💀29💀
No podía diferenciar el día de la noche, porque el lugar en el que permanecía siempre estaba oscuro. Pese al ambiente silencioso y denso, SeokJin no se sentía inquieto; llevaba días ahí, aunque no podría contar cuantos con exactitud. Es por eso que después del segundo día (contado en su mente) se permitió relajarse; si quisieran hacerle daño, ya lo hubiesen hecho hace tiempo.
Sus propios pensamientos eran una ola confusa que lo mantenían molesto consigo mismo. En ellos veía debilidad, miedo y sumisión; todo aquello que había repudiado estaba concentrado en su carácter débil, permitiendo que le lastimaran hasta un punto de quiebre total.
<<Después de todo, él siempre tuvo razón. Nunca estuve, ni estaré listo para sobrevivir en este mundo>> ese pensamiento se repite sin descanso, siendo el segundo más persistente que le ha mantenido por eternas madrugadas sin poder conciliar el sueño.
Sin embargo, esa era una verdad que muy en el fondo sabía. Recordarla no modificaba la estabilidad de su mente, ni tampoco suponía diferencia alguna en su propio auto desprecio. Lo que verdaderamente lo tenía en una constante tortura era el descubrimiento de la verdadera esencia del que creyó era su mejor amigo por los últimos cinco años.
Jimin... ¿O debería llamarlo Amox? Algo simple de responder, más él no podía hacerlo.
Se puso de pie y caminó hacia la ventana para poder vislumbrar algo fuera de toda aquella penumbra. Suspiró nuevamente porque lo único que pudo ver fue los espesos árboles que rodeaban la construcción en la que se encontraba, sumando sonidos amortiguados que casi siempre escuchaba a esa hora específica, pero que no podía reconocer lo que era, mucho menos saber lo que aquello significaba.
Calculó algunos cinco minutos ahí de pie y escuchando los mismos sonidos, luego de ese tiempo su cuerpo completo se puso tenso, cuando en medio de todo pasos lentos se escucharon claramente en la planta inferior, esos mismos que con tortuosa paciencia subían las escaleras hasta llegar a la habitación donde el omega Kim se encontraba.
El corazón palpitó con más rapidez y fuerza, el lobo en su interior se removió con inquietud, provocando que sus propios aromas se descontrolaran. SeokJin retrocedió un par de pasos a la vez que llevaba ambas manos a su vientre abultado, en todo ese tiempo no había recibido visitas, y, a juzgar por el lugar en el que se encontraba, que lo hiciera ahora no significaba algo bueno.
Esperó, y durante los últimos segundos no permitió que el oxígeno llenara sus pulmones. Demasiado alerta y asustado como para preocuparse por respirar, con una confusa combinación entre el miedo y la curiosidad por saber la identidad de su inesperado visitante.
La puerta fue abierta con suma delicadeza, casi parecía que el intruso no quería importunar, o eso fue lo que SeokJin pudo deducir en el mismo momento que ambos se vieron a los ojos.
—Jimin —y lo llamó por aquel nombre que sus labios mencionaron durante los últimos años.
El recién llegado cerró la puerta cuando terminó de ingresar. Los ojos clavados en el omega mayor, a la vez que se acercaba con lentitud. SeokJin permaneció quieto, sintiendo temor de la mera idea de moverse y terminar asesinado bajo las garras de su ¿Amigo? Ya ni estaba del todo seguro.
—Hyung —el pelinegro hizo una pequeña venia a modo de saludo—. Deja la tensión —pidió al notar la quietud total del mayor—. No pienso asesinarte.
—¿Por qué estoy aquí? —ignoró todo lo dicho y decidió preguntar una de las muchas preguntas que tenía por hacer.
Jimin se sentó al lado de la ventana antes de responder. —Estás aquí porque así lo quise.
—¿NamJoon te lo pidió? —indagó el mayor—. ¿O fue Jungkook?
—Hyung —rió por lo bajo—. Sabes que no soy de cumplir caprichos ajenos, aunque Jungkook si sabe dónde estás.
SeokJin lamió sus labios en un acto de ansiedad. —¿Qué hay de NamJoon?
—Bastante ocupado con defender su lugar en la semana de sangre, como para preocuparse por su esposo e hijo.
Esa respuesta no sorprendió al mayor. Guardó silencio por algunos segundos los cuales invirtió en observar al chico frente a él. Jimin lucía diferente, su cabello negro hacía contraste con la claridad de sus ojos de diferente color que demostraban un abismo profundo que SeokJin no se atrevía a descubrir.
