ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ɪɪ : ᴇʟ ᴠɪɴᴄᴜʟᴏ
Jimin está de pie ante ti, vestido con cuero y pintura corporal, y su extraño grupo de miembros del culto sigue cantando sutilmente detrás de él.
- ¿Qué? ¿Jimin? ¿Tuviste algo que ver con que estos bastardos me secuestraran?
Jimin te ignora, levantando las manos como una especie de predicador.
- Hoy nos reunimos para alabar a la tierra que da vida. Nos traje a Marisa. ¡Nos devolvió una hija de la Manada!
- ¡Sangre de la Manada!
- ¿Qué está pasando?
Los cánticos de la multitud cambian, sonando incluso menos como un lenguaje y más como un aullido salvaje y sin palabras. Sin embargo, de alguna manera, hay una profunda familiaridad en ellos, como una melodía que apenas recuerdas de tu infancia, desde antes de la infancia, desde lo más profundo de tu sangre. Y una parte de ti sabe que esta es "tu gente", de la que tanto Jimin como Zane se mostraron cautelosos. Esta gente, esta música, este lugar, esto es de lo que huyó tu mamá. Y lo que regresaste a encontrar.
- Hoy, aceptamos a Marisa como nuestra, reconocemos para siempre el Vínculo que nos une.
- Jimin... ¿Qué está pasando?
Miras con inquietud a la multitud reunida de... ¿hippies? ¿Miembros de un culto? ¿Quiénes son en realidad y cuál es su relación con tu familia?
- Es el Vínculo.
Lo dice como si debieras tener alguna idea de lo que está hablando.
- Sangre con sangre, carne con carne, alma con alma. Unidos, para aparearse, para cazar, para alimentarse, para darle nueva vida a la Manada.
Él se acerca y te toma tu mano. Es electrizante. En el momento en que tu piel toca la suya, el bosque cobra vida a tu alrededor. Puedes escuchar el susurro del viento como un lenguaje y ver el movimiento de cada hoja e insecto. Sientes cada pulso de sangre que pasa a través de las yemas de los dedos de Jimin como si fueran tuyos. Por un momento, incluso ves su cara de sorpresa mirándote.
- ¿Jimin...?
- Aquí estoy. Siempre estaré aquí.
Una impactante oleada de calor te atraviesa, manchando tu piel de sudor y sintonizándote con cada uno de sus movimientos. ¿Cómo puede bastar el simple apretón de sus manos para hacerte olvidar dónde estás?
- Bienvenida, Marisa.
Por un momento, te sientes tan superada por la conexión entre ustedes que te olvidas de sentir miedo o rabia, o incluso curiosidad. Das un paso adelante... ¡y el Vínculo se fractura de repente! Lo sientes en los huesos, como si estuvieras estirada en un potro de tortura, separada de tu otra mitad.
- ¡Jimin...!
Entonces sientes a otra persona, a otra mujer que se interpone entre ustedes. El estrecho Vínculo que los une se expande para incluirla. Sientes la profunda repulsión de Jimin ante la violación del Vínculo...
- ¿Quién...?
Pero ahora también sientes a esta otra mujer, con el mismo Vínculo que compartías con Jimin hace un momento. Lo que sea que esté pasando... ¿cómo puede estar pasando dos veces?
- ¿Quién está ahí? ¿Qué ocurre?
Tienes una breve y momentánea impresión de Morgan antes de que Jimin te suelte las manos y la visión se desvanezca.
- Algo salió mal. La ceremonia fue corrompida. Detén el ritual.
Te tiemblan las piernas y la visión se te nubla cuando te liberas del poderoso efecto del ritual. Lo último que ves antes de perder el conocimiento es el rostro preocupado de Jimin...
- ...
• ୨❀୧ •
Poco después, tus ojos se abren. ¿Dónde estás? Puedes ver pieles suaves, el parpadeo del reflejo del fuego y un... ¿perro grande...?, acostado a los pies de tu cama. Parpadeas y te das cuenta de que no hay ningún perro, solo es Jimin, que te observa en silencio. El Vínculo se extiende entre ustedes, como una delicada línea justo por el límite de tu conciencia... Parpadeas con tranquilidad y tu visión se aclara para mostrarte algo parecido a una... cueva, ¿pero con una cama, chimenea y velas en las paredes?
