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𝐀𝐏𝐎𝐂𝐀𝐋𝐈𝐏𝐒𝐈𝐒 𝐘 𝐏𝐄𝐐𝐔𝐄Ñ𝐀 𝐋𝐈𝐃𝐄𝐑
La frialdad del cuarto hacía que la piel de la castaña se erizara por completó. Se abrazo a si misma buscando un poco de calor mientras sus ojos pasaban por el cuerpo inerte de su padre, quién estaba en aquella camilla en un estado desconocido para ella.
Un tiroteo se había llevado a Rick en coma unas semanas, las cuales para su familia se hacían eternas. Su hija mayor, Malia, no podía separarse de él. Tenía la esperanza de que se despierte y que todo vuelva a ser cómo antes.
Aquellas semanas no volvió a su departamento. Apenas se enteró del estado del sheriff no tardó en hacer un bolso y decidida se quedó en un sillón en una esquina de la camilla. Comía allí, iba a la casa de su madre para ducharse y vivía de las máquinas expendedoras del hospital. Su padre no la había abandonado cuándo estuvo internada por una sobredosis, ahora le tocaba devolverle el favor.
Los gritos se escucharon de los pasillos alarmandola por completó. Se levantó del incómodo sillón y se asomó por la puerta para ver que estaba pasando. Las personas corrían de un lado a otro, había salpicaduras de sangre en algunas paredes y al final del pasillo izquierdo se podía ver algo parecido a un cuerpo, arriba de este había una persona comiendo su estómago.
Aterrada por la escena, Malia no tuvo mejor idea que cerrar la puerta con pestillo y mirar por la ventana. Se encontró con la misma escena del pasillo pero habían más personas que comían a otras.
Con torpeza se dirigió a la camilla permaneciendo al lado de su padre. El miedo tomó el control de su cuerpo, no sabía que hacer. Si se iba Rick podría correr la misma suerte, pero también tenía que asegurarse de que su hermano y su madre estén bien.
Aquel debate mental fue interrumpido cuándo unos golpes desesperados en la puerta hicieron que se ponga alerta. Tomó un lápiz que descansaba en la pequeña mesita blanca y se acercó despacio.
—¡Malia! — La voz de Shane, el mejor amigo de Rick, hizo que todo el miedo desapareciera por completó. No dudó en correr a abrir y refugiarse en los brazos del contrario. — Temí por ti.
—¿Qué está pasando? — Pregunto con desesperó separándose del abrazo.
—No sé pero tengo que sacarte de aquí. — Tomó su brazo con la intención de alejarla del cuarto pero Malia hizo fuerza con sus pies demostrando que no tenía intención de moverse. — Lia, no hagas ésto ahora.
—No me voy a ir sin mí padre. — Declaró decidida sin importarle el caos que había en aquel pasillo.
— Tú madre está esperando en el auto juntó con Carl, ambos podrían estar en peligro allí y la única que impide que los ponga a salvo eres tú. — La súplica en su tono de voz se notaba pero la Grimes no iba a ceder.
—Vete de aquí con ellos, yo me quedaré a cuidar de mí papá.
—Malia- — Su voz se cortó cuándo una persona se abalanzó sobre él. Shane lucho cómo pudo pero no logró sacarlo, no hasta que Malia logró reaccionar luego de unos segundos hincando su afilado lápiz en el cráneo del enemigo. Aquélla acción no se le dificultó gracias a que tanto la carne cómo el hueso estaban bastantes blandos, tanto que su puño se hundió su cabeza.
Un shock se hizo presente en la menor mientras alejaba su mano y su cuerpo dejando que el policía se ponga de pie tirando el cadáver a un lado. Su mano estaba cubierta por un líquido espeso y rojo conocido cómo sangre, también algunos trozos del cerebro gracias al gran impactó de su fuerza que rompió el cráneo. Ya no sostenía el lápiz, estaba en la cabeza del, anteriormente nombrado, muerto.
Shane aprovechó la condición de la menor para tomar su brazos con más fuerza que la vez anterior y la arrastró por los pasillos, no sin antes cerrar la puerta del cuarto y empujar una camilla con su pie para impedir la entrada a cualquier persona.
