ᴇɪɢʜᴛ
𝐑𝐄𝐇É𝐍 𝐘 𝐆𝐔𝐈𝐋𝐋𝐄𝐑𝐌𝐎
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╰─►Bajaron las escaleras que los llevaba directamente al callejón que habían planeado. Glenn fue el primero en tocar el suelo, seguido de Daryl y Malia. Caminaron con prisa hasta un contenedor que daba directo a la reja de la calle; había varios caminantes por allí.
Se ocultaron detrás de un contenedor de basura para que los muertos no los vieran. Lia tenía su cuchillo listo, mientras que Dixon recargaba su típica ballesta.
—Tienes agallas para ser chino. — Bromeó el hombre, apuntando su arma.
—Soy coreano. — Contradijo, molesto ya que Grimes solía decirle lo mismo todo el tiempo. Lia soltó una risa nasal al ver su cara.
—Cómo sea.
Glenn se fue en dirección a la calle, preparado para poder recuperar la bolsa. Mientras que los otros dos se quedaron con la guardia en alto. Se apoyaron en el contenedor estando de cuclillas, bastante cerca del otro. Hacía calor, ambos estaban transpirados.
Unas pisadas pesadas se escucharon detrás de ellos. Se miraron, sabiendo que debían levantarse y averiguar quién estaba.
Lo hicieron al mismo tiempo. Daryl lo apuntó con su arma, haciendo que el adolescente se asustara por completo al verse en peligro.
—¡No me mates! — Gritó retrocediendo unos pasos. — ¿¡Qué quieren!?
—Cierra la boca. — Pidió la chica, mirando por detrás y rogando que ningún caminante haya escuchado el grito.
—Busco a mi hermano, está herido. ¿Lo viste? — Dixon se acercaba a paso lento mientras el chico estaba con ambas manos arriba.
—¡Ayúdenme!
—¡Cállate! Atraerás a los zombies. ¡Contéstame! — Demandó lo último, en un intento desesperado de saber el paradero de Merle.
—¡Contesta! — Malia ya estaba harta, por lo que también se unió a ese intento de interrogatorio.
—¡Ayúdenme! — Al parecer era la única palabra que el joven sabía. — ¡Ayúdenme!
Cuando intentó continuar gritando por ayuda, Daryl lo golpeó con su ballesta, haciendo que cayera al suelo. Lia agradeció aquello, pues de lo contrario los caminantes escucharían y los tres terminarían muertos.
El chico, ya en el suelo, quiso gritar pero Lia no dudó en poner su pie en la garganta del muchacho y las palabras no podían salir de su boca. Dixon lo apuntaba, dispuesto a disparar en cualquier movimiento en falso.
Todo pasó rápido, unos hombres ingresaron al callejón y el más grande golpeó a Daryl, mientras que el otro empujó a la chica. El último tenía un bate pero optó por golpear al ballestero, que era quien tenía más fuerza de los dos.
Lia se había golpeado la cabeza cuando la tiraron. Sus ojos estaban abiertos, podía ver a la perfección cómo golpeaban a Dixon. La parte afectada de su cráneo comenzó a sangrar, aquello no la detuvo para levantarse, entre mareos y tambaleándose.
El hombre del bate fue derribado por la castaña. Golpeó el rostro del hombre con su puño, sintiendo la rabia llenarla por completo. Su combate no duró mucho, ya que el otro la tomó de la cintura arrojándola de vuelta al suelo.
Glenn hizo aparición, llamando la atención de ambos. —¡Ahí está! Es la bolsa —habló el más delgado. El contrario corrió hasta el coreano, golpeando su rostro. El chico del bate también hizo lo suyo con aquel objeto de metal.
Lia apenas se estaba recuperando, aún aturdida por la lastimadura en su cabeza que seguía chorreando sangre. Daryl, que se había sentado en el suelo, apuntó al grandote con su ballesta y disparó directo en su trasero.
La castaña intentó pararse del suelo para ayudar a su amigo al ver cómo intentaban llevárselo y él forcejeaba para liberarse.
—¡Sueltenme! — Gritaba el de gorra. — ¡Daryl! ¡Lia! — La desesperación en su voz se hacía notar y un dolor se instaló en el pecho de la castaña.