De pronto, frunció el ceño. —Estás herido.
—La semana de sangre no es un juego —se encogió de hombros.
—¿Semana de sangre? —tardó poco en comprender—. Formarás parte de ellos.
Los ojos bicolores se clavaron en los de SeokJin, y la respuesta dada estremeció cada rincón del cuerpo del mayor.
—Así como tú también lo harás.
—¿Por qué estoy aquí? —poco a poco sentía como la garganta se le cerraba—. ¿Qué es este lugar?
—SeokJin, desde que te vendieron a NamJoon tu vida fue condenada —las palabras de Jimin eran duras, pero cargadas de verdad—. En este mundo debes tener un corazón de piedra que siga latiendo, tan frío como el hielo para dejar todo el sentimentalismo atrás y a la deriva. Ese es el precio que debes pagar para mantenerte en la cima y que no vuelvan a usarte como marioneta.
—Intenté hacerlo —reconoció el mayor—. Pero fue inútil.
—Te equivocaste al demostrar abiertamente tus debilidades, pero todavía no es tarde —una sonrisa surcó en los labios rellenos—. Después de todo, siempre es mejor ser el cazador que la presa.
Los ojos del mayor tomaron un brillo que complació al pelinegro. —¿Me ayudarás a vengarme?
—Haré algo mejor que eso —Jimin se puso de pie y se acercó hasta el mayor—. Voy a entrenarte personalmente para que sientas el placer mismo de poder destruir con tus manos todo aquello que te ha matado.
—¿Lo harías? —casi en el mismo momento una gran inquietud se apoderó de su mente—. ¿Qué pasará con mi hijo?
—En estos momentos te encuentras en mi cuartel —dijo Jimin—. Solamente personas de mi absoluta confianza saben de su existencia, así que estás a salvo —afirmó—. Aquí tendrás a tu hijo, y aquí mismo decidirás que hacer con él.
Las manos del mayor abrazaron su propio vientre, y negó en repetidas ocasiones. —No pienso deshacerme de mi cachorro, Jimin.
—Entonces prepárate para que te usen como un trapo sucio y asqueroso —respondió el menor con mirada inexpresiva—. Ese hijo es la carta de tu destrucción, aquello que NamJoon usará para mantenerte encadenado, tal y como lo ha venido haciendo —ladeó la cabeza y sonrió juguetón—. ¿De verdad eres tan ingenuo como para pensar que podrás sobrevivir con tal debilidad a tu lado?
Esa revelación causó un estrago más en el corazón maltratado de SeokJin. Él deseaba aferrarse a su cachorro porque estaba seguro que aquello era lo único bueno que había tenido hasta ahora. Que le digan que no es más que su máxima debilidad y arma de destrucción es catastrófico de sentir; sin embargo, sabe que es la pura verdad.
Porque él daría todo por su hijo, y NamJoon más que nadie lo sabe. Las amenazas de todo ese tiempo fueron producto de ello, llegando a provocarle pesadillas que no le dejaban dormir por noches enteras.
Cerró los ojos y tomó una profunda inhalación, ignorando por completo el dolor que se formó en su pecho en el mismo momento que sus labios expulsaron aquella pregunta de la cual no quería conocer respuesta.
—¿Qué es lo qué hay que hacer?
Jimin mordió su labio inferior, al mismo tiempo que sentía a su lobo gruñir en completa satisfacción. Tomó las manos del mayor, y suavemente lo guió hacia la cama, donde ambos se sentaron. Las luces bajas de la habitación ofrecía una vista pobre, pero con eso bastaba para excavar en la mirada y deseos contrarios.
—Falta poco para que tengas a tu hijo —recordó el menor y SeokJin asintió—. Cuando eso suceda no puedes permitir que el lazo paternal se fortalezca —la mirada del pelinegro se oscureció—. Lo tendrás y lo entregarás a quien yo decida —hizo una pausa en lo que observaba detenidamente las reacciones del mayor—. Esa es la única manera en la que puedo garantizar la vida y seguridad de tu cachorro.
SeokJin soportó el ardor que las lágrimas provocaban en sus ojos, y luego de carraspear preguntó:
—¿Sabré donde estará y con quién?
Jimin lo pensó un poco. —Eso dependerá del desempeño en tu entrenamiento. Cada acierto y logro tendrá como recompensa noticias de tu hijo —informó—. Mejor incentivo que ese, no habrá.
