💀30💀

La mañana tenía un toque cálido que Yoongi disfrutó al momento de ingresar a su auto. Toda la madrugada se la pasó pensando en las posibilidades que tenía al alcance de sus manos, y luego de un exhaustivo análisis, por fin había llegado a una conclusión.

Los laboratorios clandestinos que pertenecían a su organización estaban bajo el mando de Gao, quien a su vez era un importante socio chino con quien ha tenido un par de negociaciones que le han resultado bien. A ese hombre le había encargado el cuidado de su esposa, y es por ello que en esos momentos se encontraba de camino al laboratorio central.

Pocos minutos de viaje y ya se encontraba frente a la construcción de aspecto descuidado. Yoongi bajó del auto e inmediatamente hizo su ingreso, siendo saludado por los vigilantes, quienes le reconocieron como el líder del Dragón Negro.

—Alfa Min —una voz femenina le hizo voltear, encontrándose a la beta encargada del lugar—. El señor Gao informó acerca de su llegada.

—¿Dónde la tienen? —decidió ser directo, pues no contaba con mucho tiempo.

—Sígame, por favor.

Ambos iniciaron a caminar por las lujosas instalaciones que distaban mucho de la fachada exterior. Al ser un punto cerrado los estragos del celo aumentaron en el alfa, sentía su cuerpo ardiente hasta el punto de volverse insoportable, con un leve dolor de cabeza que amenazaba con destruir la poca serenidad que tenía. Sin embargo, los deseos sexuales estaban completamente controlados gracias a los muchos inhibidores consumidos.

—¿Ha dado problemas? —inquirió en algún punto del camino.

—Ninguno que no podamos controlar —respondió la mujer, sin detener sus pasos.

—¿No ha tenido comunicación con nadie?

—No, señor. Tampoco lo ha solicitado.

La beta pasó la tarjeta de identificación sobre el panel de acceso, pocos segundos después las dos puertas de vidrio templado fueron abiertas, revelando un pasillo estrecho con una única puerta de metal.

—Infórmale a Gao que la fase dos está por comenzar —ordenó, para luego abrir la puerta que lo dividía de su esposa.

El interior consistía de una sala perfectamente estructurada. Una cama amplia de sábanas blancas con un armario del lado derecho, un pequeño sillón y una puerta que indicaba la entrada al baño. Sin ventanas que pudiesen proporcionar un mínimo resquicio de luz.

Seulgi se encontraba sentada en medio de la cama, la presencia del alfa fue fácil de notar, pero ella no demostró cambio alguno. Temerosa de que lo que su boca soltara la terminara de condenar.

Yoongi sonrió de lado, cerró la puerta y arrastró una silla hasta dejarla frente a la omega donde se sentó. Permaneció en silencio, permitiendo que sus ojos escrutaran a la chica sin ningún tipo de cuidado, mientras que su olfato se vanagloriaba con el temor que la omega expulsaba de forma inconsciente.

—¿No piensas saludar a tu esposo, omega? —cuestionó, segundos después de haber culminado con su análisis.

Ella levantó la vista con temor, los ojos gatunos la recibieron, provocando un estremecimiento para nada alentador. Ya no estaban los suspiros, las sonrisas ciegas se habían ido; ahora sólo quedaba lo que existió desde un principio: temor y una mezcla enfermiza entre el odio y la impotencia.

—¿A qué has venido? —respondió con otra pregunta. Los ojos cansados eran evidentes, pero eso no disminuía la belleza indudable de la omega.

—Vine a visitarte —afirmó el mayor con una sonrisa.

Seulgi rió con frialdad. —Viniste a disfrutar verme destruída, ¿Estás feliz, Yoongi? Por fin lograste lo que siempre quisiste.

—No mentiré, realmente me agrada saber que entiendes cual ha sido tu lugar —chasqueó la lengua—. Sin embargo, todo esto que te está pasando es por tu misma culpa —informó con seguridad—. Desde un principio te dije que los sentimentalismos no iban conmigo, y que si no eras astuta ni respetabas mis reglas, saldrías perdiendo —alargó una mano y acarició el mentón contrario de forma superficial—. No digas que no te lo advertí, cariño.

