ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ɪᴠ : ᴀᴘᴜᴇsᴛᴀ ᴀᴄᴇᴘᴛᴀᴅᴀ

— Quien se enamore del otro... tiene que mudarse.

— ¡¿Qué?! ¡Eso no tiene ningún sentido!

Jungkook levanta las manos.

— Escúchame. Considéralo así... Somos dos personas jóvenes y muy atractivas, ¿verdad?

— Supongo que lo somos.

— ¿Dices que soy atractivo?

— Al punto, Jungkook.

— La cuestión es que no me soportas. Y yo nunca te desearía.

Él se encoge de hombros con indiferencia y siento una punzada en el pecho que intento ignorar.

— Entonces, no debería haber ningún problema con este tipo de acuerdo. Al menos nos quitaríamos el estrés.

— ¿Y qué tiene que ver el apartamento con esto?

Jungkook se apoya en el mesón y se cruza de brazos.

— La persona que se enamore tiene que dejar el apartamento y mudarse. Tiene sentido, ¿no?. Seguro que no querría estar viendo cómo la persona a la que ama trae a personas al azar para acostarse con ellas.

— Para empezar, nunca estuve de acuerdo con que trajeras mujeres a casa.

— Es una razón más para que seamos amigos con derechos. Si mis necesidades están satisfechas, no tengo motivos para traer a otras mujeres.

Él me guiña un ojo.

— Y yo me aseguraría de tú estuvieras igual de satisfecha.

— Hay un problema con tu idea.

— ¿Ah, sí? ¿Cuál es?

— Para ser amigos con derechos, tendríamos que ser amigos en primer lugar.

Le doy la espalda y me dirijo al dormitorio sin esperar su respuesta.

• ୨❀୧ •

En cuanto me cambio, salgo prácticamente corriendo. La presencia de Jungkook hace que el apartamento parezca diez veces más pequeño. Su oferta resuena en mi mente mientras camino por las calles.

— ("La persona que se enamore tiene que dejar el apartamento y mudarse")

Intento sacurdirme la idea.

— (Es una locura. Ninguna persona en su sano juicio estaría de acuerdo con eso... ¿verdad?)

Sigo caminando. Lo hago sin un destino en mente. No quiero detenerme, así que aprovecho cualquier semáforo en verde para cruzar la calle... cualquier cosa para alejarme de mi apartamento y de ÉL.

Cuando no tengo más remedio que parar y dejar que pasen los autos, miro a mi alrededor.

— (¿Dónde estoy?)

No reconozco los edificios ni las cafeterías artesanales.

— (Le agradezco al siglo XXI por el GPS o si no estaría en serios problemas. Contrólate Eva)

Decido enviarle un mensaje a Sophia. Necesito distraerme y hablar con alguien.

Eva:

¡Hola!

¿Estás disponible en estos momentos?

Sophia:

Estoy a punto de ocuparme, ¿por qué?

Eva:

Me vendría bien una distracción...

¿Podemos tomar un café?

Sophia:

Lo siento, no puedo.

Santiago está en la ciudad por el fin de semana.

¡Y estamos recuperando el tiempo perdido! 🍆💦

Eva:

😳

No digas más.

Puedo entretenerme sola.

Sophia:

Eso es lo que he estado haciendo mientras Santino ha estado fuera 😉

Eva:

¡Sip!

¡Esa es suficiente información para mí! 😶

¡Adiós!

Me meto el teléfono en el bolsillo.

— (¿Por qué todos están tan calientes hoy?)

Sigo adelante cuando algo me llama la atención. Escucho vítores y risas desde el otro lado de las paredes.

— (¿Minigolf? Eso podría ser una buena distracción)

El campo de minigolf está muy concurrido, pero agradezco la distracción. Después de pagar, agarro una bola verde y me dirijo al primer hoyo. Observo cómo un papá levanta a su hijo en el aire y lo alienta a animar a su hermana. Cuando avanzan, tomo mi turno... y mi pelota de golf rebota en la pared y casi va a dar en el agua. La estatua de rana cerca parece sacarme la lengua, así que le apunto con mi palo de golf.

— ¡Deja de burlarte de mí!

Con un par 3, paso al siguiente hoyo. Durante la siguiente hora, me abro paso por las colinas de hierba falsa y las cascadas artificiales. Cuando me acerco al último hoyo, meneo el trasero y alineo mi tiro. La bola sale disparada hacia delante y da vueltas alrededor del hoyo. La miro fijo, deseando que caiga dentro... pero sale rodando.

— ¿Es en serio? ¡Tenías un trabajo!

Señalo la bola y luego el hoyo.

— ¿Es tan difícil meterse en el hoyo?