—¿Me aseguras que estará completamente a salvo? —la mirada decidida brillaba con fuerza, pues pese a las circunstancias dolorosas SeokJin estaba dispuesto a sacrificarse, si eso significaba el bienestar de su pequeño.
—Estará completamente seguro —dijo sin dudar—. Crecerá en un ambiente tranquilo, alejado de todo este mundo.
—¿Qué diré a los demás? —preguntó, la mirada fija en sus manos que se encargaban de acariciar su vientre.
El menor sonrió de forma inquietante. —Que el bebé no pudo sobrevivir. Incluso eso influirá a tu favor para quebrantar la mente de tu amado alfa.
—Nunca imaginé que tendrías una mente tan fría —susurró el mayor con una leve mueca.
Jimin sacudió su cabellera. —En un mundo donde la supremacía de los alfas es absoluta, un omega debe aprender a utilizar con audacia sus cualidades —afirmó—. Dicen que somos dotados de belleza debido a nuestra naturaleza sumisa, pero, ¿Acaso sirve para detener el puño de una fuerza mayor? —SeokJin bajó la mirada—. Es por eso que una dosis de encanto nunca está de más —le guiñó un ojo cargado de coquetería—. Inteligencia y mente fría para ordenar nuestras prioridades, salirnos de nuestra área de confort y crear una propia que no es ofrecida por un alfa —chasqueó la lengua—. Simplemente ser independientes, para envolver a cuántos alfas queramos y sacar provecho de ello. Ese es mi concepto de supervivencia, el mismo que te enseñaré a ti.
—¿Y tú crees que pueda lograrlo? —una risa floja salió de los labios del mayor—. Lo dije antes, y ahora que veo tu otra cara lo afirmo ahora. Nunca podré ser como tú.
El rostro de Jimin se inclinó hasta quedar a pocos milímetros del contrario. Los ojos del menor se pasearon por cada rincón del rostro de SeokJin, mostrando seguridad y fascinación.
—Tienes una belleza indudable, Hyung —susurró sobre los labios contrarios—. Sólo te enseñaré a convertirla en tu mejor arma.
SeokJin no pudo evitar el no sonrojarse ante tanta cercanía. Evitó la mirada contraria, y con timidez desconocida musitó:
—Creí que me enseñarías a disparar y esas cosas.
—También lo haré, aunque eso no es lo más importante —señaló Jimin, mostrándose divertido con la pronta timidez del mayor.
—¿Qué es lo más importante para ti? —indagó con un leve tono de desconfianza.
—Deshacernos del sentir humano, pensar en nosotros mismos y no cometer errores —respondió con tranquilidad—. Poco a poco irás entendiendo mis palabras.
SeokJin mostró una mueca más relajada. —Por lo que veo, tienes mucha confianza en mí.
—El odio que sientes por NamJoon es evidente, lo veo con claridad en tus ojos —sonrió, siendo gratamente correspondido—. Esa es la carta que me asegura que no te detendrás.
—No quiero hacerlo.
—Y no lo harás —el menor se puso de pie y caminó hacia la puerta de salida—. Descansa todo lo que tengas que descansar, volveré cuando sea el momento.
Jimin cerró la puerta en completo silencio. En el mismo pasillo una omega esperaba por indicaciones, las mismas que no tardó en dar.
—Ya es momento que le muestren el lugar —ordenó, Jennie asintió—. Necesito que se familiarice con cada rincón y que le expliquen algunos puntos importantes.
—Eso significa que ha aceptado —dedujo la omega.
—SeokJin es un hombre inteligente —dijo Jimin sin detener su paso hasta la oficina—. Sabe que mi propuesta es lo que más le conviene en estos momentos.
—Amox —llamó Jennie, el pelinegro la miró de reojo—. Él está esperando por ti.
Los ojos bicolores brillaron en gusto. —Ya no le haré esperar más.
Ingresó a su oficina y cerró la puerta con seguro. Caminó con tranquilidad hasta quedar frente a la gran pantalla que mostraba en todo su esplendor la imagen de un alfa que emanaba poder con tan sólo verle a los ojos. Las facciones duras y feroces se encargaban de taladrar su alma, esas que no habían perdido detalle de cada movimiento perpetrado por el omega.
—Hola, Morlov —saludó, con sensualidad en su voz.
El alfa del otro lado de la pantalla mostró una sonrisa cargada de adoración, mientras se inclinaba un poco más para detallar en la imagen del menor.
—Tan hermoso como siempre —la voz gruesa se extendió por cada rincón de la oficina—. Me han informado de tus travesuras, bebé.
