𝟬𝟬𝟲

𝐔𝐍𝐀 𝐁𝐎𝐋𝐒𝐀 𝐃𝐄 𝐀𝐑𝐌𝐀𝐒, 𝐔𝐍𝐀 𝐒𝐈𝐄𝐑𝐑𝐀 𝐘 𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄

La tensión en el campamento era notoria, nadie quería acercarse mucho al centro luego de que Shane decidiera dar un paso al frente para hablar con Dixon.

—Daryl, espérame, tengo que hablarte. — Dejó su arma en el sheep y se acercó al cazador.

—¿Sobre qué? — Pregunto directo, con las ardillas aún colgando de su brazo.

—Sobre Merle, hubo un... problema en atlanta

Andrea, Amy, Jacqui y Lori estaban en la puerta de la caravana, mirando aquella escena. Malia, en cambio a ellas, se mantuvo a una distancia considerable juntó con Isaac, su padre y Glenn.

—¿Murió?

—No lo sabemos.

—¿Está muerto o no lo está?

—No es fácil decirlo así que lo diré. — Rick decidió hacerse cargo del asunto avanzando. Malia quiso tomar su mano para impedirlo pero fue inútil.

—¿Quién eres tú?

—Rick Grimes.

—Rick Grimes. — Soltó con burla. — ¿Tiene algo que decirme?

—Tú hermano era un peligro para todos, así que lo espose a un pedazo de metal en el techo. Sigue ahí. — Lo dijo de una manera sencilla, incluso había parecido normal.

T-dog hizo aparición cargando unos troncos que servirían a la noche para la fogata.

Daryl soltó un suspiró. — Déjame que procese eso. — Dió vueltas sin sentido. — ¡Esposaste a mí hermano en un techo y lo dejaste ahí!

—Si.

Dixon amagó con las ardillas arrojandolos en dirección al sheriff, en un intento de distraerlo para aventar su puño. Rick logró esquivarlo, pero justo Shane tacleo a Daryl, tirándolo al suelo.

T-dog dejó caer la madera al suelo, acercándose al lugar mientras que el cazador, que estaba aún en el piso, saco una navaja.

—Cuidado con el cuchillo. — Admitió el moreno.

Intentó apuñalar a Rick y el corazón de Malia logró detenerse por un momento pensando en que le podrían hacer algo a su padre, pero el contrario podía esquivar sus movimientos con facilidad.

Sujetó el brazo del hombre, Shane decidió ayudar a detenerlo estrangulandolo.

—¡Malditos! — Gritó Daryl, ahogándose por los brazos del ex policía. — ¡Sueltenme!

—No, mejor no.

—¡Ésto es ilegal! — Se quejaba en un Intentó de soltarse, pero no lo lograba gracias al fuerte agarré.

—Bueno, puedes demandarme. — La ironía de Shane se notaba, aprovechaba el momento. — ¡Vamos! Podemos seguir todo el día.

Rick se agachó a la altura de Daryl, mientras su hija mayor dejaba a Carl con su madre y se acercaba a la escena, quedando detrás de su padre con los brazos cruzados y su mirada en los ojos azules del cazador.

—Quisiera discutir tranquilamente sobre esté tema, ¿crees poder hacerlo? — Preguntó el sheriff. — ¿Crees poder hacerlo? — Insistió al no recibir respuesta.

—Sólo cálmate y te soltaran. — Habló Lia, en ése instante los orbes de Dixon se dirigieron a ella. Una pelea de miradas inicio, azul contra marrón. Se podía notar que ambos querían tomar el control, doblegar al contrario.

El perdedor fue Daryl, desconecto miradas y dejó de forcejear con Shane. Rick dió una orden y lo termino por soltar, haciendo que caiga al suelo.

—Lo que hice no fue un capricho. Tú hermano no se lleva bien con los demás.

—No es culpa de Rick. — Admitió T-dog y todas las miradas se dirigieron a él. — Yo tenía la llave. Se me cayó.

—¿Y no la recogiste? — Preguntó, incrédulo al pensar que lo habían dejado a propósito.

—Se me cayó en una alcantarilla.

