ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ xᴠ : ᴄᴏɴғᴇsɪᴏɴ
— Eva... Te amo.
Todo parece detenerse. Es como si el mundo hubiera dejado de girar sobre su eje, dejando solo a Jungkook imperturbable.
— Me gustas desde el momento en que nos conocimos. Cuando ambos estábamos en aquella cafetería del vestíbulo y pedimos la misma bebida. Dudo que lo recuerdes... pero agarraste el vaso y chocaste conmigo.
Mis ojos se entrecierran.
— Así no es como lo recuerdo.
Recuerdo haber agarrado el vaso de café y haber chocado directamente con una dura pared de músculos. Él, con su traje de primer día, se río y me quitó el café de las manos:
"Lo siento... pero creo que este es mío".
Y en efecto, su nombre estaba en el costado del vaso.
— Te reíste de mí.
Recuerdo la vergüenza que me sonrojó la cara. Y cómo pensé que era la peor manera posible de empezar un nuevo trabajo: ser conocida como la ladrona de café.
— No me reía de ti, Eva. Solo estaba en shock. Una hermosa mujer corrió directamente a mis brazos. Recuerdo que pensé: "si este trabajo será así, me quedaré aquí para siempre".
— Pero... ¿Por qué no dijiste nada? ¿Por qué me dejaste pensar que me odiabas?
La cara de Jungkook cae.
— Siempre pensé que TÚ me odiabas. Es decir, prácticamente me empujaste el café a las manos, agarraste el tuyo y saliste corriendo. Como si no pudieras soportar estar cerca de mí.
— ¡Porque estaba mortificada! Prácticamente te tiré el café encima. Fue la peor manera de empezar un trabajo.
— No lo puedo creer.
Él suspira.
— Y cada vez que pensaba que las cosas podrían ser diferentes... Recordaba que estaba falsamente casado con Alex. ¿Qué podría haber hecho?
Me quedo sin palabras.
— (Esto no puede estar pasando. Simplemente no puede ser. Años. Durante años he ignorado a este atractivo hombre porque pensaba que me odiaba. Y entonces, por un cruel giro del destino, nos mudamos juntos)
Pero no solo nos mudamos juntos. Compartimos la cama. Tuvimos conversaciones tranquilas en plena noche. Tuvimos sexo, muy, muy a menudo.
— No lo creo.
Sacudo la cabeza.
— Esto no puede estar pasando. Simplemente no puede ser.
Un ruido angustioso sale de Jungkook.
— Después de todo este tiempo. Sigues sin creerme. Crees que estoy intentando que confieses tus sentimientos. Es eso, ¿no? Así podré ganar la apuesta.
Él retrocede. La distancia que nos separa parece un inmenso océano.
— Pero no tienes que preocuparte, Eva. Me mudaré lo antes posible.
Él sonríe, pero no es una sonrisa de felicidad.
— Felicidades. Ganaste.
Se me cae el corazón al estómago cuando Jungkook agarra algunas de sus cosas y sale del apartamento. Y lo peor es que... tiene razón. Gané.
• ୨❀୧ •
Agarro mi teléfono y quiero que se ilumine con una respuesta.
— (Vamos, Jungkook. Contéstame)
Le dejé innumerables mensajes de texto e interminables mensajes de voz. Todos están sin respuesta.
— (Esto es un desastre absoluto y lo peor es que todavía tengo que ir a trabajar)
~ Conjunto elegido ~
Estoy a punto de salir por la puerta cuando mi teléfono vibra. Prácticamente me sumerjo en el bolso para agarrarlo, pero no es la persona que esperaba.
Alex:
¡Hola!
¿Estás libre después del trabajo?
Eva:
Supongo que sí.
¿Por qué?
Alex:
Necesito que me ayudes con algo.
Eva:
¿Ayuda?
No lo sé, Alex...
No tengo muchas ganas de salir.
Alex:
¡Bu!
Te sobornaré con postres 🍰👀
Eva:
Bueno... supongo que me vendrá bien la distracción.
Alex:
Excelente.
Nos vemos más tarde 😘
Sacudo la cabeza.
• ୨❀୧ •
Saludo a Sophia y me dirijo a mi oficina.
— (Nuestra oficina. La idea de ver a Jungkook me llena de... Esperanza. Quizás veamos las cosas de otra manera ahora que es un nuevo día)
Pero antes de llegar, Henry me intercepta.