Las estatuas de los elefantes observan cómo reprendo a la inútil pelota... y entonces se escucha una risita conocida procedente del banquillo cercano. Me volteo y veo a la mujer que conocí hace unas noches anotando algo en un cuadernito. Cuando me ve mirando, me hace un gesto para que me acerque.

— ¡Eva!

— Hola. Alex, ¿verdad?

— ¡Sí! Me alegra verte de nuevo.

— Seguro. Qué sorpresa verte vestida esta vez.

En lugar de ofenderse, Alex de ríe.

— Un imbécil me derramó la bebida encima. Entonces Jungkook me dejó usar su ducha y no tenía ropa de repuesto. Tuve que esperar a que estuviera limpia y seca.

— Oh.

— (Así que esa era la razón por la que estaba medio desnuda, ¿eh?)

Señalo su cuaderno, con ganas de cambiar de tema.

— ¿Qué haces?

— Solo estoy recopilando ideas.

— ¿Ideas? ¿Para qué?

— Para mi próxima novela. Es un romance moderno, y para su primera cita, el protagonista y su interés amoroso van a jugar minigolf.

Ella suspira.

— Pero parece que no lo estoy consiguiendo.

— Bueno, si lo que buscas es inspiración... Podrías haberte unido a mí.

— Gracias por la invitación, pero sinceramente... Me va mejor cuando puedo observar las cosas desde fuera. Así es como siempre he encontrado la inspiración para escribir.

— ¿Es tu primer libro?

— No. Es el tercero de mi serie "Médicos Traviesos". Los dos primeros ya fueron publicados.

— ¡Eso es muy impresionante! Y... ¿los doctores tienen tiempo para jugar minigolf?

Ella se ríe.

— Cuando no están teniendo sexo sobre la mesa de operaciones, sí.

— Guau. No estoy segura de que eso sea higiénico.

— Se llama libertad creativa. Mis personajes tienen sexo cuando y donde sea.

— ¿Incluyendo un campo de golf?

— ¡Por supuesto! ¿Y tú?, ¿Lo harías en un campo de golf?

— ¡De ninguna manera! Prefiero que la policía no me detenga.

Alex se ríe.

— Yo soy más conservadora. Dame una cama cómoda y una mujer preciosa, y seré la persona más feliz del mundo.

Señalo con mi barbilla un recorte de cartón de Marilyn Monroe que está a unos metros de nosotras.

— Pues aquí tienes la mitad de eso.

Alex se ríe.

— Es cierto. En realidad, ahora que lo mencionas... mi apartamento no está tan lejos.

— ¿Qué quieres decir?

— Digo que tienes razón en que tengo a una mujer preciosa delante de mí. Y resulta que también tengo una cama cómoda a la vuelta de la esquina.

Me sorprende su descaro...

— Necesito ir a casa. Creo que dejé el horno encendido.

Saco el teléfono y le envío un mensaje al servicio de taxis.

— (En realidad, a "casa" es el último lugar al que quiero ir)

Alex mete su cuaderno en el bolso.

— Entiendo. En realidad, también debería irme. Tengo toda la inspiración que necesito.

Nos despedimos justo cuando llega mi taxi.

— ¡Que pases una buena noche!

— ¡Tú también!

• ୨❀୧ •

A la mañana siguiente, me apoyo en el mesón de la cocina y le doy un sorbo a mi café. El lugar está inquietamente silencioso. Cuando volví anoche, Jungkook no estaba por ninguna parte... ni leyendo en el sofá ni robándome la cama.

— (Al menos, dormí bien...)

O al menos, eso es lo que me digo a mí misma. Pero no puedo evitar la pequeña semilla de preocupación que se siembra en mi mente.

— (¿Y si Jungkook está... con una mujer? El único problema en el que se metería sería que lo atraparan saliendo por la ventana de ella)

Me invade una emoción muy, muy parecida a los celos... pero me niego a aceptarla.

— (Estoy segura de que ya está en el trabajo. Probablemente intenta adelantarme)

La idea de que Jungkook tenga algún tipo de ventaja sobre mí me molesta.

— (Debería irme. Pero antes... Necesito un atuendo que lo distraiga de su trabajo)

~ Conjunto elegido ~

Me pongo algo que me hace olvidar todo el drama de las últimas veinticuatro horas.

— (Perfecto)

Tras la última mirada al espejo, me voy.

• ୨❀୧ •

Cuando llego a la oficina, Jungkook no está por ninguna parte.

— (Esto se está poniendo raro)

Una pequeña punzada de preocupación se apodera de mí.