- Esto es mi culpa, Marisa. Estaba muy ansioso. Debí haber dejado que vinieras a nosotros cuando te lo propusieras.
Él extiende una mano con delicadeza para alisar tu cabello hacia atrás y tú vuelves a cerrar los ojos, un poco tarde.
- Estás despierta.
Él te rodea la espalda con un brazo y te ayuda a sentarte. Te estremeces al sentir el contacto de su piel con la tuya, intensificando ahora por el Vínculo entre ustedes.
- Me disculpo, Marisa. No puedo decirlo lo suficiente. Esto nunca debió haber ocurrido así.
- ¡Por supuesto que no debió haber ocurrido así!
- Tienes todo el derecho a estar enfadada. No te culpo si decides huir, pero te ruego que me des la oportunidad de explicarte.
- ¿Explicar... Por qué no me pediste salir en una cita en vez de esto?
Intentas mantener tu voz relajada y seguir dándole el beneficio de la duda, pero sabes que Jimin aún puede escuchar la tensión.
- No me di cuenta de que no esperabas el Vínculo esta noche.
- ¿Pensaste que esperaba esto?
- Si te hubieras criado aquí, si tu mamá se hubiera quedado, habría sabido con exactitud lo que supondría esta noche.
- Así que en realidad quieres decir que todo el pueblo forma parte de este... culto. O lo que sea esto.
- Cuando te conocí, sentí el Vínculo muy fuerte entre nosotros. Sé que tú también lo sentiste.
Lo miras, queriendo protestar, pero incluso a través de tu confusión y miedo, puedes sentir la sensación de tranquilidad, de lo justo.
- Sabía que no conocías nuestras costumbres, pero... no pensé en lo que eso significaba. Solo sabía que tu sangre llamaba a la mía, que tu alma reconoció la mía. Sabía... y creo que una parte de ti también lo sabía... que estábamos destinados a estar juntos.
- ¿De verdad? ¿También lo sentiste?
Él responde a la invitación de tu voz poniendo una mano sobre la tuya. Tu pulso salta ante su toque, crepitando de electricidad.
- Nunca dejaré de sentirlo. Podrías estar a mil kilómetros de distancia y sabría la dirección por el latido de mi corazón.
Él te toca la mejilla y sabes, en ese momento, que no importa lo raro que sea esto, no importa lo raro que se ponga, estás dispuesta a todo mientras estés con él.
- De verdad existe, ¿no? El Vínculo...
- Eres mía, Marisa, y yo soy tuyo. Y nada en la tierra podrá cambiar eso. Lamento mucho el modo en que Jett manejó esto. Todos supusimos que Zane te había preparado para la ceremonia.
- No me sorprende que Zane estuviera en esto.
Jimin sirve un vaso de agua de una rústica jarra de cerámica y bebes, sedienta.
- Si hubieras crecido aquí, habrías pasado años preparándote para este día. Habrías sabido todo lo que iba a ocurrir. Esa mañana, te habrías sumergido en los manantiales para limpiar tu espíritu y abrirte a la tierra. Tu mamá te habría pintado con los símbolos sagrados y te habría vestido de blanco... Habría sido un recuerdo alegre para ti, no un recuerdo aterrador.
- Sigo sin entenderlo. ¿Estás hablando de... un matrimonio concertado?
- No es un matrimonio, sino un reconocimiento del Vínculo que ya tenemos. Un reconocimiento de que estamos destinados a estar juntos.
Él se levanta y se acerca a la chimenea. Sientes que la distancia se extiende entre ustedes como un abismo.
- Tengo una sugerencia. Igual podríamos hacer los preparativos.
- ¿Cómo? Quiero decir, ¿podemos hacerlos? Ya... ya pasó, ¿verdad?
