ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ɪɪ : ᴄᴏᴍᴘᴀʀᴛɪʀ ᴇs ϙᴜᴇʀᴇʀ

— ¡Eva!, ¡Me alegra mucho verte aquí!

Me quedo completamente inmóvil... y cuando me doy cuenta de que Jungkook me sigue teniendo alzada, me zafo de sus brazos.

— Ay, ¿dónde están mis modales? Soy Alex.

— Encantada de conocerte, Alex.

— Igualmente, ¡Jungkook me ha contado todo sobre ti!

— (Probablemente, haya sido una conversación post-sexo)

Me volteo hacia él, que me ve con curiosidad.

— No me extraña que quisieras la cama.

— Espera...

Empiezo a recoger mi ropa y mi maquillaje para mañana. Cuando saco la maleta del armario, Jungkook frunce el ceño.

— ¿Qué estás haciendo?

— Alistándome para irme a un hotel.

Ni siquiera me molesto en organizar mis cosas. Las meto al azar y cierro la cremallera del equipaje.

— ¡No tienes que irte!

— Alex tiene razón...

Agarro la maleta.

— Gracias, pero si quisiera ver una película porno, miraría el historial de tu navegador.

Con esa frase de despedida, salgo por la puerta.

• ୨❀୧ •

Me estiro en la cama king y disfruto de la tranquilidad del hotel. Aunque mi estancia ha sido cómoda, estoy agotada por los acontecimientos de ayer. Mientras me siento en la cama y me hundo en el suave colchón, los recuerdos de ayer me inundan.

No puedo ignorar la verdad. Estaba celosa. No hay otra excusa.

Mi teléfono vibra, así que lo saco del bolso. Gimo cuando veo el nombre en la pantalla.

— (¿Qué demonios quiere Jungkook?)

Jungkook:

¿Estás despierta?

Eva...

Supongo que no.

O me estás ignorando.

No es lo que crees, Eva.

Solo dame la oportunidad de explicarme.

Leo los mensajes una y otra vez.

— (¿Desde cuándo a Jungkook le importa lo que pienso?)

Empiezo a escribir una respuesta, pero me doy cuenta de que no tengo idea de lo que quiero decir.

— (Olvídalo)

En su lugar, me levanto de la cama.

— (Es hora de prepararse para ir al trabajo)

~ Conjunto elegido ~

Elijo uno de los atuendos que metí en la maleta y me admiro en el espejo.

• ୨❀୧ •

Las ruedas de mi maleta suenan chirriantes mientras me dirijo a la recepción. Sophia levanta la vista de su computadora.

— Guau. ¿La vida de casada con Jungkook no está funcionando?

Le dirijo una mirada que dice "no me provoques", y Sophia se ríe.

— Vamos. Aún no ha pasado una semana y ya están durmiendo en sitios distintos. ¿Huelo a divorcio?

— Estoy demasiado cansada para pensar en una respuesta a esa broma tan mala.

— ¿Estás demasiado cansada para escuchar algunas noticias?

— Depende. ¿Son buenas o malas?

— Ambas. ¿Cuáles quieres primero?

POR FAVOR, dame algo bueno.

— Muy bien. ¿Recuerdas la nueva oficina que construyeron el año pasado?

— ¿La que tiene unas ventanas enormes?

— Esa. Es la tuya.

Se me cae la mandíbula.

— ¡No puede ser!

Pienso en el sofá que vi que pusieron allí.

— (Seguro que puedo tomar una siesta en esa cosa)

— ¿La mala noticia?. Es un poco pequeña.

— No es gran cosa. Al fin y al cabo, solo estaré yo.

— Bueno...

Sophia mira hacia otro lado.

— Esa es la mala noticia.

Mi corazón se acelera.

— Dime.

— Henry pensó... Bueno, pensó que el hecho de que compartieras la oficina con tu competencia, los inspiraría a trabajar más.

— Quieres decir... Jungkook.

— Sí. Y ya está allá.

Me trago el nudo en la garganta.

