ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ¹⁹ ᴀʟᴄᴏʜᴏʟ

ᴘᴀʀᴋ ᴊɪᴍᴇɴᴀ

Despierto y me volteó con esperanzas de ver a Tae a él otro lado de la cama pero no fue así. Suspiré, debía de haber sabido que esto pasaría. Ayer después de todo le pedí que se quedara conmigo y la verdad tenía la esperanza de que amaneciera conmigo, no lo sé.

Poco a poco mis defensas van cayendo y te vas adentrando en mi corazón más de lo que ya estás. Tanto que no sé si ya las palabras te quiero se asemejan a lo que estoy empezando a sentir.

Cuando estuve envuelta en sus brazos me sentía bien, como si todos los problemas o pensamientos se hubieran ido de mi mente, y eso es algo que solo Tae ha logrado en mí. Todo aquello que me preocupaba se esfumó y creo que incluso dormí mejor que las otras veces.

Toque el lado frío de la cama dandome cuenta de que hacía un tiempo ya que se había ido, ¿sabes Kim? Tenía esperanza de encontrarte justo a mi lado en la cama.

Tal vez tú y yo si podamos ser una pareja de verdad ¿pero tú harás lo mismo que él? No, y además de que yo ni siquiera sé que es lo que siento por tí.

Me siento en la esquina de la cama mirando todo a mi alrededor, sin ti todo se siente vacío y demasiado solitario.

Volteo a ver mi mesita de noche cuando veo un peluche, sonrío cuando recuerdo que es el mismo que intento aquella noche conseguir pero no lo pudo hacer.

Lo tome sonriendo cuando una nota cae a él suelo.

Me agachó y la tomo para comenzar a leerla.

¿Recuerdas aquel peluche que te prometí? Hoy le he conseguido solo para tí. Perdón, tuve que salir temprano. Por favor no llores más. No sabes el trabajo que me pasó conseguirlo, pero eso fue un tema aparte. No quisiera que lloraras más. Me duele, y siento como mi alma se destroza al ver una lágrima bajar por tu mejilla. A veces quisiera ser esa lágrima para morir en tus labios.

Me gustaba mucho ese nombre que querías ponerle a él peluche ¿era Tata? Bueno, ese me gusta mucho, tienes razón, tú me dices TaeTae y se parece mucho.

Nunca te dije mi nombre artístico, lo siento Jime, nunca te lo dije pero soy muy malo con eso, ¿qué tal TH? Son las iniciales de mi nombre. A que queda perfecto.

Te dejé el desayuno ya listo, ya sabes, mis obras maestras. Llámame cuando tengas tiempo ¿si? Necesito saber que estás bien. Me siento mal por haberme ido y dejarte sola. En serio, lo siento.

Yo... Te quiero Jimena, te quiero mucho, más de lo que imaginas. Me siento un idiota cuando te veo llorar. ¡No quiero que lo hagas! Es una orden de tu esposo.

¡Recuerda! ¡No llegues tarde a la universidad!

Sonreí mientras negaba, Tae siempre se ha preocupado mucho por mí, quizás demasiado y creo que esa es una de las principales causas por la que lo veo como un hermano, aunque en el principio no hubiera sido así.

—Bueno, allá vamos.

Era otro día. Aleje todo pensamiento de mi mente para comenzar a bajar las escaleras mientras iba dando pequeños saltitos.

¿Está bien que no esté mal?

En parte me duele, pero a la vez no lo sé.

Voy hacia el baño primero y después de que termino de hacerlo todo voy hacia la cocina viendo como en la isla está el desayuno que Tae me preparó. Pero claro, está tapado.

Quito aquello que le puso encima. ¡Esto huele delicioso! Vale, admito que Tae cocina exquisito y el hecho de que allá ganado una competencia contra mí no quiere decir que cocine mejor que yo.

Es más que obvio que yo lo hago mejor.

Me apresuro si es que quiero estar a tiempo para poder coger el autobús así que después de terminar de desayunar lo lave todo y cogí mi mochila. Cerré la llave con el seguro y suspiré.

Si, hoy sería un día como cualquier otro.

Aquella imagen de Hoseok se instala en mi mente, se siente feo, no lo sé, en estos momentos mi mente es un caos. Un maldito caos y no se que debería hacer. Me siento mal.

ᴋɪᴍ ᴛᴀᴇ ʜʏᴜɴɢ

Doy un pequeño brinco cuando siento un teléfono sonar, las personas reunidas en la sala me miran, ¿a quien se le ocurre en medio de una reunión no haberlo puesto en vibrador?

Sigue sonando, mi papá me lanza una mirada furtiva, ¿qué le pasa?

