💀26💀
La madrugada estaba fría; el viento sacudía las cortinas y amenazaba con derrumbar los cristales que componían a los grandes ventanales. El hielo de la muerte presente en suaves murmullos que poco a poco se adueñaban de la mente del joven pelinegro que observaba en silencio el fuego que crujía en la chimenea de mármol.
En sus manos sostenía la máscara que lo había mantenido oculto por años; la apretó con fuerza, tensando la mandíbula en el proceso; la euforia contenida en su cuerpo era drenada con el latir alocado de su corazón, mientras sus ojos perdidos en las llamas servían de pozos profundos que demostraban la tormenta interna de todos los demonios que había mantenido encarcelados por años, y que ahora, estaban por salir para demostrar quien realmente era.
Cortos recuerdos de su pasado llegaban a su mente; su entrenamiento y eliminación de cualquier buen sentimiento, así como las noches interminables de torturas donde su mente quedaba vacía de cualquier recuerdo, para nuevamente volverlo a sentir con las torturas a las que era sometido su cuerpo.
El camino que tuvo que recorrer para convertirse en lo que es, no era ninguna broma; se requería más que valor para sobrevivir a la primera fase, mientras se desataba la guerra interminable por mantener una pequeña dosis de cordura en su interior, aquella capaz de mantenerle intacto en un mundo de locura y sufrimiento.
Amox sonrió ante eso, si se ponía a pensar en todo lo que había superado, la semana de sangre para él no sería más que un juego.
—¿Usarás la máscara?
Sus ojos recayeron en la chica que le miraba con curiosidad y miedo. Inevitablemente sonrió al verla ahí muriendo de temor por él.
—Noona —dijo, extendiendo uno de sus brazos para que la mayor se sentara a su lado.
Ella obedeció y cuando estuvo cerca de él le miró con intriga. —La máscara estará de más.
—Lo sé —respondió bajo—; pero no significa que la deje de lado.
—¿Estás seguro de hacer esto? —finalmente preguntó, el tono cargado de angustia provocó que el menor le mirara.
Amox veía miedo en aquellos ojos, miedo por él y no le gustaba. Aquella chica es una de las principales testigos de todos los alcances que él mismo posee, es por eso que no puede justificar el miedo que se ha sembrado como espina en ella. Él está listo, lo estuvo desde el momento que asesinó para el triángulo.
—No me gusta el miedo que hay en tus ojos.
Suran suspiró. —He visto por lo que has pasado, y no quiero que la historia se repita.
—Hay una diferencia —susurró el menor mirándole de reojo.
La omega se removió en su asiento, el frío de la madrugada era insoportable pero más que nunca necesitaba hablar con aquel chico que en un pasado tomó todo el dolor que había sido destinado a ella. Amox fue su salvador, aquella bestia que fue forjada tras interminables paredes de cárceles y laboratorios fue la única capaz de dar frente por ella, y recibir más agonía, si con eso su bienestar estaba asegurado.
Y Suran siempre estuvo agradecida; es por eso que pagó por ello con una fidelidad inquebrantable, la voluntad del asesino era obedecida sin interrogantes, jurando proteger con su vida a aquella pequeña que sabía bien, era la única que podría destruir a Amox.
—¿Qué es diferente ahora? —preguntó con un nudo en la garganta.
El menor la miró con una sonrisa ladeada. —Porque ya no soy aquel niño que conociste, y a diferencia de ese entonces, ahora conozco bien las reglas del juego.
—Sé que ya no eres ese niño, pero involucrarte en el triángulo conlleva desventajas para tus planes —recordó la mayor—. Ser miembro activo de una organización te liga a ella, y tienes que ver por sus intereses antes que los tuyos —hizo una pausa mientras relamía sus labios—. Sin contar el hecho que Yoongi te matará cuando se entere quien eres.
Amox rió. —Aunque quiera matarme, no podrá hacerlo —aseguró—. La semana de sangre lleva varios protocolos, y él como líder no puede quebrantarlos; la única manera en que pueda morir es si alguno de los aspirantes logra vencerme en batalla.
—Aún así —Suran suspiró—. ¿No crees que arriesgas demasiado?
—Lo tengo presente —admitió el pelinegro—. Pero así como arriesgo, estoy ganando —le tomó de la mano y dió un fuerte apretón—. Noona, tú eres una de las pocas personas que me conoce bien, sabes que no me arriesgaría si no fuese absolutamente necesario.
La mayor sonrió porque sabía que Amox no mentía en aquello. Luego recordó dos cosas importantes.
—Dijiste que habrá una etapa donde te pondrán a luchar con los sublíderes —el menor asintió—. ¿Qué pasará si es con Taehyung?
—Tendrá que matarme.
Ambos observaron al rubio que entraba tranquilamente a la sala de estar. Taehyung ya estaba vestido para dar inicio con la semana de sangre, listo para adentrase en la guarida en un par de horas.
—No digas estupideces —gruñó la omega, mirando con reproche al rubio.
—De los dos solo uno puede sobrevivir —mencionó Amox sin inmutarse—. Además que, así como yo puedo matarlo, él también tiene las armas para hacerlo.
Taehyung sonrió con malicia. —Eso ni lo dudes, bebé.
—Lo mejor será no pensar en eso —intervino Suran con nerviosismo—. Lo más probable es que los pongan en bloques separados.
