendo su botella excesivamente cerca de la cara de Koga.
— Eres un ebrio muy insoportable tío — opinó empujando lejos la mano del viejo Narushima.
— ¿Qué? No estoy ebrio, solo estoy feliz. También deberías tomar un poco más... O prefieres seguir hablando de tu amigo.
El peliblanco miró de soslayo al viejo de la cicatriz en el ojo y solo dió otro largo trago a su bebida.
— Allá me dijiste algo de Ryuki, algo como " es la compañía que no esperaba pero está bien ". Pero no lo dijiste como cualquier cosa, se sintió como... No, más bien, no se sintió como tú.
— ¿No como yo? — indagó sin mirar a su tío.
— Sí, con un sentimiento que no usas con cualquiera. ¿Pasa algo? — el menor dudó largos segundos en los que Jōji guardó silencio pacientemente hasta que Koga habló.
— Quiero diferente a Gaoh.
— ¿Diferente cómo... " Mi mejor amigo y yo " o como " hice una familia con mi mejor amigo "?
Jōji dejó salir una carcajada cuando el menor casi se ahoga con su bebida sin embargo dejó de reír para mirar a Koga.
— Así que es eso, y ¿qué dice Gaoh?
— No lo sé con exactitud, es un misterio.
— Y ¿qué dices tú?
— ¿Qué digo yo?
— Si, Koga ¿tú sabes cómo tienen relaciones los chicos no?
— S-sí.
Respondió vacilante, Jōji lo notó a lo que soltó una pequeña risa.
— Bien, ¿Cómo es? — aquello desconcertó al menor quien solo podía tartamudear sin decir nada a ciencia cierta. Jōji no podía estar más entretenido — Parece que no podrás complacer a tu novio.
— No es mi novio... De hecho creo que solo me ve como su mejor amigo.
— No lo sabremos si no intentas dar algunos pasos. Te enseñaré como, no debe ser distinto a con una chica — murmuró lo último aunque Koga leyó sus labios perfectamente.
Tomó las manos de su sobrino y lo atrajo hacia él poniéndose ambos de pie, Koga le seguía avergonzado pero por alguna razón todo le daba risa, quizás la bebida que estaba tomando tenía la culpa; Jōji empezó a bailar muy extraño, como un pavo real. El menor solo se reía de su tío que intentaba recuperar el equilibrio.
— Hey, te estoy dando clases de ligue, toma nota.
— No le bailaré.
— Es más que un baile, mira, tienes que verlo a los ojos con pasión, como si con ellos le dijeras " por favor, sé mío esta noche " — comentó con la voz totalmente ebria sin embargo sus ojos si reflejaban el sentimiento que decía.
Ambos se juntaron en ese baile extraño, ahora más lento con sus cuerpos muy cerca el uno del otro.
— ¿Con pasión? — indagó tranquilo sin apartar la mirada de la del mayor.
— Con los ojos dile " sé mío esta noche ". — reafirmó cerca de Koga, tanto así que su cálido aliento golpeaba los labios de su sobrino.
— Con los ojos...
— Sé mío... En esta noche.
Lo que pasó a continuación fue confuso tanto para Jōji como para Koga; las grandes manos del más viejo se aventuraron a acariciar más allá de lo permitido entre dos familiares, una necesidad por descubrir cada parte sensible de su sobrino se presentó en su interior, una urgencia por tocar aquella piel increíblemente suave, ese rostro tan masculino y al mismo tiempo delicado; por otra parte el menor de los Narushima estaba inmerso en una confusión, se sentía acalorado, mareado y al mismo tiempo inconsciente de lo que estaba sucediendo.
¿Había tomado demasiado? No, él no sería tan descuidado ¿Faltaba aire en la habitación? No, Jōji también estaría en el mismo estado, entonces ¿Qué era? Quizás el hecho de que su tío estaba tocándolo tanto, en el fondo sabía que no era correcto pero se sentía bien de alguna forma, la manera tan desesperada con la que acariciaba su piel, los besos que sentía en su cuerpo, ese abrazo tan cálido.
— Tío...
Los ágiles dedos del más viejo que, de la nada, lo despojaron de su camisa y ahora esos labios hambrientos sobre sus pezones succionaban con tanta insistencia haciendo que se pongan erectos y rojos por la fricción, esas marcas rojizas de chupetones y mordidas, los largos dedos de Jōji apretando sus pechos como si tratara de sacar leche.
— Tío Jōji...
O quizás era algo más sencillo y también más vergonzoso de decir y es que Koga, no tenía más mínima idea de qué hacer; claramente no tiene experiencia sexual en una relación con otro hombre, cierra sus ojos con fuerza y su mente divaga entre el placer de las atenciones que recibe por parte del más viejo y el temor de qué hará Jōji.
— Mierda.
Escucha decir al mayor pero aún así no mira lo que este hace, solo escucha el sonido de algo de goma ser estirado y luego regresa a la normalidad, cuando por fin mira a su tío este está acomodándose un condón; el menor de los Narushima parpadea varias veces, más recuperado, solo para notar que sus pantalones y ropa interior están en el suelo.
— ¿Q-qué...?
No termina su interrogante cuando siente la mano de su tío pasar por debajo de una de sus piernas y alzarla al aire haciendo que su pantalón se caiga por completo, entonces cae en cuenta del tamaño de Jōji y sus intenciones.
— Es-espera, tío.
— No te preocupes no la meteré toda, pon atención, debes hacer esto con Ryuki — pronunció antes de apoyar al menor en la pequeña mesa donde sirve sus alimentos. Jōji acerca su pene a la apretada entrada del menor y aunque con esfuerzo metió la cabeza de su miembro.