—¿Cuando va a parar ese maldito teléfono? —pregunto.

—Disculpe señor Kim, pero es el suyo.

—Ah —dije en un susurro con una sonrisa nerviosa.

Ahí es cuando caigo en cuenta. Veo la cara de todos e inclusive la de mi papá, doy una risita nerviosa cuando veo que quien me está llamando es Jimena. Me debato si debo contestar o no, estamos en medio de una reunión y yo le había dicho a Jimena que me llamara cuando tuviera un tiempo libre.

Finalmente pedí permiso y salí de aquel lugar, ya después mi papá podrá jalarme las orejas todo lo que se le antoje.

—¿Estás bien? —es lo primero que escapa de mis labios cuando contesto la llamada.

Ayer Jimena en serio se veía triste, y la razón no era más que Hoseok, ella lo sigue amando, pero eso no quiere decir que me daré por vencido.

Estoy bien. Más de lo que debería —lo último lo susurro—. ¿No interrumpí cierto?

—No —miento—. La verdad estaba aburrido.

¡Oye! Ahora que lo recuerdo quiero saber cómo fue que conseguiste el muñeco.

—¿Estás segura?

Hace un sonido afirmativo.

Fui hacia el mismo lugar en donde aquel día estaba aquella máquina de los peluches, le había prometido a Jimena que le conseguiría el cabeza corazón, pero hasta no lo he hecho, todas las veces que vengo siempre acabó sin monedas.

El dueño de esto debe de hacerse rico y todo gracias a mí.

Vuelvo a ingresar una moneda, lo intentaré nuevamente.

Le di un golpe cuando ví que fallé. ¡Otra vez! Esto en serio no es para mí.

Vale, ahora solo queda una opción.

Me quedé parado con mi teléfono mientras hablaba con Jungkook, cuando veo a el poco rato como un hombre se acerca y luego a la máquina. Debe ser el dueño.

—Y eso pasó. Le pedí que si me podía dar el muñeco y lo pague.

En serio, eres un genio.

—Lo se, nadie tiene que decírmelo.

Engreído.

—Quizás un poquito, pero poquititito.

Sentí su risa, tal vez no está tan afectada como yo pienso pero siento que esconde algo.

Tal vez y por alguna causalidad de verdad está superando a Hoseok.

Y no mentire cuando digo que eso me hace feliz.

ᴋɪᴍ ᴛᴀᴇ ʜʏᴜɴɢ

Estaba jugando videojuegos en casa mientras esperaba a que Jimena llegará, y no tenía sueño, y eso que eran casi las doce de la noche.

Jimena y Mijoo habían salido a un bar, según Jime era una salida de chicas así que no me preocupo tanto, no como lo hago de perder ahora mismo.

—¡Maldita sea! —grité tirando el control hacia no sé dónde.

Volví a perder, creo que este juego no es para mí. ¿Como puede ser posible que haya perdido dos partidas seguidas? Es imposible para el gran Taehyung.

Mi teléfono suena y busco en la isla, también me da por tirar el teléfono a él suelo de él enojo que siento conmigo mismo. ¡¿Como puede ser esto posible?!

—¿Dime?

Taehyung tienes que venir acá.

Parpadeo perplejo y vuelvo a mirar el nombre de el contacto viendo que no me había equivocado, era el teléfono de Jimena, pero no entiendo que hace Jungkook con él.

¿Le habrá pasado algo malo?

Pues averígualo tonto. Podrás ser el superhéroe.

—¿Jungkook? ¿Qué haces con el teléfono de Jimena?

La música se oye de fondo así como gritos. Uh que escandaloso, pero a la vez quisiera volver a esos tiempos en donde nos íbamos de fiesta y a él otro día la resaca era tan grande que ni siquiera íbamos a la escuela y después recibíamos un regaño de nuestros padres.

Jungkook, Hoseok y yo siempre andábamos en cualquier parte menos encerrados en casa.

Jimena está bien. Demasiado, pero bebió de más.

—Oh.

Ahora todo parece cobrar el sentido, y estoy empezando a creer que estaba esperando esa llamada para ir a buscar a Jimena.

Borracha suele ser muy tierna aunque no suele pasar, ella con tan solo tres tragos ya está volando.

No lo tolera.

Y tampoco le gusta, aunque no se Mijoo.

—¿Dónde es?

Te mandaré la dirección por mensaje.

—En unos minutos estoy allá.

Cuando el mensaje con la ubicación llegó tome mi chaqueta y entré en mi auto para ir a aquel bar. Justo ahora me estoy arrepintiendo de haberla dejado ir.

