ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴠɪ : ᴄᴀᴍᴘᴀɴᴀs ᴅᴇ ʙᴏᴅᴀ

— ¡Puedes recuperar el anillo... porque tú y yo ya no estamos casados!

— Espera... ¡¿Qué?!

Mi conmoción hace que todos se callen y los ojos de Alex se abren de par en par.

— Llevamos... bueno, estuvimos casados por más de tres años. Jungkook... ¿no te lo dijo?

Miro al esposo en cuestión, con su cara prácticamente ilegible.

— No. No lo hizo.

Él abre la boca para responder, pero lo interrumpo, ya retirándome al dormitorio.

— Gracias por la cena, Jungkook. Les daré un poco de intimidad.

— Eva, espera...

Cierro la puerta del dormitorio y paso el seguro.

— (Esta noche dormirás en el sofá, Jungkook)

• ୨❀୧ •

Di vueltas en la cama toda la noche. Una parte de mí estaba enfadada con Jungkook por no haberme hablado de su matrimonio... pero una parte aún más grande estaba enfadada conmigo misma.

— (La noticia de que estaba casado no debería preocuparme. Al fin y al cabo... su matrimonio se acabó. Y ese divorcio debe haber estado ocurriendo desde hace tiempo. Además, mostrar las emociones me pone en una posición peligrosa)

Abro mi clóset y miro las opciones que tengo delante.

— (Además, nuestro plan es ser amigos con derechos. Si estoy celosa, significa que me importa. Y si me importa, significa que podría acabar enamorándome de él)

Miro el elegante dormitorio.

— (Si quiero tener ventaja, tengo que fingir una sonrisa y hacerle creer a Jungkook que no pasa nada. ¡Y esa confianza empieza con un buen atuendo!)

~ Conjunto elegido ~

Me pongo mi atuendo favorito. Es uno con el que sé que siempre me veo bien y que me da la confianza que necesito.

— (Hagámoslo)

Cuando entro en la sala para disculparme con Jungkook por haber acaparado la cama, no lo encuentro por ninguna parte.

— ¿Jungkook?

Me asomo a la cocina: la taza que prefiere para tomar café está lavada y secándose. Cuando compruebo el baño, la única señal de él es su toalla colgada en el gancho.

— (Seguro que ya se fue a trabajar)

• ୨❀୧ •

Me dirijo a la oficina. En efecto, Jungkook está sentado en su escritorio y se levanta en cuanto me ve.

— ¡Eva! Tengo que explicarte lo de anoche.

— No es necesario.

Dejo caer el bolso sobre mi escritorio despreocupadamente y me acomodo.

— No me molesta ni nada. Es solo que... quería darte intimidad. Así que me fui a la cama temprano.

Levanto una ceja.

— Pero apuesto que tú y Alex no lo hicieron. Espero que no hayan roto el sofá con tanto sexo salvaje.

Jungkook niega con la cabeza.

— No nos acostamos. Ya te dije que no dormí con Alex...

— ¿Quién habló de dormir?

— Eva...

— Mira, Jungkook. No me importa con qué, o con quién te acuestas en tú tiempo libre. Pero ahora tenemos un trabajo que hacer.

Dirijo mi atención a mi computadora y me niego a prestarle atención durante el resto del día.

• ୨❀୧ •

Después del trabajo, me encuentro conduciendo más allá del apartamento, hacia el supermercado.

No estoy preparada para enfrentarme a Jungkook después del tenso día que tuvimos. En su mayor parte, nos evitamos mutuamente. La única vez que hablamos fue para pasar información sobre el trabajo o para pedir papel para la impresora.

— (Como él cocinó ayer, es justo que yo haga la cena esta noche)

Esa es la excusa que me doy a mí misma mientras empujo un carrito por el pasillo de las verduras. Estoy examinando una zanahoria de forma extraña cuando aparece una cara conocida.

— (¿Esa es... Alex?)

Efectivamente, la ex-esposa del hombre con el que vivo está al otro lado del pasillo.

— (¡Aaah!)

Me alejo un poco y finjo estar muy interesada en una cabeza de coliflor.

— ¿Eva? ¿Eres tú?

Mi mano se aprieta alrededor de la pobre hortaliza cuando me doy cuenta de que me vio.

