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Un público sorprendido y silencioso era el que rodeaba a la arena de combate. Hoseok permanecía patidifuso, su mente se negaba a procesar y creer lo que sus ojos estaban mostrando; ¿Cómo era posible que aquel sensual y delicado omega fuese Amox? Las pocas veces que lo había visto le mostró una imagen completamente diferente a la que tiene ahora.

Sus facciones son las mismas, solo que van adornadas con una sonrisa torcida y enferma que causa escalofríos en más de uno de los presentes; la cabellera clara fue teñida por la oscuridad de la noche, sus ojos dejaron de ser avellanas para darle paso a los bicolores carentes de emociones. Ahí hay dos pozos profundos que esconden secretos y están bañados en sangre, aquella que fue arrebatada sin compasión de cada una de sus víctimas; ese conocimiento provocó en el alfa un leve estremecimiento. Ahora estaba seguro que nunca debía confiarse de la imagen que las personas querían dar, sobretodo si éstas tenían un rostro de encanto.

—Tiene que ser una puta broma —gruñó Kila por lo bajo, sus ojos seguían sujetos a la imagen del pelinegro que yacía tranquilo en la arena de combate.

—Es el omega del alfa Min —GoAra estaba boquiabierta—. Y por lo que veo, él tampoco lo sabía.

Kila miró hacia donde los líderes estaban, comprobando que lo que decía su compañera era verdad; por la mirada gélida del pelinegro, deducía que no estaba enterado del gran engaño del chico.

—Nos miró la cara a todos —una media sonrisa se formó en sus labios—. Estoy segura que Yoongi le hará pagar, valiéndose de las reglas de la semana de sangre.

La risa de GoAra la irritó, a veces olvidaba la profunda obsesión que la chica sentía por el asesino.

—No celebres antes de tiempo, Kila —aconsejó, su mirada destilaba admiración cada vez que veía a Amox—. Ese chico al que tanto envidias, acabará con todo lo que se le acerque.

La pelirroja se mostró ofendida. —No le envidio nada.

—Oh, claro que sí —canturreó la pelinegra—. Envidias que el alfa Min esté loco por él y no por ti.

Kila apuñó sus manos. —Veremos si continúa de esa manera, dudo mucho que Yoongi lo siga deseando después de tal burla.

—Te recomiendo que vayas con cuidado —la voz de GoAra iba adquiriendo un toque de advertencia a medida que iba hablando—. Amox hizo una inscripción para liderar, y si sale victorioso que es lo más probable, será tu superior.

—Para que eso ocurra tiene que sobrevivir —debatió la pelirroja.

Más allá de todos los cuchicheos formados en el lugar, dos de los líderes se debatían sobre cómo actuar a partir de ese momento. Siwon miraba a Yoongi de manera cautelosa y Hwasa empezaba a hartarse del silencio prolongado de alfa líder.

—¿Quieres que inicie yo? —le preguntó a Yoongi, ya no tenía más paciencia para seguir esperando.

Min le miró estoicamente. —La inscripción está bajo mi poder; lo haré a mi manera.

—Entonces empieza ya —urgió la morena—. Tenemos más aspirantes, y la noche es corta.

El pelinegro asintió con un gruñido; tomó uno de los micrófonos e inmediatamente ganó la atención de todos los presentes, sus ojos miraron a Amox quien permanecía en silencio y de brazos cruzados, casi luciendo aburrido; una sonrisa mortal se formó en sus finos labios, la naturaleza de sus instintos gobernando en él cuando dió la primera orden.

—Amox hará su primera presentación bajo la regla del Dragón de tres colas.

Los dos líderes restantes se pusieron de pie de manera abrupta, luciendo contrariados.

—¡Estás loco! —gritó Hwasa molesta—, ¡Ese método ya no lo usamos por ser ortodoxo!

Yoongi ignoró el reclamo de la pelinegra y se concentró en Amox. —¿Aceptas o te arriesgas a perder puntos?

El chico estaba entretenido. El alfa inició con todo y sabía bien que los planes del líder del Dragón Negro era verlo caer al utilizar aquella norma como método de iniciación.

El Dragón de tres colas era un estilo de combate cuerpo a cuerpo. Tres contra uno, donde las colas eran representadas por un voluntario de cada organización del triángulo, mientras que el Dragón era el contrincante quien en ese caso sería Amox. Tomó ese nombre porque el aspirante debía eliminar cada una de las colas sin ningún arma que le favorezca, mientras sus adversarios tienen la oportunidad de portar un utensilio que les ayude a ganar. Otra regla es que, el representante del Dragón no puede matar a ninguno de sus oponentes, solo debe noquearlos, pero ellos al representar las colas venenosas sí pueden matarlo a él.

La complejidad y obvia desventaja que poseía le pareció excitante y divertido.

—Acepto —tras sus palabras, la sonrisa en Yoongi se desvaneció.

—Necesito un voluntario de cada grupo —mencionó el pálido—. Si no es así, nosotros como líderes los elegiremos.

Pasaron varios segundos para que el primer voluntario levantara la mano.