El alfa estuvo de acuerdo. —Amox pidió liderar un equipo; eso significa que su objetivo es convertirse en sublíder de un escuadrón —sobó su mentón mirando atentamente al pelinegro—. Según me informaron, es la única solicitud especial que tuvimos este año.
—¿Y eso qué significa? —preguntó la mayor, jugando con la mano del pelinegro para poder distraerse.
El rubio miró a Amox atentamente mientras respondía, dándole el mensaje oculto que el asesino necesitaba saber.
—Que la atención absoluta de los líderes estará puesta solo en él.
Hubo un profundo silencio donde los tres se sumergieron en sus propios asuntos. Suran sabía que en los próximos días no tendría la protección de Amox, ella tenía que valerse por sí misma para mantener a la niña a salvo porque no existía manera en el mundo en el que el circuito desaprovechara esa gran oportunidad para intentar llevársela.
Taehyung sentía la amenaza que se avecinaba; cuando su líder descubriera quién era Amox en realidad, él también saldría afectado. El rubio conocía muy bien a Yoongi, y sabía que el pelinegro no quedaría tranquilo hasta hacerle pagar por su silencio, que si bien no puede ser catalogado como traición, sí puede sancionarse.
Y Amox... él tan solo esperaba impaciente que llegasen a las cinco de la madrugada para dar comienzo con todo aquello que planeó desde hace meses.
<<Atacar desde dentro>>
Luego recordó un detalle importante. —Lisa y Jennie vendrán a quedarse contigo para velar por la seguridad de ambas —informó Amox a Suran.
—Petit querrá verte —mencionó en un susurro.
—No creo que sea buena idea —el pelinegro hizo una mueca—. Lo que menos quiero es asustarla, cuando en dos días recibirá otra dosis.
—¿Sigue recibiéndolas? —intervino Taehyung con una mueca inconforme.
—Ese no es un asunto que te interese —cortó Amox con mirada gélida.
—No vuelvan a discutir por lo mismo —regañó la mayor.
El pelinegro se puso de pie y empezó a caminar de manera ansiosa, bajo la atenta mirada de los contrarios.
—Ya lo he repetido muchas veces y lo volveré a hacer —mencionó, fijando la mirada en el alfa rubio—. Taehyung no tiene que meterse en los asuntos que involucren a la niña, es mi responsabilidad y nadie más que yo decide sobre ella.
—Tranquilízate que solo hice una pregunta —se defendió el alfa con irritación.
—Ambos sabemos que no me refiero a eso —siseó colérico—. SuLee es mi problema, así lo decidimos cinco años atrás.
El rubio se acercó de manera lenta y amenazante. No le gustaba la sobreprotección que Amox imponía en la niña, y temía que esa pequeña debilidad aumentara hasta el punto de volverse completamente visible.
—Lo tengo bien claro, porque si por mí fuera, esa mocosa ya estuviera muerta —aseguró con desprecio.
Amox sonrió con superioridad. —Es una lástima que no puedas tocarla, ¿No te parece?
Ambos se mantuvieron las miradas pesadas y llenas de poder. El pelinegro conocía bien los motivos que Taehyung tenía para despreciar a la niña, así como también sabía el por qué él mismo se aferró a esa pequeña de tal manera.
Petit... una gran responsabilidad que le ha costado muchas cabezas, pero también es esa pequeña brisa tranquila que apacigua la tormenta en la que ha vivido consumido. Taehyung tiene razón en una cosa, y esa es que una pequeña de seis años es su única debilidad; si algún día llegara a perderla, Amox teme de lo que podría ser capaz de hacer.
—Lo que hagas con ella no me interesa —respondió el alfa con tono aburrido—; solo mantente a salvo y sobrevive.
El pelinegro le miró en silencio por unos segundos. —Tu preocupación es Yoongi, y te aseguro que ese es el menor de los problemas.
—No conoces a Yoongi, Amox —aseguró el rubio—. Compartir cama solo te muestra su lado caliente, no sabes los alcances que tiene.
—Tae tiene razón —habló Suran—. Es el líder del Dragón Negro y el principal del triángulo, ¿No crees que es por algo que logró estar ahí?
—Ustedes no han entendido —el pelinegro rió entretenido—. No me importa quién demonios sea, tampoco me preocupa el poder que tenga; Min ha demostrado tener más debilidades que yo, debilidades que son superficiales y fáciles de conseguir —la sonrisa ladina del asesino fue contagiada a los contrarios—. Solo tengo que jugar bien, el resto del terreno lo tengo asegurado.
Fue entonces que Taehyung entendió, no pasó mucho para que las risas roncas del rubio inundaran la sala, provocando una mueca en la omega y que Amox rodara los ojos.
—Eres una puta astuta —mencionó el alfa, con una mueca más relajada.
El pelinegro ladeó la cabeza. —Hasta que lo entiendes —luego miró el reloj—. Es hora de irnos.
Ambos se encaminaron hacia la salida de la sala y justo cuando estaban en el pasillo, un pequeño cuerpo chocó contra el del pelinegro.
La mirada de Amox se clavó en la pequeña niña de grandes ojos verdes y melena castaña; ella permanecía en silencio mirándole con atención, mientras sostenía con fuerza un conejo de felpa entre sus pequeños brazos.