Pudo ponerse de pie pero ya era tarde, habían subido a Glenn al auto. Quiso correr en busca de él, pero sus piernas fallaron y terminó por volver a caer. Daryl cerró la reja cuando varios caminantes se dirigían allí.
T-dog y Rick llegaron, el último se preocupó al ver a su hija tirada y con sangre en el costado de su cabeza. Inmediatamente se tiró a su lado, tomando su rostro entre sus manos. La menor tenía los ojos abiertos, estaba consciente.
Mientras tanto, Daryl fue directo a golpear al joven que se había quedado ahí. Estaba furioso, tanto por lo de Glenn como por Lia. El moreno fue quien intervino, aunque no lo podía parar.
—¡Voy a hacerte pedazos! — Gritaba con desesperación, queriendo tener el cuello del chico en sus manos y así matarlo.
—Daryl. — La voz de Malia fue quien lo sacó de su trance. Su atención ahora estaba completamente en la joven, quien se situaba en los brazos de su padre. — Basta.
¿Por qué se había calmado? Ni siquiera él encontraba una respuesta lógica; algo dentro de él pudo encontrar paz al saber que ella estaba bien.
—Lia, mi dulce niña. — El sheriff besó la frente de su hija con dulzura y amor. — ¿Estás bien?
—Sí. — Aquello salió cómo un gruñido; la luz del sol la molestaba. — Fue sólo un golpe, ayúdame a pararme. — Y así lo hizo, cuando estaban de pie la sostuvo de la cintura.
—Se llevaron a Glenn. — Habló Dixon, manteniendo su mirada en padre e hija. — ¡Ese hijo de perra y sus malditos amigos! ¡Voy a matarte!
—Gritar no nos servirá de nada. — Dijo la menor, su cabeza dolía. Los gritos del ballestero y los desesperados gruñidos de los caminantes no ayudaban.
Los golpes en la reja se intensificaron; los zombies querían entrar de alguna manera u otra. Estaban hambrientos.
—¡Oigan! — Llamó T-dog, quien ahora se encontraba sosteniendo al chico. — ¿Qué hacemos?
—¡Al laboratorio! ¡Ve! — Ordenó Rick y el moreno hizo caso, llevándose al joven con él.
El mayor debía tomar la bolsa pero aún sostenía a Lia. Daryl vio aquello y supo que debía ayudar.
—Toma la bolsa. — Le dijo, acercándose a la joven y ocupando el lugar de Rick. Pasó su mano por la cintura de la fémina, haciendo que ella apoyara su peso en él.
Lia era ligera para él, bastante. ¿Comía bien? Se preguntaba, aunque mirando a Lori supo que aquella delgadez era de familia.
Empezaron a correr, Daryl con algo de dificultad ya que arrastraba a la menor, pero pudieron llegar a su destino.
La Grimes estaba aturdida y mareada. Ese golpe en la cabeza realmente pudo afectarla. Si el mundo aún fuera normal, Rick la llevaría al hospital de inmediato y ella haría una rabieta por no querer ir. A veces extrañaba eso.
Ya en el laboratorio, el chico estaba sentado en el suelo frente a aquellos tres hombres imponentes y una mujer con cara de pocos amigos. Había rasgado más su remera y vendo su cabeza; parecía que tenía un pequeño top para salir a una discoteca. Así se vestía cuando salía con Isaac.
—Esos hombres con los que estabas, ¿a dónde fueron? — Rick hablaba con calma intentando mantener la situación bajo control.
—No les diré nada. — El chico no tenía pensado colaborar con ellos.
—Maldición, viejo. — Murmuró T-dog. — ¿Qué diablos sucedió allá afuera?
—¡Ya les dije! Este idiota y sus amigos salieron de la nada y nos atacaron.
—Tú eres el que me atacó, maldito. Querías encontrar a tu hermano como si fuera mi culpa. — El joven contradijo a Daryl, para luego mirar a Lia. — Y ella me puso el pie en la garganta, no podía respirar.