—Me ofrezco en representación de Xolot —un alfa alto y fornido se puso de pie para subir a la arena de combate.

Nuevamente levantaron la mano, esta vez era una alfa bastante conocida por el líder y el asesino.

—Representaré a MoonBlack —a Amox no le impresionó ver a Kila subir hacia el ring.

Todo el lugar quedó en silencio cuando el voluntario que representaría al Dragón Negro se puso de pie.

—Y yo seré el que represente al Dragón Negro —mencionó Taehyung con una sonrisa torcida.

Amox miró al rubio subir hasta la arena de combate en cámara lenta; los ojos de todos estaban puestos en Taehyung, quien no había borrado su sonrisa. De todos los miembros que conformaban al Dragón Negro, nunca imaginaron que uno de los sublíderes más importantes se ofreciera a participar, más sabiendo acerca de la extraña relación que éste mantenía con el asesino al que se pensaba enfrentar.

Yoongi veía todo con una mirada llena de sospecha, era muy extraño y ciertamente no terminaba de convencerle el inusual actuar de uno de sus hombres; sin embargo, una parte de él sabía el motivo oculto tras aquella jugada, y con ese conocimiento fue que empezó a reír.

—¿Ya lo descubriste? —Siwon preguntó a su lado, él también parecía entretenido.

—Es un hijo de puta astuto —respondió.

Y de verdad lo era. Al participar como un voluntario en una inscripción para sublíder, Taehyung se desligaba de cualquier sanción futura en los próximos seis meses; también tenía la oportunidad de escoger al contrincante que le tocaría asesinar. Básicamente mataba dos pájaros de un tiro, evitaba un enfrentamiento futuro con Amox que sería a muerte y se libraba del castigo que Yoongi le daría por haber ocultado la identidad del asesino.

Una gran jugada que le costaría enfrentarse a Amox en una batalla sangrienta sin tocar las puertas de la muerte.

—GeunSuk —el voluntario de Xolot prestó atención—. Tú vas primero, ¿Qué arma escoges?

—Navajas —respondió de manera automática.

Hoseok le proporcionó dos navajas de hoja curva, GeunSuk las tomó y con ayuda del pelinaranja las aseguró en sus brazos para que no se soltaran.

El comportamiento de Amox tenía a muchos con intriga; el chico permanecía sereno y con una media sonrisa pintada en su rostro, de vez en cuando miraba sus uñas o suspiraba dramáticamente; pero en ningún momento demostró tensión aunque fuese en la mínima medida.

El primero en atacar sería Xolot, luego le seguiría MoonBlack para culminar con el Dragón Negro; Amox tenía que noquearlos a los tres, si uno de sus contrincantes quedaba en pie, el asesino sería el perdedor, independientemente de su victoria con los dos restantes.

—Kila —llamó Yoongi, la alfa lo miró—. ¿Tú que usarás?

La pelirroja sonrió, miró la mesa en la que estaban las armas que se permitían en las reglas de aquel juego y un par de látigos llamó su atención, decidiendo que sería buena idea hacer uso de ellos.

—Los látigos.

Recibió el par de látigos de cuero y los ajustó en su brazo derecho. Una vez dos de los voluntarios estuvieron listos, la atención de los líderes recayó en el tercero.

—¿Taehyung? —la sonrisa de Yoongi le causó un sentimiento desagradable al mencionado.

El alfa rubio miró a su líder para que luego su mirada se encontrara con la de Amox. Ambos compartieron un leve asentimiento que pasó inadvertido para los demás, con una pequeña sonrisa por parte del omega al saber de antemano la respuesta de Taehyung.

—Mis puños —mencionó con arrogancia, y la carcajada que soltó Amox fue en demasía escalofriante.

Los líderes asintieron, por alguna extraña razón la respuesta del rubio resultó del agrado de los tres. Nuevamente tomaron asiento y permanecieron en silencio, siendo esta simple acción la señal que el primer combate había dado comienzo.

Amox se posicionó frente a su oponente, la mirada de GeunSuk pretendía ser neutral, más pudo ver un leve destello de inseguridad en aquellos ojos oscuros; su mirada se trasladó hacia las manos del alfa donde descansaban las navajas, no sabía que tan bueno era con ellas, pero si las eligió fue por algo así que no se confiaría. Rápidamente su mente pensó en una estrategia que le funcionara, aquel oponente le resultaba desconocido y difícil de leer; así que optó por dejarle atacar primero para evaluar sus fortalezas y debilidades, mientras encontraba el momento idóneo para responder a sus ataques.

El alfa sabía que aquel omega no era un juego, muchas historias rodeaban a Amox y lo que su nombre significaba en el bajo mundo; incluso tuvo la oportunidad que ver una pequeña muestra de sus alcances, es por eso que no pensaba confiarse, mucho menos empezar lento. No, GeunSuk sabía que para tener una oportunidad debía empezar con todo lo que tenía.

Y eso fue lo que justamente hizo.