Taehyung ignoró todo aquello y siguió caminando hasta salir por completo, afuera esperaría por el pelinegro.
—Ve a dormir —ordenó Amox a la pequeña.
Ella negó mientras se aferraba a las piernas del mayor con fuerza. Amox dejó escapar un profundo suspiro, y con un poco de inseguridad llevó una de sus manos a la suave cabellera donde dejó una pequeña caricia antes de retirar la mano de manera apresurada.
—Noona —llamó y cuando Suran estuvo frente a él le miró de manera inexpresiva—. Quítala de mi vista.
La omega cargó a la pequeña niña que lloraba en completo silencio, ningún sonido era abandonado de los labios de la chiquilla y eso Amox lo agradecía. Detestaba el ruido que el dolor y tristeza provocaban, para él era mejor el silencio agonizante y los sentimientos sepultados.
—No salgas por ningún motivo, si todo sale bien nos veremos en tres días —fue lo único que dijo antes de salir de aquella casa sin mirar atrás.
Había llegado el momento; estaba listo para subir más alto y no rendirse en alcanzar su objetivo. La ferocidad que la mirada bicolor demostraba era inquebrantable, con ella aseguraba que estaba preparado para demostrar de lo que verdaderamente estaba hecho. No iba a renunciar, no iba a retroceder, fue creado para esto y lo obtendría sin importar qué.
Primer día: Purificación.
Los tenían reunidos en un espacioso salón forjado de puro concreto. Amox miraba a su alrededor, calculando la presencia de ochenta aspirantes; los cuales, al igual que él, esperaban pasar por la etapa de selección.
Al llegar fue separado de Taehyung, el rubio ya formaba parte de la organización, por ende, no era requerido en aquel nivel; sin embargo, el pelinegro pudo ver una cara conocida a la lejanía, provocando que una pequeña sonrisa naciera de sus labios.
—Debes ser Amox —la voz a su costado le distrajo por un momento.
A su lado había un chico de cabello largo y plateado; su mirada era feroz, contrastando con el aspecto despreocupado que tenía. Amox olfateó un poco, solo para darse cuenta de los dos aromas potentes que emanaba, deduciendo que se trataba de un alfa puro.
—¿Tú eres? —inquirió cruzado de brazos, no había movido ningún músculo desde su llegada a aquel lugar, y no pensaba hacerlo por el momento.
El chico se relajó y se sentó al lado del pelinegro. —Soy Chen, y vine aquí por ti.
—¿Por mí? —rió un poco, aquello era insólito.
El alfa asintió. —He vivido en las calles por los últimos cinco años; en ese mundo tu nombre es venerado por muchos y odiado por pocos. Me di cuenta que harías la prueba para pertenecer a esta organización, así que también me animé a hacerlo.
—Esto no es un juego, niño —murmuró el asesino—. ¿Sabes a lo que te has metido?
La mirada del peliplata no vaciló. —Lo sé muy bien, y estoy preparado.
—Patrañas —murmuró un pelinegro que se sentó frente a ellos; tenía el ceño fruncido y un tatuaje de unas llamas en el costado derecho de su cuello.
Amox alzó una ceja, aunque no pudo verse por la máscara que cubría su rostro.
—¿Tú eres?
El recién llegado le miró con atención. —Vine aquí a ganar y conseguir el poder que siempre he querido, ¿Cuál es tu razón?
—Divertirme.
La respuesta de Amox dejó callados a ambos, luego el tipo de cabellos negros rió con diversión.
—Me habían dicho que estabas loco, pero nunca pensé que tanto.
Amox crispó los labios. —Y aún no escuchas lo peor de mí.
—No respondiste la pregunta —recordó Chen, su mirada aguda puesta en el chico del tatuaje.
—Mi nombre es Woobin —se presentó con una sonrisa de dientes perfectos—. Tú eres Chen por lo que pude escuchar —su mirada se trasladó al enmascarado—. No es necesario preguntar, sé exactamente quién eres.
Amox permaneció en silencio, sus ojos astutos se encargaban de evaluar a profundidad a los dos chicos frente a él. Chen, por lo que podía ver en él era un chico con inexperiencia, pero con la pasión ferviente de aprender y nunca fallar; alguien que tendría como prioridad la lealtad antes que cualquier otra cosa. Woobin por otro lado jugaba con la astucia; la manipulación viste sus ojos como un fino velo casi invisible, un hombre que puede mezclarse con cualquier tipo de persona, y obtener lo que desee de cada uno de ellos.
Dos personas diferentes, pero mortales a su manera. Armas en bruto que si eran pulidas con rigurosidad obtendrían grandes resultados.
Por el rabillo del ojo observó a un pelirrojo acercarse hacia donde ellos estaban con una mirada llena de desprecio que iba acompañada de una sonrisa de superioridad. Amox rodó los ojos ante aquello, había olvidado lo patético que era lidiar con personas que no podían aceptar que él era el mejor.
Miró a sus acompañantes y la mueca de disgusto en Woobin le causó curiosidad.
—¿Lo conoces? —preguntó, el pelirrojo arrastraba los pasos hacia ellos.
—Se llama Leewan —informó en voz baja—. Desde hace meses se ha involucrado en asesinatos que no han salido del todo bien, pero eso no ha sido impedimento para el crecimiento de su ego —bufó irritado—. Quiere pertenecer al triángulo por dos cosas.