— (¿Y si realmente lo secuestraron? ¿Y si lo secuestraron mientras me buscaban? Y hablando de secuestros... ¡¿Y si se lo llevaron los extraterrestres?! ¿Y si Jimin está ahora mismo en otro planeta porque yo no estaba en casa? Podría estar muerto...)

Justo cuando el reloj anuncia que son las ocho, la puerta se abre. Y en lugar de que venga personal militar a decirme que Jungkook fue asesinado por extraterrestres... a la única persona que veo es al propio Jungkook.

— ¡Buenos días, Eva!

No parece que haya pasado la noche en el Área 51. De hecho, parece descansado que nunca. Me pongo de pie.

— ¿Hola? ¿Eso es todo lo que tienes que decirme?

Me acerco a él y le señalo el pecho con el dedo.

— ¿Dónde estuviste anoche? ¡No puedes irte así! Es de mala educación, y yo estaba...

— ¿Preocupada?

Su expresión se ilumina.

— Estabas preocupada por mí.

Esa sonrisa que he llegado a odiar se extiende por su rostro.

— B... Bueno, por supuesto que lo estaba. Pero no por la razón que estás pensando.

Me cruzo de brazos.

— En realidad, me preocupaban los extraterrestres.

Jungkook levanta una ceja.

— ¡¿Extraterrestres?!

— Sí. Extraterrestres. Pensé que podrían haberse apoderado de tu cuerpo y haberte obligado a mudarte. Personalmente, no creo que el control mental sea una forma muy justa de ganar el apartamento.

Los ojos de Jungkook parecen mirar a través de mí y en mi corazón mentiroso.

— Admítelo, Eva. Ibas a decirme que aceptarás mi propuesta. Y cuando no estuve allí para hacértelo toda la noche hasta dejarte sin sentido, te sentiste decepcionada.

La imagen aparece en mi mente, haciendo que me sonroje.

— En tus sueños.

— No tienes idea de lo que hacemos en mis sueños.

— ¡Eres imposible!

Me volteo, pero Jungkook me agarra de la mano. Me doy la vuelta para mirarlo... y veo que sus ojos se oscurecen.

— Dime, Eva. ¿De verdad no sientes nada cuando hago esto?

Dejo que se lleve el dorso de mi mano a los labios y lo bese con suavidad. Por mucho que no quiera admitirlo, ese simple acto enciende un fuego en mí. Me hala del brazo con suavidad, haciéndome avazar a tropiezos... y me atrapa justo a tiempo para rodear mis caderas con sus brazos.

— ¿O esto?

Él presiona sus labios contra mi cuello con suavidad y su lengua me recorre la piel durante un breve instante. Cuando se aparta, siento como si me hubiera quemado.

— Yo...

Levanto la barbilla y descubro que los labios de Jungkook están a centímetros de los míos. Nuestros ojos están fijos el uno en el otro... y no puedo evitar notar el rápido latido de su corazón contra mi pecho.

— O esto...

Antes de que pueda terminar, agarro el cuello de su camisa y cierro la distancia entre nosotros. Jungkook se detiene un momento, conmocionado... pero luego me tortura con sus labios.

Sus manos vagan por todas partes mientras le muerdo el labio inferior... y se me escapa un profundo gemido cuando me aprieta las nalgas.

— ¿Te gusta eso?

— Cállate.

Lo hago callar volviendo a deslizar mis labios sobre los suyos. Nuestras narices chocan mientras su lengua explora mi boca. Toda nuestra ira hacia el otro se funde en puro calor... lo suficientemente caliente como para quemarnos.

Jungkook me levanta sin esfuerzo. Le rodeo la cintura con las piernas y dejo que me lleve hasta su escritorio. Nuestro beso no se interrumpe mientras me coloca encima. Sus manos se pasean por debajo de mi ropa mientras se acomoda entre mis piernas... y cuando siento que sus ásperas palmas se acercan a mis pechos, jadeo.

Él me mira con ojos llenos de lujuria. Siento su bulto apretando contra mí.

— (Esto está mal. Muy mal. Pero... no quiero que se detenga)

— Dime que me deseas, Eva. Dime que no puedes esperar ni un minuto para sentirme dentro de ti.

Se siente como un sueño. Y cuando asiento, Jungkook sonríe.

Desliza suavemente hacia abajo la parte superior de mi vestido... y luego le sigue mi brasier. Jungkook cubre mis pechos con sus manos y los aprieta ligeramente. Cierro los ojos y dejo caer la cabeza hacia atrás mientras los masajea. Cuando hace rodar mis pezones entre sus dedos, exhalo temblando. Cada toque es seguro. Cuando sustituye sus dedos por su boca, me estremezco.

Él se toma un momento para terminar de desnudarme... y cuando instala su boca entre mis piernas, sus ojos se clavan en los míos.