- No puedo hacer que sea lo que debió haber sido. Pero puedo mostrarte lo que hubiese ocurrido si se hubiera hecho como es debido...
- ¿Quieres decir sin el terror y la confusión que hielan la sangre?
- Deja que te devuelva una parte de tu herencia, que te muestre lo que hubieses aprendido si tu mamá no te hubiese alejado.
- Bueno, vine para aprender sobre mi familia...
- Gracias, Marisa. Sé que no puede compensar lo que ocurrió en la ceremonia, pero me gustaría mostrarte lo que debió haber sido.
- Entonces... ¿Qué religión es esta?
- No se trata de una religión tal y como la imaginas. Solo las costumbres de nuestra gente.
- Pero ¿quiénes son "nuestra gente"?
Él desaparece un momento por una puerta en la pared de la cueva sin responder, luego vuelve con varias vasijas pequeñas de cerámica y se sienta a tu lado.
- Extiende los brazos.
Él sumerge un dedo en una de las vasijas y de ella sale goteando una pasta de arcilla de color rojizo-anaranjado. Poco a poco, dibuja una línea alrededor de la parte superior de tu brazo y luego traza un camino consquilloso sobre el pliegue de tu codo hasta el pulso de tu muñeca.
- Esto es ocre del corazón de la tierra. El círculo simboliza tu conexión con todas las cosas que viven sobre ella o dentro de ella. La línea es tu vida, la sangre que late en tu interior.
Sus dedos se sienten suaves pero eróticos mientras baja el escote de tu camisa, solo un poco, para dejar tu clavícula al descubierto. La pintura se siente como un fuego frío cuando unge la hendidura de tu garganta, dibujando puntos rojos tenues por tu esternón hasta justo encima de tus pechos.
- Estos son para sacar las pasiones de tu corazón, para liberar toda la ira, todo el odio, toda la duda.
Te estremeces cuando el ocre se seca en tu piel, un recuerdo físico de su contacto.
- Jimin... Eso se siente muy bien.
- Debería...
Él deja que sus dedos se sumerjan un poco entre tus pechos, trazando la parte superior con una tenue capa de ocre.
- Mmm...
Al terminar, te ofrece la vasija.
- También puedes marcarme. Usa las mismas líneas.
Mojando tu dedo en el ocre, trazas las líneas a lo largo de su piel. Sus músculos se mantienen firmes bajo tu mano, aunque notas que contiene un escalofrío ante tu suave toque. Su pulso se acelera, el corazón le martillea en el pecho mientras tus dedos recorren el escote de su camiseta. Tu corazón late al mismo tiempo que el suyo y un rubor calienta tus mejillas.
- Ahora vayamos a los manantiales sagrados para invocar a los espíritus de la tierra...
• ୨❀୧ •
Los "manantiales sagrados" de los que habla Jimin resultan ser otra cueva a unos quince minutos de caminata desde donde empezaron. Él lleva una voluminosa mochila y, cuando llegan, te sorprende ver que saca un pequeño tambor cubierto de piel, algo parecido a un bongó.
- ¿Quieres que toque eso?
- Así es como convocamos la atención de la tierra. Te enseñare a tocarlo.
Haciendo que te sientes con las piernas cruzadas frente a él, Jimin se da unos golpecitos suaves en las piernas.
- Ahora tú.
Él pone sus manos sobre las tuyas, ayudándote a encontrar el ritmo. El tamborileo es un poco disonante, siguiendo el ritmo de tu corazón y luego sacudiéndolo. Al continuar, notas que tu respiración se hace más lenta y profunda. Una extraña paz se apodera de ti.
- Ahora te sumerges en el manantial. Deja que las aguas borren las marcas que hicimos para renacer sin manchas.
Lo miras y luego a la hermosa laguna subterránea.
- ¿Por qué no... Vienes conmigo?
- Por lo general, no nos veríamos así antes de la ceremonia.
- Hey, estamos haciendo todo sin orden específico...
- Es cierto...
