ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ³⁰ ᴅᴇsᴘᴇᴅɪᴅᴀ

ᴋɪᴍ ᴛᴀᴇ ʜʏᴜɴɢ

Vale, ya se lo había dicho, ya no había vuelta atrás, pero juro que no podía más con ello, ya no podía ocultarle la verdad sabiendo que ella la sabría, y sería peor para mí.

Todo quedó en silencio entre nosotros mientras miraba el sándwich que tenía en la mano. Jimena seguía de pie enfrente de mí, me miraba atentamente, podía sentir su mirada sobre la mía. Quizás esperando a que negara lo que había dicho o a que le diera una explicación sobre lo que pasaba más detalladamente. Pero no podía ni siquiera mirarla a los ojos.

No debía de haberlo ocultado tanto tiempo.

—¿Estás jugando Taehyung? Porque te diré que no es gracioso.

—No —susurré y mi voz se cortó—. No estoy jugando, Jimena.

—¿Por qué dices eso? ¿Donde esta papá? ¿Qué tiene?

—Lo siento. Lo siento tanto.

—¿Es grave?

—T-tiene ca-cancer.

—¿C-cancer? ¿Por qué no lo sabía?

Alzo mi mirada, y los primero que veo es su rostro sombrío, sus ojos reteniendo las lágrimas y como su labio superior apresa el inferior temblorosamente, como si tuviera miedo de decir algo. De derrumbarse.

De verdad lo siento.

Pero no quería que sufrieras, más, no quería, no podía verte.

—Te llevaré a casa Jimena —susurré.

—Quiero verlo.

—Mañana. Mañana te traeré a verlo. El doctor dijo que debíamos dejarlo descansar por hoy.

—¿Está bien verdad Taehyung? Dime qué está bien.

Yo solo la miraba, Jimena quisiera decir que estará bien, pero no, no lo estará, yo lo sé. No quiero decirte una mentira, no otra, no quiero seguir con esta mentira que solamente hace daño.

Te hace daño.

La abracé sintiendo como me correspondía a él instante pero sin poder decir que todo estaba bien, y espero que no me insista, porque las palabras no van a poder salir de mi boca.

No podrán.

—Vámonos.

ᴋɪᴍ ᴛᴀᴇ ʜʏᴜɴɢ

Yo sabía perfectamente que el padre de Jimena iba a morir, lo sabía hace meses y había aceptado ese hecho, pero ahora se siente tan irreal, como si lo preparado que me había sentido en aquel momento se hubiera ido a por la borda. Y no es sólo eso, está ella, está Jimena.

Ella no sabía nada. Y lo menos que yo quería era que ella supiera de aquello por mí, yo no debería de haber sido quien se lo dijera. Está más que claro quién debería haber sido.

Pase las manos por mi rostro mientras veía a Jimena sentada en el borde de la cama, en el camino acá se había negado a decir una palabra y lo único que hacía era mirar por la ventanilla de él auto para afuera.

Sus labios temblaban y ella solo los mordía para que se controlarán, pero de igual nada funcionaba, yo la veía.

Quería quedarme con ella allí, darle mimos y abrazarla, hacerle saber que estoy aquí con ella y que nunca la abandonaré.

Di el primer paso para salir de la habitación pero su mano no tardó en apresar mi brazo. La miré esperando una respuesta, pero nunca llegó. Solo se quedaba ahí con la cabeza gacha.

—Jimena.

—Quédate conmigo. Esta noche quédate conmigo. Por favor. Solo hoy.

Acentí, aunque no hubiera querido quedarme solo hoy, quiero quedarme contigo todas las veces que fueran posibles, todas las noches.

Fui a por mi pijama y cuando me lo puse volví a ingresar en la habitación viéndola está vez sentada en el medio de la cama con sus rodillas elevadas, abrazando a ese peluche cuyo nombre no recuerdo ahora, se parecía a TaeTae, bueno, ese mismo.

—Vamos a dormir —dije acostándome alzándome para apagar la luz.

—¿Pu-puedes abrazarme?

Todas las veces que quieras.

ᴋɪᴍ ᴛᴀᴇ ʜʏᴜɴɢ

Nunca me habían gustado los hospitales, y todavía los detesto, pero ver a Jimena entrando ahí con su labio temblando fue suficiente como para querer ahogar todas mis intenciones de salir corriendo de aquel lugar.

Le di un apretón de mano en señal de apoyo. Nunca te dejare sola Jimena, y puede que en algún momento no esté físicamente contigo, pero siempre lo estaré mentalmente.

Ella me miró con una sonrisa débil y contuve el impulso que tuve de abrazarla y estrecharla contra mis brazos. Estábamos caminando por los pasillos abarrotados de personas, doctores, enfermeras, acompañantes de las personas enfermas.

Odio ver todo esto.

En serio que quería irme, salir corriendo, detesto este olor a hospital.

La dirigí hacia el piso tres. Toqué la puerta de una de las habitaciones. Un débil pase nos indico que podríamos pasar.

—¿Pu-puedo ir yo sola?

Su voz salió temblorosa. Como si tuviera miedo. Acentí

—Estaré afuera.

—Nunca te gustaron los hospitales. Te veo afuera.

Lo último que ví fue a Jimena entrando en la habitación y una vez la puerta cerrarse por completo me voltee para poder salir lo más rápido posible de allí. Camine entre todas las personas hasta que llegue a donde estaba el ascensor.

Cuando salir de él hospital respire tranquilo, aire fresco.

Me sentía extraño a la vez, siento que no debía haber dejado sola a Jimena pero ella fue quien me lo pidió, me siento inquieto.