—¿Y cuáles serían? —quiso saber, más por entretención que por curiosidad.
—Para nadie es un secreto que está loco por Min Yoongi —dijo esta vez Chen, Woobin asintió—. Esa sería la primera.
—Y la segunda es que tú estás aquí —indicó Woobin con diversión—. El pelele quiere seguir tus pasos y mejorar cada uno de ellos, como si eso fuese posible.
—¡Ja! Nadie podría igualarte, Amox —aseguró Chen con ferocidad.
Los tres guardaron silencio al mismo tiempo que Leewan se posicionaba frente a ellos. La mirada de Amox se encontró con la del pelirrojo, el asesino pudo ver un hambre insana de poder en aquellos orbes oscuros, al igual que la curiosidad y reto que no le provocaba nada más que diversión.
Hacerse valer en el bajo mundo requería de esfuerzo y paciencia; el lugar que Amox tiene lo ha forjado con sangre y el respeto del que goza ha sido el fruto de su empeño y entrega en cada una de sus misiones. Ser entrometido significa la muerte, ser presuntuoso era un camino inminente al rotundo fracaso; y quizá aquel chico lo descubriría en su hambre de darse a conocer en un mundo donde cuando eres novato lo único inteligente que tienes que hacer es bajar la cabeza para que no te la bajen a punta de plomo.
—Para ser un famoso asesino, luces bastante común —mencionó el recién llegado, su voz era sedosa y cargada de burla.
Amox rió. —Recién llegas y ya cometiste el primer error —mencionó con tranquilidad, Leewan frunció el ceño—. Alguien que deja llevarse por las apariencias y cree fielmente en ellas es digno de lástima.
Chen y Woobin rieron por lo bajo, provocando que Leewan les lanzara una mirada de muerte.
—Espero tener el honor de luchar contigo en el combate —le dijo el pelirrojo a Amox—. ¿Estás de acuerdo?
—Por supuesto —accedió el asesino—. Será un placer para mí arrebatarte la vida con mis manos.
Leewan rió con fuerza, ignorando el escalofrío que su cuerpo sufrió al ver la cruda sinceridad en aquellos ojos bicolores.
—Nos estaremos viendo —susurró, en un nulo intento de atemorizar al contrario.
Amox se puso de pie, sus ojos aplastaron a Leewan y su aura aumentó en amenaza. Chen y Woobin se tensaron, observando con atención la naturaleza fría de aquel pelinegro en acorralar a sus víctimas.
—Dalo por hecho —afirmó Amox en un gruñido, para después caminar y alejarse de los tres chicos que quedaban envueltos en la bruma pesada de amenazas y silencio.
Hoseok se estaba preparando para dar inicio con la selección de aspirantes. Yoongi le dijo que este año él sería el responsable, así que tenía mucho trabajo que hacer a partir de ahora.
Miró la larga lista mientras terminaba de ajustarse la insignia del triángulo en su hombro izquierdo; ese año eran ochenta y seis aspirantes, sin contar con los novatos que le sumarían más de cien personas; de las cuales, solo diez saldrían victoriosas y con vida.
Hizo una mueca de asco al imaginar el reguero de sangre y cadáveres muertos, pero nada podía hacer cuando ese era el gusto de los líderes; se obligó a empujar esos pensamientos y caminar hacia el salón que mantenía a los aspirantes reunidos, habían guardias por doquier y todo se estaba preparando con rigurosidad para la llegada de Yoongi, Siwon y Hwasa, los cuales tenían una importante tarea al caer la noche.
Cuando ingresó al salón lo hizo con la seguridad y carácter que su cargo dentro de la organización exigía. Absolutamente todos los presentes guardaron silencio y mantuvieron el orden que anteriormente les había sido indicado; unos nerviosos y otros ansiosos, pero todos ellos a la espera de que su superior hablara para dar las primeras indicaciones.
El pelinaranja se colocó frente a todos, y con mirada inexpresiva y voz autoritaria inició con la primera etapa de la semana de sangre.
—Quizá muchos no me conozcan, así que iniciaré presentándome —habló fuerte y claro, caminando lentamente por todo el salón con ambas manos entrelazadas tras su espalda baja—. Mi nombre es Jung Hoseok; alfa líder y jefe del escuadrón de investigación y seguridad del triángulo —comunicó, muchas miradas sorprendidas y otras llenas de admiración dieron con sus ojos, pero el alfa no dejó de lado su carácter rudo—. He defendido mi puesto por cinco años, así que si alguno de ustedes desea ese lugar, tendrá que arrebatármelo en la arena de combate, ¿Quedó claro?
—¡Sí señor! —exclamó el grupo completo en perfecta sincronía.
Hoseok se detuvo justo en el centro del salón. —Ahora, iniciaremos con la selección para el primer enfrentamiento —informó, tomando entre sus manos la lista de los aspirantes—. Cada uno será elegido por orden de jerarquía; siendo los alfas puros líderes el grupo A, los alfas puros el grupo B, y los alfas impuros el grupo C —hizo una pausa—. Cuando diga sus nombres darán un paso al frente para conocer a su adversario.