—Eso no justifica lo que estás haciendo conmigo —reclamó la omega—. La última vez que nos vimos teníamos un trato —llevó ambas manos a su vientre y gruñó—. Pero esta cosa sigue creciendo dentro de mí, ¿Dónde está tu palabra?

—Nunca dije que no lo cumpliría —dijo con tranquilidad—. Pero necesito que ese cachorro nazca.

—¡¿Por qué?! —se exaltó—. Yo no lo quiero.

—Mis planes no tienen por qué importarte —le recordó—. Lo único que debes hacer es parirlo, ya luego será mi problema.

Seulgi se quedó en silencio, sus ojos observaban los contrarios tratando de encontrar alguna pista de lo que el alfa trataba de hacer, pero fue inútil. La mirada de Yoongi era un abismo oscuro que la envolvía hasta convertirla en un títere manipulable que doblegaba su propia voluntad para cumplir con los deseos del mayor.

—Necesito salir de aquí —susurró con la respiración inestable.

—Has cometido muchos errores, te tengo en mis manos y puedo matarte cuando lo quiera —dijo Yoongi—. Pero no lo haré, ¿Sabes por qué? —la omega negó—. Porque tú misma serás la que me ayude a destruir a Kang SooJong.

Ante la mención de su padre, Seulgi rápidamente bramó:

—Lo quiero muerto —en su mente se formaron los recuerdos de su madre y sonrió con hostilidad—. También a JinKyung.

—¿Confiar o no en tus palabras? —jugueteó el pelinegro, mostrándose complacido con el odio que los ojos de la omega mostraban cada vez que hablaba de sus padres.

Seulgi le miró con seriedad. —Ellos contribuyeron a mi calamidad. Estoy metida en este infierno y no han hecho algo para sacarme, porque sus malditos tratos van bien —nuevamente sonrió—. Es justo que les devuelva el favor.

—Es justo —concedió Yoongi—. Pero por el momento no te necesito ahí, ya tengo a la persona ideal para dar inicio —comentó—. Ahora quiero que te concentres en portarte bien y tener a ese niño.

—Entonces... —hizo una pausa en lo que ordenaba sus pensamientos—. ¿Simplemente debo limitarme a seguir tus órdenes?

—Si lo que quieres es seguir con vida —resumió el alfa—. Así que ya lo sabes, o actúas bajo mis órdenes o te hago desaparecer.

Ella desvió la mirada. —Supongo que no tengo opción.

—Nunca la has tenido —comentó el mayor con un toque de burla, la misma que desapareció cuando advirtió—: que por tu cabecita nunca pase el pensamiento de traicionarme, lo único que te ha mantenido con vida es la alianza, pero una vez finalice lo hará tu inteligencia y sumisión al momento de obedecerme. Las lenguas lisas y voluntades débiles son basura que elimino sin problemas.

Cada palabra quedó enterrada en lo profundo de la mente de Seulgi, asegurándose con ello de obedecer y cuidar cada uno de sus pasos. A esas alturas del camino sabía que no tenía salida, no contaba con influencias, tampoco con los conocimientos necesarios para sobrevivir por su cuenta y la muerte no era una opción.

El mundo de rosas que sus padres habían creado para ella forjó las espinas fuertes y venenosas que la tenían rodeada. Debía aprender a sobrevivir, olvidarse de sueños rotos y mirar lo que verdaderamente le importaba.

Y eso era ver a Kang SooJong y Kang JinKyung muertos.

—Aún no me acostumbro a verte sin la máscara.

Amox miró a su izquierda, encontrándose con Jungkook. El alfa sonrió cansino y se sentó al lado del asesino. Ambos estando en el exterior, mientras sentían el frío de la noche calar cada uno de sus huesos.

—Me conociste sin ella —respondió el mayor, expulsando el humo que estuvo calentando sus pulmones.