La respiración se le entrecortó al menor al mismo tiempo que su visión se volvió borrosa producto de las lágrimas que se acumularon al sentir su interior ser llenado generosamente con el largo y grueso falo de aquel hombre que reclamaba su cuerpo como propiedad suya; inconscientemente rodeó con sus piernas la cintura de su tío atrayéndolo en un intento de evitar que se moviera, aún no podía creer que aquel gran trozo de carne palpitante estuviera dentro suyo.
— ¿Es la primera vez que metes algo aquí? Está muy apretado, a penas logré meter la mitad sin correrme.
Una sonrisa surcó el rostro de Jōji ante lo dicho, no estaba mintiendo después de todo, sin embargo, aquella sonrisa desapareció tan rápido como había aparecido al recibir un golpe en la mejilla proveniente de un Koga tembloroso y enfadado que había logrado atinarle un certero puñetazo.
— Bien, admito que no estoy siendo muy cortés tomando en cuenta que soy el primero en metertelo pero no puedes exigirle mucho a un ebrio.
El más viejo miró a su pequeño e indefenso sobrino quién aún mantenía su brazo extendido para alejarlo; Jōji tomó ambas manos de Koga y las colocó sobre su cabeza mientras que con la otra mano le sujetó fuertemente de la cintura en busca de un mejor agarre.
Un gruñido escapó de entre los dientes del menor cuando Jōji metió su pene por completo, cada estocada golpeaba su interior que lo volvía loco, le gustaba, dolía y al mismo tiempo quería sentir una vez más, cada vez que su tío sacaba su miembro un vacío quedaba en su estómago que era nuevamente llenado sin falta. No pasó mucho antes de que se diera cuenta de lo que estaba pasando, pero su mente estaba nublada con el placer de sentirse tomado por un hombre tan imponente como su tío.
" Duele ", " Es muy grande ", " Ya no puedo, es demasiado ", " Me vas a romper " —. El mayor solo podía escuchar cada palabra que salía de los labios de Koga a lo cual se debatía entre el sentimiento de la culpabilidad y el incremento de su libido, sin querer Koga solo alimentaba las gana de Jōji de hacerlo suyo en todos los rincones de ese departamento y en todas las posiciones posibles.
— Si, tal vez lo haga.
Pronunció totalmente perdido en el placentero culo de su sobrino, tan pequeño y apretado que solo hacia reducir su aguante en el sexo. Soltó las manos de Koga para pasar sus brazos por debajo de sus piernas para cargarlo llegando más profundo en el menor quien no pudo más y con un jadeo se corrió entre los dos; aún a pesar de esto y para sorpresa del más viejo seguía duro.
— Abrázame — ordenó Jōji y Koga le obedeció sin reclamos pasando sus brazos por la espalda del más viejo.
Jōji recargó al menor en la pared más cercana donde nuevamente lo embistió con todas sus fuerza, Koga solo podía morder el hombro de su tío para ahogar sus jadeos y maldiciones al mismo tiempo que encajaba sus uñas en la amplia espalda del más viejo; cada firme estocada hacía de su mente un verdadero revuelo de pensamientos confusos, ni siquiera él mismo podía hilar una oración con sentido.
De la nada sintió como su tío apretó sus glúteos y muy cerca de su oído unos gruñidos cómo los de un animal, seguido a eso, el pene del mayor vibro dentro suyo descargando todo su semen en el condón; aunque ambos estaban exhaustos Jōji no parecía tener intensiones de sacar su pene del interior del menor ni de bajarlo, sin embargo no le quedó de otra.
Una vez en el piso Koga se tambaleó ligeramente y casi al instante le dedicó una mirada de enfado al más viejo que no asimilaba la razón de su molestia, hasta que se dió cuenta de que el condón se rompió.
El mayor no sabía qué decir exactamente ni cómo manejar la situación el día de mañana, sin embargo pronto dejó de pensar en todo lo que lo preocupaba en cuanto se percató de la imagen de su sobrino que estaba con ambos brazos recargado en la mesa dándole la espalda, estaba hecho un verdadero desastre, con el cuerpo bañado en sudor, el cabello despeinado, jadeaba imperceptible como si ocultara su cansancio pero era imposible no notarlo más aún cuando temblaba y tenía espasmos, pero lo que realmente despertó un morbo demasiado antinatural en el viejo Narushima fue ver su semilla resbalar por las piernas del menor desde su entrada, esa calida prisión que tanto había disfrutado, y si le preguntaban, quería volver a probar.
— Hmm... — rápidamente se acercó a su sobrino colocándose detrás de este poniendo sus ágiles manos en las caderas de Koga — Solo te hice venir una vez con mi pene. Aún estás duro.
— No lo volverás a meter — sentenció con enfado en la voz aunque en realidad no lo estuviera.
— Claro, claro, lo que tú digas — soltó alejando sus manos de las caderas del menor, alzándolas a los lados mostrándole que no había nada que desconfiar.
Luego de eso volvió a cortar distancia entre ambos y con su mano tomó el pene del menor para posteriormente masturbarlo, Koga solo largaba suspiros y jadeos al mismo tiempo que mantenía sus ojos cerrados, inmerso en el placer que estaba recibiendo.
— Aprovecho que estás " feliz " para decirte que me gustó lo que acaba de pasar... ¿Quieres que te enseñe más cosas?
Koga volteó a verle de soslayo y con el ceño fruncido, sin embargo fue una pequeña sonrisa en sus lados la que respondió la pregunta, Jōji también sonrió al ver su fantasía hecha realidad.
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