Todos los presentes permanecieron sin moverse y en completo silencio. Sus corazones latían furiosos gracias a la adrenalina que sacudía con fuerza cada una de sus venas; el miedo estaba presente, pero era más fuerte la emoción palpable que sus rostros entusiastas mostraban en aquel deseo de dar a conocer sus habilidades en la arena de combate.
—Estás muy tranquilo —murmuró Chen a Amox.
El pelinegro miró al tipo que se había adherido a él como una plaga. —No hay motivos para no estarlo.
—¿Tienes algún consejo para mí? —la pregunta sonó sincera.
El pelinegro miró aquellos ojos con atención, mientras oía los primeros nombres ser anunciados. Chen era un chico que de alguna manera le recordó sus inicios; quizá esa era la razón por la cual se inclinó y le dijo lo único que podía mantenerlo con vida hasta el final.
—Matar —el peliplata tragó grueso, Amox continuó hablando—; mata y no falles, mata y no sientas —una sonrisa lobuna pintó los labios del asesino—. Mata y no te detengas.
—¡Chen!
El mencionado sintió como su corazón latía al punto de querer saltar de su pecho; percibía la desconfianza de su lobo, el animal permanecía quieto mientras dejaba escapar bajos gruñidos que quedaban sepultados en lo profundo de su garganta. A su costado miró aquellos ojos bicolores cargados de reto, la mirada de Amox era significativa, y en ella gritaba aquellas palabras que hicieron diera el primer paso al frente.
"Matar"
Mantuvo la mirada plana sin rastro de sentimientos, abriéndose camino hasta detenerse frente a Hoseok. El pelinaranja lo examinó con sigilo, no perdiendo detalle alguno de la presencia de aquel aspirante; Chen permanecía tranquilo, lo más tranquilo que podía estar bajo el incómodo escrutinio de las múltiples miradas.
—Veinte años, alfa puro —mencionó Hoseok a la espera de una confirmación. Chen asintió—. ¿A qué organización deseas pertenecer en su totalidad?
—Al Dragón Negro —dijo fuerte y claro.
El mayor asintió con una pequeña sonrisa sardónica. —Tu primer enfrentamiento será con SooGon —anunció, e inmediatamente el alfa mencionado dió un paso al frente.
Ambos rivales se miraron, tratando de descifrar las debilidades del otro. A unos metros de ellos y oculto bajo los cuerpos de más aspirantes estaba Amox, quien evaluaba críticamente a aquella pareja la cual lucharía a muerte en un par de horas.
El tiempo fue pasando y el asesino miraba con aburrimiento las parejas que Hoseok iba formando para la depuración. Ansiaba que llegara su momento, moría de curiosidad por saber quién sería su primera víctima, pero según lo que pudo ver, el pelinaranja tenía otro planes.
Lo supo cuando fue el único sin tener pareja.
—Treinta y ocho parejas han sido formadas —comunicó Jung con la misma rudeza del principio—. Recuerden que es una batalla a muerte, cualquier indicio de piedad lo pagarán con su sangre —sentenció—. Los enfrentamientos darán inicio a las dieciocho horas cuando los líderes absolutos estén con nosotros; mientras tanto, aprovechen este tiempo para pensar en lo que se han metido y hacer la paz con sus demonios —hizo una pausa—. La semana de sangre ha empezado y ya no habrá marcha atrás.
Una terrible tensión cayó en cada uno de los presentes. Muchos se arrepintieron de la decisión que tomaron, pero sabían que ya era demasiado tarde; ahora lo que restaba por hacer era luchar para sobrevivir y ganarse un lugar en aquella poderosa organización. Un camino escurridizo gracias a la sangre derramada, donde todo valía, excepto la cobardía.
El salón poco a poco se fue vaciando; las parejas formadas fueron trasladadas a otra sección, una sala de entrenamiento que estaba contigua a la arena de combate donde pasarían las últimas horas esperando en silencio para dar su primera presentación.
—No me diste pareja —la voz de Amox resonó en las vacías paredes.
Hoseok se cruzó de brazos. —No la necesitas, las pruebas que te harán serán diferentes a las del resto de los aspirantes.
—¿Puedo saber por qué?
—Hiciste una inscripción especial —hizo comillas con sus dedos—. En tu solicitud está la formación de un nuevo escuadrón y ser el líder del mismo —la mirada del alfa era pesada y se centró únicamente en el pelinegro a metros de él—. Serás evaluado directamente con los líderes, y ellos decidirán si tu condición es apta para ingresar al triángulo.
Amox ladeó la cabeza. —¿Mi condición?
—Para nadie es secreto que eres un omega —el pelinaranja escupió las palabras—; y hasta el momento, somos alfas los que pertenecemos al triángulo.
—¿De dónde sacas que soy omega? —el menor lucía entretenido cuando preguntó.
—El té verde y la frambuesa no son muy imponentes que digamos —analizó Jung con burla.
Amox tuvo que morderse la lengua para no reír frente al tipo irritado que estaba frente a él.
—Ya veo —fue todo lo que dijo.
Hoseok recompuso su postura. —Puedes esperar en el mismo salón que los demás —indicó—; serás el primero en dar una presentación ante los líderes, por lo tanto —hizo una pausa—, las máscaras estarán de más.
—Ésta máscara será la primera en caer una vez suba a la arena de combate —prometió Amox con voz profunda.
Fue entonces que Hoseok demostró una mirada curiosa. —¿Estás dispuesto a arriesgar tu identidad con nosotros?