El movimiento grácil y veloz sorprendió a muchos; la destreza de Amox le ayudó a evadir el ataque, pero no fue lo suficientemente rápido al recibir un corte en su antebrazo izquierdo; el ardor producido le hizo fruncir el ceño, la piel ardía en contraste con la calidez que provocaba la sangre caliente al salir en finos hilos hasta caer en la arena de combate.

<<Quiere llegar a mis manos>> resolvió de manera rápida, en el mismo momento que evitaba de manera exitosa un segundo ataque por parte del alfa.

En la cima de todo, los tres líderes veían con atención el desarrollo de la pelea. Los ojos de Yoongi se encontraban brillantes al ver los brazos llenos de cortes de Amox; Siwon permanecía en silencio, pero a juzgar por la expresión que tenía en el rostro era más que claro que no estaba contento, al igual que Hwasa la cual no se molestó en callar su molestia.

—Lo que hiciste es una completa estupidez, ¿Lo sabes? —Yoongi miró a Hwasa quien lucía furiosa.

—Si es tan bueno como dice, superará este juego sin problemas.

La morena torció los labios. —El chico puede ser el mejor del mundo, pero está en clara desventaja —su mirada se trasladó hacia el alfa—. GeunSuk tiene navajas, él sólo sus manos —alzó una ceja—. ¿Cómo podrá contra eso?

—Eso es lo que quiero averiguar —respondió Yoongi sin inmutarse.

Los cortes de Amox eran largos y superficiales, la sangre bullía sin control manchando sus ropajes y el mismo suelo que pisaba; a su alrededor podía ver miradas de satisfacción, unas cuantas de decepción y muchas de sorpresa, quizá al nunca imaginar que estaría tan lastimado en los primeros minutos de la primera pelea.

Casi rió al notar la tensión en Taehyung, ¿De qué se preocupaba? Él todavía no había iniciado a pelear.

—Debo admitir que estoy decepcionado —la voz de su oponente adquirió un toque burlesco mientras le hablaba—. Esperaba más del famoso asesino.

El pelinegro ladeó la cabeza. —¿De qué hablas? —su tono inocente tensó al alfa frente a él—, todavía no he comenzado.

—Entonces te recomiendo que lo hagas ya —instó el alfa, sosteniendo con orgullo las navajas cubiertas de sangre.

Una sonrisa traviesa surcó en los labios rellenos, la mirada bicolor adquirió el brillo del reto que los volvieron en dos laberintos mortales que se encargarían de perder a su enemigo; sus instintos se agudizaron con velocidad, sintiendo el gruñido potente que emitió su lobo como un grito fúrico de batalla.

—Tú lo pediste.

El ataque fue demasiado rápido para que GeunSuk pudiera siquiera preverlo. Amox se lanzó contra su contrincante, sus gruesos muslos rodearon los hombros del alfa y el resto del cuerpo se impulsó hacia abajo para hacerle perder el equilibrio; el representante de Xolot cayó al suelo en un golpe seco, quedando el pelinegro encima de él y enrollado como una mortal cobra que había inmovilizado todos sus movimientos.

Los puños de Amox impactaron en la cara del contrario de manera mortal, su peso le ayudaba a mantenerlo sujeto, para que sus ataques quedaran grabados en cada porción del rostro del alfa. GeunSuk intentó valerse de sus navajas para apuñalar uno de los muslos del omega, pero el menor fue más rápido, mandando a volar las dos armas de un fuerte golpe antes que pudiera afectarlo.

—Ahora es una pelea justa —sonrió Amox, al ver que el alfa ya no tenía las navajas a su alcance.

GeunSuk escupió la sangre que le estaba ahogando. —Sabía que no podías decepcionarme.

Amox le guiñó un ojo y nuevamente se lanzó a atacarlo sin rastro de compasión; los puños del pelinegro adquirían fuerza y velocidad a medida el tiempo pasaba, el alfa trataba de bloquearlos todos pero era inútil, aquel chico parecía una máquina que nunca se cansaba.

Una máquina diseñada para matar.

Los dos cuerpos rodaron por la arena de combate, el rastro de sus sangres combinadas creaba un olor denso y metálico que llegó a los olfatos de cada uno de los presentes, los cuales en silencio observaban la lucha mortal entre aspirante y miembro.

Yoongi desde su lugar veía una escena que nunca imaginó, ni siquiera en sus sueños más locos. La imagen de aquel omega delicado y tentador había sido completamente sepultada para dar origen a la naturaleza fría que rodeaba al asesino; sus ojos oscuros como la noche evaluaban cada movimiento, y no pudo encontrar error o duda en ellos. Los ojos de Amox estaban inyectados en determinación, brillando en flamante locura y disfrutando de ser la estrella principal de aquel sangriento espectáculo.

—Increíble —esa era la voz de Hwasa—. Está venciendo a GeunSuk con solo sus puños.

—Tiene una gran resistencia —observó Siwon, su rostro no transmitía emoción alguna—. La fuerza de sus golpes luce intacta, más bien parece aumentar conforme pasa el tiempo.