— ¡Eva! ¿Puedo verte en mi oficina, por favor?
No sé si sentirme aliviada o preocupada.
— Por supuesto.
Me siento frente a Henry.
— Quería decirte que estoy muy orgulloso de ti, Eva. Has demostrado un trabajo ejemplar últimamente, y no pasó desapercibido.
— Gracias.
— De nada. Ahora.
Él se reclina en la silla de su oficina.
— Tomar la decisión correcta fue difícil para mí. Muy, muy difícil. Pero has ido más allá de tu deber... así que me gustaría ofrecerte el ascenso.
— ¿De verdad?
— De verdad.
Él sonríe ampliamente mientras la euforia me invade.
— Yo... Esto... ¡Gracias!
Cuando el shock se me pasa, Jungkook me viene a la cabeza.
— (Estará muy decepcionado)
Henry no se da cuenta de mi preocupación.
— Por supuesto, esto significa que la oficina de la esquina es oficialmente tuya. Está vacía, así que puedes intalarte en ella ahora mismo.
La cabeza me da prácticamente vueltas mientras me levanto.
— No puedo agradecértelo lo suficiente.
— Sigue haciendo un buen trabajo, Eva.
Me siento como en un sueño nebuloso mientras me dirijo a la antigua oficina. Lo único que me saca de mis pensamientos es él.
— (Jungkook...)
Está sentado es su escritorio. Cuando entro, levanta la vista y se fija en la caja de cartón que tengo en las manos. La sostengo con torpeza.
— Eh... Conseguí el ascenso.
Sonríe ligeramente.
— Felicidades. Te lo mereces.
Espero que diga algo más, pero vuelve a su trabajo. Me acerco a mi escritorio y empiezo a recoger. Recojo la planta moribunda de la que Jungkook siempre se burlaba. Los bolígrafos brillantes que solía esconder por la oficina. Los libros que él me sugirió que leyera.
— (No puedo con esto)
Me volteo hacia Jungkook y me armo de valor para hablar de anoche... pero él habla primero.
— Recogeré mis cosas del apartamento más tarde.
Las palabras me hielan la sangre en las venas.
— Ya.
Ninguno de los dos dice nada más... así que me voy.
• ୨❀୧ •
El olor a nueces tostadas y canela flota en el aire. Apoyo la barbilla en la palma de la mano y frunzo el ceño.
— ¿Así que eso es un no a la nuez moscada?
Me sobresalto.
— ¿Qué?
Alex sostiene el pequeño tarro de especias sobre su bol de mezclas.
— Te preguntaba si crees que a la tarta de nueces le vendría bien la nuez moscada.
Le muestro el pulgar hacia abajo.
— Es un no rotundo.
Mi decisión no debe ser lo suficientemente convincente, porque Alex se cruza de brazos.
— ¿Qué te ocurre?
— (No me corresponde hablarle de los sentimientos de Jungkook)
— Es solo la boda de Sophia. Estoy demasiado estresada por lo rápido que va todo.
Ella aparta la nuez moscada y sonríe.
— Las bodas no son para estresarse. Aunque sean rápidas.
Alex mira la pared llena de fotos.
— Me encanta todo lo relacionado con ellas, de verdad. El amor, los vestidos elegantes, la buena compañía... aunque el evento en sí sea una farsa.
Me doy cuenta de que está mirando una foto de ella y Jungkook el día de su boda. Para mí, es fácil ver que él no está enamorado. Su sonrisa es brillante, pero sus ojos no muestran más que contentura. No se parece en nada a la forma cruda, vulnerable y apasionada en que me mira.
— (Después de todo este tiempo y todas estas dudas... por fin sé que los sentimientos de Jungkook por mí son reales)
El corazón se me hunde en el estómago.
— (Sin embargo, tomé esos sentimientos y se los eché en cara)
Para apartar mi mente de mi lío real, vuelo a centrar mi atención en Alex.
— Si te gustan tanto las bodas, ¿por qué no vienes?
Sus ojos se abren de par en par.
— ¿De verdad?
— ¿Por qué no? Me hace falta un acompañante. Y será mucho más divertido contigo.
Parece una niña en la mañana de Navidad.
— ¡Me ENCANTARÍA! Y tengo el atuendo adecuado.
Su entusiasmo se me contagia. Aunque Alex y yo hace tiempo que no nos vemos, me siento muy cómoda con ella. Como si pudiera pedirle cualquier cosa... Me doy cuenta de que esta es la oportunidad perfecta para saber más sobre Jungkook.