—No dejabas de gritar. — Fue lo único que le dijo, mirándolo peor. — Gracias a tus estúpidos amigos, tengo una herida en la maldita cabeza.
—Lia. — Regañó su padre, pues no le gustaba esa manera de actuar. Sabía perfectamente que su hija era así. La mencionada rodó los ojos.
—Se llevaron a Glenn, ¿por qué no hicieron lo mismo con Merle?
—Merle, ¿qué clase de nombre es ese? No llamaría así a mi perro.
El ballestero avanzó para atacarlo, pero el sheriff lo detuvo a tiempo.
—Maldición, Daryl. Cálmate — Lo apartó del chico.
El mencionado pasó por su lado, dirigiéndose a la mochila de Glenn. Malia intuyó lo que planeaba cuando vio en qué bolsillo estaba rebuscando.
—¿Quieres ver lo que le pasó al último que me hizo enojar? — Tomó el pañuelo azul y desveló la mano, que ahora estaba blanca.
Se lo arrojó al regazo, provocando que el joven se sobresaltara y soltara un grito de miedo. Acabó levantándose de su asiento para caer en el suelo. Daryl se acercó rápidamente, tomándolo del cuello sin aplicar presión.
—Esta vez empezaré por los pies.
—¿Cómo esperas sobrevivir sin pies? — El comentario de Malia solo incrementaba la tensión y el miedo del sujeto.
Rick volvió a sujetar a Daryl, alejándolo. Malia rodó los ojos; ser amable con el chico no serviría de nada. Ella solo quería encontrar a Glenn de alguna manera, sin importar nada.
—Se llevaron a nuestro amigo. — Se agachó a su altura. — Solo queremos hablar con ellos para llegar a un acuerdo.
El niño parecía estar pensando; quizá así estaría más dispuesto a colaborar. Malia decidió no intervenir y observar cómo su padre manejaba la situación. Ella, en su lugar, ya habría perdido la cabeza.
Ese mundo la había vuelto peor de lo que ya era. No dudaría en matar por alguien de su grupo, pero dudaba que Rick lo hiciera; pronto él cambiaría.
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Llegaron al lugar, siendo guiados por el joven. Parecía abandonado, incluso.
— ¿Seguro que quieres hacerlo? — Le preguntó a Rick a T-dog, quien haría de francotirador si algo salía mal.
—Sí. — Afirmó el moreno.
—No dudes en jalar el gatillo si algo sale mal. — Pidió Lia, mirando fijamente a su amigo.
—Sabes que lo haré.
—Un paso en falso. — Empezó Daryl, dirigiéndose al chico. — Y habrá una flecha en tu trasero. Para que sepas.
—G me la quitará del trasero y te la meterá a ti. Para que lo sepas.
—¿G? — La castaña arrugó su entrecejo. — ¿Qué es esa ridiculez?
—Guillermo. — Respondió con obviedad. — Él manda aquí.
—De acuerdo. — El sheriff recargó su arma. — Vamos a hablar con Guillermo.
Antes de cruzar, Lia sujetó al chico de la nuca y lo acercó a ella.
— Si algo le pasa a alguno de los míos, tú serás el primero en morir. — Amenazó en un susurro, esperando a que su padre no la escuchara. El mencionado tembló como una hoja de papel.
Pasaron por una ventana rota que les daba paso. Parecía una parte sin terminar o destruida. Su rehén pasó primero, seguido por Rick, Daryl y la menor. Iban apuntando a todos lados con la guardia arriba.
Quedaron parados delante de una gran puerta cerrada. La Grimes no tardó en apuntar al joven directo en la cabeza por detrás, apoyando el cañón de la m14 en su nuca.
La puerta se abrió, dejando ver al gran líder y sus otros secuaces. No parecía intimidante, algo que Lia se esperaba.
—¿Estás bien, amigo?
—Me cortarán los pies, G.
—¿Los policías hacen eso?
—Él no, G. El otro blanco y la chica. Están locos, le cortaron la mano a un tipo y...
—Cállate. — Habló Daryl, apretando más su arma.
—Guillermo. — El sujeto robusto del callejón hizo aparición. — Ése es el tipo que me clavó una flecha. — Alzó su arma quitando el seguro, apuntando directo al Dixon. Al ver eso, la castaña alejó el cañón de su rehén para apuntarlo al hombre que hizo aparición.