Jimin hizo un puchero. —Te han informado mal. Simplemente me estoy divirtiendo.
—¿Bajo las garras de Min Yoongi? —inquirió con una ceja alzada, aunque su voz demostraba el mismo control de siempre.
El omega rió con travesura. —¿Celoso? —avanzó un par de pasos hasta sentarse en el amplio sillón que estaba frente a la pantalla—. Quedamos en compartirnos siempre que lo quisiéramos, ¿Lo olvidaste?
—No lo he olvidado —reconoció el alfa—. Es una de las muchas locuras que me haz hecho hacer por ti —tomó un sorbo de vino y volvió a hablar—. Sin embargo, estoy seguro que esa especie de relación tiene un objetivo que no tiene nada que ver con placer carnal.
—Me conoces bien —le guiñó un ojo—. Min Yoongi es el hombre más poderoso de este país, su influencia es mucho más alta que el patético de su padre, sin mencionar que bajo su organización está uno de los mejores laboratorios del mundo.
—Tentador.
—Lo es —concordó Jimin—. Sabes bien mis intereses, cariño.
El alfa jugó con la copa en sus manos, mientras permanecía con la mirada fija en el omega frente a él. Poco a poco fue deduciendo cada movimiento delatado, llegando a la misma conclusión del principio.
—¿Funcionó? —preguntó por fin.
La mirada de Jimin demostraba confianza cuando respondió. —Salí victorioso de la primera fase de la semana de sangre. Es sólo cuestión de tiempo para que pueda ingresar por completo.
—Sabes que no me gusta que te arriesgues demasiado, y tus acciones están alertando al circuito —le recordó—. No importa todo mi poder, si no estoy ahí para protegerte.
—No necesito que me protejas —dijo el menor—. Lo único que pido es que no te metas en mi camino.
—No haré tal cosa —tranquilizó el mayor, decidiendo ponerse cómodo en su lugar—. Siempre y cuando no interfieras en mis propios planes, dulzura.
—Me complace saber que nos entendamos —susurró Jimin.
—Así que, ¿El poder de Min Yoongi es grande? —indagó, sentía curiosidad por el nuevo rumbo que estaba tomando el mundo criminal en Corea del Sur.
—Más de lo que puedas imaginar —asintió el omega—. El hombre ha sabido desenvolverse en este mundo y deshacerse de la basura a tiempo —comentó—. Tiene sangre de líder, y carácter para liderar sin problemas.
—Y por lo que se, lo tienes en tus manos —completó el ruso con una mirada indescifrable.
—¿Cómo le llamarías a eso? —preguntó Jimin, jugando con los anillos de sus manos—. Pienso que fue simple suerte.
—Suerte... —el alfa saboreó la palabra, ambos mirándose atentamente, compartiendo los secretos de un pasado que compartían, el cual los unía por intereses diferentes, pero para un mismo fin.
—Sí —la voz del omega le hizo detallarlo nuevamente—. Jugué con el diablo y tuve suerte.
Entonces Morlov soltó una carcajada llena de satisfacción por aquel omega que le enloquecía, a tal nivel de hacerle cumplir cada uno de sus caprichos. Acarició su barba con parsimonia, al mismo tiempo que sus labios repetían las palabras dichas por el menor, para darle toda la razón.
—Jugaste con el diablo y tuviste suerte.
SEGUNDA FASE.
Cuarto día: Defensa.
El lugar nuevamente se encontraba hecho un desastre de gritos eufóricos y maldiciones. Novatos, aspirantes, así como miembros activos del triángulo estaban distribuidos alrededor de la arena de combate, lugar donde se estaba llevando a cabo uno de los enfrentamientos más esperados de la noche.
Hoseok tenía los puños cubiertos de sangre, la mirada asesina clavaba profundo en la mente de sus víctimas, convirtiéndose por esa noche en una bestia infernal que estaba defendiendo a costa de sangre su lugar dentro de la organización.
Y desde su lugar, dos personas observaban en completo silencio el desenvolvimiento del alfa en la arena de combate.
—Debo admitir que Jung me sorprende —dijo Amox, lo suficientemente alto para que su compañero le escuchara.
Taehyung asintió. —En las luchas cuerpo a cuerpo es inquebrantable. No dudo que saldrá victorioso.
—Tampoco lo dudo —luego miró hacia el lugar donde estaban los líderes, encontrando solamente a dos de ellos—. ¿Dónde está Min?
El rubio trasladó la mirada hacia el mismo punto en el que el omega lo había hecho. Dibujó una mueca burlona en sus facciones, y luego simplemente informó:
—Está pasando su celo en Doll House.