Él se quita la ropa, revelando un torso muy musculoso, sin ninguna mancha, lunar o cicatriz. Te quitas la ropa y Jimin te mira sin pudor, contemplado cada una de tus curvas con el aprecio de un artista por la mejor escultura.
- Hermosa.
- Yo, eh, no suelo hacer esto con alguien que acabo de conocer...
- Pero nuestras almas se conocen desde el día en que nacimos.
Él te ofrece una mano y te conduce hacia el agua. La misma está caliente, a la temperatura de tu cuerpo, y la sientes como una extensión de ti misma mientras te metes en ella. Jimin mantiene una mano firme contra tu espalda, metiéndose a tu lado.
- ¿Y... y ahora qué?
- En condiciones normales, no estaríamos aquí juntos. Dejarías que las aguas te quitaran el ocre hasta que estuvieras limpia.
Con el más leve contacto de un toque, él extiende el agua sobre tu brazo y te lava las marcas. Dudando, haces lo mismo, pasando las yemas de los dedos por el relieve de su bíceps y por sus firmes pectorales. Mientras sus manos extienden el agua sobre tus hombros y tu espalda, te parece muy natural inclinarte hacia el abrazo de Jimin. Él te acerca más y sus labios se encuentran con los tuyos, primero un poco, luego con más presión cuando los tuyos se separan bajo ellos.
Tu corazón late tan fuerte que apenas puedes respirar. A medida que sus lenguas se tocan y se retiran, te das cuenta, poco a poco, de que estás sintiendo la excitación de Jimin además de la tuya. Es su corazón el que sientes palpitar, es su aliento el que se queda atrapado en tu garganta cuando tus labios pasan de su boca a su cuello.
- Marisa...
- Chsss. No hables.
Él vuelve a tomar tu boca y te pierdes en la sensación de sus labios sobre los tuyos mientras sus fuertes brazos te sujetan. Parece que ha pasado mucho tiempo cuando oyes la delicada voz de Jimin.
- Después de esto, en condiciones normales comenzaríamos la ceremonia, pero como eso ya ocurrió...
- Supongo que será mejor que nos vayamos, mmm... ¿a casa?
- Por ahora te quedarás con nosotros. Hay otras personas que conocerás por la mañana.
Sin ganas de encontrar el camino de regreso a casa del tío Zane... ni de enfrentarte a él por lo sucedido... aceptas en silencio.
• ୨❀୧ •
Cuando te despiertas a la mañana siguiente, tardas un minuto en recordar dónde estás. En una habitación. En una cueva. En algún lugar del bosque de las afueras de Hunt's Peak. Te levantas, pasándote una mano por el cabello, pero al llegar a la entrada, notas algo escalofriante en el suelo : una única y enorme huella de pata. Pones la mano sobre ella y ves que la pata es más larga que tu mano y es el doble de ancha. Como no sabes dónde más obtener respuestas, avanzas a tropiezos hacia la parte principal de la cueva.
Tu pequeña habitación parece formar parte de una vasta red de cuevas, dispuestas en torno a esta zona central de residencias.
- ¿Alguien sabe si hay un perro grande en...?
- ¡Marisa! Ya te levantaste. Estábamos muy preocupados por ti después de lo de anoche.
- ¿Layla?
Cambió su falda ajustada por una ropa de lino que deja el vientre al descubierto, más en consonancia con lo que llevan los demás.
- ¿Qué haces aquí? ¿Estabas... en todo esto?
Layla levanta las manos.
- Hey, hey, me sorprendí tanto como tú cuando Jett e Isobel entraron en el bar después de ti.
- ¿De verdad?
- Bueno, quizás no tan sorprendida, pero te juro que cuando entraste no tenía idea de que pasaría esa noche. Y supuse que Zane te habría dicho que esperaras la vinculación.
- Mmm... ¿De qué se trata todo este asunto del "Vínculo"?
- A juzgar por esa sonrisita en tu cara, Jimin ya te enseñó lo que es el Vínculo...
- ¡Hey!
- No te juzgo, cariño. Todos hemos tenido ese brillo.
- ¡Te juro que no lo hicimos!