— ¡Alex! ¡Guau, no te había visto!

Examino la coliflor como si fuera la cosa más interesante del mundo antes de ponerla en el carrito.

— Me alegra haberte visto, la verdad.

Mantengo la mirada fija en el mostrador que tenemos delante.

— ¿Ah, sí?

Mi voz sale despreocupada mientras agarro una berenjena. Alex ve mi selección y se ríe.

— No sabía que te gustaban las berenjenas.

La pongo en mi carrito junto a la coliflor.

— Sí, me gustan. Son mis favoritas. También en mis mensajes de texto.

— Es bueno saberlo.

El sistema de nebulización se pone en marcha, rociando tanto las verduras como a nosotras con un fino chorro de agua. Alex se limpia una gota de agua de la mejilla.

— Nunca me había mojado en el supermercado.

— Pon eso en una de tus novelas.

Alex se ríe.

— Puede que lo haga.

El sistema se detiene, dejando todas las verduras brillantes.

— En realidad, tengo mucho material para mi próximo libro. Y gran parte de ello es gracias a Jungkook.

Me tenso.

— Seguro. Imagino que tu matrimonio te ha dado una gran educación.

— No sabes ni la mitad. Que Jungkook se haya casado conmigo me salvó, literalmente, la vida.

No puedo ocultar mi sorpresa.

— ¿De verdad?

— No lo creerías.

— Pruébame.

— Lo haré. Hay un gran café a la vuelta de la esquina, ¿Me das el gusto?

— Vamos.

• ୨❀୧ •

El café al que Alex me lleva está casi vacío. Nos sentamos en una mesa de la esquina y pedimos dos lattes. Llegan con rapidez, y ella no pierde tiempo antes de empezar a contar la historia.

— Soy originaria de Canadá, pero vine por la universidad. Allí conocí a Jungkook. Todo el tiempo estuve con una visa de estudiante. Pensé que una vez que me graduara, conseguiría un trabajo de inmediato y pasaría a tener una visa de trabajo, pero...

Ella le da un sorbo a su latte.

— El mercado de trabajo era malo y yo corría el riesgo de ser deportada. Fue entonces cuando Jungkook sugirió que nos casáramos.

Mis cejas se levantan.

— Ese es un gran compromiso. ¿Cuánto tiempo estuvieron saliendo antes de eso?

Para mi sorpresa, Alex se ríe.

— Eva, nunca salimos. Nunca tuvimos una relación romántica.

Las emociones juegan en mi cara, pero ella no parece notarlo.

— En fin, esa noche fuimos al juzgado. Y estuvimos casados durante los tres años siguientes. En ese tiempo, pude conseguir un trabajo y una visa permanente... y luego, una vez finalizado el período de tres años, seguimos casados un poco más.

Tengo muchos porqués en la cabeza, pero me centro en el que tengo delante.

— ¿Por qué?

— No había ninguna prisa por divorciarnos. Y tenía miedo de que me deportaran si nos separábamos justo después de que llegara mi visa.

— Supongo que es entendible.

No puedo evitar sentirme culpable. Había asumido que Jungkook era una especie de playboy.

— Bueno, estoy segura de que su matrimonio no estuvo vacío por completo, ¿verdad?. Seguro que ustedes... ¿se amaban?

Cuando Alex se ríe, un leve rubor tiñe mis mejillas.

— Nos amábamos, pero no de la forma que tú piensas. ¿Recuerdas la berenjena que sostuviste hace poco?

— ¿Sí?

Ella sonríe.

— Digamos que nunca me han interesado. Lo máximo que hicimos Jungkook y yo fue ver los desfiles de Victoria's Secret y contemplar juntos a las modelos.

Sigo con la boca abierta por la sorpresa.

— Si tienen una amistad tan grande, ¿por qué no viven juntos ahora?

— Bueno, habría parecido sospechoso. Además, después de más de tres años de celibato, creo que ambos querríamos llevar a otras personas a nuestras camas... sin tener que explicar el asunto del compañero de apartamento y todo eso.

Me atraganto con el café.

— ¡¿Celibato?!

— Sí. Inmigración comprueba todas esas cosas. Jungkook y yo no estábamos dispuestos a arriesgarnos, así que...