Una sonrisa burlona se formó en la morena. —Tu subordinado no será batalla para él, no tarda en derribarlo.

—Pues yo tampoco esperaría mucho de Kila —debatió Siwon—. La mandará al infierno en el primer minuto.

—Y quiero ver eso —la pelinegra lucía entretenida, luego miró a Yoongi—. ¿Por qué tan callado, alfa? —se burló, imitando la voz del omega.

Yoongi no demostró molestia. —Estoy pensando.

—Por la mirada que tienes, debe ser algo bueno —aseguró Siwon, mientras empezaba a fumar un cigarrillo.

El pelinegro hizo una mueca que distó mucho de la fiereza que sus ojos demostraban. —Amox mencionó que fue entrenado bajo el mando de Morlov, y si es así no hemos visto nada de sus capacidades.

Después de esas palabras le siguió silencio; ninguno quiso agregar comentario alguno, en su lugar decidieron volver a concentrarse en la pelea que ya tenía a un vencedor.

De la boca de GeunSuk salía sangre como fuerte cascada; sus huesos crujían y sus músculos estaban completamente adoloridos. Los movimientos en el alfa se habían entorpecido por completo, y un puñetazo certero por parte de su contrincante le cerró el ojo izquierdo por completo.

Se encontraba tumbado en el suelo y sabía que no tenía la fuerza suficiente para levantarse y seguir, incluso dudaba mucho de poder levantar un brazo por si solo. Una risa floja y áspera salió de sus labios mojados por su misma sangre; había sido vencido y teniendo una máxima ventaja, no importó todos sus ataques, fue tirado a la lona por un omega que, sabía bien fácilmente podía hacerlo trizas.

Amox se irguió victorioso con toda la arrogancia que la pureza de su sangre gritaba. Dos de los cazadores cargaron el cuerpo maltratado de GeunSuk hasta sacarlo del ring, todo bajo el escrutinio de decenas de miradas estupefactas y ofendidas. Hubo un momento en que los ojos de Kila se encontraron con los bicolores, en ese pequeño lapso la alfa pudo ver el dolor que aquellos orbes le prometían, provocando que el estremecimiento que sacudió la totalidad de su cuerpo no pudiese contenerse.

Tomó una profunda inhalación antes de posicionarse en el centro de la lona, sus pasos resonaron por todo el lugar mientras su mirada permanecía estática en el hombre que enfrentaría. Amox estaba cubierto de sangre, múltiples cortes adornaban la totalidad de sus brazos y su cabello negro se pegaba a su frente debido al sudor; sin embargo, no veía agotamiento alguno en él.

La alfa sacudió sus látigos con destreza, provocando que el cuero que los conformaba creara un sonido fuerte al cortar el viento.

—Ha llegado mi turno —sonrió ladina.

Ambos contrincantes empezaron a caminar en círculos, al acecho y esperando por quien daría el primer golpe.

—Te aconsejo que no te acostumbres a ellos —Amox devolvió la sonrisa—. Son juguetes no aptos para inexpertos.

Kila rió con un tinte de molestia. —Te crees la gran cosa, ¿No?

—Lo soy —le guiñó un ojo—. Y si quieres que te lo demuestre, ven y atácame.

La pelirroja no necesitó de una segunda invitación. Sus látigos ondearon en el viento con una violencia letal, su cuerpo era atraído como un imán, instando a atacar a su astuto contrincante.

El primer latigazo azotó como fuerte tormenta, el cuero frío impactó en el cuello del pelinegro dejando una herida de carne abierta con sangre combinada, el ardor abrazador que cubrió al cuerpo de Amox burbujeó como lava de volcán, provocando que su mirada se profundizara en éxtasis insano, y sus instintos adquirieran una dosis extra de letalidad.

Calculó la precisión, soltura y alcance que las habilidades de su contrincante poseían. Los ataques de Kila eran certeros, pero carecían de fuerza para doblegarlo; entonces supo que necesitaba provocarla para que usara ambos látigos.

—¿Eso es todo lo que tienes? —la burla en su voz consiguió lo que quería, chasqueó la lengua con aburrimiento—. Creí que serías más entretenida que mi primer rival, pero resultaste patética.

Aquellas palabras lograron enfurecer a la alfa, tanto que su capacidad de raciocinio quedó sepultada por las ansias de atacar sin pensar. Sujetó entre sus manos ambos látigos con fuerza, y en solo pocos segundos los suspendió en el aire dispuesta a atacar.

Bingo.

Amox usó sus antebrazos como escudo, los látigos cayeron sobre ellos con fuerza y en el mismo momento el pelinegro maniobró sus manos para tomarlos con máxima velocidad. La pelirroja se sobresaltó e intentó recuperar el control, más la fortaleza del omega era superior. El chico jaló con brusquedad, provocando que ambas armas quedaran a su completa merced.

Kila retrocedió un paso al verse desnuda, miró de reojo a su líder con la mínima esperanza de notar alguna señal, pero que equivocada estaba. Hwasa la miraba en completo silencio sin la intención de mover un dedo para ayudarla.