—¿Y eso qué es? —indagó Amox.
—Es la casa donde tiene a sus omegas —contó el menor—. Una por cada año de vida, según sé.
—Así que, ¿Lo del harén era cierto? —Amox se encontraba entretenido con esa curiosa información.
—Totalmente —ambos retomaron el hilo de la pelea que se estaba llevando a cabo, pero siguieron con la conversación que tenían—. Las había tenido olvidadas, pero siempre ha pasado sus celos con ellas.
—¿No hay un él?
—No, todas son mujeres —luego preguntó—. ¿Por qué tanta curiosidad?
—Necesito algo para distraerme, y los gustos de Min me resultan interesantes.
—¿Quieres hacer tu propio harén? —cuestionó Taehyung con diversión.
—No necesito de eso para mantener mis deseos en control, a diferencia de la jerarquía "superior" —hizo comillas.
—Auch —el alfa fingió dolor, provocando una sonrisa en Amox.
Un grito colectivo les hizo prestar más atención en la arena de combate. Hoseok había lanzado el cuerpo de uno de sus contrincantes hacia los demás, logrando derribar a los tres de un golpe certero.
—Te dije que Hoseok ganaría —susurró Taehyung, observando al pelinaranja imponerse como vencedor.
—Esa admiración es nueva —observó Amox, mirando como NamJoon se posicionaba en la arena de combate para defender su lugar.
—Simplemente acepto las cualidades de los demás —simplificó—. ¿Lo viste?
—Lo hice —los gritos que iniciaron con el combate provocaron que Amox dejara de hablar por breves segundos—. Le expliqué lo que sucederá y lo que debe hacer para sobrevivir.
Taehyung asintió lentamente. —Si es inteligente debió aceptarlo.
—Es inteligente —afirmó el mayor, mirando la madriza que NamJoon le estaba dando a su adversario—. Por ahora sólo queda esperar.
—Será interesante ver el intercambio de papeles en el juego —comentó el rubio con la mirada puesta en el moreno—. Ojo por ojo, diente por diente.
—Y para hacer las cosas más justas, ambos jugadores deben tener la misma ventaja. Eso es lo que pienso hacer con mi nuevo discípulo, hacerle ver todas las ventajas que tiene y que ha estado aterrando en lo profundo de sus entrañas por el mismo miedo que le mantiene cautivo.
—Eso es muy generoso de tu parte —la voz del alfa denotaba burla.
—Puede ser —ambos compartieron una mirada cómplice—. Pero también está el hecho de fortalecer mis propias bases, teniendo bajo mis manos las debilidades de otros.
Taehyung se mostró complacido con la respuesta que obtuvo. El resto de la noche lo pasaron en silencio, tan sólo viendo cada una de las peleas que se llevaron a cabo, llegando a sorprenderse cuando al final de todo los líderes revelaron el número total de aspirantes vivos.
Sólo quedaban treinta y seis personas, eso equivalía a mucho menos de la mitad de la suma original.
Y entre todos ellos, Amox pensaba salir victorioso. Sin importar el costo.
Llevaba un par de minutos de pie frente al balcón de su habitación personal. Las últimas horas las pasó con sus preciados juguetes teniendo sexo descontrolado, pero ni aún así podía afirmar sentirse del todo satisfecho.
En lo profundo de sus entrañas una enfermiza necesidad latía con fuerza, impulsaba a su bestia a aullar enloquecida, exigiendo que las imágenes formadas en su cabeza fuesen una realidad, y no una fantasía absurda que lo tenía en constante mal humor.
Tomó la botella de whisky y se sirvió una cantidad considerable, para posteriormente tomarla de un trago hasta hacerle arder la garganta. El frío de la madrugada calaba por debajo de su piel, y sólo en ese entonces Yoongi se maldijo al ser una bata de seda negra lo único que le cubría del frío.
Llevó una de sus manos hasta su pecho descubierto y ahí dejó suaves masajes para calmar la ansiedad de su lobo. Los dedos fríos estremecían su piel dejándole más sensible, hasta el punto de aumentar la necesidad que sus propios deseos gritaban con ansias locas.
Decidió dejar la botella de lado y tomó un cigarrillo para disponerse a fumarlo. Sus pies descalzos lo llevaron hacia el balcón, donde apoyó sus brazos para tener una mejor vista del paisaje nocturno que su alrededor le ofrecía.