- ¿Así que eso es sólo un brillo anticipatorio? ¡Cómo te gusta, mujer!
Layla te lanza una mirada de disculpa.
- De verdad que estoy arrepentida de lo de anoche. Es decir, veía que estabas nerviosa, pero supuse que Zane te había contado lo básico. Si lo hubiese sabido, te lo hubiese explicado... Bueno, intentado explicar.
- Supongo que eso no habría sido tan fácil...
Es entonces cuando te das cuenta de que hay un hombre de pie, callado, detrás de ella, que ahora se acerca para rodearle la cintura con un brazo. Lo reconoces del círculo de ayer.
- ¿Sabes que te dije que mi novio vivía fuera del pueblo? Él es Callum.
- Bienvenida, Marisa. Lamento que nadie supiera que no esperabas la ceremonia. Si Jimin hubiese estado allí, hubiese sabido qué decir.
- ¿Por qué no estuvo?
- Bueno, se supone que no deben ir juntos a una ceremonia de vinculación. Es de mala suerte.
- Es como ver a la novia antes de la boda.
Layla te mira y no puedes evitar sentirte incómoda con tu ropa cosida a máquina y recién estrenada.
- ¡No puedo creer que nadie te haya ofrecido la ropa adecuada para la ceremonia! Sé que Jimin la reservó especialmente para ti.
Ella entra en una habitación escondida de la cueva y sale con una hermosa camisa teñida a mano y unos pantalones de lino, todo adornado con la piel más suave que jamás hayas sentido.
- Pruébatelos. Vas a pasar mucho tiempo aquí con Jimin. Esto te ayudará a parecer una de las nuestras.
Con cuidado, Layla te ayuda a aplicar unas rayas de pintura corporal blanquecina, como las que llevan muchos de los demás.
- ¿Estás segura de que necesito la pintura?
- Si quieres ver a Jimin babear, ¡esta es, sin duda, la manera de hacerlo! Y ayudará a demostrarle a los demás que de verdad perteneces a este lugar.
Te das cuenta de que él ha entrado por un repentino nudo en tu garganta. Se detiene en seco cuando te ve, con los labios un poco separados mientras sus ojos recorren tu nueva ropa, tan íntimos como una caricia.
- ¡Marisa! ¡Estás estupenda! Tal y como lo imaginé.
Te agarra de las manos y no puedes evitar sentir su alegría mientras te lleva hacia la luz de la entrada de la cueva.
- Ven. Hay personas que esperan conocerte.
• ୨❀୧ •
El sol brilla en el claro del exterior y hay un número sorprendente de personas descansando en los bancos de piedra o de pie en pequeños grupos.
- Ya conociste a Layla y a Callum. También a Jett, aunque me disculpo de nuevo por las circunstancias.
Miras hacia donde indica y reconoces al hombre que te sacó del bar anoche.
- Ah, qué bien. Qué alegría que esté aquí...
A continuación, Jimin señala a la mujer que ayudó a Jett a secuestrarte.
- Y, por supuesto, Isobel. Es la mujer más dura que jamás conocerás. Espero que puedan ser amigas.
- Eh... eso puede ser mucho pedir...
Por último, asiente con respeto hacia una anciana, que debe tener ochenta años si tienes que adivinar. Ella los observa a ambos con ojos vivaces y perspicaces.
- Y Noemí, nuestra anciana más venerada.
- Yo, eh, la trataré con respeto.
- Tómate tu tiempo para conocerlos. Todos quieren conocerte.
Caminas con Jimin hacia la anciana y te sorprendes cuando se arrodilla de inmediato ante ella.
- Bienvenida, querida.
Ella sonríe al ver tu nuevo atuendo.
- Me complace ver que estás aceptando tu papel aquí.
- Marisa, ella es Noemí, nuestra estimada anciana y Sacerdotisa.
- ¿Sacerdotisa...?
- Hablo con los espíritus y mantengo las ceremonias en nombre de nuestro pueblo.
- Entonces, ¿tú... haces... magia?