— (Parece que nuestra conversación tendrá lugar antes de lo que creí)

Cuando entro en la oficina, él ya está instalado. Y, por supuesto, eligió el escritorio junto a la salida. Tengo que pasar aprisionada detrás de él, rozando mi trasero contra su silla.

— Buenos días para ti también, Eva.

Guardo mi maleta bajo el escritorio más pequeño, junto a la ventana.

— Buenos días.

El aire crepita con tanta electricidad que me sorprende que no exploten todos los aparatos electrónicos. Miro por la ventana.

— Te gusta mucho mirar por las ventanas, ¿no?

— Bueno, la vista detrás de mí no es tan buena, así que...

Jungkook se ríe.

— Es una oficina bonita, ¿no?

— Es un poco pequeña.

— Ay, vamos. Creo que es acogedora.

Volteo para mirarlo.

— ¿Sabes? Estás de muy buen humor esta mañana.

— ¿Lo estoy?

— Umjú. El sexo de anoche debió ser estupendo.

El atractivo rostro de Jungkook se muestra sorprendido... y luego se ríe. Es una carcajada que sale del estómago, de las que te hacen llorar.

— ¿Por qué te parece divertido? ¿O es que te volviste completamente loco?

Él finalmente recupera el aliento para responderme.

— Estás muy, MUY equivocada. Deja que te lo explique.

— Me encantaría escucharte. Porque la línea está definitivamente demasiado borrosa entre nosotros en estos momentos. Si vamos a vivir juntos, necesitamos tener reglas básicas. Y la regla número uno es "no llevar a gente al azar para tener sexo".

Jungkook levanta una mano.

— Voy a detenerte ahí mismo. No me acosté con Alex... Nunca me he acostado con Alex... Y no tengo intención de acostarme con Alex.

El alivio atraviesa mi cara. Él debe verlo, porque sonríe con amplitud.

— Eva, ¿estás... celosa?

Él susurra la última palabra y mis mejillas se enrojecen.

— ¡N-no!

¡ESTÁS CELOSA!

Me siento y enciendo la computadora.

— ¡Mirate, ni siquiera puedes mirarme!

Abro un documento y escribo apresuradamente.

— Necesito trabajar. Me distraes.

— Todo es por lo bien que me veo.

— Te equivocas.

— (Se equivoca, ¿verdad?)

Me detengo y miro el documento que tengo al frente. Dice... "notesonrojesnotesonrojesnotesonrojesnotesonrojesnotesonrojesnotesonrojes". Me pongo la cabeza entre las manos.

— (Estos seis meses serán largos)

• ୨❀୧ •

Evité volver a casa a toda costa.

— (Fui al supermercado. Salí a caminar. Fui de compras. Vi una película... dos veces seguidas)

Pero ahora me encuentro en la puerta del dormitorio, sitiéndome como una intrusa en lo que se supone que sea mi casa. Jungkook está acostado en la cama, con un libro en la mano. Su expresión de lectura pensativa lo hace parecer más atractivo que de costumbre.

— (¿Qué tienen los idiotas sexys que me hacen sentir tan nerviosa?)

Él pasa la página y yo me hundo en el sillón de felpa que tiene en frente.

— (Supongo que ya no se puede evitar)

Señalo el libro.

— ¿Sabes leer?. Debo decir que estoy un poco sorprendida.

Una pequeña sonrisa se dibuja en los labios de Jungkook.

— Soy más que una cara bonita, Eva.

Él gira el libro para mirar la contraportada.

— "Un joven se abre paso hasta la cima de la escalera empresarial, pero ¿qué está dispuesto a perder por el camino?".

— Quizás sea una señal.

— ¿Una señal de qué?

— De que este ascenso no va a funcionar para ti.

Me inclino hacia adelante de forma conspirativa.

— Supongo que deberías rendirte y marcharte.

Jungkook arroja el libro sobre la mesa de centro.

— Eso fue un intento admirable, Eva. Pero el único lugar al que voy es bajo las sábanas.