La ventisca helada sacudió la melena húmeda por el reciente baño. Yoongi cerró los ojos por un breve momento, mientras pensaba en una posibilidad de mantener a su esposa con vida.
Ciertamente no la encontró. Todo lo que involucraba a Seulgi acarreaba problemas que a la larga se harían más grandes y difíciles de resolver. Sabía que debía deshacerse de ella, pero todavía no encontraba la manera ideal para hacerlo.
El trato que se hizo con Kang es la mayor arma que tiene en su contra. Yoongi sabe que el viejo está esperando que él haga algo contra la omega para así atacarle por el frente con todo el poder que tiene; es por eso que Min ha decidido permanecer quieto, a la espera de la mínima señal para poder actuar.
Sin embargo, Yoongi nunca se ha considerado un hombre de infinita paciencia.
Chasqueó la lengua con la irritación hirviendo en cada una de sus venas. Todo hubiese sido más fácil si la omega no hubiese desarrollado estúpidos sentimientos hacia él, aunque sabe que seguir maldiciendo el mismo error cometido no le solucionará la situación que tiene con su esposa, pero al menos le ayuda a desahogar un poco de la furia que ha llevado en su interior durante todo ese tiempo.
El leve sonidos de pasos le alertó de la visita que tenía. Apagó el cigarrillo y lo lanzó al vacío, tomándose su tiempo para encarar a su visitante.
—Tarde —habló, sin tomarse la molestia en voltear.
—El cuarto día recién termina, y este lugar está lo suficientemente alejado como para hacerme tardar.
—¿Averiguaste lo que te pedí?
Hoseok caminó un par de pasos y se colocó al lado de su líder. Ambos permanecieron en silencio, hasta que el menor decidió responder.
—Amox lo tiene —reveló, provocando una sonrisa en Yoongi.
—Era de esperarse —dijo con calma—. Después de todo, ambos decían ser amigos.
Como pedido especial de NamJoon, Yoongi debía averiguar el paradero de SeokJin. Ahora que sus sospechas han sido confirmadas un nuevo plan se empieza a formar en su mente.
—¿Le informamos a Kim? —preguntó el pelinaranja.
—No será de utilidad —la respuesta del mayor sorprendió a Hoseok—. Necesito que NamJoon se concentre en lo que verdaderamente importa, y si para eso SeokJin debe desaparecer de su vida, que así sea.
—Está en cinta, a NamJoon le interesa más su cachorro que cualquier cosa.
—Y ese es mi principal problema —informó el pelinegro—. No puedo tolerar que mi segundo al mando esté tan desconcentrado en este punto importante de la organización. Por eso pienso que un tiempo a solas no le vendría mal.
—¿Qué planeas hacer?
Los labios finos pintaron una pequeña sonrisa, para luego decir:
—Vivir en la ignorancia por unos días más. Hay mucha confianza creada y eso me conviene, Hoseok. Así me dejan pulir mis próximos ataques.
—¿Y crees que funcione? —indagó el menor.
Yoongi le miró. —Lo ha hecho hasta ahora.
El pelinaranja ingresó a la habitación del mayor para buscar en medio del desastre alguna botella de licor que le ayudase a soportar el frío, mientras llegaba la hora de marcharse.
Por otro lado, Min permanecía en silencio. Tomó su móvil y se fue directo a galería, sonriendo en grande cuando en la pantalla de su celular brilló con fuerza la imagen de la tierna niña que había visto hace un par de días.
—Viviremos un poco más en el espejismo de la ignorancia, ¿No es así, Petit?
Ah... lo habían subestimado bastante, y ese fue el error cometido que no pudieron ver.
Aquí vamos de nuevo...
Lamento mucho hacerles esperar tanto, pero mi vida no fue buena en los últimos días.
La relación odio-amor que tenía con esta historia no termina por desaparecer. Sin embargo, ya no pienso dejar que me siga afectando.
Solo pido que no sigan comparando la historia. Sé que no es la mejor en mafias y que hay muchas mejores, pero eso no significa que tenga la necesidad de copiar otro trabajo. Afortunadamente tengo suficiente imaginación para crear mis propios mundos.
Es un gusto volver por aquí, espero que no me hayan olvidado tan rápido. :(
Y regresé con un cambio de portada, ¿No es preciosa? Esta será la definitiva, me ha enamorado.
Ahora sí, me complace anunciarles que ya entramos a la recta final del primer libro.
Muchas gracias por todo, pero sobretodo por permanecer y creer en estas palabras carentes de talento, pero rebosantes de amor.
YOONGLH💀
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