—Sé que no es humano dejar a alguien encadenado en un techo pero... hay que mantener el grupo a salvo y Merle no era alguien a quien se pueda controlar con facilidad. — La Grimes decidió dar su opinión. Su padre la miro, estando de acuerdo con lo que dijo su primogénita.

—¡Merle era del grupo!

—No cuándo eres un peligro para el resto.

—Eso no me hace sentir mejor. — Se levantó del suelo, dió pequeñas vueltas en círculo.

—Tal vez ésto si; le puse una cadena a la puerta para que los caminantes no pudieran alcanzarlo. Con un candado.

—Tal vez dió resultado. — Murmuró Isaac, pero se había escuchado a la perfección. — Existe una posibilidad de que Merle este vivo.

Daryl limpio bruscamente una pequeña lágrima que se había escapado involuntariamente. — ¡Váyanse al diablo! — Su voz temblaba en un intento fallido de no llorar. — ¡Díganme dónde está! ¡Iré a buscarlo!

—Él te lo dirá. — Lori se metió a la discusión, refiriéndose a su esposo. — ¿No es cierto?

Rick asintió. — Volveré allá.

Aquello no le había gustado a Malia, tampoco a Carl. Había vuelto hace una noche y ahora volvería a irse, cómo si fuera fácil ir a una cuidad infestada de caminantes.

Daryl se alejó del restó, queriendo estar sólo en un momento así. Era su hermano, la única familia que le quedaba. Lia entendió su reacción pero, incluso poniéndose en su lugar, prefirió que Merle estuviera encadenado antes de que siga poniendo en riesgo la vida de aquellas inocentes personas.

—¿Estás loco? — La castaña se acercó a su padre, con el ceño fruncido. Detuvo su caminata hacia la tienda de campaña, quedando un poco alejados del grupo y así no los escucharán. — No vas a volver, no ahora que acabas de encontrarnos.

—Debo hacerlo, pequeña. — Su mano fue dirigida hasta el cabello de la chica, dándole una leve caricia en busca de reconfortarla y hacerla sentir segura. — Volveré pronto.

—No. — Respondió con firmeza, pero aún así su voz titubeó levemente. — No te irás sin mí.

—No voy a ponerte en peligro, además debes estar aquí para Carl y tú madre.

—Ellos estarán bien sabiendo que estare contigo, sabiendo que voy a cuidarte. — Tomó la mano de su padre, mirándolo a los ojos con súplica. — Puedo manejar armas y lo sabés, tengo buenas habilidades y me sentiré más segura sabiendo que puedo proteger tú espalda.

—Lia... de acuerdo. — Se rindió. Era inútil ir en contra de sus ideas, su hija no era una persona fácil de convencer cuándo quería hacer algo.

La menor dió una sonrisa débil antes de ir a prepararse. Guardo su característica arma, para luego esconder un cuchillo en su zapato. No sabía que clases de peligros habían afuera, incluso los humanos podrían llegar a ser más peligrosos que los caminantes y eso ella lo sabía muy bien.

Salió de su tienda y apenas piso la tierra, su mejor amigo llegó a su lado también con su arma.

—¿Vamos?

—¿Disculpa? — Alzó una ceja en dirección al rubio. — Tú no irás, Isaac.

—Lia. — Chilló infantil, haciendo una mueca. — Soy de ayuda, además Merle es mí amigo.

—Quiero que te quedes y así podré estar tranquila de que mí madre, Carl y el grupo están a salvo. No confío en Shane, sólo en ti para ésto. No te lo estaría pidiendo si no fuera importante, lo sabés.

—¿Y cómo me aseguraré de qué tú estés bien? — La preocupación en él se dejaba notar. — Si algo te sucede y Rick vuelve sin ti, me volvería loco.

—Ricitos, no puedo morir ahora que mí familia está completa. — Golpeó de manera juguetona el hombro de su amigo, en un intento de aliviar la tensión. — Volveré.

—¿Promesa? — Levantó su dedo meñique en dirección a la castaña. 

—Promesa. — La chica repito la misma acción, entrelazando sus dedos.

Welsh y Grimes se acercaron a los demás, en una obvia, pero leve discusión. El primero no estaba de acuerdo con esta búsqueda.