—Sabía que no serías rival para mí —la voz del asesino provocó que su mirada se encontrara con aquellos ojos bicolores.

—Aún no termina —fue su respuesta, provocando una sonrisa depredadora en Amox.

—Lo hará justo ahora.

A una velocidad que nadie imaginó los brazos de Amox maniobraron ambos látigos con destreza; el sonido conocido del viento cortado resonó con más fuerza, y cuando menos se imaginó, el frío cuero rodeó el cuello de la alfa en un agarre mortal.

Los gritos de los presentes se llenaron de euforia; mientras más ajustaba el agarre en la chica, más enloquecía la multitud, todos convertidos en una manada de lobos enloquecidos por presenciar la dominación completa de un omega puro con una alfa impura.

Amox utilizó el látigo restante para enrollarlo en el muslo derecho de su contrincante, en un movimiento veloz tiró de él, provocando que la alfa cayera al suelo de rodillas.

Kila sintió el sentimiento aplastante de la vergüenza invadir cada partícula de su cuerpo; no se atrevía a levantar la cabeza pues sabía bien que lo único que vería sería burla. Todos sus compañeros de años, así como sus líderes habían presenciado su penosa derrota al segundo minuto de haber dado inicio con la pelea.

Ahora la multitud se encontraba alabando el nombre de Amox, el chico ignoró todo a su alrededor y se concentró en acabar con su adversaria. Rodeó el cuerpo que permanecía de rodillas con una lentitud angustiante, uno de los látigos permanecía firmemente sujeto al cuello de la alfa mientras el restante estaba libre. Los pasos del asesino se detuvieron detrás del cuerpo contrario, elevó la tira flexible y en un mortal golpe la envolvió alrededor del abdomen de Kila, inmovilizándole ambos brazos en el proceso.

—Acabemos con esto —le susurró al oído con voz traviesa.

La alfa amplió los ojos cuando fue suspendida en el aire con suma facilidad, la fuerza de aquel omega no era normal; era una bestia que estaba enloquecida con ganar, lo supo cuando Amox la aventó con fuerza fuera de la arena de combate, provocando que varios de sus huesos se rompieran debido al potente impacto.

Los líderes miraban con ojos inexpresivos el cuerpo de la alfa; Kila había perdido el conocimiento a los pocos segundos y ahora estaba siendo trasladada hacia el mismo salón donde había sido llevado GeunSuk. Dos de los primeros rivales fueron un completo asco, ahora llegó el turno del tercero y más esperado por la multitud.

Kim Taehyung, miembro directo del Dragón Negro.

El silencio reinó en el lugar apenas los pasos del rubio lo guiaron al centro de la arena de combate. Amox se deshizo de los látigos y sacudió sus manos, podía sentir la pesadez de cada mirada sobre sus hombros, así como la espesa esencia de todos los aromas que, en conjunto, creaban una colisión de emociones que le tenían al tope.

Ambos contrincantes se miraron atentamente, los recuerdos del entrenamiento juntos sufridos años atrás llegaron a sus mentes para atacarlos; la lucha por sobrevivir imponiéndose ante la misma muerte, dejando de lado cualquier duda o temor que les pudiera vencer.

—Espero que no te retengas —mencionó Taehyung con tranquilidad—, porque yo no lo haré.

Amox se tronó el cuello. —Sabes que no es mi estilo.

—Bien —le regaló una brillante sonrisa cuadrada para posteriormente arremeter con fuerza bruta en una salvaje embestida.

El cuerpo del omega cayó en la lona, su cabeza sufrió una fuerte sacudida que dejó tensos cada uno de los músculos del cuello. Taehyung no desperdició el pequeño lapso de ventaja, rápidamente se posicionó sobre el mayor y con toda la energía que poseía empezó a golpearle con brutalidad.

Los jadeos y gritos acompañaban los golpes del alfa; la mayoría de los presentes estaban sorprendidos al presenciar la frialdad y determinación en Taehyung, hubieron algunos que pensaron jamás podría, quizá por la extraña relación que éste compartía con el asesino. Sin embargo, cuán equivocados estaban, descubriéndolo con oscuro agrado en esos momentos.

Amox tomó la fuerza de sus muslos para su beneficio, los enredó en la cintura del alfa y giró sus cuerpos en un movimiento ágil y brusco logrando que su adversario quedara en el suelo bajo su poder. No esperó y sus puños impactaron de lleno en el rostro de Taehyung, el rubio usó sus antebrazos como escudo pero al hacerlo dejó vulnerable todo el abdomen, siendo el nuevo blanco de la furia del pelinegro.

Los puñetazos que el mayor daba estaban destinados para lugares estratégicos. Constantes y sin perder el ritmo ni la fuerza impactaban con seguridad justo por encima del corazón y en el costado derecho en perfecta secuencia, la suficiente para que un dolor agudo se instalara en el pecho del alfa impidiéndole respirar de manera adecuada.