Ella se encoge de hombros.

— Fueron unos años largos.

— Bueno, supongo que es más fácil ser célibe si no te atrae el hombre.

— Ah, sin duda.

Alex sonríe y saca un billete de diez dólares para dejarlo sobre el mostrador.

— En fin, tengo que reunirme con mi editor pronto, pero gracias por escuchar. Contarle esa historia a alguien fue... liberador, en cierto modo.

— Cuando quieras, Alex.

Su mirada se relaja.

— Nos vemos.

Mientras la veo salir por la puerta, me recuesto en el asiento y asimilo todo lo que dijo.

— (Creo que necesito hacer algo)

• ୨❀୧ •

Pongo las bolsas de la compra sobre el mesón de la cocina y empiezo a guardarlo todo. Cuando me escucha, Jungkook asoma la cabeza en la cocina.

— Eva.

Pongo un pedazo de queso en la nevera y lo ignoro.

— Sé que probablemente no quieras escucharme...

— Tienes razón. No quiero.

— Pero si me dejas explicarte...

— Así no.

Él hace una pausa mientras lo señalo.

— No puedo concentrarme cuando llevas una camiseta. Me hace pensar en todo lo demás menos en el tema de nuestra conversación.

Cuando Jungkook ve el brillo de diversión en mis ojos, se relaja de inmediato. Se agarra la parte de atrás de la camiseta y se la saca por la cabeza con un rápido movimiento. Admiro la forma en que sus músculos se tensan con cada movimiento.

— ¿Mejor?

Ladeo la cabeza y sonrió con dulzura.

— Mucho mejor. ¿Ahora, qué era lo que querías decir?

— Que mi matrimonio con Alex era una completa farsa.

Intento centrarme en sus palabras, y en su cara, en lugar de en sus abdominales. Pero es más fácil decirlo que hacerlo cuando parecen suplicar que los lama. Doy pequeños pasos hacia delante mientras Jungkook se apresura a explicarse.

— Nunca nos hemos querido así.

— Jungkook...

— Ella es genial, pero la veo como una hermana.

— Jungkook...

Por fin se da cuenta de que estoy presionada contra su pecho. Rozo su fuerte mandíbula con mi pulgar.

— Lo sé.

Sus ojos se abren de par en par mientras la explicación muere en su garganta.

— ¿Lo sabes? Pero...

Lo corto con un beso sensual... y Jungkook me lo devuelve con toda su fuerza. Me pongo de puntillas y arrastro la lengua por su labio inferior. Él gime y atrae mi lengua a su boca, chupándola. Nuestros besos, lentos y pesados, se vuelven más sucios. Le beso la comisura de la boca y halo su labio inferior con suavidad con mis dientes.

Él me presiona contra sí mientras sus manos recorren mi cuerpo. Puedo sentir cómo crece contra mí... y mientras mis manos se posan en su cinturón, se me ocurre una idea traviesa.

Sigo besando a Jungkook mientras le desabotono los pantalones con destreza. Está demasiado absorto en la exploración de mi boca como para darse cuenta de lo que ocurre. Deslizo mi mano hacia abajo y lo acaricio a través de su ropa interior... y eso atrae su atención. Susurra roncamente mi nombre mientras lo aprieto con suavidad.

Mantengo mis ojos fijos en los suyos y me arrodillo, haciendo que inhale profundamente.

— "Eva...".

— "Chss. Quiero esto".

Con un halón, le bajo los pantalones y la ropa interior... y envuelvo su base con mi mano y lo masturbo con lentitud. Jungkook me observa y trata de mantenerse quieto... pero cuando paso la lengua por debajo de la punta, se estremece.

Arrastro mi lengua desde su base hacia arriba. Envalentonada por sus reacciones, envuelvo con mi boca su cabeza aterciopelada. Comienzo con un ritmo lento, moviendo la cabeza hacia adelante y hacia atrás. Con cada movimiento, lo meto más profundo en mi boca. Sus caderas se mueven en círculos mientras mis manos se apoyan en ellas.