—¿Recuerdas esos tiempos cuando entrenábamos juntos? —preguntó, con la mirada fija en el cielo nocturno—. En ese entonces dudaba mucho que un omega modificado sobreviviera.

Amox rió entre dientes. —Y aún así, te pateé el trasero más de una vez.

—No es así como lo recuerdo —debatió Jungkook, y Amox rió más fuerte—. Pero, para no dañar tu ego lo dejaremos así.

El omega le guiñó un ojo. —Chico listo.

Se formó un silencio cómodo, el interior del edificio era un caos total debido a las peleas usuales que se creaban entre los aspirantes. Justo en ese momento era la hora de la cena, Amox pronto descubrió que lo mejor era mantenerse alejado, mientras que Jungkook andaba tratando de conseguir información del omega que quería.

—Él... —carraspeó para poder continuar—. ¿Está bien?

—Le dije que si no se deshacía de su hijo moriría —respondió automáticamente—. ¿Tú qué crees?

—Que debiste ser más cuidadoso al decirle —reclamó el menor—. SeokJin no tiene la culpa de estar embarrado en tanta mierda, creo que es el único inocente aquí.

Cuando los ojos bicolores se encontraron con los del alfa, Jungkook odió sus propias palabras. Amox ladeó la cabeza, sonrió de forma inestable y lentamente susurró:

—SeokJin no era el único inocente, te haría bien el poder recordarlo.

El alfa frunció el ceño. —Es diferente.

—La diferencia está en que unos tienen más oportunidades que otros —gruñó—. Pero no me lamentaré por ello, a estas alturas del partido me resulta penoso e innecesario.

—Vaya, incluso hablas con arrogancia —se burló Jungkook—. El señor Morlov ha de estar muy orgulloso de su desastre.

—Créeme que lo está —dio una profunda calada a su cigarrillo y continuó—. Taehyung debe visitar a Char, ella será el intercambio que haremos con Min.

—¿Te refieres a Grace? —inquirió, Amox asintió—. ¿Y Taehyung no tiene problemas en entregar a su omega?

—Lo haré con placer —comunicó el mencionado, mientras hacía su entrada al lugar.

Se sentó al lado de Amox y no perdió tiempo de arrebatarle el cigarrillo para tomar una profunda calada. El humo fue expulsado con extrema lentitud para que el viento fresco se lo llevara consigo, a la vez que se encargaba de sacudir la rubia cabellera rebelde.

—No creí que fueras tan despiadado, Taehyung —la voz de Jungkook iba bañada de ironía—. Recién la encuentras y la vas a entregar a mi querido primo.

—Está de prisionera en mi casa, ahí no sirve de mucho —se encogió de hombros—. El plan de Amox es bueno, así que lo haremos.

—Según recuerdo, Grace fue una de las encargadas de hacer la modificación tuya, Tae —analizó el menor—. Si piensan entregarla a Yoongi, tengan por seguro que le sacará provecho en sus laboratorios.

Amox y Taehyung compartieron una sonrisa cargada de complicidad.

—Eso es justo lo que queremos —informó Amox—. Y no te diré nada más, a menos que pertenezcas a mi equipo.

—¿Misiones especiales? —indagó con una ceja alzada—. ¿Se puede elegir?

—En mi caso sí —respondió el de ojos bicolores—. Lo único que debes hacer es aceptar en el mismo momento que te solicite.

—Espera, ¿No es Yoongi quién elige los grupos? —cuestionó Jungkook.

Amox sonrió hasta que sus ojos formaron dos medias lunas. —Conmigo no será el caso.

—Y ahí está el motivo del romance mórbido que tuviste con el líder —intervino el rubio.

El mayor lamió su labio inferior. —Y que aún tengo.

Pocas palabras que bastaron para que todas las piezas calzaran en la mente de Jungkook. De inmediato supo que Amox lo tenía planeado desde el principio; vender una imagen frágil y coqueta para atraer la atención de un alfa de la categoría de Min, para posteriormente envolverlo poco a poco hasta hacerlo caer en un espejismo, con el único objetivo de crear una adicción peligrosa que lo mantendría en el filo de la muerte, pero sin tocarla por completo.