Taehyung tomó con fuerza los hombros del omega, se impulsó hacia arriba y provocó un mortal choque con ambas cabezas. Un pitido agudo logró desestabilizar a Amox, provocando que el alfa volviera a derribarlo en la lona para seguir golpeándole, esta vez con más velocidad y destreza.

Por primera vez en lo que iba de la noche, todos los presentes notaron interés en los tres líderes.

—¿Qué opinas, Min? —preguntó Hwasa, sus ojos tenían un brillo singular que no podía ser discernido.

Yoongi la miró a través del cristal de su copa. —Están bastante reñidos.

—Me da curiosidad tu comportamiento —admitió la pelinegra—. Digo, es tu amante favorito el que está siendo golpeado —le miró entretenida—. ¿No te preocupa?

—¿Por qué lo haría? —el pelinegro alzó una ceja—, solo ha sido uno más que no merece importancia.

—No pensabas lo mismo hace algunos días —no era que a la alfa le interesara todo aquello, pero se le hacía curioso el comportamiento de Yoongi.

—Las cosas cambian y los intereses también lo hacen —respondió con un encogimiento de hombros.

Siwon rió. —Veremos por cuánto tiempo dura ese pensamiento.

—Será muy interesante verte esperar —dijo Yoongi.

Entonces Hwasa decidió usar un método diferente para comprobar si Yoongi decía la verdad.

—Siendo así —inició en un susurro lento—. No te importaría que ponga mis manos en ese nene apetitoso, ¿Cierto?

Y el silencio de Yoongi respondió más que mil palabras.

La última batalla se había prolongado más de lo esperado; ambos contrincantes mostraban con fiereza cada una de sus habilidades creando del combate un verdadero espectáculo. Hubieron momentos en los que el rubio obtuvo la ventaja, pero solo pasaban minutos para que el omega recuperara todo control de la situación.

Dos auténticas bestias salvajes que estaban decididas a hacer caer a su adversario.

El cuerpo de Amox tomó un nuevo impulso; arremetió contra Taehyung tirándolo a la lona, sus puños estaban ensangrentados y empezaban a doler, más no fue impedimento para que nuevamente impactaran contra el rostro del alfa, el cual ya estaba perdiendo toda su resistencia.

La arena de combate estaba teñida de rojo en su totalidad, la sangre de los participantes se había encargado de pintarla como muestra de lo que se vivía ahí, un tributo sanguinario a su naturaleza animal para ganar respeto en aquel mundo de bestias.

Finalmente, el cuerpo del alfa cedió. Fue entrenado de manera estricta, pero está consciente que nunca lo llevaron a los niveles que Amox alcanzó; la resistencia que el chico poseía era atemorizante, la fuerza de sus golpes aumentaba conforme la sensación quemante de su cuerpo le sacudía, y eso era un arma a la cual no le podría dar frente por mucho tiempo.

Un último golpe lo hizo caer nuevamente en la lona; su cuerpo hormigueaba debido a los múltiples puñetazos y sentía el peso caer sobre sus extremidades haciéndosele imposible el ponerse de pie. Una pequeña sonrisa torcida cubrió su rostro al ver el conteo del tiempo, había soportado cincuenta minutos en una lucha cuerpo a cuerpo, ese era un nuevo récord.

Amox escupió la sangre que tenía retenida en su boca, con movimientos tensos se irguió completamente, siendo el único de pie al final de todo.

La multitud enloqueció en gritos de apoyo hacia el asesino. El omega permanecía sin moverse, tratando de regular su respiración y esperando la decisión de los líderes.

Siwon fue quién se puso de pie, sus ojos voraces miraban atentamente hacia la arena de combate, haciendo contacto directo con los bicolores del asesino.

—Has pasado la primera prueba —tras la afirmativa de los líderes los gritos eufóricos aumentaron.

Yoongi se puso de pie para agregar. —En el segundo día serás evaluado directamente por mí.

Silencio.

El silencio cayó de manera abrupta y aplastante, ninguno de los presentes se atrevía siquiera a respirar con sus ojos alternándose entre su líder y Amox.

El omega mostró un atisbo de sonrisa mientras hacía una corta reverencia, provocando que los tres líderes se pusieran a pensar el cómo era posible que lograra moverse con tanta facilidad aún después de horas en batalla.

Bajó de la arena de combate por indicación de Hoseok y se sentó en una de las bancas que estaban justo bajo los líderes. Su presentación había culminado, pero ahora darían inicio las del resto de aspirantes.

Sonrió al ver tantos rostros sorprendidos, sabiendo bien que esto apenas era el inicio.

"Serás evaluado por mí" las palabras del alfa llegaron a su mente, y esta vez la sonrisa no fue retenida.

Aquello sería interesante.

Segundo día: Elección.

Amox sabía que le esperaba un profundo interrogatorio por parte del líder del Dragón Negro. En el segundo día las luchas no importaban, la destreza en las palabras era la que le daría un pase más en su camino al poder; lo sabía bien y pensaba aprovecharlo.