Decidí ir a la cafetería que queda por  aquí cerca ysentarme allí a esperar.

—¿Tú sabías que mi tío estaba enfermo cierto?

Me di la vuelta y me encontré con Jimin, allí parado frente de mí mientras esperaba una respuesta de mi parte.

—Todos lo sabían. Menos Jimena y yo.

—Lo siento, Jimin-ah.

—Es solamente..., sabes, se siente como si todo fuera una mentira y en cualquier momento fuera a despertar.

Mis labios formaron una línea recta mientras lo miraba atentamente.

—Si al menos lo hubiera sabido antes, no lo sé.

A este paso ya estábamos caminando hacia la cafetería a la que iba.

Siento que quién está conmigo no es Jimin, es una versión mucha más madura está vez.

El teléfono de Jimin sonó mientras yo tomaba el jugo que había pedido. No haber desayunado me estaba pesando.

ᴘᴀʀᴋ ᴊɪᴍᴇɴᴀ

—¿Qué pasa? Mamá dime qué papá está bien.

Suplique cuando salimos de la habitación, me estaba impacientando, ni siquiera podía pensar adecuadamente.

Me sentía tan furiosa por el hecho de que todos me lo hayan ocultado, el hecho de que era la única que no sabía nada. Pero tampoco quería hacer ni decir nada que podía hacer que papá sufriera una recaída, y fue eso lo que pasó ahora mismo.

Tanto que anoche me dió una rabieta a media noche y acabé dándole golpes a Taehyung pero después me volvió a abrazar.

Luego salió el doctor de la habitación al mismo tiempo que Tae y Jimin venían corriendo hacia nosotros. Lo primero que hice en vez de escuchar a él doctor fue buscar refugio en los brazos de mi Taehyung y entonces comenzó a hablar.

Habían logrado establecer a papá a tiempo, pero no tenía tiempo.

—Maldito doctor, estoy a nada de golpearlo por hacer llorar a mi Jimenita —sentí que susurró Taehyung.

Eso me hizo soltar una mini sonrisa, pero de verdad ni siquiera me había dado cuenta de que lágrimas estaban resbalando de mis ojos.

Sentí como me daba la vuelta y me aprisionaba entre sus brazos y yo rápidamente rodee su cintura con mis brazos.

—Tranquila, Jimena. Todo va a estar bien.

Sabía que quería decir más, pero no lo hizo. ¿Decirme que se pondrá bien cuando todos sabemos que eso es mentira?

Horas después el doctor nos permitió verlos.

—Jimena ¿podrías traerme algo de comer?

—Pero, no quiero dejarte solo.

—Será rápido, y de verdad tengo hambre.

Acentí mirando a Taehyung.

La confusión me estaba atormentando, pero solo decidí hacer lo que papá me había ordenado.

ᴋɪᴍ ᴛᴀᴇ ʜʏᴜɴɢ

No sabía que hacer, pero me senté en la silla que estaba para el acompañante. En estos extremos yo también quería hacerlo, yo también quería llorar. Pero no ahora.

—Taehyung.

—Señor Park.

Una seca risa llego a mis oídos.

—¿No abra un día en que me dejes de llamar Señor Park?

—Padre —susurré—. Ha sido como un padre así que puedo llamarlo padre. ¿Está bien cierto?

Acintió.

—Taehyung, quiero pedirte una cosa. Solo una cosa.

Me acerque aún más.

—Cuidala. Por favor, cuídala, no dejes que le pase nada. Jimena ama las cosas dulces, así que si se enoja contigo comprale pasteles. Estoy seguro de que en este mes es lo más que ha comido —ambos reímos mientras yo le daba la razón—. Dile que es linda, todos los días dicelo. Jimena no piensa que sea hermosa pero si se lo dices puede ser que lo acepté. Ella es muy bella Taehyung.

—Lo es. Es hermosa.

—Es muy curiosa, así que sabes que las sorpresas no van con ella. Aunque suele ser paciente muchas veces acaba arruinandolo todo. Cuando está triste, abrazala, dale muchos mimitos, y aunque no lo demuestra le gusta mucho que la abracen. Por favor Taehyung, no dejes sola a Jimena, ella es mi bebé, Ji Woo, ella también, ella es especial, siente que su condición la hace menos importante aunque no lo demuestre. Ella es también hermosa. Prométeme que cuidaras de ellas. Ellas dos son mis bebés. Sé que no debería de estarte pidiendo esto, pero no confío en nadie más. Por favor.

—Lo prometo.

—El mayor sueño de Jimena es ser nadadora, y yo sé que lo va a lograr, ella será una gran atleta. Debe estar ahí en todo momento para ella. Y por último Tae, hazla reír, su risa es muy hermosa, aunque parezca limpiavidrios es hermosa. Oye el sonido de sus risas por mí. Hazla feliz Taehyung.

—Lo haré.

Acentí y unos minutos después Jimena entró sin percatarse de saber que estábamos hablando y lo mejor será que no lo haga.

Tengo tanto miedo sobre lo que podrá pasar, pero he hecho una promesa, una que no tengo pensado romper y daré todo para cumplirla. Prometo que no le fallaré padre. La haré la chica más feliz de él mundo junto a nuestro futuro bebé.

—Ten. También te compre uno a tí. No has comido nada y no desayunaste. Debes alimentarte bien, osito.

—No me digas osito —arrugo mi ceño.

Imita mi acción haciendo que ría y por un momento solo somos ella y yo en la habitación.

—Te amo.

Primera vez Jimena, primera vez que digo que te amo. Y me encargaré de hacértelo saber todos los días que restan.

—Yo también. Te amo.

Y cuando dijo esas palabras todo se fue abajo.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top