Amox no respondió en el momento; en su lugar, empezó a caminar hacia la salida para reunirse con los demás. Hoseok suspiró pesado al verse solo, y cuando se disponía a abandonar el salón, la voz serena del asesino respondió la pregunta que había hecho minutos antes.
—No me importará, porque los que puedan decirla sin pertenecer al triángulo, habrán muerto por mis manos.
El lugar era una completa jauría de lobos.
Grandes gradas que servían de asientos construidas de manera circular rodeaban la iluminada tarima que serviría como arena de combate. Justo al frente del ring estaban tres lugares que aún permanecían vacíos, los cuales tenían la fachada de tronos, siendo los lugares selectos para que los líderes presenciaran cada uno de los combates.
Todos los miembros del triángulo estaban ahí; el lugar estaba repleto de alfas que gritaban y bebían sin parar; hermosas omegas desfilaban en ropa interior sirviendo bebidas a las bestias sedientas de espectáculo; con los altoparlantes reproduciendo la música que animaba el ambiente de muerte que tan animados tenían a todos los presentes.
—Amox se presentará primero —comentó GoAra con toda la emoción que estaba sintiendo.
Kila rió entre dientes. —Hoy sabremos por fin quién se esconde tras la máscara —miró a su compañera con burla—. Ahora podrás declararle tu amor, Go.
La mencionada enrojeció, desencadenando las risas en los presentes. Kila esquivó el puñetazo que iba destinado a su mandíbula y miró con curiosidad al alfa rubio que yacía con una pequeña sonrisa en el rostro mientras bebía animadamente de su cerveza.
—¡Taehyung! —gritó entre el bullicio, el alfa la miró—. ¡Ya dinos quién es! —exigió, siendo secundada por el resto.
El rubio le mostró el dedo corazón, provocando burlas de los alfas que tenía cerca.
—Ya lo verán —susurró en voz baja, retomando su atención en las lindas omegas que le estaban dando una visión en demasía tentadora.
Entre tanto movimiento, uno de los cazadores abandonó su lugar correspondiente para abrir las pesadas puertas de metal. El fuerte sonido resonó por todo el lugar, obligando a cada uno a sumirse en un profundo silencio ya que sabían bien lo que venía.
—¡Los líderes han llegado!
Tras el anuncio del cazador, absolutamente todos los presentes se pusieron de pie para recibirlos con el respeto y lealtad que tras años de estricto liderazgo ganaron.
La primera en ingresar fue la líder de MoonBlack. Hwasa ingresó con paso dominante y seguro; su traje de cuero rojo de mangas largas dejaba descubierto los gruesos muslos de la alfa, los cuales lucían estilizados con las botas altas del mismo color. Su cabello estaba recogido en una ajustada coleta, su maquillaje aumado le daba ferocidad a su mirada furibunda, mientras que sus rojizos labios demostraban la sensualidad de una leona que tenía el título de reina en el lugar.
Con postura erguida subió los escalones hasta tomar el trono del centro; ahí se sentó y en silencio esperó por sus compañeros.
El líder de Xolot hizo su entrada. Choi Siwon era un hombre con semblante fresco y despreocupado; sin embargo, esa noche era diferente. Enfundado en un fino traje de tres piezas de color marrón claro, el hombre daba el porte que su altura en la organización demandaba; su caminar seguro y mirada astuta provocaron que todos le recibieran con el respeto que merecía. Un líder nato que había dado poder a la organización, manteniendo un perfecto equilibrio entre el encanto y la locura.
A medida que iba caminando su mirada se encontró con la de la morena quien ya le esperaba, le regaló un coqueto guiño y subió los escalones en completo silencio, tomando el trono ubicado a la izquierda.
Pocos segundos pasaron para que el tercer y último líder hiciera su entrada.
El silencio y aura que inundó en el lugar fue abrumador, todos a excepción de los líderes estaban con la cabeza gacha, a la espera del despiadado Dragón que, con puño de hierro lideraba el núcleo de la organización.
La figura del líder del Dragón Negro emergió desde las sombras como un espectro maldito. Su cabello negro caía como cascadas oscuras que ondeaban con sus pasos; luciendo un traje negro con un chaleco gris y una camisa blanca que acentuaba su forma, el alfa mostró la divinidad de sus encantos. Múltiples aros en forma de cadenas estaban en su oreja derecha, haciendo juego con el piercing que estaba sujeto en la comisura de su labio inferior, el cual conectaba en dos delgadas cadenas con los aretes que lucía, siendo el de una cruz el principal atractivo. Sus manos pulcramente enfundadas en guantes de cuero negro descansaban tras su espalda yaciendo entrelazadas, mientras sus pasos lentos y tortuosos lo llevaban hacia su trono de rey.
El aura amenazante siempre le acompañaba; la naturaleza de su especie se imponía entre los demás que lo reconocían como un superior, un purasangre de mirada de hierro que estaba haciendo su camino hacia la cima donde pertenecía.
Subió los escalones con el denso silencio inclinado a sus pies; tomó el trono de la derecha y se sentó. Sus ojos fríos y calculadores evaluaron su entorno, dibujando una media sonrisa con mucha maldad oculta, que era cruelmente descubierta en el carmín prohibido que sus ojos sedientos de sangre dejaban ver.