Una jugada arriesgada, la cual pareció funcionar.

—Dependencia y rivalidad —mencionó, Amox asintió.

—Estoy seguro que Yoongi desea destruirme —dijo con calma—. Pero también hay una parte de él que me desea como el primer día, eso se debe a que su mente evoca los recuerdos de un omega delicado, y los instintos de un alfa puro líder son casi incontrolables —hizo una pausa—. Antes de mostrar mi verdadero rostro, debía crear mi propio mecanismo de defensa, utilizando la única debilidad que pude ver en ese momento —rió coqueto—. Encanto y belleza.

—Es así como funciona —completó Taehyung—. El líder cada vez que intente lastimar a Amox recordará la fragilidad que Jimin mostró, entonces su propio lobo lo mantendrá en un desequilibrio constante que no le permitirá actuar con total libertad.

—No es suficiente —comentó Jungkook—. Seulgi es su esposa y Yoongi la tiró al vacío sin ningún rastro de remordimiento.

—Hay diferencia —habló Amox, ganando la atención de los contrarios.

—Dime esa diferencia —retó el menor.

Sin embargo, fue Taehyung el que respondió:

—Que a Jimin la bestia también lo quiere.

Los entrenamientos eran una etapa extra que se veía durante el día. En esos momentos los aspirantes se reunían en equipos de su elección para entrenar y dar su máximo rendimiento en las noches donde eran estrictamente evaluados por los líderes.

Chen y Woobin eran dos novatos a ojos de Amox. Sin embargo, ambos habían demostrado su destreza a la hora del combate, permaneciendo de pie al final con su adversario destruido bajo la ferocidad de sus garras. El pelinegro veía cierto potencial que podía ser pulido, y desde ya iba considerándolos como candidatos capaces para formar su equipo.

—Chen —llamó en voz baja, el peliplata le prestó atención—. ¿Quién es ese tipo?

El mencionado dirigió su mirada hacia el rincón del salón, encontrando la imagen de un hombre alto y fornido, con el cabello rapado a los lados y múltiples tatuajes adornando sus brazos. Torció el gesto cuando ambas miradas se encontraron, aquel hombre lucía atemorizante, pero no recuerda haberlo visto en las peleas.

—Se llama Jay Park —informó Woobin, Amox le miró—. Fue el que venció a Leewan en la fase inicial.

—¿El engreído que decía ser mejor que yo?

—¡Lo recuerdo! —exclamó Chen—. Lo asesinó a los pocos minutos del inicio del combate.

—Amox —Woobin llamó, sintiéndose extraño por la sonrisa que el asesino mostraba—. ¿Qué piensas hacer?

El omega no respondió, tomó unos guantes de boxeo y caminó con rapidez hacia el otro extremo del salón, donde el chico permanecía. Ambos se miraron atentamente, como si fuesen conocidos de años, hasta que finalmente Amox rompió con el silencio.

—¿Una pelea? —con su mano derecha levantó los guantes, al mismo tiempo que alzaba una ceja.

Jay Park levantó la comisura izquierda. —¿Debería sentirme honrado?

—Deberías —Amox lanzó los guantes negros, los cuales fueron tomados por el alfa frente a él—. ¿Eso es un sí?

—Ya lo creo —ambos caminaron hacia la arena de combate que estaba en el centro, bajo la atenta mirada de todos los presentes.

Se pusieron en posición y los gritos eufóricos y de apoyo no tardaron en escucharse. Amox sonrió, contagiando a su adversario, ambos con la adrenalina al tope. Los dos estaban ansiosos por probar las habilidades del contrario, así como explotar sus mismos límites hasta quemar cada porción de energía contenida.

Y todo mejoró cuando Min Yoongi hizo su entrada al lugar.

Las expectativas subieron porque era la primera vez que el líder de la organización se presentaba en los entrenamientos de rutina. Los susurros no se contuvieron, tampoco lo hicieron las miradas impresionadas de algunos, pues era la primera vez que lo veían desde cerca.