—¿Por qué arriesgas tú vida por una basura cómo Merle Dixon?

—Hey. — Daryl se metió ante el nombramiento de su hermano. — Ten cuidado con lo que dices.

—Lo hice. — Los mejores amigos se acercaron a la escena, cuán viejas chismosas, para escuchar mejor. — Quise decir basura. Merle Dixon, él no te diría un vaso de agua ni aunque te estuvieras muriendo de sed.

—No me interesa lo que haga o dejé de hacer. Yo no puedo dejar que una persona muera de ése modo, no puedo dejarlo. Lo dejamos cómo un animal en una trampa, nadie puede morir así y menos un ser humano. — Lia no estaba de acuerdo con lo que su padre decía. Ambos tenían pensamientos muy diferentes, pues la castaña creía que el mundo estaba mejor sin plagas cómo Merle.

—¿Irán tú y Daryl? — Preguntó Lori, sentada en un pequeño tronco. — ¿Ése es tú gran plan?

—También iré yo. — Dijo Malia, inmediatamente las miradas de su madre y él Dixon menor fueron hacia ella.

—No, no voy a dejar que te vayas y arriesgues de ésa manera tú vida.

—Mamá, yo decido si puedo o no ir. — Intento no agrandar la situación, aunque sabía que su madre haría de esa pequeña discusión una grande. — Y lo hice, decidí ir. No es la primera vez que salgo a la cuidad, está vez tengo gente con quién ir.

Lori frunció el ceño con enojó. Las anteriores veces no se había preocupado por ella cuándo se iba, no tenía caso hacerlo sabiendo cómo era su hija. Ahora que Rick estaba, todo esa diferente. La mayor quería demostrar la preocupación que sentía por Malia, cómo si fuera por conveniencia.

No era una novedad para el sheriff sobre la mala relación de madre e hija que había entre las dos castañas.

Lori había sido mamá joven, no tenía un manual de cómo ser la madre ejemplar, pero tampoco podía de poner la excusa de su depresión post parto.

—No tiene caso hablar contigo, siempre será lo mismo. — Ahora dirigió su mirada a Rick, en busca de apoyó. Al no recibir nada de su parte, dejó salir un suspiró de frustración. — ¿Tú también?

Él se encogió de hombros, dándole aquel apoyo a su hija mayor. Luego giro sobre sus talones, mirando al asiático. Gleen hizo una mueca.

—Vamos. — Exclamó frustrado.

—Tú sabes cómo hacerlo. Ya estuviste ahí, para entrar y salir no hay problema; lo dijiste. — Rhee saco su gorra, pasando una mano por su cabello demostrando nerviosismo al no poder quedarse quieto. — No es justo que te lo pida, lo sé. Pero me siento mucho mejor si estás tú, sé que ella también. — Dijo por Lori.

—Glenn, eres rápido y hábil. — Opinó Lía, ganándose una mirada del mencionas. — Y todos confiamos en ti. No lo tomes cómo presión pero podríamos morir. — Le guiñó el ojo, sabiendo que no podría negarse, incluso no planeaba hacerlo mucho antes de que ella hablara.

—Grandioso, pondrás en riesgo a cuatro personas. — Se metió Shane, sin dejar que Gleen contestara.

—Cinco. — Habló T-dog. Las miradas ahora fueron a él.

Daryl bufo con gracia. — Ésto se pone cada vez mejor, ¿no?

—¿Ves a alguien más ofreciendo salvarle el culo a tú hermano? — La Grimes defendió a su amigo.

—¿Por qué tú? — Dixon estaba sentado, limpiando las flechas que planeaba usar ése mismo día. Ni siquiera le dirigió una mirada a quién fue dirigida la pregunta. El moreno asumió que se lo preguntó a él, por lo que contestó:

—Nunca lo entenderías. No hablas mí idioma.

—Son cinco. — Opinó Dale.

—No son sólo cinco. Nos pone en riesgo a todos. — Contradijo Welsh. — Debés saberlo, Rick. Vamos, viste a ése zombie. Están aquí, en el campamento. Están saliendo de las ciudades, si vuelven necesitaremos mucha gente para proteger el campamento.