Hoseok, como responsable de la purificación del primer día subió a la tarima para dar comienzo con las presentaciones.
—Tenemos muchas parejas que han de demostrar el coraje que tienen para formar parte de nosotros —habló a través del micrófono, la música aún sonaba, pero lo suficientemente baja para darle el protagónico al pelinaranja—. Pero primero, los líderes evaluarán al aspirante que desea formar su propio escuadrón dentro de la organización.
Hwasa se puso de pie, tomó el micrófono que le era ofrecido y de manera inmediata informó a la organización los datos del aspirante.
—Amox, veintitrés años —inició, todos escuchaban en silencio—. Trece años de formación, cuatro como asesino a sueldo —sonrió ladeada—. Ningún fallo registrado hasta el momento. Desea crear el escuadrón de misiones especiales, el cual se caracteriza por ser mixto en sus trabajos; desde un simple hackeo, hasta el más complicado asesinato —hizo una pausa—. La inscripción está bajo el Dragón Negro, con la fidelidad completa al triángulo.
—¡Es un omega!
Tras el grito de uno de los subordinados todos los demás le siguieron. Unos llenos de burla, otros de incredulidad y repugnancia, pero era más que obvio el disgusto que tenían de solo pensar en la posibilidad de tener un compañero siendo omega.
—¡Silencio! —la orden de Hwasa fue acatada de manera inmediata—. No importa el puto rango que tenga, más sí lo que va a ofrecernos —sentenció con rudeza, no hubo objeción alguna—. Hoseok —llamó, el pelinaranja la miró—. Haz pasar a Amox.
Nuevamente las puertas fueron abiertas y por ellas ingresó el mencionado y la causa de tanta polémica. Amox caminó tranquilamente, podía escuchar con claridad los insultos y abucheos que la multitud hacía para él; una sonrisa que quedó oculta tras su máscara se asomó, finalmente había llegado el momento de enseñarles quién era.
Se posicionó en la arena de combate, todos los reflectores iluminaban su cuerpo dejándole indefenso de las múltiples miradas. El pelinegro se centró únicamente en los tres líderes, los cuales estaban con un semblante indescifrable.
—Amox —el mencionado miró atentamente a la pelinegra que lo llamó a través del micrófono—. Antes de iniciar te haremos unas preguntas, y queremos verdad en ellas.
El asesino tomó el micrófono que Hoseok le ofrecía para responder.
—¿Eres completamente fiel? —preguntó Siwon—. ¿O es algún método de engaño que te ha resultado bien?
—Mi fidelidad está en las personas que se ganan mi respeto —respondió el chico.
—¿Has tenido entrenamiento previo? —preguntó Yoongi, sabía los alcances del asesino, pero quería conocer acerca de su formación.
Amox sonrió. —Fui entrenado bajo el mando de Morlov.
Un jadeo grupal que no pudo ser contenido ahogó en las altas paredes. Morlov era el alfa más poderoso y despiadado de la mafia rusa; ni siquiera el triángulo había obtenido alianzas con él, ¿Cómo era posible que alguien tan solitario como Amox le conociera? No tenía sentido alguno, pero quizá también aquello explicaba el talento innegable que el chico poseía.
—¿Por qué hiciste la solicitud para un nuevo escuadrón? —preguntó Hwasa, una mirada traviesa surcando en sus ojos.
—Mi trabajo ha sido impecable —inició, mirando con aires de superioridad a todos los presentes, pero sin dejar de lado la dosis de sumisión que necesitaba—. Todos estos años me he formado, se puede decir que tengo gran talento en lo que hago y sería un desperdicio no aprovecharlo —sonrió de lado—. He ahí mi motivo.
—¿A cuántas personas has asesinado? —quiso saber Yoongi, la curiosidad brillando en sus ojos oscurecidos por el poder.
Amox le miró directamente, y con toda prepotencia respondió, añadiendo un encogimiento de hombros.
—Cuando llegué a las mil personas, dejé de contar.
Observó la sonrisa satisfecha adornar cada rostro en los líderes. Entonces supo que ya era el momento, más el pedido de Hwasa se encargó de confirmarlo una vez más.
—Quítate la máscara.
La orden de la morena fue clara; Amox la miró unos segundos más, luego su mirada se trasladó a un ansioso Siwon que no disimulaba la emoción que sentía por conocer su identidad; para finalmente encontrarse con aquella mirada oscura que le traspasaba hasta el alma.
Ante la reticencia que el asesino mostraba, Yoongi habló. —Dentro de poco tendrás tu primera prueba, si vas a pertenecer a nuestra organización, será libre de máscaras —una sonrisa lobuna adornó las facciones del alfa—. Se acabó el juego y los misterios, ahora muéstranos quién eres en verdad.
Amox hizo una pequeña inclinación; su corazón latía frenético a causa de la adrenalina que su cuerpo estaba conteniendo. Sus manos se libraron rápidamente de la capa que lo cubría, la tela aterrizó en el suelo y bajo la atenta mirada de todos los presentes fue soltando la máscara que hasta ese momento lo había mantenido en un oscuro anonimato.
Los líderes se sentaron con sus ojos puestos en el chico frente a ellos; los movimientos de Amox eran lentos y seguros, no había temblor en sus manos y sus aromas permanecían serenos. El chico estaba dispuesto a demostrar quién era, y ese simple conocimiento les llenó de una euforia indescriptible.