Los ojos afilados de Yoongi se posaron en los bicolores. Amox hizo una pequeña venia a modo de saludo y nuevamente se concentró en la pelea que tendría, sólo que ahora sabía de un espectador interesante que no dejaría escapar ninguno de sus movimientos.

El timbre sonó, y con ello la pelea dio comienzo.

Amox supo de la agilidad de Jay Park en el mismo momento que su mandíbula recibió el primer golpe, no dejó que eso le desconcentrara y utilizó su tamaño a favor para confundirle hasta poder devolverle el golpe, con la misma fuerza y en el mismo lugar.

Todos los presentes se sumergieron en un profundo silencio, lo único que se escuchaba con claridad eran las respiraciones agitadas de ambos contrincantes, así como los ruidos sordos que cada golpe dado dejaba. Ninguno podía asegurar con exactitud quién sería el vencedor, había ocasiones en las que Jay Park tenía la ventaja, pero rápidamente Amox tomaba el control de la situación y todo volvía a equilibrarse.

Los ojos analíticos de Yoongi veían en cámara lenta cada táctica usada. Fácilmente dedujo las intenciones del otro alfa, así como también supo que la prioridad de Amox era noquear a su oponente atacando en el mismo lugar varías veces. Un suspiro casi aburrido salió de sus labios finos, él estaba esperando ver un poco más de sangre; sin embargo, la pelea lucía bastante reñida.

Hasta que, sin poder preverlo, Amox tomó la ventaja.

—Ahora si va en serio —escuchó a sus espaldas, más no prestó real atención.

Amox logró acorralar a su oponente en uno de los rincones de la arena y fue ahí donde descargó toda su energía. Golpes rápidos, certeros y fuertes que impactaron en la anatomía contraria hasta romper la piel expuesta, aniquilando con ello toda posibilidad para el alfa de poder saborear una victoria.

La pelea terminó a los pocos minutos, Jay Park sonrió con altanería pues ahora se había convencido de las habilidades del omega, y Amox estaba seguro de que aquel alfa sería ideal para formar su equipo.

—¿Sin rencores? —inquirió el omega, ofreciendo su mano libre de guantes para que fuese estrechada.

El alfa tomó la mano ofrecida y la apretó con fuerza. —Sin rencores.

Los dos abandonaron la arena de combate y se disponían a volver a sus propios entrenamientos. Sin embargo, Yoongi tenía otros planes para el omega.

—Hablemos —fue lo único que dijo para empezar a caminar hacia la salida.

Amox tiró los guantes hacia una de las mesas y empezó a seguir los pasos del alfa. Varias miradas quemaban en su espalda, pero eso no era algo que realmente le importara; en esos momentos, su curiosidad por lo que sea que Yoongi le fuese a decir valía más.

Se detuvieron cuando llegaron a un pasillo el cual se encontraba completamente vacío. Ambos supieron al instante que aquel lugar sería el idóneo para mantener una conversación relativamente corta.

—Esta noche acompañarás a Siwon a una cena importante —directo y claro—. Necesito que ahí consigas algo para mí.

—¿Qué te hace pensar que lo haré? —preguntó Amox.

Yoongi se balanceó en su lugar. —Desde el primer momento que pisaste este lugar fue para obedecer mis órdenes. Un fallo y estás fuera.

—La semana de sangre todavía no termina.

—Tú eres categoría especial —le recordó Yoongi y Amox maldijo—. Me resultas más útil con Siwon que sentado en una banca viendo a tus compañeros pelear.

Los ojos de Amox se oscurecieron. —¿Qué es lo que tengo que hacer?

—La cena a la que asistirán es una gala importante —explicó Yoongi, iniciando a caminar alrededor del cuerpo del omega—. Acompañarás a Siwon y lo harás bajo tu nombre —se detuvo e inhaló de los aromas dulces—. Conseguí una invitación para Park Jimin, no la desperdicies.