Tenía que suponer que esto pasaría con lo poco tolerante que es al alcohol.

Aparqué el auto cuando llegué, la música se sentía cuadras antes, extraño los viejos tiempos con los chicos, incluso cuando Jimin venía con nosotros, eso era una catástrofe.

Una vez beso a Hoseok pensando que era una chica.

Dios, ese día sigue y seguirá intacto en mi mente para siempre.

Entre en aquel lugar buscando a Jungkook y Jimena con la mirada, aquel lugar estaba lleno, no se hace cuánto tiempo deje de venir a un bar de estos, creo que desde que terminé la universidad debido a que aunque yo no había comenzado a trabajar los chicos si estaban ejerciendo su carrera.

Ah, recuerdo las veces en las que fuimos a comer en el restaurante de Hobi.

Fui hacia la pista de baile pero no lo encontré, así que fuí hacia la barra viendo como Jungkook estaba peleando con Mijoo que quería seguir tomando. ¡Pero no veía a Jimena!

Mire hacia todas partes.

—¡Taehyung! —Jungkook me gritó.

Lo miré y me dirigí hacia él.

—¿Y Jimena?

—Allí.

—¡Mi príncipe azul!

Me voltee viendo como venía caminando hacía mí.

—¡Mi esposo! ¡Mi vida! —se rió—. ¿Dónde estabas? Te extrañe mucho.

—Vaya, a Jimena la sale su lado romántica ebria.

—Si es cierto —dije, afirmando lo que dijo Jungkook.

—Ella te quiere.

Como amigos.

—Mijoo te presento a mi... Esposo. ¿A que es lindo? —dijo apretujando mis mejillas—. Tengo la mejor suerte de él mundo —trague saliva.

Aunque estuviera borracha sus palabras habían un enorme efecto en mí como el rápido bombardear de mi corazón que late agitado como si fuera a salirse de mi pecho.

Jungkook se ríe.

—Parece que solo borracha es cuando reconoce sus sentimientos por tí. Me voy, debo dejar a Mijoo —la miró—. ¡Mijoo deja de tomar!

—Uuu todo da vueltas.

—Mejor me voy.

Jungkook se despidió y se fue mientras yo aún venía a Jimena delante de mí mirándome como si fuera la cosa más hermosa de todo el mundo.

—Eres muuuy lindo —exclamó.

—Vámonos —dije tomando un trago.

—Nos vamos... A... Nuestra casa... Solo nuestra.

Trague duro.

—Si. Nuestra.

—¿Sabes? Tendremos muuuuuchos hijoooos. Correrán por toda la casa y te volverán loocooo —soltó una carcajada—. ¿No quieres hijos?

—Jimena estás borracha. No digas cosas que no sientes.

Hizo una mueca.

—Mi única manera de ser sincera es estando ebria.

Negué, no hacerme ideas erróneas era lo único en lo que mi cerebro estaba pensando, está ebria.

Cuando llegamos a casa entramos con ella tambaleándose. Entramos en la casa y rápidamente tiró su cartera en el suelo mientras se tiraba en el sofá.

Se desabotono los dos botones que tenía su blusa. Trague duro tratando de no ver mucho.

Recogí su cartera dejándola encima de él sofá mientras me dirigía a ella.

—Jimena vamos.

—¿A donde? Ah, se supone que ahora debemos consumir nuestro amor —abrí los ojos como si fueran platos—. Vamos vamos.

Se levantó haciendo que casi se caiga, pero la sostuve por los hombros.

—No puedo ir a la habitación. Ponte romántico y cargame.

Lo pensé pero accedí a hacerlo y la cargué estilo princesa.

—Vamos, mi príncipe Kim. Seré tu princesa. Qué lindo suena Kim. Seré Kim Jimena. Ah no espera, que ya lo soy.

Solté una pequeña risita mientras mi corazón latía rápidamente.

—Si, soy tu príncipe, y si tú me lo permites tú serás mi princesa.

—¡Acepto! ¡Serás solo mío! Mío mío mío.

—Si, seré todo tuyo. Ya lo soy.

—Ush, que bien se siente saber eso.

Entramos en la habitación y la dejé de pie frente a la cama, ella se sentó y yo me acerque a ella.

—Jimena ya me voy.

—¡No!

Me tomo de la chaqueta apegando mi cara a la suya a tal punto que si me movía en lo más mínimo nuestros labios podían rozar. Sentí el calor expandirse por mi cuerpo mientras miraba como se relamía sus labios.

Subí mi mirada encontrándome con la suya.

—Ji-jimena ¿q-q-que planeas? —trague saliva, nervioso.

—Voy a besarte.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top