Llegó un momento en el que la máscara estuvo en el rostro por el simple hecho de que las manos del asesino la mantenían sujeta. Amox inclinó la cabeza y poco a poco la fue retirando, sus ojos estaban fijos en sus botas de cuero mientras desnudaba su rostro, y solo cuando sintió el frío viento golpearle las mejillas supo que lo había hecho.
El sonido que la máscara provocó al caer quedó grabado en cada uno de los presentes.
Lentamente, Amox fue levantando el rostro; los reflectores dieron de lleno con él, y cuando su rostro fue reconocido por todos en el lugar, fue que el verdadero caos se desató.
Un caos silencioso, donde la exaltación de los aromas hablaba por cada uno de los presentes.
Siwon sentía la garganta seca mientras sus ojos seguían clavados en aquel chico; su mirada se encontró con la de Hwasa quien estaba igual de sorprendida que él.
Tenía que ser una jodida broma.
El gruñido que Yoongi dejó escapar tensó por completo el ambiente, los presentes observaron con suma cautela al alfa pelinegro, el cual no había despegado la vista del chico libre de misterio. Los aromas del purasangre se alzaban llenos de furia, sus manos apuñadas y mandíbula tensa eran las mínimas señales de toda la tormenta que estaba azotando el interior del líder del Dragón Negro.
La euforia que en un inicio sintió se había borrado por completo. Su bestia rugía descontenta ante el nuevo conocimiento, y sus ojos enrojecidos por la furia se encargaban de mutilar cada parte que componía el cuerpo del hijo de perra que le veía con soberbia desde la arena de combate. Una risa ronca emergió de sus labios, Yoongi admite que cayó en la trampa, pero ahora el chiquillo estaba bajo sus reglas y en un juego que él mismo había creado.
No había manera de escapar.
Aquella traición la haría pagar lentamente hasta robar cada pedazo de cordura. El alfa le regaló una sonrisa que fue estúpidamente correspondida, y quizá Amox también lo sabía y por eso sonreía; sintiéndose invencible y vencedor por haberle visto la cara de imbécil durante tanto tiempo.
Porque aquel frente a sus ojos no era un asesino sanguinario; aquel era una maldita peste, el responsable de los instintos de su bestia y el que creía conocer como la palma de su mano.
Desde su lugar Amox miró con deleite las mandíbulas desencajadas de cada uno de los presentes. Sus ojos vagaron hasta que nuevamente se encontraron con los oscuros de Yoongi.
Sonrió con travesura, provocando que la ira del alfa aumentara.
—Alfa —canturreó con toda la diversión que sentía.
La mente de Yoongi calibró de manera equivocada; sus ojos se perdieron en aquellos bicolores que le acariciaban de manera insana, sintiendo el gruñido furibundo de su bestia enjaulada que demandaba un poco de sangre de aquel jugoso fruto que sonreía para él.
Y fue entonces cuando lo aceptó. Aceptó quién era verdaderamente aquel asesino oculto tras la máscara, aceptó la astucia que tuvo para envolverlo en sus redes y aceptó haber perdido en aquel primer juego.
Porque mientras los demás veían a un hermoso joven de facciones delicadas y mirada oscurecida...
—Park Jimin.
Él veía a su fruto prohibido; aquel capaz de enloquecerle, tan peligroso y hermoso que no era capaz de controlarse por completo; con nuevos deseos naciendo de lo profundo de su pecho, unos que involucraban sangre y muerte.
Porque Amox era Jimin, el mismo omega que había devorado hasta el cansancio, y el mismo que ahora quería destrozar entre sus garras hasta convertirlo en nada.
Una última sonrisa compartida por ambos amantes, sabiendo que la lucha por la dominación y supervivencia apenas iniciaba; esta vez igualados y sin máscaras que les diesen ventaja. Yoongi ahora conocía los alcances de su víctima, así como el mismo omega estuvo seguro de sus alcances al crear aquella jugada perfecta que lo dejó como vencedor, desencadenando las herramientas necesarias para el inminente deseo de aquel par de monstruos que mostraron su verdadera esencia.
El deseo de la venganza y placer involucrados con el rugir latente de sus bestias desatadas.
¡AAAAAAAAAAAAAAA!
Aquí está el capítulo que tanto esperaban, la revelación de Amox se ha dado, y con ella inicia su etapa dentro del triángulo.
Creo que la mayoría ya lo suponía, pero aún así espero haberles sorprendido un poco.
Vine dejando pistas desde el capítulo 2, eran pocas y bien escondidas pero me siento orgullosa al saber que varios de ustedes las notaron y se atrevieron a compartirlas conmigo por DM.
La pista final estaba en el capítulo 19, les comenté que revisaran con atención porque ahí estaba la respuesta. Como prueba se las traigo:
Los Banners de ese capítulo tienen escrito esto 👇🏻
¡Una chica lo notó el mismo día que publiqué ese capítulo! Debo decir que me sorprendió mucho.
Y bueno...
Les presento a Amox en todo su esplendor.
Por cierto, el vestuario de Yoongi es exactamente el que muestra en la portada. Aquí se las dejo para que se hagan una mejor idea.
Vestuario de Siwon.
Vestuario de Hwasa.
YOONGLH💀
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