- Muchas cosas parecen mágicas si no comprendes cómo se producen.
- Eh... claro. Entonces, ¿no debiste haber dirigido la ceremonia?
- El de ayer no fue mi Vínculo. No necesitas que nadie se interponga entre tú y la otra mitad de tu corazón.
Ella te mira con atención, de una manera que te hace sentir que está viendo dentro de ti.
- Entonces, dime, ¿qué pasó?
- Marisa no estaba bien preparada. El poder del ritual la tomó por sorpresa y se desmayó.
Noemí le dirige una mirada cariñosa a Jimin, como la de una abuela a un nieto revoltoso. Su voz es tranquilizadora.
- Veo que el Vínculo entre ustedes se completó, Jimin, pero tengo curiosidad por saber que sonrió Marisa. ¿Qué ocurrió para que se interrumpiera el ritual?
- Yo... Sentí a otra mujer. Fue como si me tensaran entre ellos. Como si no fuese solo Jimin con quien me conectaba, sino con esta mujer.
- Imposible.
Con cariño, Noemí le pone una mano arrugada en la mejilla.
- Tú mejor que nadie deberías saber que nada es imposible, Jimin.
- Nuestro Vínculo está completo. Eso es lo único que importa.
- Por supuesto.
- Lo que haya salido mal durante la ceremonia, ya está hecho y no cambiará nada...
Te acercas a Jett con cautela, cuyo ceño fruncido no abandona su rostro.
- Así que tú eres Jett.
Le ofreces la mano y él la estrecha sin fuerzas, aunque ves que una sonrisa amenaza con asomarse cuando mira tu nuevo atuendo.
- Es bueno verte con un aspecto... adecuado.
Entonces, parece que se da cuenta y quita la mano.
- Le dije a Jimin que nada bueno saldría de acoger a forasteros.
- Hey... Jimin me quiere aquí. Por lo que sé, todos responden ante él, así que, si él me quiere aquí, ¡puedes irte!
- Se te ofreció un honor por el que deberías haber estado dispuesta a sacrificar cualquier cosa, ¡y en lugar de eso actuaste como si te llevaran a la cárcel!
- ¿Qué honor? ¿Con Jimin? ¿Por qué eso es un honor?
- Debió haberlo sabido. En cuanto se enteró de que no te habías criado en Hunt's Peak, debió haberte dejado ir. Nunca encajarás aquí.
Con una última mirada llena de ira, Jett se aleja. En unos instantes, ya no puedes distinguirlo entre los árboles. Te acercas a Isobel, que mira más allá de ti para ver a Jimin con una sonrisa posesiva.
- Bueno, fue una ceremonia de vinculación... más... emocionante de lo que nos habían hecho esperar.
- ¿Qué quieres decir?
- ¿Desmayarse en lugar de terminar el ritual? Eso sí que fue ciertamente una declaración...
- ¿Una declaración? ¿Qué crees que quería decir?
Ella te recorre el cuerpo con una mirada lenta, con sus penetrantes ojos oscuros, y aprecia tu nuevo atuendo.
- Al menos encontraste algo adecuado que ponerte.
Sus ojos vuelven a mirar a Jimin.
- Hey, mírame. ¿Qué crees que vas a ver allí?
- Jimin acabará contigo muy pronto. Alguien como tú nunca podría soportar a alguien como él.
- Yo... Ya tengo un Vínculo con él. En el momento en que lo conocí, pude sentirlo. Jimin dice que estamos destinados a estar juntos.
- Puede que te necesite por ahora, pero nunca serás suficiente para él.
- ¿Por qué me trajiste si tanto quieres que me vaya? ¡Estuviese en el pueblo si no fuese por ti!
- Hago lo que se me ordena.
- ¿Lo que se te ordena?
- Le dije que se arrepentiría. Le dije que tú nunca podrías ser lo que él necesita.
- ¿Qué pasa? ¿Jimin es tu ex o algo así?
- ¡No usamos esos términos!
- Supongo que di en el clavo. ¿Estás enfadada porque lo quieres de vuelta? ¿Lo quieres para ti?