Me lengua acaricia su longitud y Jungkook no puede evitar gemir. Lo meto en mi boca todo lo que puedo. Él es más grande que cualquiera de mis ex. Necesito mi mano y mi boca para asegurarme de que está perfectamente satisfecho. Chupo la punta de Jungkook y luego arrastro mi lengua por todos los lugares que puede alcanzar. Él maldice con suavidad y susurra mi nombre.

Su placer me excita... así que gimo y permito que la vibración lo atraviese. Sus caderas se dejan de mover en círculos y empiezan a empujar... y llega más profundo de lo que lo ha hecho ningún hombre. Jungkook tiene cuidado de no incomodarme. Pero en realidad, lo único que siento es calor.

No deseo nada más que la liberación que está a punto de tener. Su placer es erótico. Su cabeza cae hacia atrás mientras se sacude dentro de mí... así que lo saco de mi boca y le beso la punta para provocarlo. La suave acción hace que Jungkook inhale temblorosamente. Y me doy cuenta de que está cerca.

Vuelvo a un ritmo rápido, succionándolo dentro y fuera. Él vuelve a maldecir. Sus caderas se quedan quietas y sé que está al límite... así que lo animo con mi boca. Es todo lo que necesita. Sigo dándole placer durante su clímax, y él se agarra al mesón que está detrás de mí para mantenerse firme.

Me retiro y lo observo: tiene los ojos cerrados mientras siente las réplicas. Cuando mira hacia abajo, sonrió.

— "¿Te sientes bien?".

Él sonríe de lado.

— "Sí".

Entonces me pongo de pie.

— "Ahora déjame devolverte el favor".

Él me acerca al sofá y me hace sentar en el cojín de felpa. Jungkook me besa y desliza sus manos bajo mi ropa. Me la quita con un movimiento rápido y hace lo mismo con mi brasier... y mis pezones se endurecen con el aliento frío. Me cubre un pecho con la mano y me acaricia el otro con la lengua.

Dejo caer la cabeza hacia atrás en el sofá mientras él manosea mi sensible piel. Siento cómo se endurece de nuevo. Cuando Jungkook se mueve para besarme el cuello, gimoteo.

— "Tienes mucha resistencia".

Él se ríe contra mi piel.

— "Todavía no has visto nada".

Los dos nos quitamos la ropa que nos quedaba y Jungkook me pone encima de su regazo. Me acomodo en su grueso miembro, preparada por completo para él. Nuestros gemidos se mezclan. Él mantiene sus manos en mis caderas para que nos alineemos a la perfección. Las muevo contra él, rozando mi punto de placer con cada pasada.

Mi amante me anima con palabras que normalmente me harían sonrojar... pero ahora, me agarro al respaldo del sofá y lo cabalgo con un ritmo constante. Jungkook me acerca para darme un beso profundo... y gimo contra sus labios mientras me penetra. Me agarra un pecho y lo recorre con la palma de la mano, volviéndome loca.

Engancho las manos en su cuello y me inclino hacia atrás, exponiendo todo mi cuerpo para él. El hecho de estar tan expuesta, tan desnuda, solo para él, es lo que me pone más al límite. Jungkook se da cuenta. Entonces se acerca y frota mi punto de placer con círculos firmes y rápidos... y yo echo la cabeza hacia atrás y dejo que las olas de placer me inunden.

Me contraigo y lo hago gruñir... y cuando mis pulsaciones no parecen terminar, lo llevan a su pico. Sigo moviendo lánguidamente las caderas para prolongar nuestro placer. Los dos estamos sudados y sin aliento cuando volvemos a tierra.

Una vez vestidos, Jungkook me besa la punta de la nariz. El gesto cariñoso hace que me derrita por dentro. Cuando me frota la espalda, casi me dejo fundir en su abrazo... pero entonces llaman a la puerta.

— ¿Crees que es tu esposa canadiense la que nos está interrumpiendo otra vez?

Él echa la cabeza hacia atrás y se ríe.

— Creo que quieres decir "ex-esposa". Y a juzgar por su historial, PROBABLEMENTE sea ella.

Los golpes se vuelven más agresivos. La estruendosa voz que llega desde el pasillo nos pone a los dos en shock.

— "¡Policía! ¡Abran!".

— ¿Acaban de decir... policía?

Un pensamiento aterrador cruza mi mente.

— (¡¿Vienen a detener a Jungkook?!)

Continuará...

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