— "Jungkook..." — susurro su nombre, superada por la lujuria — "Por favor".

Espero que me torture más, pero él sabe que no puedo soportarlo. Sin previo aviso, su lengua toca con suavidad mi punto de placer. Sé que está disfrutando al verme reaccionar a su contacto. No puedo ocultar el placer que me está dando... y Jungkook lo disfruta.

Él le presta toda su atención a mi centro. Cuando su grueso dedo se desliza dentro de mí, prácticamente veo las estrellas. Jungkook besa el interior de mi muslo mientras su dedo se mueve más profundo. Cuando está seguro de que estoy cómoda, añade otro dedo... y mis piernas se abren más mientras Jungkook sigue explorando.

Él se levanta para encontrar el ángulo que necesito. Sus dedos se introducen en mí mientras la base de su palma roza mi punto de placer. Con su otra mano rodeando mi nuca, me atrae para darme un beso apasionado.

Todos mis sentidos se concentran en él. En su costosa colonia. En la forma en que sus músculos se tensan cuando me explora. En su sabor a menta. Cuando todo se vuelve intenso, Jungkook me muerde el cuello y me lo chupa mientras sus manos se ralentizan. Llevo mis manos entre mis piernas y le pido que no se detenga. Jungkook se limita a reírse contra mi cuello, sin dejar de trabajar en el punto.

Sé que cuando esto termine, habrá dejado su marca en mí... pero no me importa. Lo único que quiero es que Jungkook me llene todo lo que pueda.

— "Alguien está ansiosa" — susurra.

Está disfrutando de la forma en que me entrego... y yo estoy disfrutando del exquisito placer. Jungkook se agacha y me pasa las piernas por encima de sus hombros. Entierra su cara en mi centro y termina lo que empezó. Me llevo una de mis manos a la boca para intentar controlar mis gemidos cuando su ritmo empieza a aumentar. Su boca succiona con fuerza mi punto de placer y sus dedos vuelven a frotar mi sensible piel.

Gimo su nombre una y otra vez mientras la intensidad aumenta. Mi pecho se agita y muevo mis caderas contra su cara, intentando sentirlo. Jadeo cuando Jungkook chupa con más fuerza. Con un ritmo firme palpitando dentro de mí y su cálida boca prodigando mi punto de placer, mi clímax comienza a formarse... y, después de todas sus provocaciones previas, es más intenso de lo que podría haber imaginado.

Grito, demasiado abrumada por la pasión como para preocuparme de que me escuchen. Jungkook no se aparta. En cambio, me deja aguantar la ola mientras sigue lamiendo con suavidad mi piel. La sensación me pone a cien, y ni siquiera me importa que sea Jungkook quien la provoque. Inhalo profundo y lo atraigo hacia mí.

— "Ahora te toca a ti" — ronroneo, dispuesta a hacer que Jungkook se sienta igual de bien... pero antes de que pueda desabocharle los pantalones, llaman a la puerta.

— "¡Mierda!".

Jungkook me lanza el brasier mientras me pasa el resto de la ropa con lujuria. Para cuando termina, yo todavía estoy intentando con el brasier.

— Maldita cosa. Déjame.

Me baja del escritorio y me cierra el brasier. Cuando mi ropa está en su sitio, volteo para mirarlo.

— ¿Quién diría que eres tan bueno poniendo brasieres como lo eres quitándolos?

Al volver a ver su cara tan cerca de la mía, casi olvido por qué nos vestimos, pero entonces...

— ¡Yuju!

Jungkook y yo nos separamos de un salto cuando la puerta se abre.

— Tienen una reunión con la perfumería dentro de una hora.

Su frente se arruga.

— ¿Algo sobre la fragancia que crearon?

Me muerdo el labio para no reírme... y cuando recuerdo lo que pasó anoche, lucho contra otro rubor.

— ¡Debieron haber hecho un gran trabajo!

La voz de Jungkook es ronca.

— Ojalá. Gracias, Sophia.

— Por supuesto. ¡Que tengan un buen día!

Cuando se va, Jungkook y yo respiramos profundo. Por mucho que intente evitarlo, sigo excitada. La emoción de estar a punto de ser atrapada hace que todo sea aún más excitante. Jungkook debe sentir lo mismo, porque el bulto de sus pantalones está aún más prominente que antes.

— (Llámalo curiosidad... pero lamento no poder ver lo grande que es)

La idea de averiguarlo hace que el calor se extienda en mi interior... y me decido.

— ¿Jungkook?

Él me mira con una expresión de pura lujuria.

— ¿Sí, Eva?

— Hagámoslo. Acepto la apuesta.

Continuará...

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