—¡Sueltame! — Rogó la castaña pero la fuerza del mayor era totalmente superior. Su cuerpo era robusto y sus brazos grandes, no se comparaba en nada a su cuerpo delgado y pequeño que podría romperse cómo una ramita seca. — ¡Mí papá! — Su garganta ardió por aquél grito. No se escuchó mucho pero lo dijo de una manera rasposa, gracias a la falta de agua, y con mucha impotencia.
Por suerte no se encontraron con más de ésas personas y lograron hacerse un camino fácil hasta la puerta del hospital, incluso cuándo salieron lo único que había afuera era gente corriendo desesperadamente. Shane la obligó a subir al auto y arrancó apenas se sentó en el asiento del conductor.
Malia quería incluso lanzarse del auto en movimiento para volver, lo hubiera hecho si no fuera porque los débiles y pálidos brazos de su hermanito se aferraron a ella con miedo. Carl temblaba mientras sollozaba en silencio. Todo el miedo que sintió en ése momento se remplazó por preocupación. No dudo en envolver al menor de manera protectora.
Lori miró la escena por el espejo retrovisor. Se había preocupado por su hija desdé que se enteró que las personas se estaban volviendo locas y se atacan entré ellos devorándose. Aún no sabían cómo llamarlos, quizá zombies cómo en las películas.
Malia sólo podía pensar en algo: su padre. Si algo le pasaba no sabría que sería de ella, no quería pensarlo. Confiaba plenamente en que la vida no sería tan cruel y un milagro haría que él esté a salvó. No creía en ningún dios pero en ése momento le rezó a todos los habidos y por haber, suplicando que lo mantengan vivo.
Acarició el cabello de Carl, que estaba bañado en sudor, y lo apretó más a su cuerpo. Quería llorar pero no las lágrimas no salían de sus ojos, incluso evito cerrarlos para que se le sequen y así que las gotas caigan de una vez, tampoco funcionó. Decidió aceptar el dolor en su pecho y su mirada se perdió por el caminó.
La respiración de su hermanito se volvió calmada hasta tal punto que se durmió en los brazos de la mayor. Quizá era un buen momento para aprovechar, hacer que detengan el auto y bajar a buscar a su padre.
Se negó mentalmente a abandonar al menor. No podía ser egoísta, no con él.
—¿Qué pasará ahora? — Preguntó Lori con angustia.
—No lo sé pero lo mejor será no estar en la cuidad. Todo es un caos. — Respondió Shane apretando el volante con fuerza mientras miraba a todos los autos acumularse en un solo lugar.
—Si esas cosas llegan aquí todos estaremos muertos. — Murmuró Malia recibiendo una mala mirada de los mayores. — No me vean así, saben que es cierto. ¿No han visto películas de terror? Cuándo están atrapados en el tráfico es cuándo ocurre una tragedia.
—Ésto no es una película de terror, Lia. — Suspiró su madre. — Es la vida real.
—Mali tiene razón. — Habló el hombre y la castaña mayor volteó a mirarlo por desafiarla. — Mirá, la gente está comenzando a tomar otra ruta. Quizá nos pueda convenir ir con ellos. — Era cierto, una casa rodante se abrió paso a un caminó desolado y dos autos lo siguieron.
—Entonces andando.
La capitana dió la orden y Shane hizo caso. Fue un poco difícil poder pasar entre todos los coches ya que estaban bastante pegados pero lo terminaron logrando.
[•••]
Según Malia ése lugar parecía sacado de una película de terror, quizá se equivocó y era ése el momento en que ocurriría el asesinato final. Prefiero no pensar en eso cuándo el auto se detuvo junto a los otros y la casa rodante.
Un anciano salió del gran vehículo, unas chicas rubias del otro mientras que una familia con una pequeña hija dieron aparición.
En cambio Lori y Shane no quisieron hacer lo mismo por la desconfianza que los extraños les generaba. Malia no quería que ninguno salga pues por su cabeza pasaban diversos escenarios posibles en dónde su madre terminaba muerta. Era lo suficientemente paranoica cómo para dar el siguiente paso y salir ella misma, dejando a su hermano totalmente recostado en el asiento trasero.
La mirada suplicante de su madre la hizo temblar pero siguió. Ella protegía a su familia incluso cuándo ellos no lo hacían.
—Hey. — Saludó la castaña intentando sonar cortes calmando todos sus nervios internos. El anciano le dedicó una mirada dulce que logró convencerla de que no era una mala persona y quizá esa noche no termine con alguien muerto. — Supongo que vinimos por la misma razón.