Lo llevaron a una sala construida de hierro puro, era pequeña, pero suficiente para que alcanzaran dos sillas y una mesa sin problemas. Ingresó tranquilamente, dejó que los hombres de ahí revisaran cada rincón de su cuerpo para asegurarse que no llevaba armas consigo, y cuando todo estuvo en orden le permitieron el total ingreso.

En el interior no había ninguna cámara y eso le pareció curioso; por encima de la mesa yacía una gran lámpara, la única que iluminaba el lugar, ofreciendo una luminosidad tenue; con su curiosidad saciada, tomó el asiento de la izquierda y tranquilamente esperó.

—¿Te parece si iniciamos?

El omega apenas y logró controlar su cuerpo para no demostrar el asombro que le causó escuchar aquella voz de manera repentina y tras su espalda.

—Cuando gustes —respondió, su tono salió tan neutral como esperaba.

Yoongi rió un poco y caminó alrededor de la mesa hasta tomar su lugar frente al menor. Amox le miró detalladamente, no habían trajes formales que cubrieran el cuerpo del alfa; en su lugar, tenía una camiseta blanca y vaqueros rotos, dejando relucir los tatuajes que estaban dibujados en la piel blanquecina, y que él mismo se había encargado de lamer en el pasado.

Su mirada subió lentamente hasta encontrarse con la del alfa. Yoongi le veía con una ceja alzada, mientras su lengua rosada jugaba con el piercing que lucía en su labio inferior.

—Entonces... —inició Yoongi, la tranquilidad con la que hablaba distaba mucho de la oscuridad de su mirada—. ¿Cómo debería llamarte a partir de ahora?

El de ojos bicolores sonrió entretenido. —Amox está bien.

—¿Qué hay de Jimin? —la pregunta tenía un trasfondo que el mencionado rápidamente captó.

El menor se inclinó sobre la mesa, la luz de la lámpara dió de lleno en su mirada la cual aumentó de intensidad al ver al alfa frente a él.

—Murió —susurró con travesura.

El mayor asintió de manera lenta; los aromas de Amox habían cambiado desde el momento que entró a esa pequeña sala. El té verde y la frambuesa desaparecieron, dándole lugar al malvavisco, miel y caramelo; el cual se expandía como dulce y adictivo veneno.

—Haré una pregunta sencilla —la voz del alfa se escuchó ronca, más todo toque amenazante estaba fuera de ella—, ¿Por qué?

Amox se acomodó en su sitio. —Porque todos buscamos el poder; el poder es el que te mantiene en la cima, por él sobrevives y gracias a esa supervivencia te vuelves fuerte e inquebrantable —sus ojos brillaban en completo placer—. Ser el amo de la muerte y no temerle a ella, el coraje de eliminar todo lo que se interponga en tu camino, teniendo la satisfacción de saber que puedes derrocar a cada uno de tus enemigos —sonrió—. Ese es mi por qué, alfa.

—La pasión con la que hablas es digna de admirar —el rostro del alfa se contrajo en burla—, pero ambos sabemos que esa respuesta no es la que quería escuchar.

—Es una lástima —respondió el menor—. Es la única que obtendrás.

La respuesta que obtuvo, no le sorprendió en lo absoluto. Yoongi permanecía tranquilo, no estaba apresurando las cosas ni tampoco exigía respuestas; su único interés parecía ser ver a profundidad cada uno de los movimientos que el cuerpo contrario hacía, ladeando la cabeza con entretenimiento cada vez que Amox mordía su labio inferior.

—¿Morirías por mí?

Aquella pregunta fue lanzada como una apuesta en el aire; Amox sabía que era parte de su segunda prueba, como muestra de la fidelidad que debía mostrar con su futuro líder; sin embargo, algo en los ojos de Yoongi le dijo que no tenía nada que ver con aquello, la diferencia estaba en el cambio abrupto de su respiración con la potenciación de los aromas.

—Sí, lo haría —una respuesta sencilla, con un tinte engañoso que Amox no trató de ocultar.

La comisura derecha del alfa se elevó. —¿Qué estarías dispuesto a dar por mantener tu lugar dentro de la organización?

—La cabeza de todos tus enemigos —respondió sin vacilar—. Estoy dispuesto a cazarlos uno a uno hasta postrarlos a tus pies, si con eso consigo lo que quiero.

La declaración fue del agrado de Yoongi, la sonrisa lobuna y hambrienta de poder lo demostraron. El alfa apoyó ambas manos sobre la mesa para entrelazarlas, sus orbes cayendo sobre el menor como una tempestad violenta que no le dejaba escapar, evaluando todo de él mientras le acechaba en silencio, como un cazador hace con su presa.

—Una propuesta tan peligrosa como tentadora.

Amox achicó los ojos en una mirada profunda. —Pero cargada de verdad, creo que a estas alturas los juegos están de más.

—Coincidimos —asintió el alfa—. Como dije muchas veces en el pasado —ladeó la cabeza—. Los verdaderos juegos divertidos se dan solo en la cama.

—Tengo gran certeza de ello... —el menor tuvo la osadía de guiñarle un ojo—. Tú mismo me lo demostraste.