— Así que me preguntaba...
Intento parecer despreocupada.
— ¿Cómo fue? Estar casada con Jungkook, quiero decir.
Alex vuelve a mirar la foto de la pared.
— Fue... Bueno, divertido.
Parece que se pierde en los recuerdos.
— No es el mejor cocinero. Pero siempre lavaba los platos porque sabía que era mi tarea menos favorita.
Ella sonríe.
— Nos quedábamos en habitaciones separadas, obviamente. Pero a veces me enfadaba por lo que hacíamos. No estoy orgullosa de haber cometido un delito. Y no podría vivir conmigo misma si Jungkook fuera acusado o encarcelado. Nuestros dormitorios estaban uno al lado del otro. Cuando me enfadaba por ello, a la mañana siguiente encontraba mi chocolate favorito en la encimera.
Ella sacude la cabeza.
— Siempre sabía cuándo me sentía culpable.
Cuando más habla, más me doy cuenta de que no era un matrimonio falso.
— (Las personas se casan por muchas razones. Y aunque no había romance entre ellos, tenían una gran amistad)
— Eso es muy dulce.
— Lo es. Jungkook es el hombre más considerado que he conocido. Lo supe cuando estuvo dispuesto a casarse conmigo y no obtener nada a cambio... pero también lo supe en los momentos de tranquilidad. Cómo se daba cuenta de que mi baño de burbujas se estaba acabando y lo reponía. O cómo hacía importar mis bocadillos canadienses favoritos. O cuando me daba un tirón en la espalda y me ponía los zapatos cada mañana. Incluso el aire acondicionado.
Se ríe en voz baja.
— Siempre lo quería a tope para que pareciera la Antártida. Jungkook no se quejó ni una sola vez. Solo se colgaba una sábana sobre los hombros y seguía con su día.
Ella resopla.
— Solía bromear diciendo que era un superhéroe con capa. Y Jungkook nunca lo admitiría... pero fue mi héroe. No, no me salvó de un edificio en llamas ni de un avión que se estrellaba. Pero estaba ahí cuando importaba.
— Alex...
Ella me nuestra una brillante sonrisa.
— Bueno, ya lo sabes. No podría haber pedido un mejor esposo falso. Lo único que puedo esperar es que, algún día, Jungkook encuentre a alguien que haga lo mismo por él... alguien que lo vuelva loco y que sienta lo mismo por él.
Siempre supe que él era un buen hombre. Pero escuchar las pequeñas cosas, los pequeños detalles, ayuda a que todo encaje.
— (¿Cómo pude estar tan ciega?)
Ese pensamiento me hace llorar. Antes de que Alex se dé cuenta suena el temporizador del horno.
— ¡Oh! La tarda está lista.
Me seco la lágrima mientras ella se inclina para sacar el postre del horno. El olor de la tarta de nueces llega hasta mí... y lo primero que pienso es cuánto desearía que Jungkook estuviera aquí para probarla conmigo. Después de comer un poco de la tarta, me levanto de mi asiento en la barra y me estiro.
— Debería irme.
— Bueno, gracias por hacerme compañia hoy.
Sonrió con suavidad.
— Cuando quieras, Alex.
• ୨❀୧ •
Cuando llego a casa, espero ver a Jungkook en el sofá con un libro, como siempre... pero entonces recuerdo.
— (Todo eso se acabó)
Todo rastro de él desapareció... o eso parece. Encuentro una nota pegada a la nevera con la impecable letra de Jungkook:
"Mi llave está en el buzón".
Me muerdo el labio y reprimo mis emociones.
— (No pensé que esto fuera a ser tan difícil)
Antes de que pueda revolcarme más, mi teléfono vibra.
Sophia:
¡Hola!
¿Ya decidiste quién te acompañará a la boda? 🤔
Eva:
En realidad, sí.
Me gustaría llevar a Alex, si te parece bien.
A ella le gustan las bodas.
Sophia:
¿Qué diablos les pasa? 👀
Eva:
¿Disculpa?
Sophia:
No sé qué pasa entre tú y Jungkook.
¿Pero tú llevas a Alex y él a Helen?
¿Hay algo que deba saber?
Mis ojos se abren de par en par.
— (¡¿Jungkook va a llevar a Helen a la boda?!)
Continuará...
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