No pienso mucho en ello hasta que recuerdo que solo hay una habitación. Y él está ocupando la cama que yo quiero.

— (Si Jungkook va a dormir en la cama esta noche, ¡yo no podré hacerlo!)

— Espera un momento.

— ¿Qué pasa?

— Ayer tuviste la cama.

— Sí, y tú la tuviste la noche anterior. Entonces, ¿cuál es el punto?

— Mi punto es que es mi turno.

— No lo creo. Creo que deberíamos tenerla cada uno durante una semana.

— ¡Lo dices porque ya estás en la cama!

— ¡Es práctico!

Él descansa sus brazos detrás de la cabeza.

— Asegúrate de cambiar las sábanas. No me gustaría dormir en una cama que huele a tu perfume de lavanda.

Agarro una almohada y se la lanzo. Le cae de lleno en la cara, haciéndolo gemir.

— ¡Es mejor que el asqueroso spray corporal que usas!, ¡Hueles a adolescente!

Jungkook jadea y recoge la almohada.

— Definitivamente, los adolescentes no tienen buen gusto para la colonia, ¡y yo sí!

Él me lanza la almohada... pero la agarro en el aire y voy a pegarle otra vez. Jungkook agarra el borde de la almohada y lo hala... atrayéndome y haciéndome caer sobre la cama. Aterrizo junto a él, demasiado cerca para estar cómoda. Jungkook aprovecha la oportunidad para intentar lanzármela de nuevo. Una pluma vuela en el aire mientras yo agarro desesperadamente la almohada para evitar que me golpee.

— ¡Detente!

Él no puede evitar reírse. Se distrae con su propia diversión, dándome la oportunidad de arremeter. Le inmovilizo las muñecas en la cama, deteniendo eficazmente sus golpes.

— Eh... ¿Eva?

Estaba tan concentrada en detener a Jungkook que no me di cuenta de que me puse a horcajadas sobre él. Mis piernas están a ambos lados de sus caderas... y me doy cuenta de que él ha apoyado sus manos en mis muslos, por instinto, cuando se las he soltado.

— (¡Ay, por Dios!)

Me quito de encima y él se aclara la garganta con torpeza. Los dos nos ponemos de pie.

— Mira. El sofá es muy, muy incómodo.

No se equivoca.

— Y, como somos dos adultos maduros e inteligentes...

La pluma de antes se posa sobre su cabeza. Se la quita de encima mientras yo reprimo una carcajada.

— Creo que deberíamos poder compartir la cama.

Tiene razón. El sofá está bien para sentarse, pero sería demasiado pequeño para dormir bien.

— (Supongo que podríamos compartir...)

— Bien. Pero tú te quedas de tu lado y yo en el mío, ¿sí?

— Suena como un plan.

Nos acomodados en la cama. Agarro una sábana y algunas almohadas extra para rellenar el espacio entre los dos.

— Eva... ¿en serio?

Sigo construyendo el muro.

— No sé qué tipo de sueño tienes. Y no quiero averiguarlo a las cuatro de la mañana.

— No soy una persona que se acurruque, si eso es lo que quieres decir. Pero claro, si quieres hacer una barrera para no tocarme...

Me levanto sobre un codo para poder ver por encima de la barrera.

— Eso no es lo que está ocurriendo ahora.

— Sigue diciéndote eso.

Él empieza a quitarse la ropa y yo giro la cabeza para darle algo de privacidad. Me niego a ceder al impulso de mirarlo, decidida a no darle más material para provocarme. Pronto, Jungkook se inclina para apagar la lámpara, sumiéndose en una leve oscuridad. Me volteo para ponerme de cara a la pared y me subo las sábanas hasta la barbilla.

— Buenas noches, Eva.

— Buenas noches, Jungkook.

Nos acostamos en silencio, con sólo el tráfico de afuera y las luces de la ciudad para dormirnos. El tiempo pasa y los dos seguimos despiertos.