—¿Y qué debo hacer ahí?

—Kang SooJong estará ahí —los dedos de Yoongi acariciaron el cuello contrario.

Amox ladeó el cuello. —¿Debo matarlo?

El gemido del omega no pudo contenerse cuando los labios finos dejaron una serie de besos en el cuello sensible, para luego dar paso a la húmeda lengua de acariciar cada punto sensible.

Yoongi tomó una profunda inhalación y luego aclaró:

—No, precioso —un beso más—. Debes seducirlo.

No pudo ordenar sus pensamientos porque los labios finos del mayor reclamaron con ansias los suyos. Los movimientos cargados de necesidad y frenesí le hizo gemir en la boca contraria, ambas manos se aferraron a los hombros anchos, sintiendo con gusto el tacto adictivo que el alfa dejaba, como un mapa que poco a poco estaba siendo trazado en su piel.

Los dientes de Yoongi se encargaban de morder los labios gruesos, mordisqueaba y succionaba con deleite, embriagándose del elixir prohibido del cual estuvo exento durante todo ese tiempo.

Las manos grandes apretaron con fuerza el trasero del menor, Amox sufrió una descarga de placer que recorrió cada rincón de su cuerpo. Las respiraciones calientes golpeaban sus rostros, los pechos juntos haciendo cortocircuito, mientras que sus deseos primitivos quedaban al descubierto en aquel demandante beso que amenazaba con romper cada gramo de cordura.

Finalmente, Yoongi decidió romper con el contacto que les dejó con las pupilas dilatadas. El alfa sonrió complacido, y con los dedos dejó caricias superficiales en las mejillas del omega.

—Tienes que dejar que Kang se acerque a ti —susurró, cepillando con sus labios los contrarios—. Atráelo usando tus encantos, precioso. Cuando lo tengas me dejas el resto a mí.

—¿Qué te hace pensar que funcionará?

Yoongi dejó un beso en la boca contraria antes de responder. —El hombre está pasando por dificultades amorosas, quiere divorciarse, pero por asuntos de polémica no puede —contó—. Mis fuentes afirman que asistirá al lugar con el único propósito de cacería, y yo le daré la presa perfecta.

—¿Hasta dónde debo llegar? —cuestionó el menor con perspicacia.

—Hasta donde sea necesario para tenerlo envuelto en tu dedo meñique.

Las manos del omega viajaron hacia el cuello del más alto donde las enroscó. Los dedos regordetes jugaron con la espesa cabellera negra, inhalando a profundidad la combinación que sus aromas formaban.

—¿Qué obtendré a cambio de esto? —interrogó, luego de varios segundos de silencio.

El mayor le tomó del mentón para mirarlo. —La satisfacción de tu amo.

—Eso no es muy motivador —debatió el omega.

Yoongi rió entre dientes y tomó distancia del cuerpo contrario. Metió ambas manos a los bolsillos de su pantalón, sin borrar la sonrisa de superioridad que resaltaba cada una de sus facciones varoniles.

—Misiones especiales —comentó—. Hiciste la solicitud para ese grupo, ahora asume tus responsabilidades.

—Acostarme con un hombre no está dentro del manual —contraatacó, luciendo entretenido.

El alfa le miró de abajo hacia arriba con total descaro. —Si usas tus atributos como lo has hecho hasta ahora, no habrá necesidad —aseguró, y luego agregó—. Te veré en un par de horas en mi oficina, debo darte la información necesaria para que te reúnas con Siwon.

Yoongi abandonó el lugar dejando al omega sumido en sus pensamientos. Pronto Amox pudo tener una idea de los planes que el alfa tenía destinados para Kang, y una sonrisa pequeña no pudo contenerse.

Quizá, ambos tenían un mismo objetivo después de todo. Aunque no podría asegurarlo hasta en esa noche, donde mostraría la primer moneda a apostar.

Y que el hombre con mayor suerte gane.





















En esta semana y la otra termino este libro. (O eso espero)

Muchas gracias por leer.













YOONGLH💀

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top