—Mí padre no hace las cosas por metro impulso. — La castaña aprovecharía cualquier oportunidad para defender a su progenitor, más cuándo debía ponerse en contra de Shane. — Si está decidido es por algo.

—Lia tiene razón. Yo creó que lo que más se necesita aquí, son armas. — Sus manos se dirigieron a sus caderas, ocupando su típica pose.

—Es cierto. — Murmuró Glenn. — Armas.

—¿Qué tipo de armas? — Ahora el ex policía se veía interesado. 

—Seis escopetas, dos rifles de alto poder, más de diez pistolas. Tomé todas las armas de la estación antes de irme. Dejé la bolsa en Atlanta cuando me rodearon, está tirada en la calle esperando que alguien la encuentre.

—Mí sueño siempre fue robar uno de esos rifles. — Le susurró Isaac a su mejor amiga, con los ojos brillando al imaginarse usando aquella arma para cazar.

—Tú sueño es de psicópata.

—¿Municiones? — Los dos hombres seguían hablando de las armas.

—Setecientas balas, surtidas.

—Pasaste un infierno para encontrarnos. — Volvió a hablar su esposa. — Recién acabas de llegar y ya te vas a ir.

—No quiero que te vayas. — Confesó Carl. — Tampoco Lia.

Un sentimiento de tristeza se instaló en el corazón de la última nombrada. Aquello podría crear un trauma de abandono en su hermano. La castaña se había encargado de que su pequeño no genere ningún trauma, intentar proteger siempre su inocencia y su corazón. No quería que él pase por eso.

Pero ahora no había opción, si no quedaba traumado por un abandono, sería por ver a alguien morir a causa de los caminantes. La inocencia no era algo que podría proteger en esos días.

Prefería priorizar su seguridad física antes que cualquier cosa. Las armas servirían para eso y traer a su padre con vida la ayudaría a mantener vivo a Carl.

—Al diablo con las armas, Shane tiene razón. ¿Merle Dixon? No vale la pena, ni siquiera con las armas. — Decidió ponerse de pie en lo que Rick se acercaba a ella. — Vamos, dímelo para que entienda.

—Tengo una deuda, con un hombre y su pequeño hijo. Lori, si no me hubieran aceptado entonces habría muerto. Es por ellos que llegue hasta aquí. Dijeron que también irían a Atlanta, caerán en la misma trampa si no les avisó.

—¿Que te impide hacerlo?

—Un radio que estaba en la bolsa que deje. Él tiene otro, el plan era conectarnos cuando estuviera cerca.

—¿Nuestras radios? — Preguntó Shane.

—Sí.

—¿Por qué no usas la radio civil? — Cuestionó la rubia.

—La radio civil está bien, las radios son una porquería. — Opinó Welsh. — Son de los setentas, no captan ninguna otra frecuencia. Ni siquiera la de los autos.

—Necesito esa bolsa. — Rick seguía intentando convencer a Lori. Ella se vió dominante al principio pero después desvío la mirada en una muestra de debilidad. Aquello parecía ser una respuesta. Él Grimes se agachó para estar a la altura de su hijo. — ¿Está bien? — El pequeño de ojos azules asintió. — Bien. — Susurró y despeinó su cabello castaño.

Rick se levantó y fue con los demás para preparar lo restante y poder marcharse de una vez. Lia se quedó allí, mirando a su hermano.

—Serás el hombre del campamento. — Le dijo la mayor, atrayendo su atención. — ¿Harás un buen trabajo, pequeño superhéroe?

—Claro que si. — Sonrió mostrando sus dientes. — Estarás orgullosa de mí.

—Siempre estaré orgullosa de ti, rayito de luz. — Para Lia, existían mil apodos que le quedaban a Carl, pero ése era único. Él fue quién iluminó su vida, fue quién la salvó de si misma al igual que su padre. — Volveremos pronto, hazle caso a mamá y a Isaac. Él va a cuidarlos, pero tú debes cuidar de él también. Sabés que es medio torpe. — Susurró lo último, el niño carcajeó levemente.