— ¿Por qué respiras tan fuerte?

— ¡No lo hago!, ¿Prefieres que contenga la respiración?

— Tal vez.

— Intenta no roncar, ¿sí?

NO ronco.

— ¿Cómo lo sabes?. Siempre estás dormida cuando lo haces.

Me susurro a mí misma.

— No ronco.

Jungkook se ríe.

— Te lo dejaré saber.

Me volteo para acostarme de espaldas y mirar el techo. Él hace lo mismo. Por encima de la barrera, puedo verlo contemplando.

— ¿Qué piensas del espacio?

— ¿Qué demonios?

— Me pongo filosófico en la noche.

— Creo que preferiría estar en el espacio que en esta cama.

Suspiro y la risa grave de Jungkook llena la habitación.

— Estarías muy sola ahí fuera.

— No importa. Estoy acostumbrada.

Me pongo de lado y cierro los ojos.

— ¿Eva?

— Buenas noches, Jungkook.

Me doy cuenta de que él quiere decir algo, pero decide no hacerlo. En su lugar, nos quedamos en silencio hasta que el sueño se apodera de los dos.

• ୨❀୧ •

La luz del sol que entra por la ventana me despierta y bostezo.

— ¿Qué...?

Un gran brazo me rodea la cadera. En algún momento de la noche, uno de nosotros apartó la barrera de una patada. Ahora, Jungkook y yo estamos uno frente al otro, y su brazo me sujeta. Nuestras piernas están enredadas. Mi primer instinto es apartarme, pero no lo hago. Él sigue durmiendo plácidamente. Tiene los labios suavemente torcidos en una sonrisa y su pecho tonificado se mueve uniformemente con una respiración profunda.

— (Es realmente atractivo)

Siempre odio admitirlo, pero es cierto. Me muerdo el labio.

— (Concéntrate, Eva)

Muevo la mano para intentar mover su pierna de encima de la mía. Pero mi mano roza algo duro. Los ojos de Jungkook se abren y en su rostro se forma una lánguida sonrisa.

— ¿Lo disfrutas?

Me doy cuenta de que no estoy presionando su pierna. En realidad, mi mano rodea su erección matutina y jadeo.

— ¡Mierda!. L... lo siento MUCHÍSIMO.

— Oye, est...

Me levanto de la cama.

— Eva, no pasa nada. Sé que fue un acci...

— ¡Definitivamente NO está bien!

Le lanzó una sábana sobre las caderas y me apresuro a ir a la sala.

Me apoyo en el gran ventanal e intentó serenarme. La ciudad se mueve debajo de mí y lo único que deseo es estar fuera de este apartamento, lejos de la vergüenza. Escucho a Jungkook entrar en la cocina detrás de mí. La máquina de café se pone en marcha, llenando el espacio con su aroma. Me doy la vuelta con lentitud.

Él está sin camisa y sus bóxers están ceñidos a sus caderas. Al no haber nada que tape la vista. Puedo ver claramente su erección matutina. Sacudó la cabeza y miro la techo.

— ¡Jungkook!

Él se voltea para mirarme, mostrando aún más su erección y le da un sorbo a su café.

— ¿Pasa algo?

Le señalo las caderas.

— ¡Esconde esa cosa!

Jungkook deja la taza en el mesón y sonríe.

— Es natural, Eva.

— ¡Lo sé! Pero al menos podrías ponerte unos pantalones o algo así

Él se acerca.

— ¿Te molesta?

— ¡Claro que me molesta!

— Entonces, ¿por qué sigues mirándola?

No es mi culpa: está tan cerca qué su bulto es todo en lo que me puedo enfocar. No puedo pronunciar una sola palabra cuando Jungkook acerca su cabeza a mi cuello. Sin darme cuenta, arqueo la cabeza para darle más acceso.

— Eva, si no puedes soportar esto...

Mis ojos se cierran mientras sus labios acarician la parte exterior de mi oreja.

— ... entonces quizás uno de los dos debería mudarse.

Continuará...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top