El mayor soltó una carcajada. —Eres un descarado, bebé.

Nuevamente quedaron en silencio; los ojos de Yoongi no habían bajado de intensidad, aquella asesina que no podía ser ocultada ni controlada y que viajaba en adrenalina pura hacia sus manos tensas que marcaban las venas azuladas bajo la piel tersa y blanca, como un puro lienzo que merecía ser absorbido hasta verse condenado por completo.

—Quieres matarme —no fue una pregunta.

El alfa afiló la mirada. —Recordarme mi mayor deseo, no es la mejor jugada que puedas hacer.

—Pero también quieres follarme —Amox sonrió ladino y Yoongi contuvo un gruñido—. ¿Te imaginas alcanzar tu orgasmo mientras me matas? —la locura combinada con la excitación bañaba cada palabra dicha—. Que tus grandes manos estrangulen mi cuello hasta arrebatarme el último suspiro de vida, mientras tu gruesa polla me llena por completo —gimió fuerte, los músculos del mayor se tensaron—. Tan solo imagina lo mórbido que sería.

La mandíbula de Yoongi se apretó de manera dolorosa, sintiendo el ardor quemante de la sangre alojarse en fuertes oleadas en su polla despierta. El deseo que alguna vez sintió por Amox se veía intensificado, así como el sentimiento enfermizo que había desarrollado por su fruto prohibido. El chico tenía razón, las ansias de matarlo eran infinitas, pero también estaba presente aquella necesidad de follarlo fuerte encima de la mesa; todo combinado en un torrente engañoso de prohibición y locura que estaba aniquilando todo rastro de raciocinio en su mente trastornada.

—No hay nada más tentador que un dulce cordero a merced de la bestia.

—La bestia está hambrienta —respondió Amox en completa complicidad—. La tarea del cordero es alimentarla hasta que se sienta saciada.

Las pupilas de Yoongi se dilataron. —Tan sumiso y perfecto sería el cordero.

—Tan dominante y violenta sería la bestia.

Ambos se inclinaron sobre la mesa, sus rostros yacían a centímetros de distancia admirando cada rincón del contrario en completo silencio. El alfa dibujó una sonrisa de dientes perfectos mientras sus ojos permanecían presos en los contrarios, Amox sentía su cuerpo completo en constante hormigueo, el cual era producido por toda la adrenalina contenida.

La mezcla de los poderosos aromas inundó toda la habitación, la bestia en cada interior gruñía y se removía inquieta, buscando de algún modo obtener el control.

El mayor levantó la mano derecha y con ayuda de su índice empezó a delinear cada curva del rostro contrario, acarició con delicadeza engañosa la mandíbula definida y los gruesos labios, disfrutando de las diferentes texturas y relieves.

Entonces hizo una pregunta más, aquella que se formó tras largos minutos de silencio con un toque pequeño y venenoso que tenía al menor estático en su lugar mientras sus manos se apuñaban en un agarre doloroso.

—¿Qué es lo que más deseas?

Amox tomó la mano que acariciaba su rostro y le dió un fuerte apretón. —Mis deseos son simples y fáciles de consentir.

—Dímelo entonces —Yoongi devolvió el apretón—. ¿Qué es lo que deseas?

El asesino cortó toda distancia entre ambos; su lengua traviesa salió para delinear los labios delgados y definidos en un movimiento lento y profundo. Aquel roce duró pocos segundos, pero logró el resultado que quería al notar la tensión que se apoderó del cuerpo de Yoongi.

—Deseo un Gánster.

El alfa se recostó en su silla, su mirada despreocupada a juego con su sonrisa ladeada creaban una imagen interesante para el omega.

—¿Un Gánster? —interrogó el alfa.

Amox asintió con una sonrisa entre coqueta y traviesa. Se puso de pie y rodeó la mesa hasta quedar frente al mayor, poco tiempo pasó para que se sentara a horcajadas sobre el duro cuerpo, sintiendo los fuertes brazos rodearle de manera inmediata.

—Eso mismo —susurró en voz baja, estando a pocos centímetros de la boca contraria.

Yoongi apretó el agarre. —¿Para qué lo deseas?

La risa que escapó del asesino fue delicada con un tinte de locura arrastrándola hacia los oídos del mayor con el objetivo de perderlo más en sus encantos. Los ojos bicolores brillaban en auténtica diversión, con los labios regordetes siendo mordidos con insistencia en un lento y tortuoso movimiento, hasta que el chico finalmente respondió.

—Para que siempre me perdone —confesó con sedosidad, sus pequeñas manos fueron directamente al rostro del alfa y acariciaron con parsimonia—; para que vaya y muera conmigo... —ambos sonrieron—. Eso es lo que los gánsters hacen.

Y el deseo carnal que fue consumado después de esas palabras, no pudo ni quiso ser detenido por ambos.
























¿Qué les pareció hasta ahora?

Les deseo un feliz sábado, familia Yoon.




Le agradezco a mi bebé Skyxie_21 por hacer esta belleza. 🤧






















YOONGLH💀

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