Ya era hora de marcharse, lo supo cuándo Daryl Dixon tocó la bocina. Dejó un beso sobre el cabello del menor, para luego pararse y chocar los cinco con Isaac.

—Vuelve, loca

—Lo haré, idiota.

Con aquella despedida hecha, le dirigió una mirada a su madre. Lori, en cambio, no lo hizo. Lia tampoco había esperado una despedida. Se adentró en la parte trasera del camión, allí estaban T-dog y Daryl. Rick y Glenn iban en la parte delantera.

—Espero que no estorbes, niña. — El Dixon se dirigió a la chica Grimes, dándole una leve mirada.

Lia decidió no responder, simplemente apoyo su cabeza en la pared del camión e hizo cómo si no lo hubiera oído.

—Que sorpresa que no digas nada. — Confesó T-dog. — Normalmente eres bastante bocona.

—Si tuviera que responder a cada estupidez que salga de la boca de un Dixon, entonces no tendría tiempo de sobrevivir. — Respondió con simpleza. Sonrió desviando su mirada al costado, directo al moreno. Sabía que al ballestero lo molestaría, pues no quitaba sus ojos de ella con molestia.

—Maldita niña. — Fue lo último que escucho ya que decidió hacer oídos sordos.

No tomó en cuenta lo mucho que sus músculos disfrutaron aquello, tanto que terminó por dormirse escuchando las ruedas del camión. Cuando el mundo aún era normal, solía tomar siestas con su hermano, esa era la actividad favorita de ambos, ahora había cambiado y las siestas ya no eran opcionales, no si quieres sobrevivir. Apenas podían dormir.

El moreno la despertó cuándo debían seguir a pie. Se levantó, bajando de un sólo saltó del vehículo, seguida por el resto. Era una vieja estación de tren, a su costado estaba la reja que les daba el acceso a la cuidad. Ya estaba abierta. Pasaron por allí.

—¿Primero Merle o las armas? — Preguntó Rick.

—Merle. — Respondió Daryl. — Eso no es punto de discusión.

—Lo es. — Contradijo el Grimes. — Tú conoces el lugar, tú decides. — Le dijo a Glenn.

—Merle está más cerca, las armas nos harían volver atrás. Primero Merle.

No tardaron mucho en hacer el recorrido requerido para llegar al edición dónde habían esposado a Dixon.

Lia mantenía su arma en alto, atenta a cualquier mínimo movimiento sospechoso. Rick hizo una seña de alto, luego mostró a un caminante que había a unos metros de ellos. Daryl dio un paso adelante, ya que tenía una ballesta y podría acabar con la vida del zombie sin la necesidad de generar ruido. Aquello podría atraer más y sería peligroso.

—Maldita. — Susurró. — Eres despreciable. — Apretó el gatillo, atravesando la cabeza de lo que antes era una mujer. Quitó la flecha incrustada, ahora cubierta de sangre.

Siguieron caminando hasta encontrar las escaleras. Las subieron hasta el tejado, dónde rompieron la cadena con el corta pernos de Dale. Quitaron el restante y Dixon pateó la puerta, entrenado primero.

—¡Merle! — Gritaba en busca de su hermano mayor. — ¡Merle! — Se iba acercando más, parecía un camino eterno a pesar de estar a metros. — ¡No! — Nada. — ¡No! — No estaba ahí. — ¡No! — Sollozo. Su hermano, a pesar de todo era su hermano.

Una sierra, sangre y una mano. Era lo único que había en el suelo. Merle había tomado una decisión, iba a vivir cómo sea. Sacrificó algo tan valioso para mantenerse con vida.

Malia hizo una mueca de desagrado. Aquella escena era fuerte, peor con los gritos de Daryl. Se notaba la desesperación que tenía.

Ella lo entendió, realmente lo hizo. Estaba tan cerca de encontrarlo, tan cerca de volver a tenerlo. Aquello fue cómo un arrebató.

Dolía, mucho. Ni él podía creer ése dolor, intentaba no demostrarlo a pesar de no poder dejar de maldecir y llorar.

Merle Dixon era un hijo de puta, un patán que sólo pensaba en si mismo, pero tenía a alguien que lo lloré: Daryl Dixon, su hermano menor.

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