—¿Todos hemos visto películas de terror? — El de pelo blanco intentó calmar el ambiente sacándoles una sonrisa a las chicas rubias. — Creí que la mejor opción sería acampar en un lugar alejado de la gente.
—Esas cosas. — La ojiazul hablo. — Eran zombies. — Ni ella misma podía creer las palabras que salían de su boca.
—Lo sabía pero mí cerebro se negaba a aceptar la información. — Malia hizo una mueca para continuar. — No se puede volver a la sociedad, no si queremos vivir. Atlanta va a caer.
—Tengo dos carpas en mí casa rodante, les podría servir. — Sugirió. — Me llamó Dale.
—Malia Grimes. — Se presentó la castaña. — Los que están en el auto son Shane, Lori, mí madre, y mí hermanito, Carl.
—Ed. — Habló el hombre regordete con una cara de pocos amigos.
—Carol y Sophia. — La mujer con cara de tristeza se presentó a ella y a su hija.
—Andrea y Amy.
—Quiza lo más seguro por ahora sea dormir en los autos. — Malia no quería sonar grosera rechazando la ayuda de Dale, pero sentía que si dormían en una carpa podrían morir. — Mañana podemos buscar algún rastro de humanidad y provisiones. Esté es un buen lugar para acampar al menos por unas semanas.
Desde el auto Lori miraba a su hija con una mezcla de preocupación y orgullo al ver cómo controlaba la situación, pero obviamente cómo madre temía que algo saliera mal.
Shane, en cambio, la miraba con enojó al ver su gran forma de liderar las cosas, algo que él no pudo hacer. Malia fue la primera en tomar la iniciativa para dialogar y así poder entablar un buen grupo de sobrevivientes, algo que a él nunca se le hubiera ocurrido.
Malia se dió la vuelta volviendo al auto no sin antes despedirse de las demás personas. Abrió la puerta tomando asiento en el lugar trasero volviendo a la misma posición que antes, tomando levemente a Carl haciendo que su cabeza quede recostada en sus piernas.
—Está todo bajo control. — Sonrió con tristeza. El sentimiento de haber abandonado a Rick seguía rompiendo su corazón. — Dormiremos en los autos por hoy y mañana buscaremos provisiones y más personas que quieran formar parte de este pequeño grupo. Ya nos hicimos una idea de que eran ésas cosas.
—Eres una pequeña líder, cariño. — Lori se asomó por los asientos poniendo una mano en la pierna de su hija demostrando apoyó.
Aquella acción hizo que la joven adulta se incomode. No estaba acostumbrada a halagos y muestras de afectó por parte de su madre. Incluso cuándo era niña la única persona que iba a darle un beso de buenas noches o le leía un libro era su padre.
—Intentaré dormir. — Quitó la mano de la mayor para luego acurrucarse con su hermano pequeño.
Cerro los ojos en un intentó de tranquilizar su mente para no pensar en todo lo que sucedió en menos de veinticuatro horas.
Las personas muertas ahora están con vida y matan a la gente. Es cómo si su película de miedo favorita cobró vida.
Se arrepintió de las tantas veces que dijo que quería que haya un apocalipsis zombie. Siempre creyó que controlaría la situación a la perfección y que sería la última en sobrevivir. Aquellos pensamientos se pusieron en duda apenas vió a ése muerto comerse el estómago de una enfermera en el hospital.
Perdió a su padre y ahora lo único que le quedaba eran su madre y su hermano, no podía perderlos a ellos. Fue demasiado egoísta queriendo quedarse pero no se arrepentía, sabía que estarían bien si Shane los cuidaba pero eso no le correspondía a él. Ella era la hermana mayor, la que debía cuidar de su familia.
"Te lo prometo, pá. Cuidare de ellos en tú nombre" fue su último pensamiento antes de caer dormida en los brazos de morfeo.
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Holii, acá está el primer capítulo de la historia. Cómo sabrán en varias de mis historias hay un mínimo de votos y comentarios (Los emojis no cuentan, no mis comentarios y tampoco diferentes comentarios pero de una misma oración para llegar a la meta)
Para desbloquear el siguiente capítulo de manera rápida se necesitaran 10 comentarios y 20 votos💞
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