—Tranquilo, hermano. — El tan aclamado G, bajó el brazo de su amigo. — Tranquilo. ¿Es cierto? ¿Quieren cortarle los pies? Es enfermizo.
—Esperábamos tener una discusión más tranquila. — Dijo Rick.
—El campesino ataca al primo de Felipe, lo golpea y junto con la chica amenazan con cortarle los pies, a Felipe le clavan una flecha. ¿Y quieren una discusión tranquila? Eso es gracioso.
—Fue un momento de tensión. — Sonrió la chica. — Ambos lados cometimos errores.
—De dónde lo conocen. — Apuntó a Daryl con la cabeza. — No parecen familia.
—Es uno de los nuestros, más o menos. — Respondió el sheriff. — Seguro tienes algunos como él.
—¿Tienen a mi hermano allí?
—Lo siento, nos quedamos sin blancos, pero hay asiáticos. ¿Les interesa?
— Escucha. — Lia habló antes de que su padre pudiera hacerlo. — Tenemos a uno de los tuyos, tú a uno de los nuestros. Esto puede terminar de dos maneras y la más pacífica es la que te recomiendo, Guillermo.
—No me parece justo.
—G. — El chico parecía implorar. — Vamos, hermano.
—Atacaron a mi gente, ¿cuál es la compensación por su sufrimiento?
—También le atacaron a mí. — La mirada del líder contrario se dirigió a la cabeza de la chica, que estaba con una venda improvisada.
—No solemos atacar mujeres. — Le restó importancia encogiéndose de hombros. — Yendo al punto, ¿dónde está mi bolsa con armas?
—¿Armas? — Rick arqueó una ceja ante lo dicho.
—La bolsa que Miguel vio en la calle, la bolsa que iban a buscar Felipe y Jorge. La bolsa con armas.
—¿No estarás equivocado? — Preguntó la Grimes, siendo irónica porque sabía de lo que hablaban.
—No lo creo.
—No es tuya. — El padre de la menor habló. — Es mi bolsa con armas.
—La bolsa estaba en la calle, cualquiera puede decir que le pertenece. ¿Se supone que debo creerte?
—De igual manera nada la convierte en tu bolsa.
—Mi gente puede matarlos aquí ahora mismo y yo tomaría lo que es mío. — Parecía que le hablaba a ella, pues la miraba como si fuera la líder.
El resto los apuntó con el arma, pero ni siquiera eso hizo flaquear a los tres. Parecían tigres sedientos de sangre, sus semblantes no cambiaban.
—Podrías hacerlo. — La castaña hizo una mueca restándole importancia. — O no. — Dirigió su vista al tejado, donde T-dog estaba apuntando con el arma. — Te diría que lo pienses dos veces porque no seremos los únicos en caer.
—¡Oye! — Gritó Guillermo mirando hacia arriba. Dos tipos aparecieron en el tejado teniendo a Glenn sujeto y con una bolsa en su cabeza.
El corazón de la chica se aceleró al solo pensar que algo le pudiera pasar. Quitaron la bolsa de su cabeza, dejando ver que tenía una cinta en la boca.
—Linda, yo veo dos opciones. Vuelven con Miguel y mi bolsa, y nadie muere. O pueden volver armados y veremos quién derrama más sangre. — Una lucha de miradas empezó en ambos. Lia apretaba su mandíbula gracias a la rabia que estaba sintiendo, conteniéndose para no romperle la cabeza de un golpe. Mientras Guillermo tenía sumirada llena de burla.
Aquella guerra terminó cuando G se dio media vuelta para volver a ingresar junto a los demás de su grupo. La puerta se cerró, dando por terminada la discusión.
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¿Me extrañaron?
Mil perdones por dejarlos sin Lia por un tiempo, yo también la extrañé. Estuve sin inspiración, sepan entenderme.
Esperó muchos comentarios y votos.
Si esté capitulo tiene mucho apoyo, consideraré sacar otro de manera inmediata.
Nos vemos en el próximo 🌹✨
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