- Jimin podrá divertirse contigo por un tiempo, pero no creas que podrás conocerlo de verdad. No como yo.
Ella se va de regreso a las cuevas cuando él mira, quedando sorprendido al ver que se fue... Layla y Callum están esperando en la entrada de la cueva mientras tu estómago emite un fuerte estruendo.
- Entra. Te encontraré algo para que comas...
• ୨❀୧ •
Cuando vuelves a salir para tener algo de tiempo para ti, el día está a punto de terminar y estás agotada. Tantas caras y nombres nuevos que aprender. Tantas costumbres extrañas y medias verdades que percibes a tu alrededor.
- ¡Marisa! ¡Qué bueno que estás a salvo!
En el momento en que ves a Morgan atravesando los árboles a toda prisa, sientes esa punzada de energía que con Jimin. Pero ¿por qué?
- ¿Cómo supiste que estaba aquí?
- En cuanto me enteré de lo que había pasado en Buck's, supe quién te había llevado. He estado recorriendo el bosque, buscándote.
- Morgan... No necesito que me rescaten.
Te encoges de hombros con incomodidad, conciente de que eso puede no ser cierto, pero incapaz de rechazar la sensación de que por fin llegaste a casa.
- Lo que ocurrió anoche fue un error. No estoy en peligro, creo...
- No tienes idea de lo que Jimin es capaz.
Morgan te tiende la mano.
- Ven. Vamos a llevarte de regreso al pueblo... Dudas, mirando hacia el complejo de cuevas donde te esperan Jimin y los demás. Morgan se da cuenta de tu duda y se detiene.
- Ya llegaron a ti. Ya te convencieron para que te quedes.
- No tengo ningún motivo para desconfiar de ellos...
- ¿En serio?
No puedes cuestionar la incredulidad en la cara de Morgan, pero sigues sintiendo, en algún lugar de tu interior, que perteneces a este lugar.
- Sé que no puedo obligarte a irte, pero... estás en peligro y no quiero que lo descubras por las malas.
Ella inclina la cabeza hacia los árboles, como si escuchara que alguien se acerca.
- Este es su territorio. Cualquier cosa que diga aquí, tenemos que suponer que la oirán.
- "¿Territorio?". ¿So... son los dueños de esta tierra?
- Por favor, no sabes el peligro que corres. Busquemos un lugar seguro y te diré lo que sé sobre Jimin y su gente.
- No te ofendas, pero no te conozco mejor de lo que conozco a Jimin. No creo que quiera ir a ningún sitio contigo todavía.
Para entonces, el sol se está ocultando, convirtiendo el bosque en un laberinto de sombras profundas. Morgan sonríe con rigidez, pero asiente.
- No había pensado en eso.
Pero antes de que puedas darte la vuelta, oyes una voz detrás de ti de repente...
- ¿Qué estás haciendo?
Te volteas para ver a Jimin acompañado de Callum y Jett. Todos parecen enfadados y de alguna manera... más grandes... en las largas sombras.
- Jimin.
- Marisa vino conmigo por su voluntad. Lo cual es más de lo que puedo decir de cómo tú la trajiste.
- Aléjate de ella. No tienes derecho a estar aquí.
- ¡Hey, olvídalo! Yo tomo mis propias desiciones.
Morgan se interpone entre tú y Jimin, con la mano en la funda de su pistola.
- Ponte detrás de mí, Marisa.
Pero mientras piensas, sin saber cómo calmar lo que se ha convertido repentinamente en una situación peligrosa, Jimin deja escapar un sonido que solo puede describirse como un aullido. Como en una película de terror, hay un sonido mientras su rostro parece estirarse y retorcerse, y sus brazos se alargan... La espalda se le encorva... Las uñas se le concierten en garras... Detrás de él, Jett y Callum se retuercen y encorvan al sufrir la misma transformación...
- No... Esto no es real... Esto no puede estar pasando...
- Auuuuu...
- Grrrrr...
- ¡Ella... es... mía...!
Continuará...
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